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Capítulo 22- La llegada inesperada.

La tensión en la habitación era casi asfixiante, Ae-ri se había movido hasta estar al lado de Yahwi, ayudándolo a incorporarse con la cama reclinada para que pudiera enfrentar mejor la situación, en cambio, Jihwa permanecía estático en su lugar y el señor Go mantenía su mirada en él como si estuviese analizando a un insecto.

— ¿Qué haces tú aquí?— preguntó Yahwi en un tono cortante, atrayendo la atención de su abuelo.

— Eres mi nieto y te disparan, claramente tengo que venir— explicó el señor Go como si eso fuera la cosa más lógica del mundo, Yahwi se limitó a sostener su expresión indiferente con una marca de disgusto.

— Pues ya me viste, estoy bien, puedes irte— repuso este, deseando a su abuelo en cualquier sitio lejos de él en esos momentos.

— Oh, no, no me voy a ninguna parte— afirmó este, caminando dos pasos más dentro de la habitación— Es obvio que no te puedes valer por ti mismo si apenas te dejo vivir lejos de mí solo te pasan desgracias— acusó, desviando su mirada nuevamente hacia Jihwa— solo te juntas con escori…

— Ten cuidado con lo que vas a decir— interrumpió Yahwi, sus palabras gélidas podían casi hacer descender la temperatura de la habitación— No admitiré que le ofendas de ninguna manera.

— ¿Lo defiendes?— preguntó atónito el señor Go— por su culpa estás así— Yahwi percibió el temblor que se apoderó de Jihwa cuando su abuelo dijo esas palabras, la ira latiendo en su interior junto con la impotencia de no poder solo tomarlo y llevárselo lejos— te advertí que no era bueno, te di una carpeta con toda su vida y la mierda de personas con las que se había juntado. No sabes tomar decisiones.

— Mis decisiones son de mi vida— rebatió Yahwi, mostrando su enfado finalmente— no son de tu incumbencia. Si viniste hasta aquí para saber de mí, ya me viste, cualquier otra cosa te aconsejo que te la guardes para ti mismo— su voz había bajado hasta volverse una nota ronca y agresiva, una amenaza latente en sus palabras.

— No pienso contenerme de decir la verdad— espetó el señor Go, mirando con desprecio hacia Jihwa.

— Cuidado, abuelo— indicó Yahwi con un trasfondo peligroso en su voz— ya perdiste a mi madre, soy lo único que te queda de ella, no quieres perderme a mí también.

Había sido una jugada sucia, lo supo en el instante en que vio la máscara de dureza e indiferencia de su abuelo cuartearse por unos segundos, mostrando una expresión de dolor que Yahwi no le conocía, sin embargo, al instante el rostro se deformó en una mueca furiosa y Yahwi no tuvo tiempo de sentirse mal por lo que había dicho, el señor Go simplemente salió de la habitación dando un portazo.

— Deberías ir con él— indicó Yahwi a Ae-ri, quien asintió entendiendo que él quería estar solo con Jihwa, antes de salir les dedicó a los dos una mirada preocupada, las cosas se estaban saliendo de control— No quiero que pienses en nada de lo que él acaba de decir— comentó Yahwi hacia Jihwa, llamando su atención.

— No ha dicho nada que fuera mentira— repuso el menor en voz baja, pero Yahwi alcanzó a escucharlo, frunciendo el ceño con frustración.

— ¿Crees que yo me quedaría al lado de alguien siquiera cercano a la descripción que mi abuelo acaba de dar?— rebatió este con enojo, haciendo a Jihwa mirarlo sorprendido— ¿Me tienes en tan baja consideración que en serio crees que tendría viviendo conmigo a alguien así? ¿Crees que pasaría mi tiempo con ese tipo de personas? ¿Crees que me enamoraría de ese tipo de ser?

La furia lo había dominado, junto con la impotencia, por eso no fue capaz de entender por qué la expresión de estupefacción absoluta de Jihwa sino hasta varios segundos después, cuando fue consciente de lo que acaba de decir.

— ¿Ena…enamorado?— preguntó Jihwa, incapaz de respirar normalmente, de forma tan lenta que temía que siquiera alzaba ligeramente la voz de repente la burbuja de fantasía reventara. Yahwi se llevó la mano al cabello, despeinándose con una expresión frustrada, en sus planes no estaba confesarse de esa forma, pero ya estaba hecho.

— No puedo creer que no lo hayas notado— comentó, colocando sus dedos índice y pulgar en el puente de su nariz para lidiar con el enojo— Me gustas, desde hace mucho a decir verdad. ¿Cuánto más vas a tardar en entenderlo? Hay un límite para que tan distraída puede ser una persona— protestó Yahwi, mirando con el ceño fruncido en dirección a Jihwa. Maldita sea, esto no se suponía que fuera así.

— Yo…— Jihwa pasó su lengua por sus labios, en un gesto nervioso mientras daba un paso hacia adelante, acercándose a Yahwi.

— Discúlpenme— el sonido de la puerta abriéndose y una enfermera entrando los interrumpió, Yahwi profirió un gruñido por lo bajo en obvia frustración y Jihwa parecía acabado de despertar de un sueño— El paciente ha recibido mucho estrés recién despertado, es necesario que descanse un poco más, tengo que pedirle que salga de la habitación, por favor— pidió educadamente la amable señora, Yahwi se limitó a apoyar su cabeza en la almohada y resoplar por lo bajo de la forma menos educada posible y Jihwa sonrió, a veces podía comportarse como un niño.

— Volveré luego— indicó, con tal suavidad esperanzada que Yahwi supo que su confesión, aun patética y sin sentido, no había sido mal recibida.

Compartieron una mirada significativa que tenía promesas de conversaciones más importantes antes de que Jihwa se retirara lentamente de la habitación. Afuera, Ae-ri y Jooin lo esperaban.

— ¿Sucede algo?— preguntó al ver el rostro de preocupación de la mujer.

— Mi abuelo está armando una cruzada al parecer— comentó ella, con una obvia expresión de fastidio— pero eso no es todo. Jung-Hwa no ha podido ser apresado, tememos por tu bienestar y el de Yahwi— explicó Ae-ri, llevando la mano a su cabello para peinarlo hacia atrás, tanto Jihwa como Jooin notaron que era el mismo gesto que Yahwi hacía— Él estará seguro aquí, por malo que parezca, el abuelo no nos deja desprotegidos. Ha puesto dos guardaespaldas y yo puse otros dos más, pero me preocupa que si llegó hasta ustedes ayer, sepa dónde viven.

A Jooin no se le pasó por alto el comentario, notando así que ambos vivían juntos y sintiendo su estómago retorcerse. ¿Esto fue lo que Sunbae sintió cuando Cain vivió conmigo?

— ¿Qué sugieres?— preguntó Jihwa, cuya mente no llegaba a razonar más allá de eso.

— Ya te cambié el número de teléfono, se lo dejé a Yahwi en el nuevo celular con su nuevo número, el cual te envié en un mensaje— explicó Ae-ri, dándole un trago al café que Jihwa no había notado que ella traía en las manos— pero necesito tenerte a salvo, es la única forma en que Yahwi estará bien, tenemos que mudarte de apartamento, al menos por un tiempo.

La idea no le gustaba y sabía que a su primo le gustaría menos aún, pero era una medida temporal hasta conseguirle un nuevo apartamento a ambos, con mayor seguridad y mejor control. Jihwa puso una expresión pensativa, no tenía mucho más dinero y realmente no sabía a dónde ir.

— Puede venir a mi apartamento— soltó de repente Jooin, llamando la atención de los otros dos— Ya sé que es impresionante, pero no quiero que nada malo pase y además, si algo te ocurre él será el más afectado. Tómalo como una forma de enmendar mis errores.

— No es una mala idea— comentó Ae-ri pensativa, mientras Jihwa ponía expresión de horror y negaba con la cabeza— Antes de que digas que no, piénsalo. ¿Quién creería que te irías a vivir con el ex de tu novio?

