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Capítulo 6- La defensa.

Jihwa estaba intentando hacer sus tareas pendientes, pero cada que trazaba cualquier línea o intentaba plasmar una idea, su mente se quedaba totalmente en blanco. No lograba concentrarse, llevaba ya una semana de esa forma, tenía que hallar una solución pronto o no habría manera de ganar el proyecto.

Después de aquella conferencia introductoria, Jihwa sufrió una crisis de pánico, su hiperventilación se controló por la ayuda de Yahwi y eso fue todo lo que hablaron ese día, poco después de que él volviese a respirar normalmente, el de ojos amarillos dio media vuelta y salió del lugar. Se habían encontrado un par de veces, pero después de que Jihwa intentara infructíferamente huir, Yahwi fue quien decidió evitarlo.

Un suspiro cansado salió de su boca mientras se estiraba hacia atrás en la silla, iban bien, no se conocían de nada, pero al menos podía hablar cómodamente con alguien y sus propios miedos le habían jodido aquello. No le temía a Yahwi exactamente, solo que no lograba imaginarse exponiendo lo que le gustaba verdaderamente, para que el otro hiciera un proyecto basándose en eso. Era algo ridículo.

El maullido suave de Makki lo sacó de sus pensamientos, el gatito se restregaba entre sus piernas, quedándose finalmente sentado frente a él, mirándolo fijamente. Jihwa tembló, los ojos de Makki le recordaban a los de Yahwi, esa mirada que parecía estar descifrando cada pequeña cosa que hacías, desnudándote hasta el mismo centro de ti mismo. Sacudió la cabeza para apartar esos pensamientos.

— ¿Tienes hambre, pequeño?— le preguntó al gato, acariciándolo— Veamos qué hay para ti.

Con algo de lentitud se puso de pie, caminando hasta los estantes de la cocina, donde solo encontró lo último de la lata de comidas para gatos, no había ido a hacer las compras esa semana. Se rascó la cabeza en un gesto frustrado, sirviéndole en su pequeña vasija la comida que quedaba y acariciándole la cola.

— Tendré que ir a buscarte comida o no tendrás desayuno— comentó, su terapeuta había tenido razón, hablar con Makki como si fuera una persona lo ayudaba— Pórtate bien, volveré pronto.

Jihwa caminó hasta su habitación, cambiándose el cómodo pijama por unos pantalones azules, un suéter negro y un abrigo gris. Se puso las botas y salió de la casa a paso lento, aun cojeaba, pero ya iba aminorando y la tienda donde compraba la comida de Makki quedaba a unas diez cuadras de su edificio, le gustaba caminar porque le servía como ejercicio y no podía seguir gastando tanto dinero en taxis, pronto necesitaría encontrar otra opción.

A medida que caminaba, iba pensando en todo lo que había pasado desde que había llegado a Nueva York, había sido difícil, pero de alguna forma seguía tropezándose con Yahwi, quería disculparse con él sobre lo que había pasado esa semana. Ambos necesitaban ganar ese proyecto y ahora mismo Jihwa era el mayor problema de los dos, pero no sabía cómo resolverlo exactamente.

Embotado en su mente, llegó a la tienda antes de darse cuenta, compró varias latas de comida para Makki y un chocolate para él, pagó a la amable cajera que afortunadamente era una mujer, eso lo hacía más fácil para él, y emprendió el camino de regreso.

Había caminado tres cuadras cuando vio a cuatro chicos que venían por su lado de la calle. Su respiración se alteró inmediatamente, no tenía cómo esquivarlos, no quería tocarlos, pero no había espacio. Estando a menos de dos metros Jihwa decidió apartarse, pegándose a la pared para que ellos pasaran, pero su pulso se disparó cuando uno de los últimos del grupo, en lugar de pasar de largo como los demás, se detuvo delante de él.

— Pero mira que cosa más linda tenemos aquí— con esas palabras, una pesadilla viviente se desató para Jihwa.

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Yahwi estaba frustrado, había intentado hablar con Jihwa un par de veces, ambos necesitaban arreglar aquel problema ya que perder no era una opción, no para él al menos. Su nivel de estrés había subido considerablemente en la última semana, llegando a fumar el doble incluso.

Phill le había intentado convencer de que fuera a hablar con el chico en algún momento, quizás había algún motivo por el cual le asustaba aquella idea de compartir sus gustos. Yahwi solo le había gruñido al teléfono como protesta, no se lo había explicado al rubio, pero era obvio que sí había un motivo.

Yahwi no era estúpido, los hematomas, la cojera, las heridas abiertas, la forma en que rehuía de cualquier contacto humano, cualquiera notaría qué le había pasado a Jihwa. Por eso era que no insistía, no quería recordarle a quien le hizo eso en lo absoluto, ni por un solo puto segundo.

—¡Mierda!— exclamó cuando fue a sacar otro cigarro y encontró vacía la caja. Ahora tendría que ir a buscar más.

Con otro gruñido de frustración, de esos que se le habían vuelto tan comunes últimamente, Yahwi se vistió con unos pantalones negros, un suéter blanco y una chaqueta negra por encima, saliendo de la casa y bajando en el ascensor hasta el parqueo en el sótano del edificio. Hacía tres días se había comprado un auto, detestaba el transporte público.

La verdad es que no necesitaba el auto para comprar cigarros, pero manejar lo calmaba y ayudaba a poner las cosas en perspectiva, así que luego de conducir siete minutos hasta la tienda y comprar sus cigarros, Yahwi empezó a conducir sin rumbo ninguno, dejando que su mente lo guiara sin explicaciones.

Había estado durmiendo mal, seguía teniendo esos sueños en los que se sentía devastado, pero no lograba recordarlos. Ocasionalmente se había visto recordando a Jooin, en esos momentos en que sus muros mentales bajaban y su imagen volvía a su mente con fuerza, pero rápidamente volvía a luchar contra eso, no podía permitirse pensarlo, tenía que seguir adelante.

Por eso se había centrado tanto en la situación con Jihwa, era lo único que lograba mantenerlo ocupado lo suficiente como para que no lograse pensar en más nada. Apretó el volante del auto mientras chistaba con la lengua, maldita fuera su vida y sus decisiones absurdas, hubiese sido mejor no haber reencontrado a Jooin.

Ese pensamiento se afianzaba en su cabeza cuando lo vio, aquella cabellera castaña, ese cuerpo menudo agachado en el suelo, evitando todo contacto con los cuatro hombres que estaban a su alrededor. No estaba seguro, pero algo le gritaba que sí era Jihwa y no lo pensó dos veces antes de frenar el auto, bajándose rápidamente y dirigiéndose hacia ellos.

— ¿Qué coño hacéis?— preguntó con aquel tono agresivo y ronco que adoptaba cuando la furia empezaba a dominarlo.

— ¿Eh?— uno de los hombres giró hacia Yahwi, mostrando su rostro con una cicatriz extraña que marcaba su pómulo hasta su barbilla— Este no es tu asunto. ¡Lárgate!

— Con gusto, pero primero— comentó Yahwi, marcando el número de la policía y sin quitarle los ojos de encima a los hombres, no podía permitir que se acercaran más a Jihwa, un solo roce podía ser devastador.

— ¡Tú, imbécil!— uno de los hombres, el pelirrojo que usaba un extraño pañuelo en la cabeza, se abalanzó sobre él.

Yahwi logró evitar el golpe, manejándose para darle un puñetazo por la mandíbula que hizo al hombre trastabillar y caer, se volvió rápidamente hacia los otros, no podía darles la espalda. El moreno alto que se mantenía cerca de Jihwa se alejó, yendo hacia Yahwi, una vez más este intentó apartarse, pero en esta ocasión no le fue tan fácil.

El hombre vio sus intenciones y se desvió, golpeándole directo en las costillas y sacándole el aire. Yahwi se dobló por el golpe, pero aprovechó la posición para devolverle el golpe en el mismo punto, haciendo al hombre soltarlo y dándole otro golpe debajo de la mandíbula cuando se incorporaba.

Un golpe en su rostro lo desequilibró, haciéndolo caer contra la pared, no había visto al chico rubio que se le había acercado, recordaba vagamente que era el que más cerca había estado de Jihwa. Si había logrado alejarlo de él, eso era bueno.

Yahwi se preparó para el siguiente golpe, pero el sonido lejano de la policía llegando hizo que el cuarto chico, un muchacho bajito que se veía algo incómodo con todo, se acercara al rubio y lo convenciera de irse. Ayudaron a levantar a los otros dos y se alejaron poco antes de que la policía llegara, encontrando a Yahwi en el suelo, con dos golpes marcados y un Jihwa que seguía temblando, aferrado a sus rodillas y lloraba.

Yahwi fue quien se encargó de parte a la policía, aludiendo que su amigo estaba en shock y no podía comentarles nada, por algún motivo la policía lo aceptó, tomando declaración solo a Yahwi y asegurando que harían todo por encontrar a esos vándalos. Yahwi sabía que era poco probable, pero lo que le importaba era que Jihwa estaba a salvo.

A paso lento, haciendo que sus zapatos resonaran en el asfalto y anunciara su aproximación, Yahwi se acercó a Jihwa, que seguía temblando sobre la acera, cuando estuvo a un metro de él, se agachó quedando a su altura y se mantuvo observándolo, sin decir nada, por varios minutos.

— Gra…gracias— pronunció Jihwa entre sollozos mal contenidos, con su voz rota, se notaba lastimado, pero a Yahwi le parecía más psicológico que físico.

— ¿Te hicieron algo?— preguntó seriamente, moderando su voz para no hablarle de forma fría a alguien que se mostraba herido delante de él.

— Solo…— Jihwa negó con la cabeza mientras intentaba controlar sus lágrimas— se me acercaron y me decían las cosas que querían ha...hacerme— su voz se rompió al final y Yahwi sintió sus manos picar por el deseo de abrazarlo, pero sabía que eso solo lo haría peor para el chico.

Realmente estaba perdido, no sabía qué podría ayudarlo, pero comprendía que quedarse en el frío suelo de la acera no lo haría. Yahwi se puso de pie y caminó hasta su auto, abriendo la puerta trasera, el ruido hizo a Jihwa alzar la mirada ligeramente, observando como el de ojos amarillos dejaba la puerta abierta y se apoyaba en el capó del auto, fumando un cigarrillo de forma descuidada.

No necesitó decirlo o especificar, Jihwa lo entendió, se puso de pie y lentamente caminó hasta el auto, encerrándose dentro y dejando salir todo el llanto que tenía acumulado, mientras su salvador se limitaba a fumar y fingir ignorar los audibles sollozos.

Tomó más de media hora que Jihwa se calmara, cuando lo hizo, se limitó a quedarse dentro sin saber qué hacer exactamente. Yahwi esperó diez minutos de silencio, asegurándose de que no volviese a llorar, antes de entrar al auto lentamente y sentarse en el asiento del piloto.

— Te llevaré a tu casa— le anunció suavemente, solo entonces Jihwa reparó en el evidente golpe en el rostro de Yahwi, sintiéndose culpable y en deuda— No lo hagas— exigió en tono autoritario, mirándolo por el retrovisor. Jihwa lo miró extrañado, no sabía qué podía haber hecho que molestase a Yahwi— La culpa está escrita por toda tu cara, no lo hagas. Hice esto porque quise y bajo mi responsabilidad, no tiene nada que ver contigo.

Aunque Yahwi no lo miró, aun si sus palabras fueron duras, Jihwa reconoció la preocupación en él. Una sonrisa ligera que ocultó tras su mano, apoyando su codo en el borde de la ventanilla de auto, se formó producto de ese pensamiento. Yahwi era una persona muy interesante, parecía como un puzle, tenías que ir cuidadosamente analizando las piezas antes de tener una imagen clara de este y por algún motivo eso era relajante para Jihwa, que se sentía mejor cada que lograba descifrar algunas de sus actitudes.

