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Capítulo 36- El desastre.

Phill esperaba pacientemente fuera de la clínica con dos paquetes de papas fritas, porque Jiyu exigía comida chatarra como celebración de que le daban buenas noticias sobre su embarazo en cada consulta de chequeo, algo que el rubio no sabía sino hasta que ella fue a ingresar al consultorio y empezó a gritarle por no traer sus papas, y algo más sobre ser un desconsiderado con una mujer embarazada que comía sanamente en todo momento y que lo único que quería era celebrar con sus papas.

Phill contuvo la risa que aquel discurso le causó, saliendo de la clínica para comprar las papas fritas de Jiyu mientras finalmente lograba carcajearse, ciertamente esa chica era algo más. Hizo un conteo mental sobre las horas que les quedaban a Yahwi y Jihwa en el centro de esquí, sabiendo que su vuelo salía nuevamente en la noche y que de alguna forma Yahwi había querido regresar junto con los demás chicos, pese a todas las quejas que tuvo de su primer viaje en la ida.

Al parecer su amigo se había vuelto bueno haciendo amistades, ese pensamiento le sacó una sonrisa a Phill, le encantaba la idea de que Yahwi estuviese por fin madurando, no en el sentido adulto responsable, porque eso lo había desarrollado desde muy temprano, sino emocionalmente hablando. Él también tenía que madurar, y entonces volvió a hacer un conteo del tiempo que llevaba sin hablar con Cain.

Antes de partir todo había quedado en pausa entre ellos, después de saciar sus deseos pasionales, habían permanecido en silencio un largo tiempo, hasta que Phill no pudo postergarlo más, levantándose y metiéndose al baño, dándose una ducha en la que pronto tuvo compañía.

No hubo sexo, ni promesas de amor, ni lágrimas, simplemente fue Cain ayudándolo a bañarse totalmente, con la mirada limpia y sin un asomo de presión o de miedo, intercambiando en el silencio del agua que corría algunos besos suaves que contenían más sentimientos de los que ellos podían expresar. Finalmente, al salir, se habían vestido y Cain había conducido hasta el aeropuerto, en el auto que había decidido comprarse ahora que no tenía que esconder su verdadera posición económica.

La despedida había sido sencilla, se habían sentado uno al lado del otro hasta que por el sistema de comunicación anunciaron el vuelo de Phill, momento en el que este le dio un corto abrazo a Cain y sin decir más palabras, se retiró. No miró atrás, aunque pudo sentir la mirada de Cain vistiendo su cuerpo hasta que dobló el pasillo que lo conducía a la pista de abordaje, quedándose entonces con una sensación de frío que lo hizo sentir vacío.

Si bien no habían hablado al respecto, Cain sabía que Phill no llamaría durante su estadía en Estados Unidos y Phill no podía permitirse llamar, la idea de ese viaje era reposar de la cercanía con el otro y poder pensar las cosas con mayor perspectiva, aunque después de la conversación con Yahwi tenía una visión más clara de todo.

— Un Phill profundo en sus pensamientos— la voz de Jiyu lo alarmó, haciéndolo respingar en el lugar— Es tan raro como verme a mí en esas condiciones— dijo ella sonriente y Phill sonrío también, entregándole los dos paquetes de papas fritas, que ella tomó feliz como una niña.

— Creo que a eso se refería Yahwi con que nos llevaríamos bien tú y yo— afirmó él, guiñándole un ojo mientras ambos caminaban hacia el parqueo donde habían dejado el auto.

— ¿Cómo crees que les va a esos dos?— preguntó Jiyu, llenando su boca de papas.

— Bueno, no nos han llamado en ninguna de las noches, así que supongo que andarán haciendo uso de mi regalo— comentó Phill con una sonrisa traviesa que hizo a Jiyu mirarlo con una ceja levantada. Phill tuvo un pinchazo de envidia, Yahwi sabía hacer eso también, pero a él rara vez le salía.

— ¿Qué regalo?— cuestionó ella divertida y curiosa, haciendo que Phill se levantara en sus puntas en un gesto desinteresado.

— Llamé al hotel poco antes de que el avión aterrizara para pedirles que agregaran algo extra en la mesa de noche de Yahwi— explicó, alzando las cejas sugerente, Jiyu enseguida entendió, carcajeándose inmediatamente.

— Pero puede que él no los encontrara— indicó ella, mientras luchaba por no atragantarse con las papas en su boca, todavía riéndose.