Jihwa quiso protestar, decir que Yahwi no era su novio y que aquello era una locura, pero la mirada penetrante de color rojizo de Ae-ri le indicó que mantuviera la boca cerrada. Se tomó unos segundos para meditarlo, ciertamente era una imagen surrealista si alguien creía que él y Yahwi estaban juntos y tenía que admitir que lo que a él le ocurría sí terminaba afectado al mayor.

— ¿Estás seguro?— preguntó, mirando fijamente a Jooin, quien se limitó a asentir una sola vez para mostrar su determinación, por lo que Jihwa suspiró derrotado y asintió también.

— Yo tengo que ir a la policía, mis amistades se están encargando de buscarle y Yahwi tiene que dar declaración, al igual que tú— explicó en dirección a Jihwa— pero me la puedes enviar por correo y yo me encargo. Ustedes vayan al apartamento, recojan todo y vayan luego a donde Jooin, por el momento mejor no decirle a Yahwi que te quedarás allí, capaz arme un escándalo.

— Ese no es su estilo— comentó Jihwa.

— No lo era— rebatió Ae-ri con una sonrisa cómplice. Jihwa sonrió.

— Dale esto, se me olvidó cuando entré— dijo Jihwa antes de irse con Jooin, pasándole a Ae-ri una bolsa pequeña— Es su Tablet de diseño, tiene una copia de todo el contenido de su portátil y la usa para encargarse de las cosas de la escuela ya que es más fácil moverla.

Ae-ri asintió tomando el bolso, para luego ir a darle más indicaciones a sus hombres mientras Jihwa y Jooin se retiraban en un silencio incómodo. Jooin se encargó de detener un taxi y Jihwa le dio la dirección del edificio, no mantuvieron ningún tipo de conversación, ni siquiera cuando finalmente entraron a la casa y Jihwa le indicó que se sentara en el sofá a esperar.

Jooin se quedó observando cada detalle del apartamento hasta que sintió la mirada de alguien fija en él, girando para encontrarse con Makki observándolo. La similitud con Yahwi no se le pasó por alto, sin embargo, por más que intentó acariciarlo, este siempre se alejó o maulló en desaprobación.

— No suele llevarse con extraños— comentó Jihwa desde la entrada de la sala, sosteniendo dos maletas pequeñas, pues cargaba su ropa y las cosas de Makki— ¿No te molesta que lo lleve conmigo?

— No, está bien— aseguró Jooin, poniéndose de pie y secándose el sudor de las manos en los pantalones— ¿Nos vamos?

No sabía si podía hacer la situación más incómoda, pero Jihwa se limitó a permanecer en silencio y acariciando a Makki a través de la reja de su maleta de transporte para gatos mientras volvían a estar en un taxi, rumbo al apartamento de Jooin. Cuando llegaron, Jooin le dio un rápido recorrido por la casa y le indicó cuál era su habitación, dejándole saber que podía poner las cosas de Makki en donde fuera mejor para el gato.

Jihwa dio un agradecimiento vago antes de encerrarse en su habitación, dejándose caer en la cama abrazado a Makki, pesando en como todo se estaba viendo afectado por un loco descerebrado, pero aun así habían cosas buenas, pues su mente no podía dejar de reproducir la confusión en Yahwi cuando había admitido estar enamorado de él.

— Está enamorado de mí— pronunció por lo bajo, hablándole a Makki con una sonrisa en el rostro, probando cómo se sentían esas palabras en su lengua y haciendo más real la idea que hasta esa mañana parecía simplemente inaudita.

                                   oOo

— No quiero que intervengas más en la vida de Yahwi-ñ— demandó Ae-ri, enfrentando a su abuelo en el apartamento que este había rentado para su residencia temporal en el país— ¿No te basta con ver la forma en que reaccionó hoy?

— Es mi nieto, tengo todo el derecho de inmiscuirme— rebatió el señor Go, sirviéndose un vaso de whisky mientras tomaba asiento en el sillón cómodamente.

— Vas a terminar perdiéndole, ¿es eso lo que quieres?— preguntó Ae-ri, empezando a desesperarse, no podía comprender como su abuelo podía ser tan cerrado de mente.

— No lo perderé, lo necesito, la compañía lo necesita— explicó este como si eso fuera una justificación.

— ¿Tú te escuchas a ti mismo?— inquirió ella incrédula— Es de locos lo que dices. Tu nieto te está pidiendo que retrocedas o se alejará y tú decides presionar solo porque lo quieres como tu puñetero sucesor a todo costo. No es tu marioneta. ¡Entiéndelo!— exclamó la de ojos ámbar, desesperándose ante la actitud necia de su abuelo.

— Tiene que aprender que lo que hace nos afecta— expuso este, indiferente a las palabras de su nieta— Alguien tiene que hacerse cargo de la compañía y tú no puedes ser, tu trabajo es otro.

— Entonces lo haré yo— declaró una voz firme mientras la puerta se abría y dejaba ver a un hombre de cabellos oscuros y ojos anaranjados— Hola, abuelo.

— Kang- Dae— pronunció Ae-ri, sin creer que verdaderamente su hermano estuviera allí.

— ¿Tú?— preguntó el señor Go, desconcertado.

— Dices que presionas a nuestro primo porque necesitas a alguien a tu lado en la compañía— inició Kang-Dae, pasando al lado de su hermana y colocando una mano en su brazo para saludarla en silencio antes de volver a dirigirse a su abuelo— Entonces el trato es simple, dejas a nuestro primo en paz y nosotros nos hacemos cargo— propuso firmemente— Yo tomo la dirección y Ae-ri asume sus responsabilidades como activista.

El señor Go permaneció en silencio durante unos minutos, meditando la propuesta repentina de su nieto mayor antes de sonreír en una expresión que no auguraba nada bueno.

— Está bien, acepto— respondió, pero los hermanos no se permitieron celebrar, conocedores de que este no había terminado de hablar— pero solo si Yahwi gana el concurso del proyecto de arquitectura. Si lo hace, me habrá demostrado que puede valerse por sí mismo y yo le daré la libertad que tanto añora, haciéndolos a ustedes mis sucesores inmediatos.

— Que así sea— afirmó Kang-Dae sin vacilar, impresionando a su abuelo, aunque este no lo mostrara.

El señor Go se limitó a ponerse de pie y hacer un ligero asentimiento con la cabeza antes de salir de la habitación, dejando a los hermanos solos. Estos permanecieron en silencio unos segundos antes de dejar salir un suspiro cansado.

— Lamento haberte llamado, no pensé que vinieras— comentó Ae-ri.

— Las cosas están mal, hermana, hubiese venido por mi cuenta de cualquier manera— respondió con seguridad Kang-Dae, tomando asiento en el sillón, había hecho un viaje en avión demasiado largo.

— ¿Qué haremos ahora?— preguntó Ae-ri, quien ya tenía a todos sus contactos en la policía encargándose de todo y a Woo-Bin en un avión rumbo a Nueva York, necesitaría toda la ayuda posible para atrapar a ese cabrón.

— Confiar en la habilidad de nuestro primo mientras nosotros hacemos un rastreo limpio por toda la ciudad en busca de ese loco— afirmó Kang-Dae, encendiendo un cigarro y dándole una profunda calada— Es hora de hacer una cacería de brujas— ante la expresión sádica de su hermano, Ae-ri sonrió.

Sí, había un motivo por el que su abuelo prefería a Yahwi para el puesto de sucesor, ellos dos eran demasiado impulsivos, demasiado sádicos, demasiado oscuros, pero en esos momentos, eso era justo lo que más necesitaban.

— Que empiece la cacería— concordó ella.

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Y eso es todo por el momento, ¿qué les ha parecido? Ya saben, déjenme sus comentarios preciosos pequepinkypitufibolas 🥰😍me encanta leerlos.

Si les ha gustado, dejan su estrellita bonita y nos leemos pronto😊🤗.

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