Capítulo 35- La unión del placer.
Yahwi se quedó quieto, disfrutando de la presión y el calor sobre su dedo y permitiéndole a Jihwa adaptarse a este, dejándolo decidir si quería que Yahwi continuara o no, pero entonces sintió como este volvía a corresponderle el beso, sus piernas abriéndose más ante el cuerpo de Yahwi entre ellas y sus manos aferrándose a su espalda, ya no hubo más dudas.
Yahwi inició con movimientos circulares que ayudaran a dilatar el apretado anillo de músculos que se resistía a su invasión, no lo sabía por experiencia, pero podía decir por los gestos de Jihwa que era incómodo. Soltando una maldición por lo bajo, Yahwi adentró otro dedo, lo que hizo que Jihwa se tensara, pero lo ayudó a su objetivo, alcanzar el punto exacto de cúmulos nerviosos que hizo a Jihwa gritar de la impresión, apretando sus piernas alrededor del cuerpo de Yahwi.
— Shh, tranquilo— susurró Yahwi, dejando besos por todo su rostro suavemente— Déjate llevar.
Una, dos, tres, incontables veces Yahwi entró y salió con sus dedos, golpeando siempre en el mismo punto de placer mientras iba moviendo sus propios dedos de forma circular, haciendo tijeras ocasionalmente y sintiendo los gemidos, jadeos y lloriqueos de placer de Jihwa, quien había empezado a mover las caderas hacia él, embistiéndose en los dedos de Yahwi.
Tomando eso como buena señal, Yahwi adentró un tercer dedo, haciendo a Jihwa gemir un vago intento de su nombre, lo cual lo hizo sonreír. Sus movimientos reiniciaron, lentos, dolorosos, pero acertando siempre en el mismo sitió que tenía a Jihwa vuelto una masa de electricidad placentera y sin pensamiento.
Lo estuvo preparando mucho tiempo, porque la tierra se lo tragaría antes de que siquiera él pudiera pensar en hacer doler a Jihwa, solo cuando sintió que ya sus dedos no recibía resistencia, excepto por la ocasional presión de las contracción de placer que se cerraban a su alrededor, fue que Yahwi se incorporó, pasando su mano libre por todo el labio inferior de Jihwa, inflamado de besos y mordidas. Llevó la mano más atrás, adentrando sus dedos en el rojo cabello hasta llegar al nudo de la corbata, y por segunda vez en la noche, se detuvo.
— Haz…lo— pidió Jihwa con la voz cortada, incapaz de hablar apropiadamente— Quiero…verte.
Yahwi se sintió tensar con esa simple frase, pensó que sería un problema resistir estar dentro de Jihwa si con solo unas palabras ya quería correrse como un niño de 13 años, pero logró apaciguar su respiración tanto como podía, limitándola a un jadeo suave mientras sus dedos tiraron de la corbata, permitiéndole ver los ojos llorosos de lujuria de Jihwa, quien se perdió en la forma en que el negro del iris de Yahwi se había comido casi todo el amarillo. Deseo puro dominando por encima de lo demás.
Yahwi tomó el condón y manteniendo los movimientos suaves de sus dedos dentro de Jihwa, lo llevó hasta sus labios, usando sus dientes para romper el sobre metálico y sacando la babosa goma. La colocó en la punta de su babeante miembro, que pulsaba ante la idea de poder adentrarse en Jihwa, pero cuando dos manos temblorosas e inexpertas se unieron a las suyas, Yahwi siseó por lo bajo ante la corriente eléctrica que lo recorrió.
Jihwa ayudó con movimientos torpes a la mano de Yahwi, hasta que el preservativo estuvo totalmente desplegado sobre la gran extensión de este, y fue Jihwa mismo quien luego entrelazó su mano con la de Yahwi, haciendo que este se inclinara más cerca mientras él abría las piernas. Lo deseaba tanto que por sus venas parecía correr lava, ningún pensamiento más allá de ese se mostraba en esos momentos y Yahwi pudo leerlo.
Retiró sus dedos de dentro de Jihwa, colocando su mano al lado de su cuerpo como apoyo en la cama cuando inclinó su cuerpo hacia adelante, la punta fue entrando lentamente, rebasando el anillo de músculos que se contrajeron a su alrededor mientras Jihwa jadeaba por lo bajo y cerraba los ojos.
Yahwi besó sus labios, haciendo que el pelirrojo volviese a mirarlo, y así, con sus miradas conectadas, fue adentrándose lentamente en Jihwa, apreciando cada gesto, cada momento en que quedaba sin respiración, parando cuando fue necesario, sintiendo sus uñas encajándose en el dorso de su mano entrelazada con el contrario, hasta que finalmente tocó fondo.
Estuvieron así, quietos, mirándose y centrados en respirar durante varios minutos mientras Jihwa se adaptaba a la extensión de Yahwi, hasta que el mayor sintió como el pelirrojo movía sus caderas mientras usaba su mano libre para repasar el rostro de Yahwi, apreciando cada rasgo, cada gesto.
