Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2- La decisión.

La universidad de alzaba imponente delante de él, había pasado el resto del tiempo luego de la llamada de Phill descargando totalmente su dolor, dejándolo salir como no era capaz de recordar haberlo hecho antes. Sus ojos se habían inflamado, su garganta dolía de la inflamación causada por sollozos y gritos ahogados, su cabeza pulsaba con fuerza, pero finalmente su mente estaba tranquila.

Él había cometido errores, claro que sí, pero lo había intentado con todas sus fuerzas, se había explicado, jamás había dicho nada de forma forzada, realmente había dado lo mejor que sabía, simplemente no hay peor ciego que quien no quiere ver, ni peor sordo que quien no quiere oír. Jooin jamás estuvo dispuesto a creerle, a entenderle, él lo intentó, a su manera muy jodida, pero no conocía otra, sin embargo, Jooin jamás tuvo planes de darle una oportunidad real.

Caín solo había sido el conductor para ese desastre, nadie entra donde no lo dejan entrar y siempre le había frustrado que Jooin solo viera el lado dulce y angelical de ese chucho, pero de nuevo, si eso era lo que él quería creer, Yahwi no tenía más que aceptarlo, ya nada podría cambiar. Había dedicado largas horas a meditar aquello, cuando su llanto se extinguió finalmente, y sabía que él y Jooin habían llegado a un punto de no retorno.

¿Jooin lo había engañado antes con Caín? No lo sabía, sinceramente tampoco le interesaba ya, lo que verdaderamente los había hundido había sido aquella discusión. Yahwi había intentado evitarla, pero desde el inicio Jooin estaba dispuesto a decirle todo lo que podría destruirlo, no había forma de no terminar así.

Lo que le dolía no era el abrazo al perro rabioso, o lo que quizás pasó entre ellos aquella noche, eran las palabras de Jooin que se repetían en su memoria como un eco. Eso había sido lo que lo había llevado a ese punto, dolía, claro que dolía, pero había tomado una decisión firme.

Salió de su auto con seguridad, dirigiéndose hacia dentro de la Universidad y directo a su facultad. Sus gafas de sol ayudaban a disimular sus ojos rojos, había usado colirios y hielo, pero igual se notaba ligeramente.

Mantenía su mano vendada en el bolsillo de su chaqueta negra, no quería llamar la atención de personas chismosas innecesarias, y se mantenía ignorando a todos a su alrededor, hasta que vio a Phill esperándolo a la entrada de su edificio. Su amigo lo miraba sin saber qué esperar, era lógico, luego de aquella llamada Yahwi ignoró todo lo que estuviera en el mundo exterior.

— Hola— le saludó el chico, con menos alegría de la que normalmente mostraba.

— Tranquilo, no tienes que andar en tanteos alrededor mío— comentó Yahwi, quitándose las gafas y mostrándose a Phill, no necesitaba explicarle nada al rubio, él entendía.

— ¿Listo para las clases?— preguntó Phill, decidiendo que mejor era no tocarle el tema a Yahwi.

— No he repasado nada, pero igual no voy a saltármelas— aseguró, lo había pensado, pero al final su propio orgullo, que era lo único que le quedaba, le hacía imposible el mostrarse así de derrotado.

— No es como que lo necesites, eres súper inteligente— comentó Phill, acompañándolo adentro del edificio.

— La inteligencia sola no basta, Phill, es necesario también la dedicación— repuso con su típica voz monótona, la verdad era que para notar los cambios tenías que ser muy observador y conocerlo muy bien, ninguno era evidente.

— Lo sé, lo sé— dijo el menor, negando con la cabeza por la seriedad que Yahwi siempre tenía— Te dejo por aquí entonces.

— Nos vemos luego— se despidió Yahwi con normalidad, caminando hasta su aula.

Se sentó en su lugar usual, atendió a su clase como siempre, tomó los apuntes pertinentes y repitió este esquema a lo largo del día, era como un día normal en su vida y quien mirase desde afuera no notaría nada distinto.

Para cuando el mediodía llegó, Yahwi ya había terminado sus responsabilidades universitarias presenciales, lo que quedaba era realizar unos proyectos en su casa, además de una maqueta en físico con los planos y diseño tridimensional en digital. Era un proyecto que en sí mismo le gustaba mucho, y le daba algo en que entretener su mente.

Su estómago rugió, avisándole de que necesitaba comer algo, sus hábitos alimenticios se habían alterado los últimos días, pero ya no más, necesitaba empezar a levantarse y todo era cuestión de pasos pequeños. Se dirigió a la cafetería, haciendo una cola pequeña para ordenar un café y un emparedado, era algo sencillo, pero luego de tanto tiempo sin comer apropiadamente, arriesgarse a llenarse era peligroso para su salud.

Se sentó en una de las mesas y comió con calma, su cuerpo agradeció el cambio, sintió sus fuerzas restablecerse y su cabeza dolía menos. Un pitido en su celular le llamó la atención, al revisarlo vio la notificación que le avisaba que tenía un correo sin abrir. Recordaba vagamente haber visto el correo y luego haberlo ignorado sin leerlo, pensó que ese momento era tan bueno como cualquier otro para hacerlo, así que dándole un sorbo a su café, abrió el correo.

Leyó calmadamente, releyendo luego de haber terminado, sin llegar a comprender totalmente lo que le decían. Un suspiro escapó de sus labios, no esperaba eso y menos en esos momentos. ¿Acaso era algo a considerar siquiera?

Pasó su lengua por sus labios en un gesto nervioso, guardó su celular y se dispuso a salir del local, sin esperar que al abrir la puerta se encontrase con las dos personas a las que quería evitar a toda costa. Jooin abrió los ojos, visiblemente impresionado de encontrar a Yahwi allí, mientras Caín, unos pasos atrás, oscureció su expresión y lo fulminó con la mirada.

Yahwi mantuvo su expresión pasiva, como si no estuviese viendo a nadie importante, colocó sus gafas de sol de nuevo en su rostro y siguió caminando de forma segura, pasando por al lado de Jooin sin mirarlo, ignorando a ambos como si no fueran nadie en su vida. No lo eran.

Mantuvo su actitud serena hasta llegar a su auto, donde respiró profundo y notó como su corazón latía rápidamente. Era una situación difícil, claro que lo era, no esperaba que encontrarlos fuera tan doloroso, pero no se permitió llorar, no se volvería a derrumbar.

La fase de la negación y la ira habían pasado, su luto ya iba por la negociación, necesitaba poder mantener su cordura, no era cuestión de quien era más fuerte, sino mejorar en sí mismo. Con ese pensar, tomó su celular y buscó el correo, le dio a responder y tecleó las palabras que marcarían la diferencia, para siempre.

Estimado consejo universitario:

Su propuesta de un proyecto de intercambio en la Universidad de Nueva York, Estados Unidos, me parece adecuada. Tengo toda intención de aceptarla, por favor, envíenme todos los documentos necesarios para llenar y poder empezar los trámites, me gustaría irme lo más pronto posible, de esa manera poder dedicar mayor tiempo al proyecto.

Cordiales saludos,

Go Yahwi.

.

.

.

Jihwa estaba acostado en aquella camilla, ¿o era un sofá? Él no lo sabía, mirar el techo era relajante y le ayudaba a concentrarse. Sus hematomas tenían un fuerte color purpureo y negruzco, moverse era un auténtico desafío y dormir se había convertido en una utopía lejana. Cada que cerraba los ojos las pesadillas volvían, recuerdos vívidos de lo ocurrido.

— Jihwa, esto solo funciona si me hablas— la terapeuta hablaba tranquilamente, su voz tenía un tono melódico y pautado que tranquilizaba a Jihwa, pero no lograba enfocarse solamente en eso— ¿Volvemos a empezar?— sugirió ella de forma profesional y Jihwa asintió con la cabeza— ¿Cómo te sientes hoy?