— Le metí una nota en la maleta antes de que se fueran que decía “Te dejé condones y lubricante en la mesita de noche, un favor que estoy seguro agradecerás, di la sugerencia de que los reabastecieran cada mañana, así que no te preocupes y gástalos todos cada noche. Con amor, Phill”— declaró el rubio en tono orgulloso y Jiyu tuvo que dejar de caminar para reírse, doblándose sobre sí misma y apoyándose en Phill. Ese chico era increíble.

— Vamos, llévame a un restaurante que te guste, te mereces que te pague el almuerzo— exhortó Jiyu, entrando en el asiento del copiloto del auto de Yahwi, Phill entró también y luego salió del parqueo, incorporándose al tránsito mientras tarareaba una canción sobre dónde escoger almorzar. El sonido de su celular lo distrajo un segundo.

— ¿Puedes tomarlo y contestar en altavoz, por favor?— pidió Phill a Jiyu, quien se quitó el cinturón de seguridad para estirarse hacia el bolso de Phill que estaba en los asientos traseros, no andaba con el celular encima porque rara vez lo usaba desde que había llegado a Nueva York. Jiyu se reincorporó en el asiento y contestó la llamada.

— Es Ae-ri— le informó a Phill, poniendo el teléfono en altavoz.

— Phill, ¿dónde están tú y Jiyu?— preguntó Ae-ri en un tono alarmado que erizó la piel de ambos, quienes se miraron fijamente unos segundos.

— Noona, estamos de camino a un restaurante, salimos de la clínica de maternidad ahora, estás en altavoz— explicó Phill, apretando el volante entre sus manos, porque sabía que Go Ae-ri no perdía la forma por situaciones menores.

— Atiéndeme bien— indicó ella, pudiéndose escuchar el bullicio de muchas personas detrás de su voz— Conduce hasta la estación de policía más cercana, inmediatamente, me da igual si aceleras hasta romper las leyes del tránsito, eso ayudará a que tengan seguridad si los para la policía.

— Noona, ¿qué está pasando?— preguntó Phill, sintiendo la tensión apoderarse de su cuerpo mientras aceleraba hasta el límite de velocidad, había mucho tráfico como para intentar ir más rápido.

— Apareció una víctima de Jung-Hwa, es una doctora que fue secuestrada por él y mantenida captiva en su propia casa durante todo este tiempo, forzándola a curarle la herida que Woo-Bin le causó— anunció ella, su voz mantenía la calma, pero seguía teniendo un matiz preocupado que se conjugaba con la desesperación de las voces a su alrededor— La mujer nos dijo que logró escapar hoy, hace menos de cuarenta y cinco minutos, porque Jung-Hwa está tan débil debido a la infección de su herida que no la volvió a apresar adecuadamente, y no se tomó las molestias de cerrar las puertas.

— ¿Entonces ya sabemos dónde está?— Intervino Jiyu, llevándose una mano a su abultado vientre, donde su bebé pateaba con fuerza, quizás como respuesta al estrés que se había desatado de repente en su cuerpo.

— La víctima atestigua que lo vio salir hablando algo sobre seguir el auto azul de su sustituto en la vida de su amado, tambaleándose porque su consciencia ya no está muy clara y marchándose en el auto de ella, un mercedes negro de modelo del año pasado— respondió Ae-ri, haciéndoles entender a situación.

— Está siguiendo el auto, en esa condición física es posible que ni preste atención a quienes están en él, no notará que somos nosotros y no Jihwa y Yahwi— razonó Phill finalmente, entendiendo la importancia del asunto.

— En su condición ya debe saber que no le queda mucho tiempo, hará lo posible por deshacerse de Yahwi— comentó Jiyu, sintiendo un sudor frío cubrirle el cuerpo.

— Necesito que lleguen a la estación de policía más cercana, nosotros estamos saliendo a encontrarlos, mi auto tiene un comunicador directo con el GPS de ese auto, ya que antes era de mi hermano, intentaremos llegar a donde están tan rápido como podamos— indicó Ae-ri, y Phill pudo identificar la voz de Kang-Dae dando órdenes desde atrás, el sonido de las puertas de autos cerrándose y el bullicio deteniéndose finalmente.

— Estoy acelerando tanto como el tráfico me permite— aseguró Phill, sosteniendo el volante con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron amarillos.

— Lo sé, nosotros también estamos moviéndonos tan rápido como podemos— afirmó Ae-ri, detrás de voz se escuchaban el sonido de las sirenas de la policía, aquello era una locura.

— Hay un desvió en la siguiente calle que nos lleva a una ruta menos transitada, además acorta cinco minutos de viaje hacia la estación— explicó Jiyu, mirando el GPS con atención.

— ¿Cuál es?— preguntó Phill, manteniendo la calma mientras estaba manejando.

— El de la izquierda— señaló Jiyu con el dedo, indicándole el cartel que se veía a unos metros de ellos. Phill suspiró, poniendo las intermitentes para los autos que venían detrás y doblando, el desvío desvía de darles a oportunidad de acelerar a fondo.

El golpe vino de la derecha, Phill no pudo siquiera percibirlo sino hasta que sintió el auto perder el control y rodar, intentó mantenerlo en el carril, pero era demasiado tarde. Los giros lo marearon, el miedo corriendo por su cuerpo mientras escuchaba gritos y cláxones de otros autos, el mundo girando sin forma y la sensación de que moriría acrecentándose mientras gritaba.

El cinturón de seguridad lo mantuvo en su lugar hasta que el auto impacto contra otro auto más adelante, deteniendo su descarrilamiento. La cabeza le dolía, podía sentir la sangre caliente que salía del corte en su frente y los mareos que no lo dejaban. Unas manos abrieron la puerta y lo ayudaron a salir del auto, el mudno giró sobre su eje una vez más para su percepción y entonces Phill vomitó allí en la calle, con dos personas sosteniéndolo para que no callera.

No era muy consciente de sí mismo, percibió como lo ayudaban a sentarse en el capó de otro de los autos, las sirenas de la policía sonando a lo lejos, el barullo de las personas, palabras inconexas como ambulancia, sangre, accidente, intencionado, embarazada. Esa palabra fue la que llamó su atención, haciéndolo forzar la lucidez en su cabeza para mirar en todas direcciones buscando a Jiyu.

— ¿Dónde…dónde está…?— intentó preguntar, el pánico apoderándose de su cuerpo.

— Por favor, tienes que mantener la calma— le dijo uno de los hombres que lo había ayudado— La ambulancia está al llegar.

— ¿Dónde está ella?— preguntó Phill nuevamente, aferrando sus manos ensangrentadas a las solapas del abrigo del hombre, notando que tenía cortes en las manos.

Giró su cabeza hacia el auto de Yahwi, percatándose de que el cristal del parabrisas estaba roto. El recuerdo de Jiyu quitándose el cinturón de seguridad para alcanzar su teléfono lo golpeó con fuerza, sacando todo el aire de sus pulmones. Su aspecto depresivo al borde del colapso ablandó al hombre que lo ayudaba.

— Apóyate en mí— le pidió, Phill hizo lo solicitado, el hombre usó toda su fuerza para incorporarlo, ayudándolo a caminar a través del tumulto de personas que se apartaban mansamente al verlos.

Phill sintió que podría morir allí mismo cuando el hombre finalmente lo dejó arrodillado en el asfalto, al lado de una Jiyu inconsciente, ensangrentada por todas partes, su rostro tenía una parte desfigurada por el impacto contra el suelo al salir por la ventanilla, habían cristales encajados en diferentes zonas, incluyendo uno en su vientre y ella apenas hacía gesto alguno de respirar.

El silencio reinó unos instantes, hasta que las manos temblorosas de Phill golpearon el asfalto y un grito infrahumano escapó de su garganta, rasgando sus cuerdas vocales, el llanto apoderándose de su cuerpo mientras su cabeza se pegaba al suelo.

Los sonidos de las ambulancias le llegaron lejos, pero las manos de los paramédicos lo envolvieron, apartándolo de Jiyu mientras los otros paramédicos se hacían cargo de ella. Todo para Phill estaba pasando en cámara lenta, como una visión ajena a su persona mientas los paramédicos lo atendían a él también, sintiendo el pinchazo de la aguja con el sedante, al parecer había estado temblando descontroladamente sin darse cuenta.

La imagen de Jiyu siendo cargada en una camilla de forma inmovilizada y adentrada en la ambulancia mientras dejaba en el asfalto una gran mancha de sangre se grabó a fuego en su mente. Lo último que Phill percibió antes de que el sedante lo dejara inconsciente fue el auto de Ae-ri, deteniéndose junto con los de la policía, y ella corriendo con expresión de terror hacia él, luego todo se volvió negro.

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Y yo avisé, aquí tienen el desastre...a partir de este momento inicia la parte triste, angustiante y oscura del fic. ¿PREPARADAS? Si estos temas no les gustan, déjenlo ahora, porque no me haré responsable de vuestra estabilidad, pequepinkypitufibolas.

Díganme qué les pareció el capítulo en comentarios, os amo. 💙💙💙💜💜💜💙💙💙

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