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~Capítulo 14 : Usado.

Unas horas antes:

Asmita cepillaba su suave y sedoso cabello rubio con entusiasmo, miraba su silueta en el pequeño espejo que tenía en su habitación, si bien no tenía prendas de fina seda quería verse lo mejor posible para su amado Defteros, miro el reloj y se dió cuenta que solo faltaban unos minutos para su encuentro con su amado.

Era de noche y debía salir sin que su familia lo notará, apenas tenía 16 años era un niño según sus padres. Por ello no lo dejaban salir al menos de que se tratara de entregar pedidos a zonas cercanas, abrió la puerta con sumo cuidado y camino de puntitas el menor ruido podría despertar a su padre y no quería eso.

Una vez fuera de la panadería se permitió sonreír en todo su esplendor, moría de ganas por ver a su prometido, amaba a Defteros con toda la intensidad de su inocente corazón, le entrego aquel tesoro que juro cuidaría celosamente para la persona indicada.

Su corazón, su amor, su cuerpo.

Eran los tesoros que tenía, el no era de clase alta. No tenía riquezas dinero o bienes materiales que compartir, pero tenía mucho amor para dar y para Defteros eso era más que suficiente. Su primo Fudo que es su confidente y estába enterado de su romance con un hombre de 22 años le advirtió que ese sujeto solo quería quitarle la virginidad para después botarlo como simple basura...sus palabras aún rondaban su mente.

—"Asmita no seas iluso—El de hebras verdosas suspiró, su primo le acababa de contar sus aventuras con ese sujeto y se temía lo peor—El es un hombre rico, puede tener a quien guste a sus pies, además ¿No está comprometido con el Señorito Degel Versau?—Pregunto mirando al rubio con reproche".

—"Si primo ¡Pero ese es un compromiso arreglado! Defteros me ama y me pidió matrimonio... nos vamos a casar—Sonrió con tanta sinceridad que Fudo se sintió mal por romper sus ilusiones".

—"Hiciste mal en haberte entregado a ese hombre...lo más seguro es que desaparezca de tu vida por qué ya le diste eso que el quería, eres muy inocente Asmita... Nadie en su sano juicio dejaria a Degel. Un chico rico y bello por un panadero—Asmita sintió sus ojos húmedos pero no derramaría ni una lágrima —No quiero ser cruel contigo...solo soy sincero".

—"Te equivocas Fudo... Defteros me ama. El me lo dijo y me lo demostró, no se ha ido de mi lado y está noche nos veremos, el no me uso—Sonrió negando estaba seguro que su amado no le mentiría".

—"Eso espero Asmita...eso espero".

Se deshizo de sus absurdas dudas y siguió caminando con entusiasmo, se reprendió mentalmente por poner en duda el gran amor que le profesaba el moreno, apresuró sus pasos con ansias de verlo, de sentirlo y saber que nunca se iría de su lado pero cuando llegó al lugar acordado...

Defteros no estaba.

Le extraño un poco pues el siempre es de llegar a la hora acordada, pero no sé preocuparía. Lo más seguro es que le ocurrió un percance y llegaría en cualquier momento, se sentó en la grama a esperarlo.

El frío empezaba a calar sus huesos...nunca sentía frío pues Defteros lo abrazaba pero en estos momentos el no estaba, había pasado más de una hora y el heleno no hacía acto de presencia, no quería irse pues seguramente el llegaría en cualquier momento disculpándose por su tardanza, deseaba que así fuera.

Una lágrima salió de su ojo izquierdo, tenía miedo...

Para este instante de sus zafiros salían lágrimas como manantial, Defteros no llego...el nunca más llegaría. Todas esas palabras hermosas fueron mentiras, todas esas caricias eran vacías, Fudo tenía razón, el era un hombre guapo y adinerado jamás se fijaría en un niño pobre.

Solo lo uso.

Lloraba como un niño al que le roban su juguete...se sentía sucio y usado, se entregó sin pensarlo a alguien que no lo amaba, entrego su virginidad como un animal en celo, jamás debió confiar en el. Jamás debió creer sus palabras llenas de miel.

En verdad se imaginó viviendo una vida hermosa junto a ese hombre, se imaginó a ambos tomados de las manos en un altar y teniendo una enorme familia, en verdad creyó en su propuesta de matrimonio, pero muy tarde se vino a dar cuenta de su ingenuidad, ahora el daño estaba echo.

Se levantó de la grama, esa misma que fue testigo de su entrega, de su burla...limpió sus lágrimas una vez más y comenzó a caminar rumbo a su hogar, el camino era empedrado y resbaladizo nunca lo noto por qué la mano de Defteros lo sostenía protegiéndolo del peligro, nunca noto muchas cosas que hoy se veían más claras que el agua del manantial.

Dió un paso en falso.

Por andar sumido en sus pensamientos no noto la piedra que estaba frente a él, por consecuencia tropezó y calló por el barranco...

Caía. Tal como lo hizo con los engaños de ese hombre que aún amaba, sintió el golpe y la conciencia escapar ente un último suspiro sin embargo no dolía tanto como su corazón.

Actualmente la sonrisa de Kardia desapareció por completo al darse cuenta del estado del rubio, sus manos se movían torpemente sin saber cómo tomarlo, podría empeorar su situación si lo agarraba mal pero tenían que atenderlo cuanto Antes, lo acomodo en su caballo y volvió a galopar, el andar del animal fue tan veloz que estuvo en la mansión Antares justo cuando el sol salía por completo.

—¡Mani ayúdame!—Grito con el joven inconsiente en brazos, por suerte Degel lo curo o de otro modo jamás hubiese llegado.

—Que demo...—Iba a reprochar por semejante escándalo a tempranas horas de la Mañana pero su oración quedó en media frase al darse cuenta del estado de su patrón y la silueta que este sostenía, tal como se temía la reunión no salió del todo bien—Kardia...por los dioses ¿Que le pasó a este niño?  ¡Y tú por qué tienes tanto  rojo!...¿Eso es una cortina?—Grito exasperado, ver tanta sangre y raspones lo ponía nervioso.

—Esto no es nada para mí—Sonrió orgulloso, pero de inmediato cambio su semblante al darse cuenta de la situación—Hay que atender a este chico cuanto antes... Mani necesito que llames al Doctor.

El italiano asintió y se apresuró a buscar al curandero, Kardia acomodo al rubio en el sillón y se encaminó a cambiarse de camisa, nadie podía saber que Kardia Antares estaba herido en su antebrazo pues sería muy sospechoso que justo el día anterior un soldado lastimo en esa misma zona a un 'bandido'.

El doctor llegó instantes después y se puso a hacer su trabajo, Manigoldo entonces detallo más al chico que yacía en el sofá.

—¿Kardia que le sucedió al joven Bossi?—Le susurró al de hebras azules buscando llamar su atención sin que lo notará el médico, normalmente los criados no le dirigían la palabra a sus patrones y estos solo les hablaban cuando querían algún mandado—¿Y la reunión?

El heleno se alejó un poco del sofá para poder responder sin ser escuchados—La reunión fue un éxito, estoy dentro pero tuve que salvar a los Caprino y un niñito me disparó, después fui a dónde Degel y lo ví...—Se relamio los labios al recordar aquella escena en el baño, pero no diría eso—Lo ví durmiendo y se rompió la máscara use una cortina para después...—Interrumpido.

—No te entiendo un carajo, a todas estas ¿Que hace Asmita en este estado?—Pregunto esperando esta vez entender algo de lo que decía el heleno.

—¡Tú lo conoces!—Grito tan fuerte que llamó la atención del médico, tosió un poco e hizo como si nada, el mayor no le dió importancia y siguió con lo suyo.

—Claro que lo conozco, el me atiende cuando voy a comprar el pan—Aclaro.

—Que bien...ya sabemos de dónde es—Suspiro aliviado— cuado venía para acá lo encontré tirado en el suelo.

—He acabado de curar al joven Señor Antares—Llamo la atención de ambos peli azules el canoso hombre—Esta fuera de peligro pero tiene fracturas graves y heridas abiertas que deben ser atendidas para evitar infecciones, aquí está el recipe del medicamento que debe consumir, el reposo debe ser   absoluto, me retiro.

—Muchas gracias doctor, la paga le llegará hoy mismo en la tarde a su buzón ¿Puedo trasladar al joven?—Pregunto esperando una afirmativa.

—Se podría en carruaje evitando saltos bruscos—Concedio saliendo por el umbral de la puerta, tenía mucho trabajo en el comando pues al parecer un bandido atacó a los soldados—Buen día me retiro.

Cuando el hombre salió ambos suspiraron y se dirigieron al sillón, el rubio seguía dormido y estaba vendado por doquier, los sedantes eran muy fuertes y seguiría de ese modo por un largo rato.

—Mani por favor ayúdame a alistar un carruaje, tenemos que llevarlo con su familia—El italiano volvió a salir y Kardia tomo en brazos cuidadosamente al rubio para dirigirlo al vehículo.

Después del trayecto Kardia estaba frente la panadería Bossi con el menor aún en brazos, Manigoldo tocó la puerta y está fue abierta inmediatamente por un pelirrojo que se veía sumamente angustiado.

—Por los dioses...—Shijima no podía creer lo que sus ojos observaban—¡Kaiser!—Llamo a su esposo.

No tardó mucho en aparecer un rubio con mirada amenazante, quitó de las manos de ese hombre a su hijo y después de entregárselo al pelirrojo le dió un buen puñetazo a Kardia que lo hizo perder el equilibrio y caer.

—¡Qué demonios le hiciste a mi bebé infeliz!—Le grito molesto al desorientado heleno que sobaba su mejilla, iba dispuesto a matarlo a golpes pero Manigoldo se interpuso en su camino.

—Wow Tranquilo viejo, mi patrón solo lo salvó, estaba a pie del barranco muy herido—Explico el italiano y el ojiverde al notar a Manigoldo se tranquilizó para pasar a estar avergonzado.

—Lo siento mucho...estábamos muy preocupados ¿Como puedo pagarle esto que ha echo por nosotros?—Inclino un poco su cabeza mostrando agradecimiento.

—No se preocupe Señor Bossi, no me debe nada, espero el Señorito se mejore pronto—Kardia les sonrió sinceramente.

—Muchas gracias joven, es usted un ángel caído del cielo—El pelirrojo le sonrió con lágrimas en sus ojos zafiro.

Manigoldo y Kardia se marcharon tranquilos, Kaiser tomo a su primogénito en brazos para llevarlo a su cuarto donde lo puso delicadamente, Asmita comenzaba a tomar conciencia, estaba confundido. No sabía que había sucedido al abrir completamente sus párpados noto que estaba en su habitación con sus padres mirándolo preocupados, además sentía que un carruaje lo arrolló. Esa sensación de desorientación duro muy poco pues a su mente volvió a llegar su realidad.

Defteros no lo amaba y solo lo utilizo.

Empezó a sollozar ante la mirada preocupada de sus progenitores que solo se encargaron de abrazarlo preocurando no lastimarlo, no le preguntaría nada por el momento pero el responsable de la tristeza de su niño pagaría con lágrimas de sangre.

~🌿~

—¡Sean libres!

Como se había hecho costumbre en el último mes, el enmascarado hacia de las suyas, en esta ocasión Kardia se encontraba liberando de un encarcelamiento injusto a varios pueblerinos que no tenían para pagar los impuestos.

—¡Atrapenlo! ¡Es solo uno! ¡Tras el!—Los soldados lo perseguían inútilmente, el siempre salía librado con facilidad.

Montó su caballo desapareciendo de la vista de los frustrados uniformados, se le estaba haciendo tarde para la celebración que organizó 'su querido gobernador' el pueblo lo coreaba como su héroe pues así lo sentían.

—¡Que viva el enmascarado!

—¡Que viva!—Respondian todos con entusiasmo mientras reían y corrían huyendo de los soldados que no lograban atraparlos.

~🌿~

—Que barbaridad...—Comento el patriarca de la finca Versau en medio del desayuno, Degel y Albafica que lo acompañaban levantaron su mirada poniendo atención—Un enmascarado está poniendo de cabeza la paz se Atenas.

El menor que estaba tomando jugó lo escupió grotescamente y comenzó a toser.

—¿¡Degel estás bien!?—Pregunto preocupado Mystoria mientras veía como su hijo tosia como desquiciado y Albafica le daba palmaditas a su espalda.

—Si padre, Estoy bien—Dijo más tranquilo.

Le sorprendió la mención de su enmascarado, aquel hombre que le robaba los suspiros y ocupaba sus pensamientos. Este lo visitaba seguido a horas de la madrugada, le robaba un beso y se iba como brisa de otoño.

Era tan interesante...

—Hoy es el aniversario de la creación del pueblo ateniense, estén listos para la tarde. Iremos a una reunión—Informo levantándose de su asiento.

~🌿~

En la gobernación...

—Señor Hades volvió a escapar—Daba el reporte uno de los soldados temblando como gelatina, ahogo un grito cuando una copa sé estrelló en la pared.

—¡Son unos incompetentes! Es un maldito hombre ¡Uno! Tienen que atraparlo y ponerlo en la orca—Gritaba a todo pulmón, un estúpido enmascarado estaba como piedra en su zapato—¡Largate!

El hombre se fue corriendo y Hades tomo asiento en la silla gubernamental, se sirvió un trago de vino y lo degustó lentamente.

—Te voy a atrapar infeliz...cuando descubra quién está detrás de ese antifaz esa persona se arrepentirá de haber nacido, nadie se mete con el gobernador...un payaso enmascarado no podrá conmigo.

Se levantó dispuesto a arreglarse, tenía una reunión a la cual asistir.

Gifer1710🌟






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