Capítulo 40- El tiempo en casa.
El viento primaveral entraba por la ventana del estudio de la nueva casa, todavía era algo frío para la pequeña bebé de menos de un mes, pero Yahwi se había asegurado que la habitación de ella tuviera una temperatura constante adecuada para su tiempo de vida y en esos momentos ella estaba pacíficamente dormida, mientras él mantenía su puerta cerrada, evitando que ese viento llegase a más partes de la casa.
Su mirada corrió en derredor, observando la pared derecha de su estudio, donde habían fotografías colgadas en las que se veían a Jiyu y ellos cuando ella había llegado a Estados Unidos, Phill y él en Corea, Jihwa y Jiyu cuando eran jóvenes. Estas estaban acompañadas de fotos de las últimas semanas, Myeong-Suk saliendo del hospital y llegando al apartamento, el reguero que hubo durante esos días mientras Jihwa y Yahwi intentaban acostumbrarse a cuidar de un bebé. Ae-ri y Woo-Bin afortunadamente fueron de mucha ayuda, varias noches se quedaban con ellos para permitirles dormir.
Fue justamente idea de Ae-ri que se mudaran a una casa, si iban a residir allí de forma permanente lo mejor era que tuvieran todas las condiciones para una bebé, por lo que ella inició una búsqueda exhaustiva del mejor lugar hasta que encontró una casa amplia, de dos pisos, con un lindo jardín y las habitaciones suficientes para albergarlos a todos ellos cuando fueran a quedarse allí con la nueva familia.
Yahwi y Jihwa no tuvieron mucho que opinar al respecto, sobre todo con la decoradora de interiores que apareció prontamente para reformar todo, aunque para el gusto de ambos, la mujer se adaptó a sus indicaciones y la casa era todo lo que podían desear.
Durante ese tiempo todos habían pasado por un acelerado proceso de crecimiento y transformación. Jihwa y Phill iban al terapeuta y pasaban largas horas al teléfono los días en que tenían consulta para contarse como se sentían, fomentando una amistad impresionantemente fuerte, algo que Yahwi agradeció. Cain no se había retirado del lado de Phill en ningún momento, lo que causó que Yahwi terminase dándoles su antiguo apartamento para que se quedasen mientras Phill lo necesitara.
Curiosamente, debido a la cercanía creada entre Jihwa y Phill, Cain y Yahwi se vieron forzados a pasar mucho tiempo juntos, llegando incluso a quedarse solos con la bebé, un evento desastroso que hizo que Jihwa y Phill se encontraran la casa tan desordenada que parecía que un gran tornado había arrasado con todo dentro, pero la imagen de Cain y Yahwi con Myeong-Suk en el medio, los tres dormidos en un colchón en el suelo que nadie tenía idea de dónde habían sacado, era recompensa suficiente para que sus parejas no discutieran. Como castigo, Phill y Jihwa imprimieron la imagen a gran escala y decoraron una de las paredes de la casa con ella, alegando que ninguno de los dos podía quejarse.
Kang-Dae se había regresado a Corea, tenía que tomar cargo de todas las responsabilidades que el abuelo Go necesitase, aun cuando ni él ni Ae-ri le habían contado a Yahwi sobre su trato con el señor Go. Esto había dejado a Ae-ri con más carga encima a nivel de trabajo, pero eso la ayudaba a distraerse de los pensamientos de culpa que por momentos atacaban su mente, y cuando se estaba excediendo en sus horarios de trabajo, Woo-Bin se encargaba de buscarla y ayudarla a relajarse, haciendo que descansara.
Una de las cosas más difíciles de aquel tiempo había sido la llamada a los tíos de Jihwa, quienes no dudaron en culparlo a él de la muerte de Jiyu, pero que igualmente mostraron una frialdad incomparable ante la noticia. Jihwa había tenido una crisis aquella noche, haciendo que Yahwi lo llevase con urgencia donde la Dra. Calles, quien por la suma adecuada los recibió sin quejas. Myeong-Suk pasó un par de noches bajo el cuidado de Ae-ri y Phill mientras Yahwi se encargaba de la estabilidad de Jihwa, quien tuvo que retomar el ritmo de dos sesiones por semana bajo sugerencia de su terapeuta.
Al final, las cosas habían cogido su cauce, todavía había llantos ocasionales, momentos en los que Jihwa o Phill se quedaban mirando a la nada, visitas al cementerio casi semanales donde Jihwa hablaba durante horas a la lápida de Jiyu, contándole todo sobre Myeong-Suk y su crecimiento, pero ya no era tan terrible como la primera semana.
Un suspiro dejó sus labios, observando la pantalla de su ordenador, el día de la presentación había llegado, tenía menos de 24 horas para el evento definitivo y ni siquiera sabía si Jihwa llegaría a estar allí, pues Myeong-Suk era demasiado pequeña para ir, por lo que tendrían que dársela a alguien que la cuidara, para lo que había contar con los horarios de Phill y Ae-ri. Dos toques en la puerta captaron su atención, haciéndolo oscurecer la pantalla del ordenador ante de indicar que podían pasar.
— Yahwi, te traje café— comentó Jihwa, entrando con dos tazas con café caliente y acercándose a Yahwi, quien relajó su expresión mientras tomaba la taza y veía a Jihwa apoyarse en la mesa— Tienes que descansar un poco, entre el horario infernal de sueño de Myeong-Suk y el que el resto del tiempo estás concentrado en el proyecto, no has dormido más de dos horas en la última semana— dijo preocupado, su mano deslizándose por el cabello nuevamente corto de Yahwi. Se lo había rebajado a su antiguo estilo luego de comprobar que Myeong-Suk tenía fuerza suficiente para tirar de este cada que la cargaba.
— Tenía que revisarlo tanto como pudiera, no puedo permitirme errores— repuso Yahwi, esa era la defensa que usaba siempre, pero hasta él sabía que no habían errores ya en sus planos, era el nerviosismo lo que le impedía relajarse.
— Lo sé, pero a estas alturas todo ya está excelente, incluso si no lo he visto y me hiciste trabajar a ciegas— rebatió Jihwa, mirando a Yahwi fijamente a los ojos y suavizando más sus caricias— Yo ahora tengo que revisar unos proyectos finales, Myeong-Suk está dormida y nuestra cama está caliente. Ve a dormir, te despertaré cuando sea la cena.
— ¿Lo prometes?— preguntó Yahwi, sus ojos llenándose de lágrimas cuando un inevitable bostezo interrumpió a medias su pregunta.
— Lo prometo— aseguró Jihwa, inclinándose hacia adelante y depositando un suave beso en los labios de Yahwi, sabiendo que estaba tan desgastado mental y físicamente que en esos momentos su mente era como la de un niño.
Yahwi no se quejó al respecto, se levantó y ambos salieron de la habitación, con Yahwi conscientemente cerrándola con llave, una manía que tenía desde que era muy joven, para luego arrastrar sus pies por el pasillo hacia las escaleras que daban a la planta alta donde estaban las habitaciones.
Jihwa lo vio irse con una sonrisa medida en sus labios, pese a su preocupación tenía que admitir que Yahwi se veía demasiado adorable en ese estado vulnerable. Tomando lo que quedaba de su café y del de la taza de Yahwi a medio tomar, Jihwa avanzó hacia su propio estudio, donde unos proyectos atrasados le esperaban, asegurando que el intercomunicador para la bebé estuviese adecuadamente encendido primero.
Las horas se deslizaron en la tarde para Jihwa, entre diseños de presentaciones, pañales sucios y biberones previamente preparados con el único objetivo de facilitar sus cuidados para Myeong-Suk. Cuando la noche cubría todo desde fuera, el sonido del timbre captó la atención del pelirrojo, quien rápidamente fue hacia la puerta donde Phill y Cain estaban esperándole con la cena, pues habían pensado que con el día importante que se avecinaba, ninguno tendría tiempo para cocinar.
— No puedo creer que en serio os tomarais esa molestia— comentó Jihwa, ligeramente apenado mientras cerraba la puerta y veía a Phill saludar a Makki alegremente.
— No digas esas cosas, no es una molestia, además, teníamos que venir a que nos dieras las indicaciones de mañana— repuso Phill, cargando a Makki para acariciarle la cabeza mientras Cain se dirigía a la cocina para ir sirviendo la mesa.
— ¿Mañana?— preguntó Jihwa sin comprender, avanzando hacia la cocina junto con Phill.
— ¿La presentación del proyecto? Alguien tendrá que quedarse con Myeong-Suk mientras tú y Yahwi van— explicó Phill, sin entender qué podía haber de confuso en ello— Espera, Ae-ri ya te confirmó y por eso no me dejas a mí, ¿cierto?— supuso, ligeramente alarmado ante la realización de que no había preguntado si sería él o Ae-ri quien se quedaría con la pequeña.
— No, para nada, de hecho ella llamó diciendo que no podría quedarse con la niña por motivos de trabajo— dijo Jihwa, alcanzándole a Cain unos platos mientras el rubio servía.
— ¡Qué bueno!— intervino Cain— sino sería yo quien escucharía a Phill quejarse todo el día sobre que lo dejaron de lado siendo él el padrino de Myeong-Suk y como se vengaría por ello.
— Oye, yo no iba a hacer eso— protestó el rubio con un puchero, algo que divirtió a Jihwa, quien era consciente de que Phill sí haría algo así.
— Iré a despertar a Yahwi, así podremos comer— informó Jihwa, negando con la cabeza de forma divertida ante las protestas de Phill.
— No, ya voy yo, será divertido— le detuvo Cain, limpiándose las manos y saliendo por las escaleras hacia arriba mientras Jihwa le miraba preocupado, todavía teniendo que escuchar las protestas infantiles de Phill.
Cain subió las escaleras con familiaridad, había estado en esa casa decenas de veces ya, por no mencionar que fue uno de los hombres a quienes Ae-ri forzó a trabajo de fin de semana para la decoración de la casa. Sus pasos lo llevaron delante de la puerta color crema clara que era de Jihwa y Yahwi, sacando lo que llevaba escondido en su chaqueta.
Sus manos se movieron rápidas sobre el papel plástico, colocándolo sobre la madera hasta que quedó a la altura perfecta, presionando para que no quedasen burbujas de aire y sonriendo complacido con su trabajo. Se desplazó en silencio hacia la puerta del fondo, la que era de Myeong-Suk, sacando el otro papel plástico para repetir el proceso y sonriendo traviesamente mientras regresaba hacia la puerta de Yahwi.
— Oye, gato mojado— habló fuerte, evitando gritar para no molestar a Myeong-Suk, pero golpeando con firmeza la puerta— La cena está lista y me voy a comer tu parte, baja ya.
Sin esperar más Cain bajó las escaleras apresuradamente, sintiendo como Yahwi abría la puerta con molestia y se quejaba sobre los modales de las personas que se autoinvitaban a su casa, hasta que todo quedó en silencio. Pasaron varios minutos para que finalmente Yahwi hiciera su entrada a la cocina, oliendo a jabón y con gotas de agua resbalando por su cabello, obviamente se había bañado. Su mirada amarrilla se enfocó en la verde de Cain, quien fingía una expresión inocente que nunca había engañado a Yahwi.
— Chucho, se puede saber por qué hay una pegatina con dos gatos en la puerta de mi habitación— preguntó Yahwi cruzándose de brazos, Phill escupió el agua que estaba bebiendo mientras Jihwa los miraba a los tres atónito y Cain mantenía la expresión imperturbable.
— ¿Te refieres a la de un gato negro con ojos amarrillos y un gato blanco moteado con ojos cafés?— inquirió Cain, una mueca de desentendimiento absoluta mientras hablaba, mirando fijamente a Yahwi— No es una pegatina, es una foto de ustedes dos, pensé que era obvio— respondió, haciendo reír a Jihwa y Phill, quien todavía se ahogaba con su agua.
— Ustedes dos son terribles— comentó Yahwi, dando por incorregibles a Phill y su novio, protestar no serviría de nada.
— Y eso que no viste la de una gata carey que pegué en la de Myeong-Suk— añadió Cain con una sonrisa divertida, haciendo que todos rieran ante la expresión furibunda que Yahwi le dedicó.
La cena transcurrió sin mayores impedimentos, sosteniendo una conversación amena que consistía en los planes de Phill de regresar a Corea para finales de mes, aunque Yahwi tenía sus propios pensamientos al respecto, permaneció en silencio mientras nada fuera seguro.
Cain se limitaba a molestar a Yahwi ocasionalmente, pero ya sus expresiones enojadas no reflejaban verdadera furia, sino que se habían relajado hasta el punto en que podía decir por su propia cuenta que toleraba al chucho. Jihwa solía pensar que era algo más, algo que pudiera ser direccionado hacia una amistad, Yahwi le hacía expresiones de asco apenas esas palabras salían de su boca.
Para cuando Jihwa despidió a Phill y Cain, bajo el acuerdo de que ellos llegasen temprano en la mañana para cuidar a Myeong-Suk, Yahwi estaba ocupado cargando a la bebé y dándole el biberón después de un cambio de pañales. Jihwa se acercó lentamente hacia la habitación, viendo a Yahwi sentado en el balance mientras le daba la botella a Myeong-Suk, quien succionaba con fiereza, pareciendo tener un hambre voraz.
La imagen era altamente adorable, demasiado dulce, pero Jihwa no podía evitar sentir que era algo equivocado, que era Jiyu quien debía de haber estado allí haciendo eso, y cuando la primera lágrima escapó, él decidió retirarse hacia el balcón.
No supo contar cuánto tiempo estuvo allí, con el viento envolviendo su cuerpo, hasta que sintió los brazos de Yahwi alrededor de su cuerpo, sus largas manos cerrándose en la baranda, su nariz olfateando el champú de Jihwa, que el pelirrojo había descubierto era una fascinación para el mayor, sus labios depositando un suave beso en la coronilla de su cabeza.
— No tienes que culparte— susurró Yahwi, Jihwa sonriendo ante la obviedad de que Yahwi lo había visto parado en la puerta de la habitación, Yahwi siempre lo veía.
— Pero no logro deshacerme de esa sensación— confesó Jihwa, cerrando sus brazos alrededor de los de Yahwi, que ahora lo envolvían en un firme abrazo.
— Ella quería que la tuvieras tú si algo pasaba, no debió de ocurrir, pero ya pasó y por el bien de Myeong-Suk debemos seguir adelante— habló suavemente Yahwi, siguiendo las indicaciones de la Dra. Callen para cuando estas situaciones se presentaran— No la dejaremos olvidarle, le diremos diariamente quién fue su mamá y cuánto la amó, le harás todos los cuentos posible sobre ella y jamás permitiremos que piense que no tuvo a una madre que la deseaba. Eso es lo que podemos hacer por las dos y por nosotros mismos— aseguró Yahwi, había dicho esas palabras decenas de veces antes y sabía que las diría decenas de veces más a partir de ese momento, pero confiaba en que llegaría el día en que ya no tuviese que decirlas.
— Muchas gracias, por estar aquí, por defenderme desde ese primer momento, por no dejarme de lado aun cuando era obvio que era algo difícil, por sostenerme y apoyarme, por todo. En serio, muchas gracias— Jihwa habló con la voz entrecortada, pero un tono sereno apoderándose de sus palabras, la claridad traspasando la neblina del dolor y la esperanza resurgiendo innegablemente.
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Creo que después de tanto sufrimiento, tenía que adelantar la actualización para traerles esto. Simplemente es hermoso, ¿no? ¿O soy solo yo quien lo nota?
Díganme qué creen de este capítulo y aviso, inicien conteo regresivo, quedan 10 capítulos y un epílogo nada más.
Besitos, pequepinkypitufibolas❤🍬.
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