— Sucio, dolido, asqueado, nauseabundo, ido— cada palabra salió de forma baja y perezosa por su boca.

Hablar era un reto que se había autoimpuesto, no trataba con nadie que no fuera la doctora que cuidaba de sus heridas y su terapeuta. Un amigo se la había recomendado desde Corea y enseguida que había conseguido departamento en Nueva York había ido a buscarla. Él sentía que la soledad terminaría asfixiándolo si lo permitía y quería luchar contra eso, contra sí mismo.

— ¿Puedes decirme por qué?— continuó ella.

— Porque es mi culpa, no hice nada para evitar aquello, fui…— su voz se rompió en un sollozo ahogado, tosió levemente, conteniéndose y volviendo a hablar— un cobarde.

— ¿Qué te hace pensar eso, Jihwa?— preguntó la Dra. Cales, mantenía una expresión neutral y serena que a Jihwa le daba confianza, pero igual él permanecía con sus ojos fijos en el techo liso de color beige, lo agradecía, el blanco le daba dolor de cabeza.

— No luché, vi el monstruo que era y no luché, él me lo dijo, había sido mi culpa— ya no pudo contenerse más, empezó a llorar nuevamente y la Dra. Cales se limitó a permanecer en silencio, esperando.

El resto de la sesión fue él sollozando y reclamándose a sí mismo y la Dra. Cales observándolo tranquilamente, dejándolo desahogarse totalmente en un ambiente seguro, donde nadie lo juzgaría.

Para cuando la hora terminó, la doctora le recetó unos calmantes y antidepresivos, pues la condición mental de Jihwa estaba muy mal y temía que pudiera caer en un punto de no retorno, le dejó de ejercicio hacer una lista con todas las cosas de las que se culpaba respecto a la relación de violencia que había vivido y que explicara el por qué se consideraba causante de cada una de ellas y le indicó una segunda cita en esa misma semana.

Jihwa salió de la clínica más calmado, sus ojos ardían y su cabeza le dolía, pero poder llorar sin temer a que alguien te confirme que tus miedos son reales y que verdaderamente es tu culpa era muy relajante.

Caminó a paso lento hacia su departamento, no podía ir en transporte público por miedo a que alguien lo tocara, el simple pensamiento de recibir algún contacto humano le hacía temblar. Iba por las calles menos transitadas, a paso lento y esquivando a todas las personas, aunque luego de ver su aspecto, las personas también lo esquivaban a él.

Apenas llevaba media hora caminando cuando tuvo que detenerse, acaba de doblar por una esquina y la calle siguiente estaba llena de personas, una multitud por la que él se consideraba incapaz de pasar. Regresó sobre sus pasos, sintiendo el aire escapar de sus pulmones y su cuerpo temblar, se escondió en un callejón cercano, agachándose y llevando sus manos a sus oídos para tapar el ruido de la cuidad.

Por favor para, por favor para, por favor para, repitió mentalmente como un mantra de concentración.

No supo cuánto tiempo tardó, pero el sol había cambiado de posición cuando fue consciente de su alrededor nuevamente. El ruido había aminorado un poco y su respiración ya era más normal, aunque aún permanecía nervioso. Sintió que sus piernas fallaban, no podía ponerse de pie. Gruñó frustrado por su propia debilidad, ¿por qué no lograba hacer nada bien?

Un maullido llamó su atención, distrayéndolo de sus pensamientos negativos. Observó en derredor con detenimiento, estaba en un callejón ligeramente oscuro, debido a la sombra de dos grandes edificios, había algunas cajas tiradas y más allá dos botes grandes de basura. Jihwa escuchó atentamente hasta que percibió el maullido repetirse, y una vez más.

