Capítulo 25- La madurez que llegó.
Yahwi estalló su teléfono contra la pared, haciéndolo romperse en pedazos más allá de lo reparable. No podía creerlo, finalmente le daban el alta en el día de fin de año y todavía no había vuelto a saber nada de Jihwa desde que le había confesado sus sentimientos poco antes de que su abuelo irrumpiera en la habitación.
Él no era estúpido, sabía perfectamente que el viejo había tenido algo que ver, pero este también parecía desaparecido y Ae-ri había intentado localizar a Jihwa varias veces sin éxito. Todo se desmoronaba y lo único que Yahwi podía pensar era que había un lunático allá afuera queriendo matarle y quedarse con Jihwa a toda costa, lo cual era peligroso en muchos niveles.
— Yahwi— sin molestarse en llamar a la puerta, Kang-Dae entró de forma estrepitosa y alterada, Yahwi sintió su piel erizarse totalmente con miedo de que algo malo hubiese pasado— Toma— sin previo aviso su primo le lanzó las llaves de un auto— Son del mío, está afuera esperando para que lo uses a fondo para llegar al aeropuerto.
— ¿Qué está pasando?— preguntó Yahwi sin comprender, sosteniendo su costado, donde una herida que todavía no sanaba totalmente le dolía.
— No tienes tiempo, Jihwa se va— informó Kang-Dae y Yahwi sintió el aire estancarse en sus pulmones, haciéndole sentir la necesidad de respirar— El abuelo viene en camino a recogerte, Ae-ri me llamó para que yo llegase antes. Te compraremos tiempo, pero tienes que irte ahora.
Yahwi no lo pensó siquiera, empujó a su primo fuera de su camino y avanzó firmemente hasta el ascensor, la impaciencia dominando su cuerpo mientras esperaba que la caja metálica lo dejase en la primera planta. Ignorando el creciente dolor en su herida, Yahwi salió veloz por la puerta, viendo el auto azul oscuro de su primo, al cual subió de inmediato y se incorporó al tráfico, violando alguna que otra ley de velocidad por poco.
Su mente trabajaba a mil por segundo, solo habían pasado unos días, Ae-ri había dicho que Jihwa estaba en un lugar seguro y luego de repente ya no pudo dar con él, Jooin se había devuelto a Corea, el psicópata no aparecía y Jihwa brillaba por su ausencia. Seis días y todo parecía desmoronarse.
Sus manos apretaron el volante, poniéndole los nudillos amarillos mientras pisaba más a fondo el acelerador. Los minutos se sentían pasar pesados y veloces a la vez, haciendo que Yahwi llegase al aeropuerto con desesperación. Dando un portazo, salió del auto y se alejó, entrando al gran espacio donde cientos de personas se movían en búsqueda de su vuelo o saliendo para tomar un taxi. ¿Cómo demonios iba a encontrarlo en medio de todo aquello?
Sin saber qué más hacer, Yahwi empezó a caminar de forma desquiciada por todo el aeropuerto, estando al borde incluso de ponerse a gritar como histérico el nombre de Jihwa, hasta que se detuvo, reconociendo la cabellera roja que contrastaba contra el suéter blanco, pero temía equivocarse, esa persona tenía el cabello más corto de lo que Yahwi le había visto a Jihwa. Sin embargo, cuando se vio más cerca del joven tuvo casi la certeza de que era Jihwa, no podía confundirlo tanto.
— ¿Jihwa?— llamó dubitativo, viendo como el otro se sobresaltaba y giraba para mirarlo con grandes ojos sorprendidos.
— ¿Yahwi?— preguntó, incrédulo ante la figura de Yahwi delante de él.
— No te vas— dictó Yahwi firmemente— No puedes solo largarte sin dar explicaciones o respuestas— Jihwa miró a Yahwi confundido unos segundos.
— No me voy— aseguró con un fondo dudoso en su voz— Estoy aquí para recoger a mi prima, pero su avión se retrasó y no llegará sino hasta mañana. Estaba meditando si quedarme a dormir aquí o regresar al apartamento— explicó Jihwa, acercándose a paso vacilante hacia Yahwi, quien lo observaba suspicaz, apreciando la veracidad de sus palabras y absorbiendo esa información para darle forma en su cabeza.
— ¿Entonces por qué me has estado evitando?— preguntó Yahwi, frustrado por no entender qué rayos había pasado en esos días.
— Yo no…— intentó explicar Jihwa, pero pareció notar que estaban llamando bastante la atención, por lo que se detuvo, cambiando de planes— Mira, ¿qué te parece si vamos a mi apartamento y lo hablamos allí? Ya recogeré a mi prima mañana— propuso Jihwa tranquilamente, viendo a Yahwi fruncir el ceño y sostenerlo así, aun cuando asintió ante el plan.
