Capítulo 33- La pista de nieve.
OJO: LEER N/A AL FINAL DEL CAPÍTULO.
*************************************
Jung-Hwa tiró la lata vacía a un lado, alimentarse únicamente de comida enlatada era agotador, pero práctico. Se puso de pie con una mueca de dolor, tomando la pistola con su mano derecha y bajando al sótano de la casa, cuando encendió la luz la habitación quedó iluminada precariamente, dejando ver solo lo necesario, el cuerpo tembloroso y sucio de la doctora Callie Taylor.
— Hola, doctora— dijo, acercándose a ella y apuntándola con el arma— es hora de trabajar.
La noche en que Jung-Hwa había recibido el disparo, había terminado quedándose tirado en la parte baja de aquel edificio alejado de la mirada humana, por naturaleza curiosa, pero cuando la Dra. Taylor había ido para visitar a una paciente a quien le había cogido cariño debido a los dos años que pasó atendiéndola, Jung-Hwa vio su oportunidad. Con dificultad se había parado y esperó a que la doctora fuera a entrar a su auto para amenazarla con la pistola, sintiéndola temblar y suplicar sin sentido, pues él no estaba dispuesto a escucharla.
Luego de haberla amarrado y sentado apropiadamente en el auto, la amenazó para que respondiera honestamente a toda sus preguntas, haciéndola darle la dirección de su casa y sincerándose sobre que vivía sola con su gata, no tenía pareja y a sus padres los llamaba ocasionalmente, nadie iría a buscarla a casa, excepto por llamadas del trabajo, para lo cual Jung-Hwa la hizo enviar un correo formal dimitiendo por motivos personales de urgencia absoluta, que hicieron que nadie investigara de más.
Se instaló en su casa y la hizo curarlo a punta de pistola, encerrándola en el sótano y agotando sus suministros alimenticios luego de las primeras dos semanas, haciendo que volviera para buscar su moto y usando el dinero que encontró en la casa para comprar grandes cantidades de comida enlatada que evitaran que él tuviera que salir.
Cada día iba dos veces a verla para que ella le curase la herida, alimentándola una vez por día y dejándola bañarse una vez por semana ante su atenta e indiferente mirada, pues no la deseaba en lo más mínimo, simplemente no la dejaría sola para que planease nada o utilizase algún objeto en su contra.
— Está peor, la infección está empeorando— exclamó ella al destapar la venta de la herida y ver el color negruzco que recorría los bordes del corte y el tono verdoso que se mezclaba con rojo en la zona alrededor de este.
— Pues haz algo— ordenó Jung-Hwa, presionando el cañón de la pistola en la frente de la chica, despejada de todo cabello gracias a las trenzas africanas que había enrollado en un moño que se sostenía solo.
— No puedo hacer nada aquí, solo limpiar, desinfectar con alcohol y darte medicamentos orales, que no ayudarán en tu caso— explicó ella, mirándolo con temor— Necesitas un hospital— recomendó, no por primera vez desde que la había secuestrado.
— No— bramó él por lo bajo— Nada de hospitales, has lo que puedas— indicó, presionando más el cañón y Callie solo suspiró, asintiendo levemente y forzando a sus manos temblorosas a curar la herida como todos los días— Solo necesito unos días más— murmuró Jung-Hwa entre dientes, resistiendo el dolor y dejando que su mente divagara por lo que haría a continuación.
oOo
Yahwi se observó frente al espejo, cerrando el chaleco gris que usaba encima de la camisa blanca, contrastando junto con la americana gris con la corbata azul prusia que se cerraba en su cuello. Usaba botas de vestir, que eran factibles para la nieve, su ropa tenía tres capaz de telas, preparadas para invierno, e igualmente usaría guantes y por encima un abrigo gris oscuro de doble forro y largo. Estaba acomodando su cabello cuando otra persona apareció en el reflejo del espejo.
Jihwa había decidido vestirse en el baño, y cuando salió no pudo evitar perderse unos instantes en el aspecto maduro y elegante de Yahwi mientras sus dedos acomodaban su cabello, se preguntó mentalmente si pronto se lo cortaría, pero entonces los ojos amarillos se encontraron con los suyos a través del espejo y todo pensamiento racional desapareció.
Yahwi se embelesaba en la imagen de Jihwa con un suéter cuello de tortuga, tejido y de doble costura, de un brillante color blanco nieve, unos ajustados pantalones negros y botas a juego con las suyas propias, por encima traía una elegante gabardina gris oscura para invierno, que le hizo caer en cuenta que al menos en eso iban similares, como las camisetas a juego de las parejas clichés de las películas. Tal vez esa idea le gustase más de lo que llegaba a admitir.
— ¿Te gusta lo que ves?— preguntó Jihwa juguetonamente, ganándose una mirada voraz y una sonrisa ladina de parte de Yahwi.
— Me encanta— afirmó Yahwi, tomando nota de su voz más gruesa de lo normal— Tengo algo para ti— comentó de repente, recordando que había determinado a último momento guardar en su maleta un regalo para Jihwa que había comprado hacía unos días.
— ¿Qué es?— preguntó el pelirrojo, viéndolo moverse por la habitación hasta llegar a la maleta, abriéndola y rebuscando en el bolsillo de la tapa, frunciendo el ceño mientras leía una nota adhesiva y simplemente desechándola dentro de la misma maleta, tomando la caja negra y delgada que había debajo.
— No es acorde a la ocasión, pero pensé que era lo ideal— dijo Yahwi, en su tono había una disculpa quizás, pero Jihwa solo sonrío negando suavemente con la cabeza y se acercó a Yahwi— Ábrelo— indicó este, viendo como Jihwa deshacía el lazo de la cinta verde y posteriormente abría la caja negra, sus ojos brillando impresionado ante lo que observaba.
— Yahwi…— ese tono de voz asombrado mientras Jihwa no podía despegar la mirada de la cadena de oro de la cual colgaba un trébol de cuatro hojas hecho de esmeraldas, hizo a Yahwi sentir ansioso.
— Siempre te estás dando golpes, se te rompen las cosas o de alguna manera terminas pasando por situaciones desafortunadas— empezó a explicar Yahwi, manteniendo el tono impasible en contraste con la tormenta que se desataba en su mente— pensé que un poco de suerte no te vendría mal.
Jihwa miró a Yahwi y alternativamente al collar. Sí, Yahwi era consciente que tal vez se había excedido, pero así era él y esas eran sus posibilidades, ¿por qué debería de cambiar eso cuando podía obtener lo mejor y dárselo a quien amaba? Una sonrisa abrumada se fue abriendo paso en los labios de Jihwa y este finalmente dejó sus oscuros ojos fijos en los de Yahwi, transmitiéndole una tranquilidad inaudita con solo mostrarle el amor en su mirada.
— Es maravilloso, muchas gracias— dijo Jihwa finalmente. Tenía que admitir que no era algo que el mismo hubiese comprado, pero ese regalo provenía de Yahwi y de quién era él de verdad, siempre que no se le hiciera costumbre regalarle cosas caras, Jihwa no le pondría peros a que se expresara como mejor supiera— ¿Me lo pones?
Yahwi asintió, tomando la cadena de la caja y dejando esta en la cama mientras caminaba un paso hacia Jihwa, abriendo el cierre y pasando sus manos por el cuello del más bajo, sin llegar a tocar su piel, pero sintiendo el calor corporal de ambos mezclándose así, mientras estaban tan cerca que sentían sus alientos y sus miradas se mantenían fijas en el contrario, como en un enlace hipnótico desconocido.
Finalmente Yahwi dejó caer la cadena contra la ropa de Jihwa, habiéndola cerrado totalmente, pero sus manos se desplazaron hasta acunar el dulce rostro que estaba tan cerca del suyo, su pulgar deslizándose travieso hacia el carnoso labio inferior de Jihwa, repasándolo suavemente, sintiendo su textura contra su yema.
— Bésame— susurró Jihwa contra el dedo de Yahwi, impactando como una descarga eléctrica en el mayor, que logró contenerse para moverse lentamente.
Yahwi descendió los centímetros que los separaban, tentando significativamente a Jihwa con la cercanía y los escasos roces entre sus labios, pero sin besarlo. Cuando percibió a Jihwa inclinarse hacia adelante para besarlo, Yahwi atrapó el labio inferior del menor entre sus dientes, tirando lentamente de este y escuchando el jadeo que brotó de Jihwa cuando Yahwi dejó ir a su presa. La alarma del teléfono de Jihwa que es indicaba que era hora de reunirse con los demás resonó y ambos se rieron, suspirando profundamente.
— Vamos— dijo Yahwi luego de unos segundos, de todas formas el momento ya había pasado.
Se reunieron en la recepción con los demás, encontrándose al grupo ataviado en trajes elegantes debajo de los abrigos y a Shailene haciendo berrinche porque su vestido iba con tacones, no con botas para nieve. Yahwi se rio ante la idea de que la rubia se llevaría de maravilla con Phill.
Todos juntos fueron caminando hasta la pista, a fin de cuentas no quedaba lejos y así podrían seguir hablando de sus experiencias y deseos. Al llegar al lugar descubrieron que no eran pocas las personas que habían decidido participar, pero fue divertido verse rodeado de tantas personas felices que disfrutaban en familia o en pareja.
El equipo disfrutó en conjunto de algunas bebidas para entrar en calor antes de que la música aumentara de volumen y las parejas empezaran a reunirse en la pista dispuesta, pues Shailene arrastró a Raquel a la pista de baile, un chico guapo de cabello naranja le pidió a Omar bailar y los demás fueron a buscarse un compañero entre los escasos asistentes al evento que no estaban allí con sus parejas.
— ¿Puedo tener este baile?— Yahwi casi escupe la bebida cuando ve la mano de Jihwa en el aire y su cuerpo levemente inclinado hacia adelante, con sus ojos desafiantes mirando en su dirección, retándolo.
— Sí— afirmó sin vacilar, tomando firmemente la mano ofrecida.
Caminaron hasta el centro de pista, esquivando los cuerpos danzantes para no causar caídas innecesarias, la música cambió a su paso y finalmente un vals que intercalaba entre rápidos y lentos se escuchó en todo el lugar. Jihwa sonrió satisfecho y Yahwi supo que él tenía algo que ver con eso, pero no preguntaría en ese instante.
Acercaron sus cuerpos, Yahwi sostuvo su mano y pasó la otra por la espalda de Jihwa, quien apoyó la suya en el hombro de Yahwi, sus pasos empezaron juntos, Yahwi creyó que tendría que guiar, pero Jihwa sabía perfectamente lo que hacía y antes de notarlo, ambos se intercambiaban la guía del baile acorde a los mismos cambios de la música.
Se deslizaban sobre la pista de nieve con gracia, envolviéndose entre las demás parejas y saliendo de entre ellas, reclamando la atención en la misma medida en la que desaparecían en su burbuja, enajenándose de estar rodeados de decenas de personas y cuando la música llegó a su pináculo, Yahwi alzó a Jihwa sosteniéndolo de las caderas, para bajarlo lentamente, sintiendo sus cuerpos rozarse a través de la tela hasta que las manos de Jihwa quedaron atascadas en el cuello de Yahwi.
Lo siguiente fue tan natural como respirar, el momento en que sus labios se unieron y sus manos se afianzaron sobre la piel, un beso profundo, lento y entremedio de pasional e íntimo se hizo presente, sosteniéndose a través del tiempo. No hubo interrupciones, no se acabó el aire, simplemente dejaron de besarse cuando sus labios estuvieron entumecidos por ello, siendo así nuevamente conscientes de dónde estaban al escuchar el aplauso que estalló a su alrededor.
Jihwa se rio, enrojeciéndose hasta que su rostro parecía casi del color de su cabello y escondiendo el rostro en el hombro de Yahwi, quien mantuvo una sonrisa serena y saludó a todos con un asentimiento de cabeza, tirando de Jihwa para irse por esa noche.
No se despidieron de los otros chicos, pero no hacía falta, todos se verían mañana y ellos parecían muy complacidos con el espectáculo presentado inconscientemente por la pareja. Entre risas y miradas fugaces ambos llegaron al hotel y subieron al ascensor, estallando en una carcajada cuando las puertas de este se cerraron y saliendo entre tropezones al llegar a su piso, Yahwi ni siquiera podía entrar la llave en la puerta debido a ello.
Finalmente la puerta cedió ante ellos y lograron entrar, cerrándola, sin embargo, Yahwi no pensó que lo siguiente que pasara fuera que su espalda estuviese empotrada contra la pared y los labios de Jihwa se moviesen ávidamente sobre los suyos mientras sus cuerpos se mantenían juntos en cada lugar posible.
Era un beso rápido, desesperado y hambriento, uno que descolocó la mente de Yahwi unos segundos, antes de que sus manos se aferraran a la espalda baja de Jihwa y presionara su cuerpo contra el suyo, devolviéndole cada gesto con la lengua con más pasión y desenfreno.
Había instantes en que los dientes chocaban como inexpertos, porque el deseo empezaba a nublar sus mentes y la desesperación cobraba su precio, pero eso no aminoraba en nada el calor vibrante de sus cuerpos, hasta que la intensidad recluyó poco a poco, haciéndolos ir más lento y llevándolos al momento en que Jihwa tiró del labio de Yahwi con sus dientes y lentamente se separaron, manteniendo la cercanía, los ojos cerrados y sus frentes juntas.
— Te deseo— murmuró Yahwi de forma inconsciente sobre los labios de Jihwa y fue eso lo que lo detuvo todo, pues pudo sentir la tensión palpable que emanó del cuerpo del menor ante esa frase, acaba de tirarlo todo.
**********
Yahwi tranquilo, dijiste algo normal, respira hondo y deja que Jihwa lo procese, no te alteres.
Jihwa bebé, relax, tú también lo has deseado, respira profundamente y no te desesperes.
Lorena, no te estreses, no puedes subir los capítulos restantes hasta el final de esa forma, respira hondo y no te adelantes.
(Yo y mis terapias mentales) 🤣🤣
Dejando eso de lado, el motivo por el que pedí que leyeran la nota es para saber si preferían que actualizara uno la vez, o si mejor les daba un maratón de actualización de todos los capítulos hermosos que quedan antes del desmadre. Me dicen entonces.
En fin, ¿qué les parece el capítulo? Por fis déjenme saber, un comentario es todo lo que pido. 🥰😊🥰.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro