Capítulo 21- La tensión.
Sus manos temblaban descontroladamente, seguía viendo la sangre en ellas y la escena se repetía una y otra vez en su cabeza. Yahwi serio mirándole, él cantando por lo bajo, las manos tan cerca que se tocarían, el sonido del disparo resonando alto, el dolor en la expresión de Yahwi, el peso de su cuerpo cuando se desplomó, la sangre por todas partes y el amarillo de sus ojos perdiendo vitalidad. Cuando la secuencia llegaba hasta allí, la tortura volvía a empezar, como un video de terror en replay.
— Jihwa— una voz suave lo sacó de su purgatorio mental, Jihwa alzó la mirada para encontrar a una mujer de oscuro cabello y ojos ámbar que lo miraba con tristeza— Mi nombre es Go Ae-ri, soy prima de Yahwi— Jihwa la observó unos segundos, asintiendo con la cabeza e incapaz de hablar.
Ae-ri lo entendió enseguida, colocando cerca de él un vaso de café con chocolate y una caja de toallitas húmedas para que limpiara un poco la sangre de su cuerpo. Jihwa tardó unos segundos en darse cuenta, pero eventualmente empezó poco a poco a quitar parte del espeso y rojo líquido con aquellos pañuelos mojados.
— Gracias— pronunció finalmente, ya con sus manos limpias y el café entre ellas— Todo esto es mi culpa— sollozó por lo bajo, rompiendo a llorar en silencio, con sus manos temblando fuertemente.
— No, es mía— afirmó Ae-ri— Yahwi me contrató para encontrar a Jung-Hwa cuando reapareció en tu vida, no fue hasta hace unas horas que pude dar con su actual residencia— Jihwa no pudo controlar la expresión asombrada de lo que escuchaba, él no sabía nada al respecto— Esto es mi culpa, era mi trabajo encontrarle.
— No creo que…— Jihwa iba a protestar, volviendo a afirmar que si él no hubiese entrado en la vida de Yahwi nada de eso hubiese ocurrido, pero la imagen de Jooin viéndose desesperado entrando por el pasillo del hospital lo detuvo. El chico se acercó a ellos lentamente, con su rostro descompuesto y lágrimas recorriendo sus ojos— Tú eres el exnovio— proclamó Jihwa cuando la comprensión llegó hasta él, Jooin permaneció en silencio unos segundos, solo observándose uno al otro.
— Os daré privacidad— indicó Ae-ri, parándose y alejándose de ellos en busca de un lugar para hablar tranquila, tenía que ponerse en contacto con la policía a ver si habían encontrado algo en el apartamento luego de que ella les diera la indicación.
— Te ves mal, toma asiento— comentó Jihwa, sosteniendo una imagen de entereza que verdaderamente no sentía. Jooin vaciló un segundo antes de sentarse a su lado, manteniendo la mirada en sus manos— ¿Lo sabías cuando hablé contigo ayer?— preguntó Jihwa pasivamente, dándole el primer sorbo a su café.
— No— negó Jooin con la cabeza— lo supe cuando te vi irte— ninguno de los dos dijo nada por varios minutos, mientras Jihwa mantenía la mente rondando un pensamiento constante.
— No es mi lugar meterme en esto— inició, sin saber claramente cómo decirlo todo— pero le hiciste mucho daño— admitió, eventualmente era mejor que el chico supiera lo que había hecho, todos tenían muchas heridas que sanar.
— Lo sé— aceptó Jooin con un suspiro desconsolado— ahora lo sé.
Durante varias horas que se sintieron en el tiempo como una condena, ninguno dijo nada, permaneciendo en aquellas incómodas posiciones sentados. Ae-ri los observaba desde el otro pasillo, sin entender claramente cómo todo había terminado de esa manera, las noticias buenas no llegaban y la policía no había logrado atrapar a aquel hijo de perra trastornado.
Luego de lo que pareció una eternidad, un médico finalmente apareció delante de ellos preguntando por familiares de Go Yahwi, ante lo cual los tres se reunieron a su alrededor.
— El paciente está delicado, la bala perforó hasta el hígado y fue difícil extraerla— inició el médico calmadamente, con la paz que dan los años de experiencia— por el momento no está fuera de peligro, pero la operación sí fue un éxito y ahora queda esperar a ver como evoluciona, las primeras 24 horas son fundamentales.
— ¿Podemos verlo, doctor?— preguntó Ae-ri, apreciando que tanto Jihwa como Jooin parecían al borde del colapso y no lograban encontrar cordura como para pronunciar dos palabras de forma coherente.
— En estos momentos está sedado todavía, recomiendo que vayan a casa y se den una ducha, quizás coman algo, cuando regresen les permitiré las visitas— indicó el médico, ante lo que Ae-ri agradeció y le vio marcharse tranquilamente.
— Creo que es mejor que descansemos— comentó Ae-ri, mirando particularmente a Jihwa, que se veía como si fuera a colapsar en cualquier momento— Jihwa, querido, ve a la casa y báñate, de paso traes ropa para Yahwi o cualquier cosa que crees que él pueda querer tener aquí cuando despierte— sugirió ella calmadamente, Jihwa tardó unos segundos en responder, su mente todavía embotada en la idea de que Yahwi no estaba fuera de peligro.
— No quiero dejarlo solo— repuso él, sin mirar a nadie en específico.
— Yo me quedaré— intervino Jooin, haciendo que Jihwa estableciera contacto visual con él. El pelirrojo se tomó unos segundos antes de asentir con la cabeza y empezar a caminar fuera del hospital.
— Yo lo llevaré— indicó Ae-ri— Esta es mi tarjeta, si pasa algo, llámame— dijo, alcanzándole a Jooin una tarjeta de presentación negra con letras en dorado que el menor recibió con una ligera inclinación.
Jihwa no se resistió cuando Ae-ri lo alcanzó a la salida del hospital, indicándole que fuera con ella, no habló durante todo el trayecto y se limitó a negar con la cabeza cuando ella le preguntó si necesitaba que subiera con él al apartamento. Ignoró las miradas de aquellos que estaban en el lobby del edificio, los susurros mal contenidos y las noticias que brillaban en las pantallas de los televisores, informando sobre el atentado del cual él fue testigo.
Cuando la puerta se cerró detrás suyo, el silencio que había dentro lo abrumó, siendo interrumpido por Makki, quien vino a enredarse en sus piernas con una expresión triste, como si supiera lo que estaba pasando. Fue entonces, mirando los ojos amarillos de su gato, que finalmente se derrumbó contra el suelo en un llanto incontenible que casi lo hacía asfixiarse, la culpa comiéndolo vivo.
oOo
Jooin pasó toda la noche despierto, y fue el primero en entrar a la habitación de Yahwi cuando el médico avisó que ya podía tener un acompañante dentro. Estuvo mucho tiempo sentado en el sillón al lado de la cama de Yahwi, sosteniendo su mano y llorando en silencio, viéndolo pálido y con tantos tubos y máquinas rodeándolo que era casi irreal.
Cuando la mañana llegó, ya no habían más lágrimas y solo quedaba su mano temblorosa aferrada a la fría de Yahwi, rezando a quien pudiera escucharlo porque este despertara, por eso se quedó unos segundos petrificado cuando finalmente le vio moverse de a poco, sin poder creer que de verdad estaba despierto.
— ¿Yahwi?— susurró suavemente, temeroso de que fuera un sueño.
—;¿Jo…Jooin?— preguntó el mayor, sin entender enteramente qué estaba pasando.
— Espera, llamaré al médico— dijo rápidamente, poniéndose de pie y corriendo hacia afuera, dando gritos a las enfermeras para avisar que Yahwi estaba despierto.
La habitación se convirtió en un turno de guardia completo cuando las enfermeras y el médico entraron, pidiéndole a Jooin que saliera mientras revisaban a Yahwi y las posibles secuelas que podría tener. Mientras esperaba, Jooin le marcó a Ae-ri para avisarle de la buena noticia, sin embargo ella no llegó a contestar, por lo que este le dejó un mensaje en el buzón y se lamentó por no tener el número de Jihwa, independientemente de todo, el chico parecía más cerca de la muerte que Yahwi cuando Jooin lo vio irse la noche anterior. En última instancia, desesperado por ocupar la mente, decidió llamar a Phill.
— ¿Jooin?— su sorpresa no fue poca cuando nuevamente Cain contestó el teléfono, pero decidió pasarlo por alto.
— Yahwi está despierto, salió bien de la operación y los médicos lo están revisando ahora— informó rápidamente, sintiendo el suspiro de alivio que Cain dejó salir casi como si lo hubiese hecho cerca de él.
— Espera— indicó Cain y Jooin pudo escuchar pasos, una puerta abriéndose y Cain explicándole la noticia a Phill.
— Ponlo en altavoz— la voz de Phill llegó lejos, pero Jooin alcanzó a escucharlo antes de que nuevamente este hablara, en esta ocasión mucho más cerca— ¿Qué tal está? ¿Qué sabemos?
— No sé mucho— se lamentó Jooin— el doctor dijo que había salido bien de la operación y que las primeras 24 horas eran las más importantes, que la bala había alcanzado el hígado, pero que parecía que se recuperaría. Despertó hace unos minutos y me sacaron de la habitación, estoy afuera esperando— era una explicación vaga, pero era todo lo que Jooin sabía, aun así, el alivio en la voz de Phill era evidente.
— Me alegro tanto— comentó, dejándose caer en lo que a Jooin le pareció una silla de madera.
— Te dije que estaría bien— la comodidad de la voz de Cain confortando a Phill le hizo sentir extraño, se escuchaban muy cercanos y hasta donde Jooin sabía, no lo eran.
— Déjanos saber cualquier mejora que tenga— pidió Phill, aunque sonaba más a una exigencia, pero en esas circunstancias Jooin estaba dispuesto a dejarlo pasar todo— ¿Jihwa está contigo?— un escalofrío recorrió su espalda cuando Phill preguntó por Jihwa, eso significaba que Yahwi le había hablado del chico.
— No, se fue anoche bajo petición de la prima de Yahwi y no ha regresado— respondió Jooin en un tono frío del cual no se creía capaz hasta hacía unos instantes.
— ¿Ae-ri está allí?— inquirió Phill con asombro, pero también con preocupación, las noticias de que el señor Go había viajado de emergencia a Nueva York se habían extendido como pólvora y eso solo significaba que habría reunión familiar, algo que Yahwi detestaba— la llamaré entonces a ella si ocurre algo— comentó, distraído en lo profundo de su mente— Gracias por dejarnos saber, hasta luego— si Jooin tenía algo más que decir, a Phill no le interesaba, apenas terminó su última palabra colgó la llamada, dejando a Jooin intrigado y frustrado a la vez.
— El paciente está listo para recibir visitas— comunicó el médico, saliendo de la habitación junto con las enfermeras— No debe sobresaltarse en ningún momento, tenga eso en cuenta.
— Sí, muchas gracias, doctor— asintió Jooin antes de dirigirse hacia la habitación, tocando suavemente para indicar que iba a entrar— Hola— murmuró al abrir la puerta, pasando con cierta timidez, temía que Yahwi le ordenase que se fuera.
— Hola— respondió el mayor, acomodándose con una mueca de dolor en la cama, permaneciendo acostado— ¿Qué haces aquí?
— Pasé la noche— comentó, acercándose lentamente hasta quedar al lado de la cama— Alguien tenía que quedarse y Jihwa necesitaba darse un baño, estaba cubierto de tu sangre— casi se atragantó con sus propias palabras, no sabía si era por la imagen mental que regresó a su cabeza o por pronunciar el nombre de Jihwa, los celos habían regresado desde su conversación con Phill.
— ¿Cómo está él?— preguntó Yahwi, ignorado su propia condición para preocuparse por el chico, algo que hizo que Jooin sintiera una punzada fuerte en el pecho, pero que decidió tragar para sí mismo, Yahwi no estaba en condiciones de lidiar con sus celos.
— No lo sé, no ha regresado todavía— respondió de la forma más neutral que pudo.
Yahwi lo miró con los ojos entrecerrados, sabía que había más allí de lo que Jooin decía, pero verdaderamente no tenía cabeza para eso. Antes de que Jooin dijera algo más, el sonido del toque suave en la puerta captó la atención de ambos, mostrando una cabellera roja cuando esta se entreabrió.
— Hola— saludó Jihwa, su voz temblaba y hablaba tan bajito que parecía casi no hacerlo— ¿Puedo pasar?— preguntó, el temor de que Yahwi también lo culpase a él estaba presente en sus palabras y el de ojos amarillo pudo notarlo.
— Jooin, déjanos solos— indicó sin siquiera mirarlo, sus ojos fijos en Jihwa en todo momento.
— Claro— espetó este, saliendo por la puerta cuando Jihwa se desplazó más adentro de la habitación, intentando infructíferamente contener su enojo.
Lentamente, temeroso de que en cualquier instante Yahwi le dijera que era su culpa y que mejor no lo hubiese conocido, Jihwa se acercó a la cama, inspeccionando el rostro pálido el mayor o la forma en que apenas se movía debido al dolor de la herida. Yahwi también lo observaba, reparando en los ojos hinchados y rojos, las bolsas debajo de estos, sus labios heridos por lo que eran visibles marcas de dientes y la manera en que mantenía las manos juntas, buscando ocultar sus temblores.
— ¿Cómo estás?— preguntó el mayor con la voz carrasposa y Jihwa lo miró como si de repente se hubiese vuelto verde, la incredulidad marcando su rostro.
— Estás tirado en la cama de un hospital, con una herida de bala, luego de horas inconsciente por la anestesia de la cirugía y me preguntas cómo estoy— expuso Jihwa con aprensión, sus ojos llenándose nuevamente de lágrimas.
— Ya sabemos cómo estoy yo, lo acabas de enumerar— respondió Yahwi en su defensa.
Quizás su respuesta hubiera sido más fría si estuviese más fuerte, pero en esas circunstancias su voz salió débil y adormecida. Jihwa respiró profundo de forma inestable, sintiendo el llanto acumularse, intentó contenerlo, no quería que Yahwi lo viera así, pero cuando este volvió a hablar, las lágrimas salieron sin poder evitarlo.
— Volviste a vestir de negro.
— Casi mueres— fue la respuesta que dio Jihwa, como explicación a todo el desastre que él era en ese momento.
— Pero no lo hice— rebatió Yahwi lentamente, perdiendo su mirada en los ojos marrones que lo observaban a través de las lágrimas. Estiró su mano hacia Jihwa, lentamente, exhortándolo a tomarla porque ambos lo necesitaban.
— ¡No tienes ningún derecho!— la voz de Ae-ri gritando desde afuera los sobresaltó a los dos, haciendo que Jihwa se limpiara las lágrimas rápidamente y Yahwi dejara caer su mano nuevamente en la cama. La puerta se abrió en un estrépito y mostró a la última persona que Yahwi pensaba ver allí.
— Me alegra ver que despertaras— comentó el señor Go, con la indiferencia que lo caracterizaba, adentrándose en la habitación como si fuera dueño de ella y siendo seguido por Ae-ri— Creo que tenemos mucho de qué hablar— y esas últimas palabras habían sido dirigidas a Jihwa especialmente, haciendo al menor el objetivo de esa mirada fría que calaba hasta los huesos. Los problemas acababan de empezar.
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Buenaaaas, ya regresé, no por mucho porque se avecina en examen de farmacología, pero aquí estoy.
Me disculpo por la ausencia, aunque yo avisé que esto iba a pasar porque estoy en época de exámenes y mantener una carrera como medicina a la par de actualizaciones en wattpad no es sencillo mis pequepinkypitufibolas, espero que me entiendan.
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó? ¿Les frustró?
Ya saben que sus comentarios me hacen la vida, así que por favor no pasen al siguiente capítulo sin dejarme aunque sea una opinión que me ayude a saber qué tal va el fic. Claro, si les gustó dejen también su estrellita.
Ahora ya, sin más, pasen al siguiente capítulo.
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