Salieron en silencio del aeropuerto, y Jihwa no pasó por alto los gestos de dolor de Yahwi o como se llevó la mano a un costado mientras caminaban hacia el auto de Kang-Dae.
— ¿Te hiciste daño?— preguntó cuando ambos se subieron.
— Solo pasa por una farmacia en el camino— indicó Yahwi, haciendo una mueca al sentarse en el asiento del copiloto y dándole a Jihwa las llaves del auto— algunos puntos se han saltado un poco y tengo que cuidarla.
— Deberías de ser más cuidadoso con esas cosas— comentó Jihwa, pero no dijo más nada y el silencio volvió a cubrirlo todo mientras este conducía, hasta que Jihwa se detuvo en una farmacia, dejando a Yahwi solo para ir a comprar lo necesario dentro.
Al regresar, le dio a Yahwi la bolsa con todo lo que la farmacéutica había dicho que necesitarían y manteniendo conscientemente los ojos en la carretera cuando Yahwi levantó su suéter, exponiendo su abdomen marcado, para curar la herida mientras Jihwa conducía sin él saber a dónde.
Cuando el auto se detuvo delante del que había sido el edificio de Jooin, ambos hombres de bajaron y Jihwa agradeció que Yahwi nunca hubiese sabido donde vivía Jooin. Entraron y subieron en el ascensor, la música irritante y el silencio ayudaron a Jihwa a recordar la mañana aquella, hacía cinco días atrás.
— Tenemos que hablar— había dicho Jooin firmemente.
— ¿De qué?— había preguntado Jihwa con reticencia, viendo el rostro serio del chico.
— Me voy de regreso a Corea— había informado Jooin, apreciando el asombro y la confusión en Jihwa— Creo que es lo mejor, lo que había entre Yahwi y yo ha terminado y tengo que entenderlo— había sido obvia la tristeza en Jooin, pero a la vez se podía ver una voluntad firme debajo de sus palabras— Yo cometí tantos errores, Jihwa, de los que me arrepiento terriblemente, ¿sabes?— sus palabras habían sido lentas, con una calma que era extraña en él— Pasé mucho tiempo pensando en eso, al final, luego de una conversación extrañamente reveladora ayer con Yahwi, he tenido que admitir mi responsabilidad. No digo que no duela y lo que en verdad quiero es quedarme e insistir hasta convencer a Sunbae de que no me ha olvidado y que podemos tener una oportunidad más, pero cuando vi sus ojos ayer comprendí que no era posible.
Jihwa había permanecido en silencio, recordando que el día anterior su labor había sido buscar apartamento nuevo y mantener un ojo en las calles por si de casualidad su mirada se encontraba con la de Jung-Hwa, pero eso no había pasado.
Eventualmente su búsqueda había sido infructífera, y también había perdido un día de visitar a Yahwi, aunque todavía no había resuelto en su mente la conversación con el señor Go, pero jamás había creído que ese día de ausencia sería tomado para aproximarse a Yahwi por parte de Jooin. Igual, él no podía quejarse, o eso había pensado.
— Si te digo esto es porque ahora entiendo que lo amo tanto que es absurdo incluso— había continuado Jooin tranquilamente, tomando lo que quedaba en su taza— No hagas lo que yo hice, no te alejes, no saques conclusiones precipitadas ni decidas hacer nada sin hablarle primero— había ido enumerando casualmente— No seas como yo, porque contigo él no es como fue conmigo. Se merece a alguien que luche a su lado, pero con quien él esté mirando en la misma dirección del futuro.
El pelirrojo solo había sabido quedarse allí, sin decir nada mientras veía a Jooin soltar la taza vacía, colocarse un abrigo largo encima y toma su maleta, desplazándose hacia la puerta y dejando su copia de la llave en el bol que estaba en una mesa al lado de la entrada. Antes de retirarse totalmente, Jooin había mirado a Jihwa una vez más para decirle sus últimas palabras.
— Creo que eres bueno para él, pero no lo arruines, él me gusta y tú y yo no somos amigos— y con eso, Jooin había salido de sus vidas y había dejado el apartamento totalmente pago, transfiriendo el alquiler a Jihwa.
El ascensor finalmente se detuvo, algo incómodos ambos bajaron de este, dirigiéndose hacia el apartamento en el que Jihwa llevaba refugiándose durante esos días, evitando a todos los posibles. Jihwa abrió la puerta, permitiéndole a Yahwi entrar en la estancia, que se mantenía con su decoración simplista, pues el pelirrojo no había querido personalizar nada del lugar todavía.
— Toma asiento, te traeré café— indicó suavemente, quitándose el abrigo largo gris que traía por encima del suéter blanco. Yahwi lo vio desaparecer unos minutos mientras él se quedaba sentado en el sofá, hasta que este reapareció con dos tazas de café— Supongo que tienes muchas preguntas— comentó, dándole la taza y sentándose a su lado.