Llegaron rápidamente al edificio de Jihwa, Yahwi frenó en el frente y esperó a que Jihwa bajara del auto, mirándolo extrañado cuando este abrió la puerta, pero no bajó.

— ¿Sucede algo?— preguntó, genuinamente interesado en los motivos del chico.

— ¿Puedes esperar aquí? Será un minuto, lo prometo— aseguró Jihwa, mirándolo con sus ojos hinchados y rojos que le recordaron a Yahwi a un gato bebé suplicante. Soltando un suspiro, Yahwi asintió con la cabeza, y Jihwa sonrió mientras bajaba del auto y apresuraba su paso tanto como podía.

— Ve lento— dijo Yahwi, bajando la ventanilla del auto— El colmo sería que por apurarte, te cayeras y tu cojera empeorara, yo puedo esperar— aunque su tono era desinteresado y no miraba directamente a Jihwa, este sonrió, notando la verdad detrás de esas palabras y sintiéndose igual de liviano que la primera vez que hablaron.

Yahwi estuvo esperando por 12 minutos, sin impacientarse, él mismo le había dicho que fuera a su tiempo, pero cuando Jihwa apareció nuevamente, con su abrigo en las manos y un paquete de curitas anchas de Hello Kitty, Yahwi genuinamente temió por sí mismo.

— Muchas gracias por todo lo que has hecho por mí hasta hoy— dijo Jihwa, parándose al lado de la ventanilla de Yahwi.

Era lo más cerca que habían estado nunca y por algún motivo, al de ojos amarillos esto se le hizo muy íntimo. Quizás era diferente porque había una puerta de por medio.

— Te devuelvo tu abrigo, fuiste muy cortés al dármelo— Jihwa sostuvo el abrigo bien doblado por un extremo y Yahwi tuvo especial cuidado de no tocarlo al tomarlo de sus manos— Y esto es por el golpe, necesitas ponerle algo o se pondrá peor.

— No es necesario— repuso rápidamente, mirando con desdén las caras moradas y rosas de Hello Kitty— cuando llegue a casa me pondré hielo o…

— Por favor, esto ayudará a tu piel, son para eso— insistió Jihwa y Yahwi volvió a ver la marca de la culpa en el chico. Suspiró derrotado, hablar con él era más agotador que ejercitarse apropiadamente.

— Está bien, dame— cedió finalmente, extendiendo con calma la mano, donde Jihwa dejó caer la cajita con las curitas. Yahwi usó el retrovisor para observar lo que hacía, poniéndose aquel parche médico infantil que tanto contrastaba con su rostro— ¿Contento?— preguntó bruscamente, pero a Jihwa le parecía un niño haciendo pataletas.

— Sí, mucho— y esa forma calmada de decirlo, con sinceridad, hizo que Yahwi lo mirase, relajando su propia expresión y asintiendo con la cabeza— Nos vemos mañana en la Universidad.

— Nos vemos— fue lo último que dijo antes de arrancar el auto, alejándose de aquel chico tan raro, con una promesa de por medio y un acercamiento del cual ninguno de los dos fue plenamente consciente. Finalmente habían empezado a cruzar la línea que los separaba.

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Pequepinkypigufibolaaaaaaaas, HELLO KITTY.

🤣🤣🤣ando estúpida hoy, no me hagan caso.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó?

Ya sé que Jihwa tiene mala suerte, pero...bueno, lo único que diré es: sujétense bien, vienen turbulencias.

No sé ustedes, pero a mi me emociona mucho escribir el fanfic, especialmente después del camino que la obra original ha tomado y la forma en que hacen sufrir a mi señor gato bello, por eso, hoy les traigo otro capítulo, lo subiré en unos minutos, porque Wattpad es malo conmigo y no me deja subirlo ahora junto con este, así que estén atentas. 😊😊😊

Recuerden dejar su estrellita y su comentario, sus opiniones me ayudan a saber si estoy dirigiendo bien el fanfic o tengo que cambiar algo.

Spoiler: Jooin, Caín y Phill aparecen en el siguiente capítulo.

Besooooos.💚💙.

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