Yahwi depositó un beso en la palma de Jihwa y luego salió lentamente de él, volviendo a entrar igual de parsimonioso, haciendo a Jihwa cortar su respiración entre gemidos. Su voz fue alzándose a medida que su cuerpo se destensaba, Yahwi pudo percibir la dureza de Jihwa contra la parte baja de su abdomen y el momento en que este mismo rastrillaba su espalda con las uñas, dejando un rastro rosáceo que lo llevo a perderse totalmente.
La siguiente embestida fue firme, dura, llegando al fondo de Jihwa y asestando directamente en el punto exacto que lo hizo gritar un gemido incontrolado, haciendo a los dos perderse. Todo lo que siguió a ese momento fueron gruñidos por lo bajo mientras Yahwi entraba y salía a un ritmo estable y salvaje de Jihwa, quien se dejaba hacer, incapaz de más que no fuera gemir entre los beso que Yahwi le daba, aferrándose a cada parte del cuerpo del contrario que pudo.
Yahwi se incorporó en sus rodillas, subiendo la pierna de Jihwa sobre su hombro, deslizando su mano libre por todo la extensión de esta mientas se embriagaba en la imagen de Jihwa, sonrojado, marcado por el placer y con su miembro bien adentro, envolviéndolo como si no quisiera dejarlo salir.
Yahwi tomó el miembro de Jihwa entre sus manos mientras retomaba las embestidas salvajes, usando esa posición para llegar más profundo en Jihwa, sintiendo cada contracción de este alrededor de él. Jihwa derramaba lágrimas de placer mientras su mano se aferraba al antebrazo de Yahwi, no quería que se detuviera, pero necesitaba mantenerse agarrado a algo porque su mente ya se había desvanecido totalmente.
Lo sintió, la sensación extraña de tensión acumulándose en su bajo vientre y en sus testículos, los temblores de su cuerpo aumentando, la electricidad dentro suyo aumentando y por cada embestida de Yahwi, una corriente extraña que provenía de ese lugar que el golpeaba constantemente. Negó con la cabeza, incapaz de saber cómo reaccionar ante esas sensaciones que hasta ese momento le resultaban ajenas, nunca antes se había sentido así.
Sintió el agarre firme de Yahwi en su mano llamando su atención, Jihwa abrió los ojos, perdiéndose en la oscuridad que lo miraba rodeado de un delgado aro amarillo y su mente se desvaneció. Sus ojos se cerraron, sus uñas se encajaron en la piel del otro hasta levantarla, sus piernas se tensaron alrededor del cuerpo de Yahwi, empujando contra este mientras su espalda se arqueaba de una forma que él no sabía que podía, liberando toda la tensión acumulada durante todo aquel tiempo en un grito casi gutural, dejándose caer luego en la cama, sintiéndose sin fuerzas y entreabriendo los ojos para ver como su pecho y el de Yahwi estaban manchados de aquel líquido blanco.
Quiso disculparse quizás, pero sus ojos se abrieron desorbitados y un gemido prologado escapó de su garganta cuando Yahwi retomó las embestidas, dejándose caer sobre él nuevamente y soltando su mano, haciendo que Jihwa llevase ambas hacia la espalda baja de Yahwi, aferrándose a él con todas sus fuerzas mientras este le besaba, tragándose sus gemidos, haciendo a su lengua llevar el ritmo que él marcaba a su antojo mientras sus antebrazos lo sostenían y sus manos se aferraban al cabello de fuego de Jihwa.
Sabiendo que ya no tenía que esperar más y perdiéndose hasta que su visión se volvió negra cuando el orgasmo lo alcanzó, destrozando sus sentidos y haciéndolo vaciarse en el látex entre temblores que fueron sostenidos por Jihwa, mientras la intensidad disminuía, los besos se hacían más livianos y las manos en su espada dejaban de tener un agarre firme para pasar a deslizarse por toda su piel, resbalando en el sudor.
Le tomó varios segundos encontrar la fuerza para salir de dentro de Jihwa, dejándose caer a un lado y quitándose el condón, haciéndole un nudo rápido y tirándolo a una esquina, usando las servilletas que estaban en su mesita de noche para limpiar el pecho de Jihwa y posteriormente el suyo, sin deseos ningunos de levantarse por el momento.
Giró todo su cuerpo hacia Jihwa, quien hacia un esfuerzo por ponerse de lado, Yahwi sonrió y pasó su mano por la espalda del menor, ayudándolo a posicionarse hasta que estuvieron nuevamente juntos, con Jihwa apoyado mayormente en el torso de Yahwi. Los dedos de Yahwi se deslizaban por el cabello de Jihwa en un vano intento por peinarlo mientras Jihwa permanecía en silencio, deslizando sus dedos por el pecho de Yahwi, con la mirada perdida. Yahwi esperó, no apresuraría nada en él, sabía que tenía que haber mucho que procesar en su mente.
— ¿Yahwi?— llamó Jihwa tentativamente, su voz rota por todos los gemidos anteriores.
— ¿Hmm?— respondió Yahwi, dejándolo llevar el control a él ahora.
— ¿Te…te sentiste satisfecho?— logró preguntar Jihwa, evitando mirar a Yahwi, quien pudo percibir la sombra de la preocupación cernirse sobre Jihwa. Un suspiro cansado salió de sus labios, llevando su mano a la barbilla de Jihwa y haciendo alzar la mirada hacia él.
— Voy a dejar esto claro— afirmó, notando como su voz estaba ronca debido a sus propios gemidos y gruñidos, seriamente se había dejado llevar como nunca antes— Te he deseado desde hace demasiado tiempo, desde que te conocí prácticamente, mis manos picaban ante la idea de querer tocarte y esta noche, obteniendo la posibilidad de tocar tanto como quise, de tenerte de una forma en la que solo a ti he podido desear hasta ese nivel, no me he sentido satisfecho, eso no alcanza a cubrir como me siento. Creo que todo esto fue idílico.
Jihwa sintió sus ojos llenarse de lágrimas nuevamente, pero la sonrisa plácida en sus labios le decía a Yahwi que eso no era algo malo. Lentamente, Jihwa se incorporó, ignorando el latente dolor en sus caderas y piernas, hasta que su pecho estuvo encima del de Yahwi, sus narices rozándose suavemente, un efecto de placer y calma entre ellos.
Los ojos cafés se encontraron con los dorados, cuyo brillo amarillo volvía a estar allí ahora que el momento de mayor deseo había pasado, una mirada suave que los conectaba a ambos y entonces las palabras que hicieron que a Yahwi le doliera tanto el pecho que pensó que se saldría el corazón.
— Te amo— susurró Jihwa con delicadeza y seguridad.
Yahwi inspiró bruscamente, como si el oxígeno del aire se hubiese agotado, sintiendo sus propios ojos llorosos, aunque de alguna forma lograba contener las lágrimas e intentaba enfocar el rostro de Jihwa a través de la mirada borrosa. Una sonrisa delató su felicidad, contagiando a Jihwa con esta, hasta que logró calmarse lo suficiente, pudiendo volver a ver a Jihwa nítidamente.
— Te amo— respondió, su voz ronca y marcada, con una pronunciación inestable, pero transmitiendo cada parte de ese sentimiento en aquella simple frase, dándose el gusto de saborear las palabras y llenarse con la sinceridad de sus propios pensamientos, reconociéndose a sí mismo.
Jihwa sonrió, derramando finalmente las lágrimas que había contenido, acercando sus labios para beso suave, más bien una caricia lenta que solo buscaba transmitir paz, confort y calma, con sus labios moviéndose perezosamente sobre los contrarios, apenas tocándose.
Jihwa se separó lentamente, dejándose caer sobre el pecho de Yahwi y retomando los espirales que sus dedos iban haciendo sobre la piel de este. Una nana lenta empezó a resonar contra él cuando Yahwi inició un tarareo suave por lo bajo, Jihwa no le interrumpió, podía percibir que era un momento delicado e íntimo de este consigo mismo y que lo estaba compartiendo aunque no explicara nada.
Yahwi siguió tarareando, su mente perdiéndose en aquella canción de cuna que su madre le cantaba en la infancia, esas noches en las que le decía que sí se dormía escuchándola tendría los más bellos sueños, eso quería en ese instante, que Jihwa tuviera los sueños más hermosos posibles.
Continuó tarareando aun cuando sintió los movimientos ajenos ralentizarse sobre su piel hasta detenerse, aun percibiendo la respiración lenta y profunda de Jihwa, que se había quedado dormido, aun cuando pasó mucho tiempo después de eso solamente observándolo dormir, mostrándole una imagen relajada y despreocupada de sí mismo, solo se detuvo cuando su propio cuerpo fue deteniendo sus movimientos, sus ojos pesando demasiado para mantenerse abierto y la última nota de la canción de cuna salió de su garganta, siendo segunda de un profundo suspiro que lo sumió en la más tranquila inconsciencia que había tenido en más de diez años.
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He aquí vuestro lemon😃😄, al fin lo publiqué😅🤣.
¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado, la verdad es que no fue muy hard, pero para la primera vez después de todos los traumas de Jihwa, no podía poner un: le da una empotrada salvaje contra la pared. Admitámoslo.
En fin, dejen sus comentarios para saber qué opinan pequepinkypitufibolas.
Estos se suponían que serían los capítulos de ayer, pero estoy enferma y mi 14 de febrero fue un desastre entre fiebre, casi desmayos, temblores y mil malestares más, entonces, recién pude subirlo, espero que el vuestro haya sido mejor que eso, os amo mucho. Besitos. 💜💜💜
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