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Capítulo 5- La casualidad.

El fin de semana había sido un borrón extraño para Yahwi, durante el día se limitaba a estudiar y preparar diferentes proyectos que quería presentar, cualquier cosa que le asegurara adelantar su graduación con méritos máximos, y los tiempos libres estaban llenos de libros profundos que mantenían su mente ocupada de cualquier pensamiento.

El problema eran las noches, cada que lograba conciliar el sueño, a su mente venían imágenes difusas y dolorosas emocionalmente, al despertar solo quedaba la opresión en el pecho y el dolor de cabeza, pero ningún recuerdo de lo que había soñado. Por eso había dormido poco y solo cuando estaba extenuado, pero le había afectado. Se sentía agotado física y mentalmente, además de tener un gran estrés.

Cuando su alarma sonó ese lunes, desde su cuerpo hasta lo más recóndito de su mente gritaban por quedarse en cama, pero no lo haría. Se levantó, realizó su rutina diaria matutina y se vistió con unos pantalones grises, una camisa azul zafiro y un abrigo de estilo americana, a juego con el pantalón.

Luego de verse medianamente presentable, se fue a la puerta, colocándose los zapatos de vestir carmelitas y saliendo del apartamento con su carpeta, donde llevaba todos los documentos necesarios para las clases y sus futuras aspiraciones.

Ese día también tenía pensado comprar un auto, no pasaría el resto de su tiempo en Nueva York usando taxis, un pensamiento que se afianzó cuando demoró tres taxis en lograr detener uno que lo llevase a la universidad.

El sitio era el corazón de aquella ciudad, un lugar de vida y evolución, todo desprendía un ritmo acelerado que aturdía un poco a Yahwi, acostumbrado a otro estilo de vida. Tardó 15 min en dar con la oficina del Decano de su facultad, quién ya lo esperaba de antemano muy ansioso, el expediente de Yahwi era impresionante y él se sentía encantado de poder tener un estudiante así en la universidad.

— Buenos días, bienvenido a la Universidad de Nueva York, soy el decano Matthew Brigdett, lo estaba esperando— le saludó aquel hombre mayor, enfundado en un traje azul oscuro y con canas resaltantes.

— Buenos días, me alegra estar aquí— aseguró Yahwi educadamente, estrechando la mano del Decano como era costumbre en ese lado del mundo.

— Tengo entendido que en su antigua Universidad le explicaron sobre este proyecto de intercambio— comentó el Decano Brigdett, a lo que Yahwi asintió— Hemos traído estudiantes de diferentes universidades del mundo para participar, presentarán sus trabajos en conjunto y la mejor propuesta seleccionada tendrá el lujo de verse realizada en físico, bajo su propio mando y control, obteniendo todas las ganancias que ello representa.

Yahwi meditó la información nuevamente, era una competencia abierta donde participaban varios integrantes de diferentes lugares, demostrando quién era el mejor, y el ganador se llevaba el premio de su primer trabajo, no solo eso, obtenía el poder económico para montar su propia compañía.

Esto era lo que más motivaba a Yahwi, se negaba a participar en los planes de poder de su abuelo y no pertenecería a la compañía sin importar cuánto insistiera el viejo. Ganar era su única opción.

— Entiendo— aseguró Yahwi, luego de los segundos de meditación mental, solo entonces reparando en un detalle— ¿Ha dicho “presentar los trabajos en conjunto”?— preguntó, mostrándose algo confundido.

— Oh, es cierto— inició el Decano Brigdett, pero se vio interrumpido por un toque ligero en la puerta— Adelante— la puerta se entreabrió, mostrando la figura de la esbelta pelirroja que era secretaria del Decano.

— Decano Brigdett, disculpe la interrupción, pero me indicó que le avisara en cuanto llegase el otro chico— anunció la secretaria en tono conciliador.

— Claramente, déjalo pasar— indicó el Decano.

Yahwi observó en dirección a la puerta y sintió un nudo en la garganta al verle. Una sonrisa ladina se formó en su rostro, la vida tenía que estarle jugando una mala broma. Entrando al despacho del Decano Brigdett, cojeando, todavía con hematomas y vistiendo unos pantalones de mezclilla sencillos y un suéter que le quedaba muy grande, de un gris deprimente, estaba el chico al que había visto en dos ocasiones diferentes y cuyo nombre todavía desconocía.

— Buenos días, lo estábamos esperando, soy el Decano Matthew Brigdett— dijo el mayor, poniéndose de pie y estrechándole la mano al joven, que se había demorado en llegar frente a él por quedarse aturdido mirado a Yahwi. La vida era rara, pero le había dado una oportunidad de encontrar a aquel buen chico, agradecerle y devolverle el abrigo.

— Buenos días— saludó Jihwa, dándole la mano al hombre y posteriormente inclinándose hacia Yahwi, quien se había puesto de pie y le devolvía la inclinación. No había podido detenerlo esta vez, aun cuando era visiblemente doloroso aquel gesto.

— Me alegra que ambos coincidieran, eso nos ahorra tiempo— explicó el Decano mientras los tres volvían a tomar asiento— Primero las presentaciones, Señor Go, este es Park Jihwa, un estudiante de intercambio de Diseño gráfico, quien también aceptó nuestra propuesta para el proyecto a última instancia. Señor Park, este es Go Yahwi, estudiante de intercambio de Arquitectura, viene por el mismo motivo.

Ambos chicos se miraron unos segundos, analizaban si debían de hacer cualquier gesto que revelara que se conocían, pero la verdad era que un par de coincidencias no hacían a dos personas conocidas, así que decidieron callar, memorizando cada uno el nombre del otro.

— Como le decía al señor Go, el proyecto consiste en una presentación en parejas. Dado que ambos sois los últimos en entrar por la tardanza en sus respuestas, las parejas ya han sido establecidas, por lo que ambos seréis compañeros— explicó el Decano pausadamente— Hoy en la tarde habrá una reunión para explicar en qué consiste todo, en vuestros horarios está la dirección y hora. Éxitos— al notar que el Decano había concluído, ambos chicos se pusieron de pie, le dieron un apretón de manos como despedida y salieron de la oficina en silencio.

Caminando por los silenciosos pasillos del edificio principal de la facultad, Yahwi podía escuchar sin problemas los pasos lentos y sin ritmo de su compañero. En qué momento al universo se le había vuelto una necesidad hacerlos encontrarse en todos lados. Al menos ya sabía su nombre, algo bueno considerando que ahora compartían una meta juntos y para todos sus objetivos de vida, necesitaba que Jihwa hiciera su parte.

El aire frío los recibió a la salida y Jihwa tembló ligeramente. Yahwi siguió caminando hasta llegar a uno de los bancos dispuestos, donde tomó asiento y esperó los segundos necesarios para que Jihwa hiciera lo mismo, dejando una visible distancia entre ambos.

— Muchas gracias, por lo de la otra vez— Jihwa fue el primero en hablar, se notaba nervioso, pero Yahwi no comentó nada al respecto.

— No te preocupes por eso— respondió, restándole importancia— ¿Cómo está Makki?— no era una pregunta que usualmente hubiese hecho a un perfecto extraño, pero de cierta forma no eran ajenos uno al otro. Además, se había prometido intentar ser mejor persona.

— Está bien, juega mucho y ya toma leche solo, me calma bastante eso, gracias por preguntar— respondió Jihwa con voz dulce.

Se relajaba con Yahwi, quizás fuera porque él nunca había sobrepasado el límite de espacio personal, no había hecho preguntas incómodas y en general lo había ayudado, pero respetando su privacidad. Yahwi lo observó un momento antes de asentir, mostrando que lo atendía.

— ¿Sabes a qué hora es la reunión? Mi celular se descompuso y tengo que entregar una carpeta de documentos en la facultad de ingeniería— comentó Jihwa, no queriendo abusar de la amabilidad del Yahwi, que lo miró interrogante antes de sacar su celular, observando el horario.

— Es después de almuerzo, en el anfiteatro 243— informó con la seriedad que lo caracterizaba.

— Entiendo, muchas gracias, nos veremos allí para apuntar las indicaciones y después podremos organizarnos para trabajar en el proyecto— dijo Jihwa poniéndose de pie y despidiéndose de Yahwi, que simplemente asintió de manera afirmativa, viéndolo alejarse a paso lento y doloroso.

En ese mismo instante, un mar de chicos que salían en el intercambio de clases empezaron a moverse. Incluso desde su posición Yahwi pudo notar el miedo en Jihwa, la forma en que se retraía e incluso cuando tambaleó, a punto de caerse, solo por esquivar sus cuerpos y alejarse de ellos tanto como podía. Una molestia creció dentro, era obvio para él que el chico tenía problemas para siquiera estar cerca de alguien.

¿Por qué no era obvio para esa manada de salvajes que ignoraban sus desesperados intentos por evitarlos y seguían pasando como si nada?

Yahwi hizo un chasquido de molestia con la lengua, poniéndose de pie y caminando en dirección a Jihwa, parándose a su lado y dejando una distancia entre ambos, haciendo de escudo ante cualquiera de los mocosos sin sentido de la orientación y el espacio. Cuando la muchedumbre de chicos quedó atrás, Jihwa se giró hacia Yahwi, todavía algo nervioso, para darle las gracias.

— No me agradezcas— espetó Yahwi antes de que él pudiese hablar— Si sabes que tienes un problema con ello, deberías de ser más cuidadoso— le reprochó, no estaba molesto con Jihwa, pero no podía ir pateando a cada persona con la que sí lo estaba, así que solo quedaba hacer al chico más consciente del peligro— Esos animales salvajes no van a detenerse, tienes que aprender a buscar estrategias para evitarlos— dijo.

A Jihwa le costó diferenciar si lo estaba defendiendo o acusando de algo, pero pudo ver la molestia en la mirada de Yahwi, fija en el gran grupo que se mostraba lejos, y sonrío levemente. Reconoció que el chico tenía la personalidad de un gato arisco y poco juguetón, pero que igualmente se preocupa.

— Vamos, te acompañaré hasta la facultad de ingeniería— comentó Yahwi, pasando la mano por su cabello y tirándolo hacia atrás, Jihwa anotó en su refugio mental que ese gesto parecía hacerlo cuando estaba frustrado, además, percibió las marcas de la mano de Yahwi, parecía haber tenido puntos.

— Muchas gracias— agradeció nuevamente, mirando a Yahwi, que solo empezó a caminar.

Durante el trayecto Yahwi se limitó a ir unos pasos por delante de Jihwa y hacer función de escudo las contadas ocasiones en que algunas personas se acercaron a ellos. Lograron llegar al edificio de Ingeniería, Yahwi esperó fuera de la dirección mientras Jihwa le daba la carpeta al Decano de esa Facultad, seguía sin entender nada sobre el tema, pero no tenía que profundizar en el asunto, cuando Jihwa salió se veía más relajado, aunque Yahwi notó que su cojera se había intensificado.

— Has pasado mucho tiempo de pie— puntualizó objetivamente.

— Lo sé, ahora me sentaré para el almuerzo— respondió Jihwa, que respiraba con dificultad por el dolor— Por cierto, ¿te puedo invitar? Has hecho muchas cosas por mí y la verdad me sentiría mejor— tan pronto como escuchó la propuesta pensó rechazarla, pero vio aquella expresión inocente, marcada con tanta maldad de alguien más, que no pudo.

— Está bien— accedió, aunque su tono sonó cansino, Jihwa notó como desviaba la mirada y sonrió.

No hablaron de nada, aun sin tener claro el motivo, simplemente no salió un tema de conversación después que ordenar cada uno su almuerzo, que consistió en hamburguesas simples, una malteada de fresa para Jihwa y un café frío para Yahwi.

Pese a la falta de comunicación, ambos se sintieron tranquilos, Yahwi se sentía extrañamente alerta y a la vez relajado con el desconocido, mientras que Jihwa podía calmar sus nervios constantes sabiendo que Yahwi lo protegía, a su forma poco delicada.

Demoraron el tiempo necesario para que la pierna de Jihwa mejorara, y luego partieron al anfiteatro, tardando veinte minutos en llegar por la cojera de Jihwa, quien pensó que Yahwi lo dejaría atrás, pero este ni siquiera lo mencionó en ningún momento.

Al entrar, Jihwa caminó directamente por la última hilera, sentándose en el extremo más apartado, donde nadie se le acercara. Por instinto, Yahwi lo siguió, ocupando un asiento dos puestos al lado del suyo y matando con la mirada a cualquier estudiante que siquiera pensara en ocupar alguno de esos lugares.

Cuando todos estuvieron allí, finalmente una profesora alta, de tez oscura y brillante cabello al estilo afro entró en el sitio, reclamando toda la atención en su elegante traje rojo.

— Bienvenidos sean todos a nuestro proyecto especial “Create the dream”, soy la profesora Cassandra Alonso y seré la instructora principal. Como ya sabéis, se llevará a cabo en parejas conformadas por un estudiante de arquitectura y uno de diseño gráfico. Combinaréis vuestras vocaciones y conocimientos, los arquitectos diseñarán, los de diseño gráfico harán su magia digital y al concluir los seis meses lo presentaréis juntos ante un tribunal preparado, en el cual se encontrarán representantes de grandes compañías constructoras que apoyarán el mejor proyecto para llevarlo a la realidad.

Hasta ese momento la explicación era lo que Yahwi esperaba, no sabía qué tan bueno fuera Jihwa en su carrera, pero estaba seguro que incluso si el chico llegaba a ser pésimo, él podría encargarse de todo. Como si lo hubiese llamado mentalmente, Yahwi percibió que el muchacho lo miraba, por lo que tuvo que contenerse seriamente para no voltear en su dirección.

— La temática de vuestras creaciones no es enteramente libre— continuó la profesora— y ese precisamente es el reto— Yahwi se tensó, había algo en el tono de ella que lo hizo encender sus alarmas— Ninguno de ustedes se conoce, pero tendrán que hacerlo, para este proyecto, el diseño tiene que ser algo que verdaderamente le guste a vuestro compañero, que lo represente, que nos transmita un sentimiento y nos haga entenderlo. Puede ser lo que ustedes quieran, pero tiene que tener esa condición. Tenéis menos de seis meses para conoceros, idear un diseño, establecerlo y que los que diseño gráfico nos lo presenten como buena oferta. No hay límites, sé que todos haréis grandes trabajos. Hemos concluido.

Jihwa podía percibir a las personas agradeciendo, levantándose y saliendo del sitio, sin embargo él estaba anclado al asiento, observando al frente con expresión de terror.

Abrirse a alguien era algo que él no podía hacer en esos momentos, su corazón martillaba y sentía un pitido en los oídos. Este proyecto era la solución a su vida y desde el primer día ya lo superaba, no podía, un total extraño no podría llegar a conocerlo. Su respiración se aceleró y él empezó a boquear por aire, no le mostraría nada de sí mismo a nadie nunca más.

Sentía que perdería la cabeza pronto, y eso hubiera pasado, si en ese instante no hubiese caído en sus muslos una bolsa de papel cartucho, que él rápidamente tomó, llevándola a su rostro y respirando en ella, calmando lentamente la crisis de hiperventilación que había tenido.

Solo entonces vio que la persona que le había tirado la bolsa era Yahwi, quien lo observaba con expresión neutra, pero no se retiraba ni desviaba la mirada, como si verdaderamente estuviera preocupado. Ninguno sabía sobre la condición del otro, pero por dentro, ambos estaban aterrorizados ante este nuevo reto.

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Holiiiis, iba a actualizar anoche, pero me vi con Wattpad modo crisis y no me dejaba actualizar.

¿Qué me dicen del capítulo? ¿Les gustó? Se que la historia va algo lenta, pero cuando tienes tantos traumas y acabas de vivir algo tan fuerte como estos chicos, no simplemente te tiras de cabeza desde el acantilado, directo al agua de las emociones. Espero que igualmente les este gustando.

Dicho eso, ya saben, dejen su estrellita y comenten qué opinan del capítulo. Besitoooos, pequepinkypitufibolas. 💖💞💖

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