Capítulo 16- El tiempo que se fue.
Ae-ri observaba el apartamento, estaba hecho un asco, había envolturas de comida por todas partes, polvo acumulado, una televisión pequeña que era el único mueble que había sobrevivido a lo que era un visible ataque de ira, considerando el estado deplorable en que se encontraba cualquier otra cosa dentro de aquel lugar.
Llevaba más de un mes en Nueva York y tenía que admitir que era la primera vez en cinco años que tenía una presa tan escurridiza. Había pagado una considerable suma a cada dueño de apartamentos que conociera para que avisaran en caso de ver a alguien que coincidiera con la descripción que ella daba. No ayudaba que la mayoría de occidentales confundieran con facilidad a los asiáticos, prestando atención solamente a rasgos ligeros.
Sin embargo, esta vez sabía que él había estado aquí. El nombre de Jihwa estaba rayado en algunas paredes, parecía ser hecho con un cuchillo y había una foto de Yahwi que tenía marcas de círculos repetidos en rojo. Ae-ri la reconoció como la foto que salió en la prensa coreana con el discurso del señor Go hacía unas semanas. Ella creía que Yahwi no tenía conocimiento de esto, considerando que el chico cerró sus cuentas y notificaciones de allá buscando alejarse de todos.
Un suspiro cansado salió de sus labios, llevaba en el sitio más de media hora y todavía no tenía un indicio de cuál podría ser la siguiente ubicación. El sonido de su celular la distrajo de su mente.
— Woo Bin— respondió con firmeza, escuchando el ruido de algún puesto de comida rápida callejera de fondo cuando le entregaron el pedido al hombre.
— Tengo noticias interesantes— informó el mayor mientras comía apuradamente, había ordenado un plato de Japchae que solo podía disfrutar mientras Ae-ri no estaba. La mujer tenía un odio inusual hacía cualquier tipo de pastas.
— Pues deja de comer y habla— demandó ella, cualquier avance llegado ese punto era increíblemente bienvenido.
— Puse algo de dinero en algunos bolsillos y encontré el expediente del chico cuando entró en el sistema de casas de acogidas y antes de ser llevado por la familia al extranjero— explicó el hombre sin dejar de comer, llevaba demasiados días en la calle buscando información hasta debajo de las piedras como para no darse algunos lujos, o así lo consideraba él— Aparentemente el problema fue violencia doméstica, que incluía abuso físico y sexual.
— ¿El típico padre borracho y abusivo?— adivinó Ae-ri saliendo del apartamento, ya no tenía más que hacer allí.
— No, la madre— desveló Woo Bin, haciendo a Ae-ri detenerse en medio del pasillo.
— ¿Qué dijiste?— preguntó impresionada.
— La madre estaba loca, al parecer hizo episodios de esquizofrenia que la llevaron al punto de la violencia excesiva— reveló Woo Bin— Golpeó en varias ocasiones al padre del chico, llegando a cortarlo con un cuchillo e incluso quemarlo. Algo similar hizo con el pequeño durante un largo tiempo, pero todo empeoró la noche en que el padre quiso huir con el niño. Ella regresó antes a casa, encontrándolo en la huida, perdió el control y atacó al padre, golpeándolo con un atizador para chimeneas y llegando a herirlo en el abdomen con este.
— ¿Qué sucedió después?— inquirió Ae-ri, tragando en seco ante la historia, admitía haber encontrado situaciones similares a lo largo de su trabajo, pero eso no lo hacía más fácil cada vez.
— La mujer se hizo la idea en su paranoia de que Lee Jung-Hwa era el amante de su marido— expuso Woo Bin con marcada tristeza— así que le dijo al niño una serie de atrocidades sobre que si lo que quería era follarse a su marido en su lugar, que eso obtendría— Ae-ri inhaló aire suavemente, podía adivinar a dónde se dirigía la historia— Terminando con ella forzando a su hijo en el miembro de su marido durante el tiempo que el hombre se mantuvo con vida, hasta que se desangró finalmente. Acorde a los registros ni siquiera así se detuvo, y el niño no pudo evitarlo. La policía llegó debido a los gritos histéricos de la madre, que fueron reportados por los vecinos, y encontraron la dantesca escena. El resto es historia.
— Bueno, no justifica nada, pero admito que cualquiera se volvería loco de vivir algo así— comentó la mujer, con un suspiro marcado— El niño debió de recibir tratamiento psiquiátrico de inmediato.
— Lo hizo al inicio, pero tú sabes cómo funciona esto en Corea y más aún en el sistema de adopciones— repuso el mayor— Cuando se mostró medianamente saludable, lo dieron en adopción y no le entregaron nada de esta información a la familia por miedo a que no lo adoptaran. Quizás hubiese sido rescatable, pero no fue lo que pasó.
— Que desastre— se quejó Ae-ri— Al menos ya comprendemos mejor al hombre, tenemos que reformar el perfil y reajustar la búsqueda con esta nueva información.
— Hay algo más— indicó Woo Bin, que ya había terminado su comida— Te envíe un archivo de imagen, es la foto de la madre.
— Dame un momento— aclaró Ae-ri, apartando la llamada en pausa y rebuscando en su correo seguro, el que usaba solamente para los trabajos.
Encontró rápidamente el correo de Woo Bin, abriéndolo y descargando la imagen. Un nudo de atoró en su garganta al ver a la mujer delgada, de piel pálida, rasgos delicados y cabello castaño corto que la imagen mostraba. Jihwa era idéntico a esa señora.
— ¡Mierda!— exclamó, comprendiendo finalmente muchas cosa.
oOo
Yahwi se había quedado estático, con una expresión inmutable mientras por dentro se desataba un huracán incontrolable de emociones. De todas las cosas que esperó que sucedieran estando en Nueva York, la única que no pensó ni es su más salvaje sueño fue que Jooin se le apareciera delante. Por un segundo deseó estar perdiendo la cordura y que fuera una alucinación, pero jamás se había sentido más estable que en el último mes y medio.
— ¿No vas a decir nada, Sunbae?— preguntó Jooin inseguro, no sabía que debía de pensar de la reacción muda e inexpresiva que Yahwi había sostenido por más de un minuto.
— ¿Qué haces tú aquí?— acusó Yahwi, encontrando su voz de regreso de forma fría y cortante.
— Vine por un intercambio, pensé que sería bueno para verte— respondió el menor con expresión inocente y Yahwi estaba más desconcertado.
— No me refiero a eso— rebatió, apretando la mano marcada con las cicatrices del golpe al espejo de aquella noche en un puño y escondiéndola en el bolsillo de su abrigo— ¿Qué haces aquí delante de mí, Jooin?
— Quería hablar las cosas de forma civilizada— confesó Jooin y Yahwi no estaba seguro de si se sentía enojado o irónicamente impactado al respecto.
— ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?— inculpó Yahwi, perdiendo la compostura— Esto tiene que ser una broma.
— Yo solo…creí que teníamos que hablar— comentó Jooin con voz suave y a Yahwi se le erizó la piel de forma desagradable. Algo que tanto le había gustado antes, ahora parecía un repelente vivo.
— No tenemos nada de qué hablar— espetó con seguridad, para él todo aquel asunto estaba terminado.
— Claro que sí. Yo recordé…— intentó hablar Jooin, pero la mirada helada de Yahwi lo hizo callar.
— No, no tenemos nada qué hablar— repitió con más énfasis el de cabellos oscuros— Deberías volver a casa, no sea que el chucho callejero ese venga siguiendo el rastro de su amo— soltó bruscamente y no pasó por alto la expresión de dolor del rostro de Jooin, maravillándose al sentirse menos roto por dentro al verle así.
— Caín y yo no somos nada— aclaró Jooin, juntando las manos en un gesto nervioso al frente— Ya se lo dejé claro.
— Por supuesto— comentó Yahwi sardónicamente— Primero me acusas, luego te lo follas y después nos mandas al carajo a los dos. Ah, pero hay que perdonártelo porque pobrecito Jooin, no sabe lo que quiere y la inocencia e inseguridad se disculpan— a medida que iba hablando una amargura mayor marcaba su voz y vio a Jooin temblar ante sus palabras.
— No fue así— Jooin hizo un vago intentó de defender su postura, pero fue callado por las palabras de Yahwi.
— ¿No lo fue?— acusó el mayor— Explícame cómo fue entonces, porque yo no lo entiendo, Jooin. Créeme que intenté hacerlo, pero no lo logré— Yahwi se acercó dos pasos hacia Jooin mientras hablaba, sintiendo la furia bullir dentro— Dime, ¿alguna vez me entendiste o siquiera intentaste hacerlo? No, me enmarcaste en tu idealización sin sentido y te enojaste cuando yo no cumplí tu estándar. ¿Alguna vez pensaste en Caín como algo más? No, pero no dudaste en aprovecharte de él para que te follara la tristeza lejos aun sabiendo que no tenías intenciones de estar a su lado. ¿Alguna vez te paraste a pensar en nosotros? No, te guiabas por lo que tú sentías solamente y como el perro faldero te decía que solo eso importaba, pues solo eso viste. Ahora dime, Jooin, ¿estoy equivocado?
— Yo no quería aprovecharme de Caín— rebatió Jooin, con las lágrimas acumulándose en sus ojos— y admito que nunca te entendí, Sunbae, pero no fue intencional.
— Lo que sí fue intencional, Jooin— le volvió a interrumpir Yahwi, poco dispuesto a aceptar excusas de quien no había querido oírlo a él en primer lugar— fue no escucharme, no darme una oportunidad, no intentar conocerme verdaderamente y comprender por qué para mí no era tan sencillo abrirme de golpe a ti. Lo que sí fue intencional fue no darme mi lugar con respecto a Cain y no darle su lugar a él, lo que sí fue intencional fue el egoísmo disfrazado de inocencia e indecisión que rodea tus acciones y no voy a aceptar justificaciones.
— Yo solo quería llegar a tener algo bonito contigo— expuso Jooin, llegando a desesperarse mientras las lágrimas corrían por su rostro.
— Para eso hay que trabajar en la relación, no huir y dar por sentado las cosas a tu manera— aseguró Yahwi— Cometí muchos errores, no voy a negarlos. No me expresé a tiempo porque no sabía hacerlo, tuve actitudes que no expliqué y que te llevaron a malentender las cosas, llegué a perder totalmente la cordura y te golpeé en el desespero para que te callaras, porque estabas tocando puntos hirientes y no escuchabas. Todo eso es cierto, Jooin y me hago responsable de ello.
— Podemos dejarlo atrás— intentó comentar Jooin, sintiendo su voz fallar al hablar.
— No, no podemos— refutó Yahwi— No juntos— añadió y pudo escuchar el sollozo ineficazmente ahogado de Jooin— Tú también cometiste errores, no escuchaste cuando hablé, no preguntaste y solo asumiste, consideraste que lo que pensabas era lo correcto sin darte cuenta de que somos personas totalmente diferentes. Querías la adrenalina, emoción y felicidad de la montaña rusa sin sentir la terrible sensación de vértigo, el miedo al caer en peso y los mareos posteriores. No se puede tener el sol sin la sombra. Vuelve a casa, Jooin, aquí ya no hay nada para ti.
Yahwi sacó su mano del bolsillo, no ocultaría más las cicatrices, eran parte de él ahora. Alzó la mano hasta tocar el cabello de Jooin, sintiendo los temblores del chico cuando sus dedos rozaron su cabeza en un gesto tranquilo y luego se apartó, dándose la vuelta y caminando lentamente, pero seguro, sabiendo que se alejaría sin mirar atrás.
Escuchó los pasos de alguien corriendo detrás de él, un suspiro cansado salió de sus labios, no podía entender qué ganaría Jooin con eso, qué había cambiado del chico que había decidido terminar la relación de forma abrupta y sin escuchar a razones.
Sintió los brazos delgados aferrarse a su torso, pasado por entre los suyos y haciéndole detener su caminar. Percibía los temblores del cuerpo del menor y estaba seguro que sus lágrimas estaban empañando el abrigo que traía puesto, pero solo se quedó quieto, esperando.
— Te recuerdo— admitió Jooin y Yahwi se quedó momentáneamente desorientado— Prometiste volver si yo te recordaba— explicó y un escalofrío recorrió la columna de Yahwi cuando entendió a qué se refería Jooin. ¿Cómo lo había recordado a esas alturas?— Te recuerdo, así que por favor, vuelve.
Yahwi echó la cabeza hacia atrás, observando momentáneamente el cielo azul de invierno nublándose aunque era de mañana. Las primeras nevadas empezarían pronto, no serían fuertes, pues la verdadera nieve llegaría en enero, pero quizás lo suficiente para tener una navidad blanca.
— Yo volví, Jooin— admitió Yahwi— Yo volví y tú no me recordabas— sus manos se cerraron alrededor de las muñecas de Jooin, acariciando suavemente con el pulgar la piel justo donde se sentía el pulso antes de hacer fuerza y retirarlas de su cuerpo, soltando el agarre en ellas— Ahora es demasiado tarde.
Yahwi emprendió nuevamente el camino, sintiendo la firmeza de sus pasos mientras en su pecho disminuía el dolor. Claro, todavía estaba allí, pero la diferencia era increíblemente abismal y se dio cuenta que necesitaba eso, necesitaba ese cierre para poder seguir adelante totalmente sin sentir que algo estaba mal o que algo faltaba.
Sin sentir que le mentía a Jihwa si intentaba algo con él porque una parte suya todavía residía en Corea al lado de Jooin, ahora tenía mejor delimitados sus propios sentimientos. No, no estaba enamorado de Jihwa todavía, pero ahora finalmente podía permitirse a sí mismo enamorarse de él.
Marchando con esa convicción, no miró ni una sola vez atrás, dejando en el camino a un Jooin que no paraba de llorar mientras su pecho se sentía oprimido y en su mente no lograba establecer una línea clara de pensamiento, con la culpa corroyéndolo hasta la médula con el vívido recuerdo de la sonrisa que alguna vez fue solo para él.
************
Holiiis, no, no iba a actualizar hoy, PERO tengo examen el viernes, lo que significa que no podré actualizar más hasta salir de este, por ende pensé en traerles el capítulo adelantado😊😉.
¿Qué opinan? ¿Les gustó la respuesta/reacción de Yahwi? ¿Fue lo que esperaban?
Si les ha gustado el capítulo, dejen su estrellita bonita y sus comentarios que me hacen el día. Como ya saben, si tienen hipótesis sobre qué pasará a continuación o sugerencias, déjenlas en un comentario, me encanta leerlos y siempre les atiendo.
Besitos😊🥰
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro