Capítulo 8- La propuesta.
— Entonces, cuéntame sobre estos días— exhortó la Dra. Callen y Jihwa respiró profundamente, no había tocado los temas más importantes durante dos sesiones ya, era hora de hablar profundo.
— Las pesadillas continúan, cada que cierro los ojos, o cuando dejo de concentrarme en mi alrededor, vuelvo a sentir sus manos sobre mi cuerpo— Jihwa tembló ligeramente, estirando las mangas grises de su abrigo hasta cubrir casi completamente sus dedos— pero estos días ha sido más fácil distraerme— añadió, sorprendiendo a la doctora, quien mantiene el rostro impasible aunque por dentro toma nota de cómo se relajan las facciones de su paciente.
— Háblame al respecto— indicó, manteniendo una pose despreocupada y profesional que infunde confianza. Jihwa jugueteó con el borde de la manga unos segundos antes de pasar la lengua por entre sus labios y hablar.
— Conocí a alguien— admitió sin despegar la vista de sus dedos— coincidimos en el proyecto de la escuela, me había ayudado antes, es el chico que me devolvió a Makki y me llevó en el taxi. Me salvó de unos pandilleros y de repente se dio a la tarea de ser mi chofer particular— Jihwa se rascó nerviosamente detrás de la oreja, sin saber cómo expresar el resto— Es extraño. Sabe respetar mis límites, me ayuda y nunca fuerza su persona o hace preguntas innecesarias. Parece tener mal carácter y no es sincero con sus palabras, no enteramente al menos, expresa las cosas de una forma que te deja pensando si te quiere ayudar o dejar tirado, pero si le prestas atención te das cuenta de sus verdaderos motivos. Es como un cubo rubik, tienes que observar bien el patrón para entender la posición y movimiento, me resulta muy interesante, pero confuso.
— ¿Confuso cómo?— inquirió la terapeuta, notando el interés obvio de Jihwa en su nuevo amigo.
— Tenemos este proyecto juntos donde él tiene que hacer un diseño de arquitectura basado en algo que me guste, pero ni siquiera yo sé qué me gusta ahora mismo— expuso Jihwa con frustración— Hemos intentado hablar, pero el tema se corta rápidamente. Mi apartamento no tiene decoraciones personales y yo…no sé ni quién soy ahora mismo, menos aún en qué puede él basar el diseño. Es frustrante.
Durante unos segundos el despacho permaneció en silencio, la Dra. Callen se limitaba a observar a Jihwa y él recordaba cada intento fallido de mostrar algo que ayude a Yahwi a hacer el proyecto. Se mordió el labio con frustración, jugueteando con el borde inferior de su suéter.
— ¿Por qué mejor no intentas conocerle a él?— sugirió la doctora, Jihwa levantó la mirada intrigado por la sugerencia— Puede que mientras lo conoces vayas entrando en confianza y puedas notar cosas de ti mismo, ya sean nuevas o viejas, que te ayuden a irte redescubriendo.
— Pero no sería yo mismo— repuso Jihwa preocupado.
— ¿Por qué no?— rebatió la terapeuta— El ser humano está en constante evolución y cambio, lo que vivimos y pensamos va transformando quienes somos poco a poco, eso no significa que seamos menos nosotros mismos. Cuando descubres que algo no te gusta, o por el contrario, que algo sí te gusta, esto se añade a la larga lista de cosas que te conforman como persona, y si tus gustos o manías han cambiado, simplemente has seguido evolucionando. Es normal.
Jihwa meditó durante varios segundos las palabras de la Dra. Callen, notando que tenían cierta lógica. ¿Tenía miedo? Estaba aterrado, redescubrirse a uno mismo no era una tarea fácil para alguien que apenas si podía mirarse en un espejo, pero si quería tener un futuro, fuera cual fuera, tenía que intentarlo siquiera. No quería admitirlo, pero Yahwi bien podía ser el único amigo que pudiese llevarlo en una dirección correcta.
oOo
Yahwi estaba frustrado, lo único que había podido adivinar de Jihwa, además de la obvia agresión que había sufrido, era que adoraba a Makki y que era muy retraído. No es que pudiese culparlo ni nada similar, pero sí dificultaba bastante su trabajo.
No ayudaba en nada que genuinamente quisiera impresionar al chico, le parecía alguien con un vacío interno tan profundo como el suyo mismo y no podía evitar sentir un instinto de protección hacia él. Quizás fuera producto de todo lo que estaba viviendo él mismo y lo sensible que se encontraba, pero se negaba a permitir que nadie más lastimara al joven.
Dándole una profunda calada a su cigarro, le envió un mensaje a Jihwa para saber si podían verse, intentaba que se encontrasen una vez al día, diariamente, pensando que tal vez de esa forma podría descubrir algo del muchacho. Su plan iba sin éxito hasta el momento. Unos segundos después una notificación le avisó de la respuesta de Jihwa.
Estoy saliendo de la consulta de terapia.
Yahwi elevó la ceja en un gesto curioso y algo sorprendido, era capaz de deducir qué hacía Jihwa con su tiempo cada martes y sábado, en ese horario de la tarde en que desaparecía de todo sitio localizable, pero que el chico lo admitiera era algo inusual e inesperado. El pensamiento de que tal vez eso era justo lo que necesitaba para profundizar más en quién era Jihwa le cruzó la mente, por eso no meditó mucho su respuesta al mensaje.
Mándame la dirección, te pasaré a buscar.
Yahwi se colocó una chaqueta negra encima de su pulóver azul oscuro, a juego con su pantalón negro y zapatos, tomando las llaves del auto y saliendo del apartamento cuando entró el mensaje de Jihwa con la dirección. No decía más que eso y Yahwi no necesitaba más.
Salió del edificio a paso firme, entrando en su auto y conduciendo con la facilidad que solo él tenía, dejando que su mente se enfocara solo en la carretera. Ya había pasado por varios sustos en momentos anteriores, cuando sus pensamientos habían divagado sin control ni forma, arriesgándolo a un accidente. Treinta minutos después parqueó el auto enfrente de la clínica para salud mental MentalCallen, dirigida por la familia Callen.
Bajó del auto observando en derredor, no veía a Jihwa por ninguna parte, por lo que emprendió una caminata por los alrededores en busca del pelicastaño. Esperaba que le tomara más encontrarlo, pero solo tardó tres minutos en dar con una imagen que no esperaba. Jihwa estaba sentado en uno de los bancos que se hallaban detrás de la edificación de la clínica, usaba sus audífonos y observaba tranquilamente todo lo que lo rodeaba.
Sin embargo, lo que tocó profundo a Yahwi fue la expresión pacífica y relajada en el rostro del menor, y fue esa paz la que hizo que Yahwi no se moviera de su lugar, diez metros más atrás, durante más de diez minutos, observándolo tranquilamente. Un pensamiento apareció en su mente sin controlarlo, allí, con menos preocupaciones y tensión en su expresión, Jihwa se veía hermoso.
Las alarmas de su cerebro se encendieron apenas pensó eso. No, no podía opinar así ni siquiera de manera objetiva, cualquier vínculo era un peligro para sí mismo en esos momentos. Toda su solidaridad era meramente por el proyecto, nada más. Frunciendo el ceño, enojado consigo mismo, Yahwi caminó la distancia que los separaba, anunciándole a Jihwa su presencia cuando estuvo a dos metros de distancia.
— Empezaba a creer que me habías dejado plantado— comentó Jihwa como saludo, haciendo un espacio para Yahwi en el banco, sin embargo, Yahwi no se movió.
— ¿Por qué no te fuiste entonces?— preguntó, internamente desconcertado por la forma de pensar del menor.
— Porque te has ganado el beneficio de la duda— afirmó Jihwa tranquilamente y la expresión del rostro de Yahwi se relajó— Siéntate— aun carente de la palabra por favor, la voz dulce de Jihwa hacía obvio que era una petición, no una orden. Yahwi dudó un segundo antes de recorrer la distancia y tomar asiento a su lado.
— ¿No vamos a irnos?— inquirió Yahwi, sin comprender el pensar de Jihwa en lo absoluto, cada que empezaba a meditar lo que podría estar pensando el chico, se daba cuenta de que no tenía ninguna información para poder lograr una conclusión coherente.
— Estuve pensando en el proyecto— comentó Jihwa, ignorando la pregunta de Yahwi totalmente— no puedo mostrarte quién soy, porque ahora mismo no lo sé. Mi terapeuta sugirió que podías mostrarme quién eras y a través de conocerte a ti, yo podría reencontrarme a mí.
Yahwi mantuvo silencio mientras escuchaba a Jihwa hablar, aun cuando el chico no lo miraba, Yahwi no retiraba la mirada de su rostro, era de cierta forma fascinante encontrarlo así de relajado.
— En los cuarenta minutos que llevo aquí sentado, me he dado cuenta de algo. Tú tampoco sabes quién eres— Yahwi se tensó cuando escuchó a Jihwa afirmar eso con tanta certeza, sin un rastro de duda en su sentencia— Puede que creas que lo sabes, pero es obvio que no. No podemos conocer al otro sin conocernos a nosotros mismos y no podemos mostrarnos al otro sin saber qué mostrar— declaró finalmente, dejando salir un suspiro que a Yahwi le impresionó entusiasta.
— ¿Qué sugieres entonces? Porque darme por vencido no es una opción— la voz firme de Yahwi cuando dictó su posición hizo a Jihwa mirarlo, no obstante, su propia expresión tranquila no se alteró en lo absoluto, siendo adornada por una sonrisa ligera que hizo a Yahwi sentirse mal por la forma brusca en que había hablado.
— Supuse que dirías eso— aseguró Jihwa con tono triunfal— Yo tampoco estoy dispuesto a rendirme, así que te tengo una propuesta— Yahwi asintió, haciéndole saber a Jihwa que tenía su absoluta atención— Cada uno hará una lista con actividades que considere que ayudan a mostrar nuestros gustos y personalidades, posteriormente haremos pequeños recortes doblados con esas listas y las pondremos en una bola de cristal que agitaremos cada día, rotándonos para sacar un papel. Ese día haremos la actividad dispuesta, al final de cada actividad deberíamos de tener más claro qué nos gusta. ¿Qué dices?
Yahwi suspiró por lo bajo, analizando rápidamente pros y contras de semejante sugerencia. Jihwa no tenía otra forma de mostrarse y Yahwi ni siquiera sabía por dónde empezar. No sirve de nada tener una meta si no sabes qué camino tomar para llegar a ella.
Cerró los ojos con expresión resignada, no tenía mejores ideas y esa parecía ser la única oferta sobre la mesa. Durante varios segundos intentó convencerse a sí mismo que el motivo por el que aceptaba, sin siquiera querer tomarse el trabajo de pensar en algo mejor, era porque estaba cansado, y no tenía nada que ver con la expresión expectante y relajad de Jihwa cuando lo propuso, tan en contraste con su melancólica expresión usual.
— Está bien— aceptó con voz cansada— Hagámoslo.
oOo
Estaban sentados en la sala del apartamento de Jihwa, no se sentía enteramente cómodo en muchos lugares fuera de ese, así que Yahwi había propuesto ese lugar directamente. Se habían sentado en el suelo, alrededor de la mesa central de la sala, y ambos observaban fijamente la bola de cristal, similar a una pecera redonda, que se hallaba en el medio, llena de papelitos rectangulares perfectamente doblados con las actividades que habían tardado día y medio en organizar.
Inmediatamente luego de terminada la consulta de Jihwa, Yahwi lo había ido a recoger y enseguida había conducido hasta allí, para minutos después encontrarse en esa situación.
— Tomaré los martes, jueves y sábados— anunció Yahwi sin siquiera consultarlo, Jihwa lo miró con extrañeza.
— Si la idea es mía, ¿por qué debería dejarte a ti escoger?— repuso el pelicastaño, cruzándose de brazos y haciendo que su suéter dos tallas más grande, de color verde oscuro, cayera en péndulo desde sus brazos.
— No es que realmente importe, pero quiero esos días— insistió Yahwi, encendiendo un cigarro y desviando la mirada.
— No has sido insistente en nada referente a esta idea, el cambio es muy raro— comentó Jihwa, observándolo fijamente con expresión intrigada. Yahwi fingió no prestarle atención, pero luego de cinco minutos con aquella mirada marrón fija en él, una cierta ansiedad se instauró que terminó haciéndolo hablar.
— Tus citas de terapia son los martes y sábados— puntualizó Yahwi, mirando fijamente por la ventana hacia afuera— Pensé que sería mejor para tus consultas si, cuando fueras, pudieras contar la experiencia del día anterior como tuya— finalizó, dándole una larga calada al cigarro y sosteniendo la mirada en la nada. Jihwa se quedó observándolo impactado durante algunos segundos, antes de relajar sus facciones con una sonrisa tranquila y meditabunda.
— Tomaré lunes, miércoles y viernes— informó Jihwa, decidiendo no decir nada de la bondad de Yahwi, pues podía verlo bastante cohibido con ello.
— Entonces el primero soy yo— comentó Yahwi, apagando la colilla de cigarro y tomando la esfera en las manos.
La agitó durante algunos segundos, insistencia de Jihwa a la que cedió cuando este aludió a que era el dueño de la idea, y luego la depositó nuevamente en la superficie de madera, introduciendo su mano y sacando un papelito.
— Ábrelo— indicó Jihwa y Yahwi pudo notar como le entusiasmaba la idea, parecía un niño pequeño e inquieto. Lo desdobló con paciencia, provocando a Jihwa sin que este lo supiera, para luego leer la actividad y sonreír al notar que era una de las suyas— ¿Y bien?
— Ir a una librería a comprar libros— dijo, dejando el papel encima de la mesa para que Jihwa lo tomase y pudiera leerlo. Una sonrisa burlesca apareció en el rostro de Jihwa.
— Bueno, eso debe de ser interesante— Yahwi notó algo que no había visto antes, la forma en que el labio de Jihwa se alzaba en un esbozo de una media sonrisa cuando hablaba en ese tono con un ligero trasfondo malvado, y a Yahwi eso le pareció…curioso.
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Hola pequepinkypitufibolas, aquí estoy.
¿Qué les parece el capítulo? ¿Opiniones y sugerencias?
Por favor, no dejen de darme su estrellita y comentar para saber si voy por buen camino.
Dicho esto, pasen al siguiente capítulo, traje actualización doble por la demora.
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