Capítulo 18- El mensaje.
Jooin estaba sentado en una de las mesas de la cafetería más cercana a la Universidad, estaban en el último día de clases del semestre, lo que significaba dos cosas. La primera es que había estado sobrecargado de trabajo debido al intercambio de último minuto, la segunda era que estaba a un día de Navidad, en un país extranjero, sin amigos y sin la persona a la que había ido a buscar. Un suspiro desdichado escapó de sus labios.
Había pensado mucho en la conversación que había tenido con Yahwi, repasando cada segundo de sus interacciones desde que eran pequeños, apreciando los cambios en el niño que él conocía hasta el hombre en que se convirtió.
A veces Jooin se preguntaba cómo había sido tan estúpido, pero ya no tenía sentido. Las palabras de Yahwi retumbaban como campanadas en su cabeza, no lo dejaban en paz ni cuando dormía y en algún punto sus propios errores habían empezado a aparecer en su mente, notando lo que Phill y Yahwi le habían dicho, apreciando la veracidad de sus equivocaciones.
— Soy estúpido— murmuró contra sus manos, llevándolas a su rostro para tapar sus ojos mientras el té que había ordenado se enfriaba sin remedio.
— Perdona— una voz suave lo sacó de su miseria, Jooin alzó la vista para encontrarse con un chico de cabello castaño algo largo y dulce mirada marrón— ¿Puedo sentarme? No hay más asientos disponibles y estoy esperando mi orden, sé que es molesto y normalmente no me atrevería a pedirlo, pero estoy muy cansado y la vergüenza se pierde ante la necesidad— comentó el muchacho, alzando su delicada mano para mover su cabello todo hacia un lado.
— Claro, adelante— dijo Jooin, apreciando los suaves rasgos faciales de su repentino acompañante— ¿Eres coreano?
— Sí, mucho gusto, Park Jihwa— saludó Jihwa con una sonrisa ligera.
Mentiría si no dijera que estaba ansioso, no solía hablar con muchas personas además de Yahwi y la Dra. Callen en persona y su prima por teléfono, pero entablar conversación con un extraño de forma amable había sido la tarea que la Dra. Callen le había indicado en la consulta de esa semana.
Jihwa se lo tomó como un reto cuando ella explicó que si lo lograba con éxito sus sesiones pasarían de dos por semana a una sola, un claro indicio de lo bien que estaban funcionando y de la evolución y desarrollo de Jihwa. Así que allí estaba, un día después, aprovechando la cafetería llena en horario de almuerzo del último día de clases para poner en práctica lo que le habían pedido, pues era más sencillo hacerlo en el campus con estudiantes que escoger un extraño al alzar en la calle.
— Lim Jooin— se presentó Jooin tranquilamente, dejando de lado su miseria de los últimos tiempos para no incomodar al chico.
— ¿Eres nuevo aquí? Llevo un par de meses y no te he visto, de tanto andar por los alrededores uno se va aprendiendo ciertas caras— preguntó Jihwa buscando entablar conversación.
— Llegué hace una semana, un intercambio entre mi Universidad en Corea y esta— respondió Jooin, dándole un trago a su té que ya estaba totalmente frío, Jihwa sonrió comprendiendo— ¿Y tú?
— Me enviaron la invitación para el proyecto que están haciendo en conjunto los de diseño gráfico y arquitectura— explicó Jihwa, observando en derredor como la cafetería seguía repleta de personas e intentando controlar el pánico subyacente que eso le transmitía— Le han dado mucha promoción por todas partes, honestamente, lo hace algo intimidante— admitió.
— Cierto que lo vi— apuntó Jooin, inclinándose hacia delante— parece ser algo grande, espero que te esté yendo bien— Jihwa quiso reír ante eso, él y Yahwi no tenían iniciado el proyecto todavía, nada de lo que sabían uno del otro lograba inspirar del todo a Yahwi como para crear algo que les otorgase el premio.
Jihwa alzó la mirada, percibiendo la figura de Yahwi apoyado en su auto al otro lado de la calle sin mirar en ninguna dirección cerca de la cafetería. Yahwi le había prometido que estaría cerca esperando por él, de forma que si algo salía mal pudiese llegar a tiempo, y si por el contrario, todo salía genial, la celebración sería inmediata.
No obstante, dispuesto a confiar en él en todo momento, Yahwi también aseguró que no estaría mirando, sino que esperaría dándole la espalda hasta que Jihwa pidiese lo contrario. Una sonrisa cálida se formó en su rostro antes de poder contenerla, tosiendo para disimular cuando percibió la mirada de Jooin sobre él.
— Lo lamento, me abstraje un momento— se disculpó débilmente, sonrojándose por su distracción.
— Pude notarlo— comentó Jooin con una risa suave mientras sus mejillas también se tornaban rosadas, sentía que acaba de ver algo que no debía.
Jihwa bajó la mirada con una sonrisa de disculpa y vergüenza, siendo salvado por el sonido de la campana que indicaba que su pedido de dos cafés extralargos estaba listo.
— Ese es el mío— indicó, poniéndose de pie— Ha sido agradable hablar contigo Jooin, espero poder volver a vernos pronto. Ten felices fiestas— dijo suavemente, volviendo a sonreír con normalidad, y Jooin no pudo evitar contagiarse de su aura jovial.
— Lo mismo digo, ha sido muy agradable— coincidió Jooin, asintiendo con la cabeza— Felices fiestas para ti también.
Jihwa se despidió con una reverencia y luego fue hasta la barra a recoger sus dos cafés, acomodando su abrigo amarrillo brillante antes de tomarlos. Jooin admitía que el chico destacaba en medio de tantas personas vestidas con abrigos negros u oscuros. Sonrió al verlo felizmente tararear mientras se retiraba de la cafetería, no resistiendo el impulso de observarlo por el cristal, siguiéndolo con la mirada. Su energía parecía ser contagiosa y era la primera vez en mucho tiempo que no se sentía mal consigo mismo, hasta que observó a la persona que se reunió con él.
Jihwa había lanzado un grito moderado con el nombre de Yahwi, haciendo al muchacho girar en su dirección y ver la imagen de Jihwa y su escandaloso abrigo alzando los brazos con dos cafés calientes en las manos. Jooin observó con detenimiento la sonrisa del rostro de Yahwi ante el efusivo compañero que se le acercaba dando saltitos pequeños y le entregaba uno de los cafés, apreciando la forma en que se le quedó mirando cuando Jihwa se le adelantó unos pasos para entrar en el auto.
Su corazón se sintió al borde de detenerse y el dolor traspasaba las barreras de lo emocional a lo físico.
¿Cuáles eran las probabilidades? Jooin no tenía fuerzas para hacer los cálculos, pero estaba seguro de que eran muy bajas y sin embargo, allí estaba, observando una versión de Yahwi que él mismo nunca llegó a conocer, y como este la dejaba relucir al lado del agradable extraño que había conversado con él. Le costó reconocerlo, apenas si lo entendía, pero finalmente cayó en la cuenta de que estaba celoso, demasiado celoso.
oOo
Yahwi conducía sin dejar de sonreír, lo había intentado, no le gustaba saber que no tenía control sobre la mueca tonta que adornaba sus labios, pero ver a Jihwa cantando a todo pulmón canciones felices y lanzando gritos momentáneos en celebración era superior a su propia resistencia.
Se veía pletórico, realizado y Yahwi no llegaba a comprenderlo del todo, pocas veces en su vida había tenido que enfrentar algo tan grande como para tener una respuesta eufórica posterior a su cumplimiento, pero aun así estaba envuelto en el tornado de alegría que era Jihwa en esos momentos.
— Entonces tus sesiones pasan a ser una por semana— comentó Yahwi en uno de esos raros instantes en que a Jihwa calló.
— Sí, los sábados en la tarde— afirmó con una seguridad que Yahwi no creyó posible de ver en el chico hasta ese momento.
— Maravilloso, me alegro mucho por ti— le felicitó Yahwi, sonriéndole sin quitar la vista de la carretera, Nueva York tenía un tráfico demasiado cargado como para distraerse— ¿Fue difícil?
— Fue un reto— admitió Jihwa, asintiendo con la cabeza en un tono pensativo— Cuando entré a la cafetería me veía con un pie afuera y corriendo en tu dirección y otro dentro sosteniéndome estático sin dejarme hacer nada, pero entonces vi a este chico asiático, que afortunadamente resultó ser coreano, y pensé: Oye, quizás de esta manera es más fácil— relató Jihwa gesticulando con las manos.
Algo que Yahwi había notado entre los muchos cambios del chico era eso, antes Jihwa hablaba en una postura incómoda y estática, ahora se relajaba, soltaba las manos y las movía para explicarse mejor.
— Entonces tuviste suerte de que el chico se encontrase allí y no fuera un amargado— comentó Yahwi, finalmente borrando la sonrisa, para el deleite de sus músculos faciales que ya empezaban a quejarse, pero mantuvo su rostro relajado como no recordaba tenerlo nunca antes de ese tiempo.
— Sí, la verdad es que el chico es agradable, ojalá lo vuelva a ver— concordó Jihwa, rebuscando en la guantera por la barra de chocolate que Yahwi acostumbraba a tener allí luego de descubrir la obsesión malsana del menor con este dulce.
Yahwi se limitó a rodar los ojos al verlo casi atragantarse con el chocolate, en parte era su culpa, no lograba dejar de alimentar al chico con las golosinas que quisiera. Tendría que trabajar en eso.
— ¿Qué quieres hacer para celebrar?— preguntó Yahwi, recibiendo una mirada interrogante de Jihwa— No Navidad, me refiero al logro de hoy— aclaró rápidamente.
Jihwa tenía una tendencia loca de nunca entender nada, pero lo bueno era que siempre esperaba una explicación antes de dar respuesta alguna. Con una mirada de reojo Yahwi pudo apreciar la sonrisa ladina que se formaba en los rosados labios de Jihwa. ¿Cuándo aprendió a poner esa expresión? Se preguntó Yahwi, sintiendo un pinchazo en el pecho al verlo.
— Una cita contigo— soltó Jihwa de repente, sin dudas ni vacilaciones, y Yahwi timoneó un momento, haciendo que el auto zigzagueara por dos segundos.
Afortunadamente logró mantenerlo dentro del carril y en control, además de que ningún policía estaba cerca para hacerlo aparcar. La risa estridente de Jihwa resonaba por todo el auto y Yahwi se limitó a negar con la cabeza mientras pensaba que el chico estaba loco.
— Tu cara no tiene precio— expresó Jihwa, fatigado de tanto carcajearse— ¿Tan malo sería una cita conmigo?— preguntó, con la risa atorada en la garganta calmándose y limpiando las lágrimas de diversión que habían salido.
Yahwi apretó el volante con las manos, tragando en seco. ¿Malo? No, claro que no, simplemente era la primera vez que la otra persona llevaba el control. Él había planeado pedirle una salida para Navidad, pero no había llegado tan lejos como para pensarla como cita y de repente se vio a sí mismo siendo intervenido por Jihwa y todo le pareció tan surrealista que su reacción fue demasiado expresiva.
— Por el contrario, suena maravilloso— aseguró Yahwi, evitando activamente observar a Jihwa, quien se le había quedado mirando fijo con una sonrisa.
El sonido de una notificación al celular de Jihwa hizo que desviara su atención de Yahwi, sacando el móvil y revisándolo. El mayor notó el momento exacto en que la expresión del chico se transformó en confundida y curiosa, con Jihwa mordiendo su labio inferior de forma ladeada, como hacía cuando estaba analizando algo que no comprendía.
— ¿Sucede algo?— preguntó, preocupado por la expresión que Jihwa sostenía.
— Me parece que alguien se equivocó de número— comentó, frunciendo el ceño y haciendo un puchero frustrado— Me acaba de entrar un mensaje de un contacto desconocido que dice “Limpiaré mi camino para poder darte tu regalo, espera ansioso a mañana”.
Yahwi se puso serio rápidamente, tomando el celular de las manos de Jihwa sin consultar y observando el número de teléfono en la pantalla. No, no confiaba en ningún mensaje extraño apareciendo de números no registrados de forma tan críptica.
— Envíame el número, haré que lo investiguen— indicó Yahwi, devolviéndole el celular a Jihwa, que lo miraba preocupado.
— Realmente no creo que sea necesario— protestó el muchacho, pero aun así envió el número a Yahwi.
— No importa, no correré riesgos— aseguró el de cabello oscuro y Jihwa solo suspiró, seguro de que no lograría que este cambiara de opinión— Volviendo al tema de la cita— recordó Yahwi, buscando aligerar el ambiente que se había tensado con el mensaje del extraño.
— Cierto— dijo Jihwa, aplaudiendo como un niño y dando un ligero brinco en el asiento— Mañana, tú y yo, cita navideña. ¿Aceptas?— Jihwa hablaba como un niño pequeño, mirándole con esos ojos esperanzados y todo lo que Yahwi podía pensar era que Jihwa podría pedirle el sol y de alguna manera él lo buscaría.
— Está bien, suena genial— aceptó Yahwi, controlando su expresión facial esta vez, aunque pudo ver Jihwa intentar contener la risa burlona que casi se le salía. Claro que el chico podía percibir la emoción de Yahwi, de alguna manera siempre había sabido verlo aunque él no se explicara.
— Déjame en la cuadra que viene— indicó Jihwa recogiendo sus cosas. Yahwi le miró extrañado, pero aun así aparcó en el espacio disponible.
— ¿Tenías planes?— preguntó confundido, no es que no le encantase que Jihwa tuviese la capacidad de aventurarse solo a las calles neoyorkinas sin tener una crisis de pánico, pero normalmente le avisaba porque sabía que Yahwi se preocupaba mucho cuando él se demoraba.
— No pretenderás que vaya a una cita luciendo así, ¿cierto?— comentó Jihwa, señalando con su dedo todo su aspecto.
Yahwi no veía nada que estuviera mal, pero no por ello pasó por alto el mensaje, Jihwa iba a hacerse un cambio de imagen. Ante esa revelación le fue imposible no sonreír, si eso no era la prueba irrefutable de su avance, Yahwi no sabía qué más podría ser.
— ¿Te recojo o te espero en casa?— preguntó, dándole una mirada a Jihwa que el menor solo supo categorizar como coqueta, aunque no estaba seguro de que Yahwi fuera consciente de ello.
— Espérame allá, llegaré en unas horas— aseguró Jihwa, sonriéndole tranquilizadoramente antes de salir del auto. Yahwi lo observó caminar por la acera, decidido, atento a su alrededor para no chocar con nadie, pero sin miedo.
Tardó en arrancar de nuevo el auto tanto como se demoró Jihwa en desaparecer de su visión, doblando dos cuadras más adelante en el sentido en que Yahwi sabía que estaban las boutiques de belleza y las decenas de salones especialistas.
Conduciendo camino a casa, le vino el pensamiento de que él no había traído consigo ropa apta para una cita tampoco, por lo que desvió su camino rumbo a cualquier tienda que fuera de su preferencia de ropa mientras su mente no dejaba de mostrar la imagen de Jihwa determinado, dando un paso tras otro desbordante de seguridad.
En Yahwi el orgullo creció, porque eso era lo que sentía por la evolución de Jihwa, un orgullo sin igual por la superación del menor al ver el hombre en que se había convertido, y por eso, una vez más, sonrió.
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PROGRESOOOOOOO.
TENEMOS CITA. Esperen con ganas el siguiente capítulo😏😏😏.
¿Qué les pareció? ¿Merezco una estrellita? Comenten qué opinan del capítulo y qué piensan que pase en la cita.
Os quiero a todos, sus comentarios hacen que me entusiasme mucho de actualizar este fic, honestamente es divino todo. DI - VI - NO.
Besitos pequepinkypitufos. 💕💕💕
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