— Demasiadas— aseguró Yahwi, mirando fijamente a Jihwa con dureza— Así que mejor empieza a explicarte.
— Tu abuelo estuvo aquí, dijo algunas cosas que no voy a repetir, pero que me hicieron pensar seriamente en lo que pasa entre tú y yo— inició Jihwa tranquilamente, había tenido tiempo para pensar en todo— Ae-ri me pidió que viniera a vivir con Jooin, y cuando este regresó a Corea me dejó el apartamento, por algún motivo. Yo todavía estaba confundido sobre la conversación con tu abuelo y preferí mantener mi distancia y pensar claramente las cosas.
— Pudiste haberme avisado— reprochó Yahwi, dedicándole una mirada fría y dolida.
— Pensé que era mejor dejarte descansar— explicó Jihwa, no era una excusa, simplemente había creído eso— Llamé a mi prima aquella noche luego de que tu abuelo se fuera, hablé con ella durante horas sobre todo lo que había pasado y al final tomamos una decisión, por eso adelantó su viaje— contó Jihwa, recibiendo una mirada entrecerrada de Yahwi— No quiero estar más desligado de lo que pasa con Jung-Hwa, por eso ella viene. Si vas a seguir investigándolo, si esta locura va a continuar, no puedes seguirme ocultando las cosas y apartándome. Yo soy el motivo por el que él está aquí, estoy en peligro tanto como cualquiera que se me acerque, lo justo es que yo también sepa que está pasando.
— Jihwa— Yahwi dejó salir un suspiro cansado y llevó sus dedos al puente de su nariz, apretando para calmarse— Solo quería protegerte, estabas tan alterado por todo lo que habías vivido…
— Él me violó— afirmó Jihwa, interrumpiendo a Yahwi abruptamente y haciendo que este le mirase incrédulo— Me violentó durante mucho tiempo y luego me violó, llevándose mi primera vez en una experiencia traumática que me afectó. Esa es la realidad y no va a cambiar, pero puedo hacer algo por la persona que soy ahora.
Jihwa le mostró a Yahwi una versión que no pensaba tener en sí, un hombre maduro, seguro, firme, fuerte y capaz, alguien que se había levantado de su mayor pesadilla y finalmente se ponía en pie.
— ¿Qué pasó estos días?— preguntó Yahwi en un susurro, como si el ambiente creado fuera a romperse si él alzaba la voz.
— Pasé horas incontables recordando su cuerpo cayendo, la sangre empapándolo todo, tu mirada perdida y la presión en mi pecho durante las horas en las que sabíamos si vivirías o morirías— explicó Jihwa, mirando profundamente en los amarillos ojos que le devolvían la mirada— Y entonces me di cuenta de que no podría soportar que algo así se repitiera, no podía…no puedo perderte— corrigió a último momento— Así que tengo que sobreponerme, aceptar la realidad y aforntarla.
— Tú…— Yahwi lo observó, perdiéndose en la seguridad que mostraban esos ojos cafés, una sonrisa se formó suavemente en sus labios. Orgullo, eso era lo que sentía al ver a Jihwa de esa forma— Muy bien— cedió finalmente, sabiendo que nada más que dijera sería bien recibido.
El sonido de los festejos que se desarrollaban en la ciudad se filtraban por todas partes, faltaba una hora para la media noche y allí estaban ellos, sentados en un sofá en la sala, mirándose y sonriendo como si nada más importara.
— ¿Quieres ir a ver los fuegos artificiales conmigo?— preguntó Jihwa después de lo que pareció una eternidad de calmo silencio.
— ¿Iremos al centro de la ciudad ahora?— dudó Yahwi, sabiendo que su herida todavía no le permitía hacer ciertas cosas.
— No, iremos a la azotea— afirmó Jihwa, poniéndose de pie y alcanzando los abrigos de ambos, junto con dos velas chisperas de bengala.
— ¿De dónde sacaste eso?— preguntó Yahwi, poniéndose de pie y siguiéndolo.
— Bueno— Jihwa hizo una expresión traviesa que envió una descarga por el cuerpo de Yahwi— Jamás tuve intenciones de dejarte pasar Fin de año lejos de mí— admitió, dejándole a Yahwi su abrigo y caminando hacia el ascensor sin mirarlo, pero sabedor de la sonrisa significativa que Yahwi tenía debido a sus reveladoras palabras. Sí, Jihwa había cambiado y jamás a Yahwi un cambio le había gustado tanto.
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Tomaaaaa yaaaa, Jihwa maduro y fuerte me da mil años de vida. A veces como humanos necesitamos recluirnos un tiempo para mejorar como personas y razonar mejor las cosas, es muy recomendado.
Pero en fin, ¿qué opinan del capítulo? ¿de la nueva forma de Jihwa?
Me dejan saber si les ha gustado y ya saben, siguiente🔜😊.
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