Tragó en seco y respiró profundo, había un gato por allí que maullaba desesperado por ayuda, tal cual él mismo había estado gritando, no podía ignorarlo, no podía dejarlo sufrir.
Determinado, se puso de pie con esfuerzo, luchando contra su mente y logrando estabilizarse.

Caminó cojeando más adentro del callejón, siguiendo el sonido del maullido, se detuvo delante de uno de los botes de basura y lo abrió, pero el gato no estaba dentro, el maullido se repitió y así Jihwa notó que el maullido provenía de detrás del bote de basura.

Quitó la correa cruzada de su bolso, dejándolo encima de una de las muchas cajas que habían allí, respiró profundo y empezó a empujar el bote, estaba lleno y esto hacía que fuera muy difícil para él moverlo, su cuerpo gritaba de dolor en cada parte posible, pero él se negaba a desistir.

Cuando vio que el bote se había movido lo suficiente, se dejó caer al suelo, agotado y adolorido, gateó un poco hasta poder mirar detrás del bote, donde un gatito pequeño envuelto en papel periódico, y obviamente de menos de un mes de nacido, maullaba.

Estiró su mano hasta alcanzarle, el pequeño gatito negro temblaba y maullaba sin control, y Jihwa se vio reconocido en aquella escena. Se alzó con trabajo y caminó hasta su bolso, sacando de dentro una toalla de mano que siempre llevaba consigo, envolvió al pequeño en ella y luego lo depositó dentro del bolso, volviendo a cruzárselo por el cuerpo y sosteniéndolo entre sus brazos adelante, para así poder protegerlo.

— Vamos a casa, pequeño, estás a salvo ahora— le susurró al gatito, pasando suavemente su dedo por su cabecita, este maulló en lo que a Jihwa se le hizo parecido a un llanto— No llores pequeño, no es tu culpa que hayas terminado así.

Apenas había dicho eso tuvo una revelación dolorosa, ¿qué lo diferenciaba a él de ese pequeño gato? Observó a su nuevo amigo unos instantes y cuando esos hermosos ojos amarillos lo miraron y los maullidos se detuvieron, Jihwa tomó dos decisiones importantes.

La primera, cuidaría de ese pequeño por siempre, no volvería a permitir que sufriera de esa forma y la segunda, al llegar a casa haría la tarea enviada por la Dra. Cales, pero analizando detalladamente qué había estado en su control y qué no.

Necesitaba mejorar pronto si iba a ser responsable de la vida de otro ser, y con esa determinación, se fue cojeando en dirección a su casa, ignorando el tránsito de personas que aumentaba, con el único pensamiento de que debía llegar pronto para salvar al nuevo miembro de su familia.

.

.

.

A veces toma solo un segundo darse cuenta de qué es lo que tenemos que hacer, no es cuestión de quién es más rápido, más fuerte o el primero en llegar a la meta, sino de llegar a tu ritmo, siendo fiel a ti mismo.

Yahwi tenía su orgullo, pero sabía que mantenerlo solo le traería dolor y esto lo haría caer más bajo, así que había decidido su propia salud mental y mejoría. Jihwa tenía su sufrimiento, pero aferrarse a él lo deterioraría, así que había decidido superarse para proteger a alguien indefenso ante la maldad humana. Acciones tan diferentes, pero con tantas similitudes y que, sin saberlo, los llevarían al mismo camino.

**********
DOS ACTUALIZACIONES EN DOS DÍAS, ME SUPERO A MI MISMA😂🤩.

Hola pequepinkypitufos, ya sé que dije que serían semanales, pero también dije que no tenía un esquema exacto de actualización, me vi algo de tiempo libre y dije: voy a actualizar felizmente.

Claro, imagino que ninguna se queje por eso 😅😉.

¿Me dicen qué opinan de este capítulo y del fanfic en general? Sus opiniones me ayudan a mejorar y así sabré si lo estoy haciendo bien o no.

No se olviden de dejar su estrellita si el capítulo les ha gustado, es para que esta escritora novata se sienta mejor😊.

Nos leemos💜💙.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro