Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 46- El conteo final.

La vida te da y te quita en partes iguales, cuando más feliz eres, las cosas simplemente se desmoronan. Yahwi entró a su casa llamando a Jihwa, venía de recoger la nueva lápida de Makki, había muerto con 20 años, en la cama especialmente hecha para él, con su familia humana rodeándolo, acompañándolo hasta el último momento.

Jihwa había hecho una depresión severa después de aquel momento, teniendo que retomar sus terapias, Yahwi lo había apoyado durante todo el proceso, él y Myeong-Suk entendían perfectamente que Jihwa tenía una estabilidad emocional frágil, por lo que el luto por cualquiera a quien amase siempre lo afectaría más, fueron meses de comprensión y apoyo extremo.

Makki fue enterrado en el jardín de la casa, tuvo un servicio fúnebre y una lápida donde grabaron el epitafio: “Si el paraíso me abre las puertas, sé que estrás allí para recibirme”.

—Jihwa, ya recogí la nueva lápida de Makki —dijo, soltando su bolsa en el perchero y caminando hacia el cuarto —Sé que la otra tiene un valor sentimental, pero está muy gastada, igual podemos guardarla —continuaba hablando, sus pasos llevándolo directo al estudio de Jihwa.

La puerta cedió ante sus manos, mostrando una imagen que dejó a Yahwi momentáneamente congelado. Sus pies corrieron al lado de Jihwa, quien estaba desmayado en el suelo, la silla volcada mostraba que se había caído intentando pararse, su cuerpo laxo no respondía a las llamadas desesperadas de Yahwi, su respiración era lenta y su piel estaba pálida. Yahwi sentía la adrenalina correr por sus venas, el mundo quemándose hasta las cenizas mientras el dolor lo cubría todo. Su mente avanzó lo suficiente como para llamar a emergencias, y luego esperó.

Por primera vez en 26 años juntos, Yahwi comprendió la desesperación de Jihwa aquella trágica Navidad. La espera se arrastraba por el tiempo con garras rasguñando la entereza mental de Yahwi, su único pensamiento siendo una plegaria para que Jihwa estuviera bien, para que no pasara nada malo.

Culpaba al exceso de trabajo, quizás no cuidó de él lo suficiente, permitiéndole excederse algunas noches aunque sabía que era demasiado, puede que tuviera más que ver con algo que tomó o tal vez no estaba comiendo lo suficiente. Yahwi buscaba desesperado una explicación, algo a lo que aferrarse, culpándose por no prestar suficiente atención.

La llamada en la puerta lo hizo regresar a la realidad, sus piernas cansadas por los años haciéndolo ir lo más rápido posible para abrirle a los paramédicos. Todo se convirtió en una nube borrosa de sucesos después de eso, en un instante estaba en la puerta viendo a los paramédicos llevarse a Jihwa en una camilla, luego conducía a toda velocidad permisible hasta el hospital, después vino la letárgica espera desesperante y finalmente, un médico parándose delante suyo. Yahwi lo supo, el semblante del doctor le recordaba a aquella noche en la que Myeong-Suk nació, como prefería recordarlo en lugar de pensar en la muerte de Jiyu.

—Tiene un tumor cerebral —señaló el médico, mostrándole la imagen en la pantalla. Lo había pasado a una habitación privada, donde solos ellos dos conversaban mientras Jihwa se mantenía inconsciente en una cama, siendo atendido por un grupo de médicos y enfermeras del más alto nivel y preparación, tal cual Yahwi se había asegurado.

—¿Hay algo qué se pueda hacer? —preguntó, observando los ojos firmes del médico —Por favor, tiene que haber algo —suplicó, una esperanza, eso era todo lo que pedía.

—Está en una zona muy delicada del cerebro, debe de haber tenido síntomas por un tiempo considerando la localización y el tamaño —explicó el médico, su mirada compasiva revolviendo el estómago de Yahwi —Me temo que no hay forma de operarlo, podríamos intentarlo, pero el daño sería irreparable, no podríamos extraerlo completo y su esposo eventualmente no lo lograría.

No lloró, de alguna forma logró componerse lo suficiente como para caminar sereno hacia la habitación donde Jihwa estaba, ordenando que en el momento en que estuviera estable lo trasladaran hacia el hospital del cual eran accionistas.

Tardaron cerca de tres horas y media en tener a Jihwa totalmente compensado, pero finalmente lograron trasladarlo, con Yahwi preparando condiciones en el hospital donde los médicos oncólogos dispusieron de una reevaluación del caso y nuevos exámenes. El pronóstico se mantuvo igual de letal, Yahwi se desmoronó.

Sus manos sostenían las de Jihwa, afuera ya había caído la noche y aunque sabía que estaba mal, Yahwi seguía sin avisarle a nadie en la familia. Myeong-Suk había regresado de una gira por Francia para una presentación de su última colección hacía menos de 24 horas, él sabía que ella simplemente caía rendida.

Phill y Cain estaban de vacaciones en alguna playa de Suramérica, Ae-ri y Woo-Bin estaban trabajando en juntas importantes esa semana y Kang-Dae se había ido de viaje familiar para celebrar las notas magníficas de Min Byok, una propuesta de Sabrina muy convincente. Yahwi no quería molestar a nadie, además, no sabía qué decirles, porque llamarles significaba admitir una verdad que todavía no aceptaba.

—No me gusta verte con el ceño fruncido —la voz suave y marcadamente rota captó la atención de Yahwi, quien lo miró en silencio durante unos segundos —No me mires con esa expresión dolida, me rompes el corazón —comentó Jihwa, Yahwi mostrándose impasiblemente roto delante de él —¿Qué tan malo es? —preguntó finalmente, notando que el dolor reflejado en esos ojos amarillos, que se mantenían tan juveniles como cuando lo conoció, no podía deberse a un desmayo casual.

—¿Por qué no me dijiste que te habías estado sintiendo mal? —le acusó Yahwi, el dolor disfrazado con la rabia que impregnaba sus palabras —Sé todos los síntomas, Jihwa, el médico me los explicó, no pudiste pasarlos por alto, así que dime por qué no me los dijiste.

—Pensé que sería estrés, estamos trabajando en el proyecto del nuevo hospital y me abstraje tanto que creí que sería por eso —respondió suavemente Jihwa, viendo las nubes de tormenta opacar la mirada de Yahwi —¿Cuánto tiempo tengo? —era una pregunta lógica, no necesitaba un diagnóstico para saber que su tiempo se estaba acabando.

—Tres meses, seis sí hacemos el tratamiento —confesó Yahwi, sus ojos culpando a Jihwa, porque su dolor no le permitía comprender que nada hubiese podido salvarlo.

—Creo que me iré más temprano de lo esperado, mi amor —comentó Jihwa y Yahwi se rompió.

Las lágrimas se desbordaron, sus puños apretaron las sábanas que cubrían a Jihwa, los sollozos rompieron el silencio de forma descontrolada mientras su cuerpo temblaba entre espasmos. Jihwa simplemente lo arrulló, la nana que Yahwi le había enseñado, esa que le cantó a Myeong-Suk durante toda su infancia, era tarareada lentamente, un vago intento de calmar el dolor que destrozaba al hombre que amaba.

La culpa llegó a Jihwa, no por callar sus síntomas, sino porque incluso su propio cuerpo era un arma de destrucción para aquellos a quienes amaba. Yahwi había perdido tanto en su juventud, que Jihwa no podía perdonarse quitarle algo más, pero la vida no le daba otra salida. La sentencia era final.

En algún punto de la madrugada Jihwa se durmió, sus dedos enredados en los mechones oscuros con inicios de canas que era el cabello de Yahwi, y este simplemente lo observó durmiendo, aceptando esa imagen hermosa de Jihwa descansando, como si el mundo no estuviera colapsando para ellos.

El sol entraba por la ventana con sus primeros rayos cuando Yahwi finalmente pudo volver a moverse, su cuerpo resintiendo el tiempo prolongado de quietud, sus pasos lo llevaron al balcón para fumadores que había en esa planta, sus manos buscaron un cigarro y el encendedor.

La ironía de ser él quien menos se cuidaba y a la vez el más sano calando dentro de él, haciendo que la inspiración profunda cargada de nicotina fuera el doble de placentera y torturadora. Sacó su celular del bolsillo, pasando por encima de todos sus contactos sin saber exactamente a quién llamar, hasta que su mente dejó de razonar y simplemente tocó el número por instinto, llevando el celular a su oído y esperando.

—¿Yahwi? ¿Tienes idea de qué hora es aquí? —protestó Cain al contestar, su voz somnolienta marcada con molestia.

—Jihwa está muriendo —soltó Yahwi, haciendo que la frase penetrara en su propia consciencia como la nicotina en sus pulmones.

Cain permaneció en silencio demasiado tiempo, pero no importaba, Yahwi no lo había llamado para que le diera palabras de aliento, sino porque se encontraba solo con algo que lo superaba de todas las formas posibles y necesitaba a alguien en quien confiar. Aunque su yo joven jamás hubiese contado con Cain como opción, el Yahwi adulto había vivido más con el inglés, aun llamándolo chucho, no podía negar que lo quería y de alguna forma, no fue sorprendente para él que su primera opción al dejar de pensar fuera Cain.

El sonido de alguien al lado de Cain hablando entre susurros se transmitía por el audífono, pudo percibir que Cain susurraba una respuesta y un ahogado jadeo de impresión rompió el silencio, Phill ahora lo sabía.

—Iremos para allá ahora mismo, no estás solo en esto, ninguno de los dos. ¿Me entiendes? —bramó Cain por el teléfono, el énfasis enérgico de sus palabras transmitía todos los sentimientos que fluían de él. Quizás por eso había llamado a Cain, porque donde él se había quedado paralizado, el rubio no tenía reparo en demostrar con toda intensidad lo que sentía.

—Os estaré esperando —dijo Yahwi de forma monocorde, su mente negándose a más que eso.

                          oOo

Si alguna vez Yahwi tuviese que describir el infierno, sin dudas detallaría ese momento que estaba viviendo. Su hija aferrada a sus brazos, arrodillada en el frío suelo porque sus piernas no soportaron la impresión de la noticia, él impotente ante la situación, Killian parado detrás, sabiendo que acercarse a Myeong-Suk no era una opción, Cain mirándolo todo como un guardián mientras Phill estaba sentado en un sillón de la esquina, llorando.

Podía ver por la puerta entreabierta a Ae-ri gesticular mientras discutía con Kang-Dae, por lo que Yahwi sabía, hablaban de diferentes terapias y doctores, viajes a otros países. Él sabía más que eso, su esposo se negaba a cualquier tratamiento que prolongara su agonía, porque eso solo aumentaría la tortura de aquellos que lo verían deteriorarse y morir, por lo que no importaba cuánto ellos propusieran, Jihwa no cedería.

Los días siguientes fueron significativos, todos y cada uno de ellos entraron a aquella habitación de hospital e intentaron convencer a Jihwa de realizar alguna terapia, cualquier método desesperado que diera una esperanza de vida, pero él siempre se negó.

Myeong-Suk discutió con Yahwi por no insistirle más a Jihwa, por no exigirle como esposo que hiciera el tratamiento, Yahwi no contestó. Nadie lo comprendía, él estaba viviendo todo como si de repente lo hubiesen aislado, como un espectro en el mundo de los vivos, observando, pero incapaz de interactuar.

Cain fue quien se encargó junto con Kang-Dae de preparar las condiciones en la casa, en pocas horas el cuarto de Jihwa y Yahwi parecía una habitación de hospital, conservaba el aire hogareño que ellos habían impregnado en sus paredes por años, pero ahora tenía una cama especial, máquinas médicas por todas partes y una habitación abajo donde residiría una enfermera a tiempo completo.

Jihwa fue trasladado luego de una semana en el hospital, tenía varias prescripciones de medicamentos indicadas y una dieta rigurosa a seguir, porque su petición al médico fue que le dijera como mantenerse fuerte y estable tanto como pudiera.

Sabrina se quedó con Min Byok en Corea, porque alguien tenía que cuidar al niño lejos de ese ambiente denso, Woo-Bin fue con ella para tomar cargo de la empresa, pues Kang-Dae y Ae-ri se instalaron en la casa para encargarse de todo ante el obvio estado enajenado de Yahwi, quien se limitaba a estar al lado de Jihwa todo el tiempo, leyéndole, hablándole, viendo programas de televisión juntos.

De cierta forma eso parecía lo correcto, pero para permitir aquello ellos tenían que tomar el control. Phill se vio en la obligación de volver a Corea, no podía permitir que la compañía quebrase y él era el encargado de las tres sucursales asiáticas que Yahwi había abierto a lo largo de los años. Cain se quedó, encargándose de mantener el control en la casa. Myeong-Suk había dejado de pintar para regresar a vivir en la casa de sus padres, trayendo a Killian con ella, quien pasaba mucho tiempo con Cain ayudándolo en lo que pudiera.

Todos habían reorganizado sus vidas con el objetivo de ayudar a la familia a través de aquel proceso, porque de alguna forma todos formaban parte de ese gran árbol genealógico, eran engranajes en el gran sistema y se sostenían unos a otros.

Eso significaba ser una familia, estar juntos a través de todo aquel proceso, luchar y apoyarse unos a otros, porque eventualmente todos lo comprendieron, la negativa de Jihwa al tratamiento era precisamente por ellos, por no lastimarlos más a ellos, y con esa realización la ira disminuyó, dejando en su lugar el dolor y la aceptación. Era un hecho, el tiempo se cernía sobre ellos vertiginosamente, la cuenta atrás no se detenía.

******
No me maten, primero déjenme explicarme antes del linchamiento.

Prometí un final feliz, pero ¿qué es un final feliz? Todos tenemos muy arraigado en nuestra mente que final feliz es un final Disney, con la familia, la parejita y el vivieron felices para siempre, pero no siempre es así.

Yo les prometí un final feliz, y pienso dárselos. Se preguntarán cómo voy a darles algo así, cuando literalmente estoy matando a uno de los personajes principales, y yo les respondo que confíen en mí, que esperen.

Pienso que no les he decepcionado hasta ahora, entonces, antes de lincharme, denme la oportunidad de mostrarles mi versión de un final feliz.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro