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Capítulo 15- La impresión.

Phill estaba cansado, la época de invierno siempre lo agotaba más, parecía una maldición de la que no lograba liberarse. Caminaba por las calles alumbradas por la luz del sol de la mañana mientras su mente reproducía las últimas clases, pronto todo habría acabado y él solo esperaba que valiera la pena tanto esfuerzo.

Unas botas negras a unos metros de él lo hicieron detenerse, alzando la vista para encontrar la imagen de Cain enfundado en un abrigo azul y con una bufanda gris.

— Yo— saludó Caín, incorporándose de la pared en la que había estado apoyado esperando por Phill.

— ¿Ahora me acosas a mí en lugar de a Jooin?— preguntó Phill a la defensiva, haciendo a Cain mostrar una sonrisa triste.

— No, te admito que te estaba esperando aquí, pero solo sabía que saldrías en algún momento porque te vi entrar y realmente necesitaba hablar contigo— se excusó Cain rápidamente, Phill no estaba seguro de cuánto de lo que decía podía creerle, pero prefirió darle el beneficio de la duda.

— ¿Qué quieres?— preguntó, todavía manteniéndose a la defensiva.

— ¿Desayunamos y te lo cuento?— propuso Cain, mirando esperanzado hacia Phill, quien dejó salir un suspiro antes de sonreír.

— No le diré que no a un café y donas— comentó.

Caminaron en silencio durante algunos minutos hasta que llegaron a una cafetería pequeña que se hallaba cerca de la Universidad. Entraron y encontraron rápidamente una mesa, por lo que Phill se adelantó a pedir, tomando en cuenta la orden de Caín, que incluía dos muffins de chocolate con chispas, por algún motivo que Phill no alcanzó a entender y tampoco quería.

A los pocos minutos regresó con una bandeja con el desayuno, al menos el suyo, no sabía si Caín ya había comido algo antes, y se sentó en la mesa tranquilamente.

— Solo para aclarar, pagas tú— afirmó, dándole un trago a su café.

— Ya lo tenía pensado— admitió Caín, mirando fijamente a Phill y haciéndolo sentir incómodo.

— Vale, regla número unos si quieres que te escuche— exclamó Phill de repente— Nada de miradas intensas con expresión de cachorro o de tengo algo misterioso que decirte. Habla si vas a hacerlo o has como en las bodas y calla para siempre— exigió, haciendo a Caín reír quedadamente por unos segundos.

— Es sobre Jooin y Yahwi— confesó luego de mirar fijamente su bebida un momento.

— Ya lo había pensado— puntualizó Phill, comiéndose su segunda dona sin vergüenza ninguna.

— Jooin no quiso verme todo este tiempo, me alejó totalmente y eso me dio espacio para pensar— inició Caín, dándole un trago a su café— Al inicio estaba furioso y quería reclamarle a Yahwi por herir a Jooin y a Jooin por dejarme. Luego me enojé conmigo mismo, porque sabía que había probabilidades de que este fuera el resultado y aun así insistí, después me sentí perdido y al final veo que mi presencia en la vida de los dos fue inútil y lastimó, para que al final no obtuviera yo lo que quería.

— Okey— pronunció Phill con cuidado, haciéndole saber que lo escuchaba atentamente.

— Me preguntaste si había valido la pena— continuó Caín, apretando de más el vaso con su marrón contenido— No, no la valió.

Phil suspiró profundamente cuando Caín habló la última frase, admitía no estar de acuerdo con sus métodos, pero él había actuado por amor. Cierto, era un amor obsesivo y nada sano para ninguna de las dos partes involucradas, pero todos hacen estupideces por amor.

— Al menos ya puedes verlo— le animó Phill, sabía que no era un gran consuelo, pero era lo mejor que podía hacer por él.

— Intenté ir a hablar con Jooin para explicárselo, quería cerrar ciclos— dijo Caín con una mueca triste, volviendo a mirar fijamente a Phill pese a la advertencia anterior del chico— Supongo que realmente ya no importa.

— ¿No te recibió?— preguntó Phill, conocedor de lo importante que era cerrar un ciclo antes de seguir adelante.

— No estaba en casa— respondió Caín, riendo tristemente— Al menos no ahora, pero espero algún día poder desearles honestamente que sean felices. No es bueno guardar rencor— añadió, confundiendo totalmente a Phill, que sintió un escalofrío bajar por su espalda.

— ¿Quiénes? ¿De qué hablas?— interrogó rápidamente, habiendo perdido el apetito y apartando las dos donas que le quedaban.

— No tienes que fingir por mi bien, sé que volvieron juntos— advirtió Caín, haciendo que el corazón de Phill martillara con fuerza en su pecho.

— Caín, estoy siendo sincero, habla claro o te juro que te voy a meter la cabeza en la cafetera de la barra— incitó Phill, perdiendo los nervios y dejando salir el lado furioso de su personalidad. Solo entonces Caín entendió que no era fingido, Phill no sabía qué estaba pasando.

— Intenté dar con el apartamento de Jooin, pero fue imposible, así que fui a la universidad a ver si alguien me decía dónde estaba— explicó Caín, mostrándose dubitativo de terminar la información— Sus compañeros me dijeron que aplicó para la beca de intercambio en la Universidad de Nueva York y se había ido hacía una semana. Pensé que estaba con Yahwi— la cabeza de Phill daba vueltas y dolía. Caín no podía ciertamente estar hablando de eso, Jooin no podía haberse marchado para Estados Unidos.

— ¿Cómo supo Jooin que Yahwi estaba allí? ¿Cómo lo sabes tú?— preguntó acusadoramente Phill, haciendo un conteo mental de la diferencia horaria entre Yahwi y él para saber si llamarlo era buena idea o no.

— Salió en las noticias, su abuelo hablando sobre que su nieto había viajado a Nueva York a perfeccionar sus habilidades para cuando regresara y tomara la posición que le pertenecía. La prensa hizo un festín con eso— informó Caín, teclando en su celular en el buscador para mostrarle la noticia a PHill.

Phill sintió como si un bloque de mármol le estuviese oprimiendo la espalda de repente mientras veía los artículos en el celular de Caín. No, esto no podía estar pasando. Había estado tan ensimismado con sus labores docentes que no prestó atención a las redes durante esos días. Un error terrible, lo veía ahora, y mientras el pánico lo inundaba, conocedor de que no habría buenos resultados de nada de esto, el encuentro futuro que se aventuraba les respiraba en la nuca.

                                   oOo

Yahwi releía el último informe de Ae-ri, había llegado a Estados Unidos una semana después de que él la llamase, instalándose solo ella sabía dónde y haciendo quién sabía qué cosas. No es que a Yahwi personalmente le interesase saber, él estaba más interesado en el resultado final.

No la había visto en persona, pero cada día un informe nuevo entraba a su ordenador con los avances que ella y su compañero hacían referente al caso Lee Jung-Hwa, por el momento sabían que había estado moviéndose constantemente de residencia, alquilando apartamentos en las zonas bajas durante unos días y pasando a la siguiente, esto había complicado enormemente el encontrarle, pero Yahwi no desistía.

— Despertaste temprano— comentó Jihwa, acercándose a Yahwi con una taza con café humeante en la mano mientras la otra le extendía uno hacía Yahwi, colocándolo en la mesa del escritorio para que el de ojos amarillos pudiese tomarlo.

— Debería de decir eso de ti, si se te puede considerar despierto— repuso Yahwi, observando a Jihwa, todavía en pijama de ositos cariñositos de un verde claro, sentarse en un sillón a su derecha.

Para Yahwi no pasó desapercibido que normalmente era él quien le llevaba el café a Jihwa, despertándolo entre gritos y golpes a la puerta, porque había descubierto que el chico tenía un sueño pesado ahora que podía dormir la noche entera.

— Puse la alarma para pasar por el departamento de Ingeniería antes de ir a clases, mi prima quiere venir a trabajar para acá ahora que está graduada y me pidió que recogiera su aplicación para el proyecto de recién graduados que la Universidad ofrece— explicó Jihwa, bostezando por momentos y con los ojos adorablemente entrecerrados. Yahwi no pudo evitar esconder una sonrisa con su taza de café mientras lo observaba.

— ¿Entonces se mudará para acá?— preguntó el mayor, cerrando el archivo y apagando la computadora.

— Probablemente, así que tal vez terminemos haciendo tour entre apartamentos— comentó Jihwa sin cuidado, acomodándose más en el sillón y sin percatarse de cómo las alarmas de Yahwi saltaron repentinamente.

— Comprendo— fue todo lo que pudo decir con su mente girando los engranajes mentales a mil por hora.

Por supuesto que cuando la prima de Jihwa viniera el chico se mudaría con ella, no había prestado atención a ese detalle las veces que Jihwa le había comentado al respecto con anterioridad y había pretendido ignorar esa posibilidad grandemente hasta ahora, pero ya no le era posible disimular más.

— Deberíamos de irnos preparando para la Universidad— dijo en lugar de dar rienda suelta a sus pensamientos.

— Claro— accedió Jihwa, poniéndose de pie somnoliento— Deberías considerar esa forma brusca de hablar para cuando venga mi prima. No escucharemos el final de ello si te considera de alguna forma desagradable y honestamente, no quiero tener que discutir con ella sobre mi compañero de apartamento cada vez que nos veamos.

Jihwa soltó la taza en la encimera pasando por la cocina, no tenía intenciones ningunas de fregarla estando casi dormido. Yahwi, por su parte, se había quedado quieto en medio del pasillo, viendo la figura tambaleante de Jihwa moverse apoyado en la pared, más dormido que despierto pese a estar hablando y caminando, e intentaba procesar las palabras del menor.

— ¿Ella va a interrogarme para darme su aprobación?— preguntó Yahwi dubitativo, no estaba enteramente seguro de haber entendido bien.

— Pues claro— aseguró Jihwa, arrastrando los pies dentro del baño antes de que su voz saliera con un efecto de eco fuera de esa habitación— No va a permitirme vivir contigo sin su aprobación sin dar una buena pelea primero— y Yahwi sonrió hacia la puerta cerrada del baño, sabiendo que aunque contestara Jihwa ya no podría escucharlo y pensando que últimamente sonreía más a menudo.

Jihwa no pensaba irse aunque su prima viniera, el chico naturalmente había pensado que se quedaría con Yahwi y Yahwi había hecho lo mismo sobre la estancia de Jihwa. Era algo que le encantaba de esa relación de amistad, todo fluía, pese a que sus sentimientos eran más fuertes de lo que mostraba.

Yahwi era lo suficientemente asertivo como para notar que todavía no era momento de hacer algo al respecto. Esperaría. Llegados a ese punto, había descubierto un lado paciente de él que desconocía con anterioridad, y le gustaba.

En media hora ambos chicos estuvieron vestidos para la Universidad, con Jihwa deteniéndose de más para mirar a Yahwi en aquel traje azul oscuro con la gabardina negra por encima y una bufanda a juego, Yahwi fingió no darse cuenta de la mirada del menor, pero sonreía interiormente con el pensamiento de que tal vez no fuera imposible que Jihwa le prestara atención.

Recogieron sus maletines con los documentos que necesitaban, con Yahwi desenchufando su celular de la corriente, lo había utilizado durante el inicio de la noche para unos trabajos hasta dejarlo sin carga, por lo que sobre la media noche lo había puesto a cargar. Frunció el ceño ante las cinco llamadas perdidas de Phill, pero Jihwa se despidió de Makki y le gritó desde la puerta que llegarían tarde y Yahwi decidió contactar al rubio en un horario más adecuado.

Jihwa estaba de especialmente buen humor ese día, algo fácil de adivinar para Yahwi considerando el abrigo morado con gatitos que se había puesto el menor.

Hasta la fecha no le había visto vestido con nada tan festivo excepto por sus pijamas, lo que hizo a Yahwi sonreír a escondidas de Jihwa mientras este subía el volumen de la canción de la radio y cantaba a todo pulmón, pese a lo mal que se le daba, de forma muy emotiva. Yahwi nunca lo admitiría, pero había tarareado en los coros para acompañarlo.

La universidad se alzó imponente delante de ellos, con Jihwa saliendo rápidamente del auto apenas Yahwi parqueó.

— ¿A qué hora terminas hoy?— preguntó Yahwi, encendiendo uno de sus cigarros, pues él no tenía clases sino hasta dentro de una hora.

No acompañaría a Jihwa en esta ocasión, había hablado con la terapeuta y esta le había sugerido aprovechar el ánimo de Jihwa para que creara cierta independencia imprescindible para su total mejoría.

— A las 11: 30. ¿Vendrás a por mí?— Jihwa se veía inusualmente animado, al hablar por momentos se paraba en puntas, como si tuviera mucha energía en el cuerpo y no pudiera contenerla.

— Claro, nos veremos donde siempre— aseguró Yahwi sin quitarle la vista de encima al chico, cuyo rostro quedaba enmarcado por los rebeldes mechones de largo cabello que se movían por el viento.

Fue así que Yahwi se dio cuenta de la mirada de Jihwa detenida en él, sus ojos le recordaban a dos ágatas y le tomó un segundo notar que Jihwa se había acercado a él tanto que podía oler su perfume.

— Quédate quieto— pidió Jihwa lentamente, Yahwi lo obedeció.

Su cuerpo era demasiado consciente de la cercanía de Jihwa, sintiendo el calor de su piel cuando su mano se acercó a su mejilla, aun sin tocarlo, simplemente repasando su contorno sin establecer contacto.

Sus labios se entreabrieron cuando los dedos de Jihwa alcanzaron su cabello, moviéndolo hacia un lado, despejando su rostro y sintiendo la suavidad de cada fibra de su pelo, deslizándose entre estas y haciendo a Yahwi cerrar los ojos sin saber qué expresión estaría poniendo.

El momento duró un instante y a la vez demasiado, pero Yahwi tenía los músculos tensos y el cuerpo rígido para cuando sintió a Jihwa alejar su mano. Abrió los ojos, apreciando la pasividad en el rostro de Jihwa, él podía comprender lo difícil que debió ser dar ese paso y no podía evitar sentir su corazón acelerarse, controlando que su rostro no mostrase nada al respecto.

— Nos vemos más tarde— murmuró Jihwa con seguridad, sonriendo suavemente y caminando en dirección al edificio de ingenierías.

Yahwi apreció su cuerpo ligero que caminaba sin cojear, su rostro angelical que ya no tenía marcas. Todas sus heridas físicas habían sanado y las mentales empezaban a curarse. Dejó caer el cigarro que se había agotado en sus dedos sin que él le diera más de dos caladas, a ese paso dejaría de fumar si seguía cerca del chico. Una sonrisa que él categorizaría como estúpida cubrió su rostro.

— Sunbae— esa voz congeló a Yahwi en el lugar.

Sintiendo su corazón acelerarse hasta el punto del ridículo, sus músculos tensarse como si se negaran a realizar ningún movimiento y su mente repitiendo un vago “No puede ser”. Lentamente Yahwi fue dándose la vuelta, sintiendo como si de repente todo su cuerpo estuviera en llamas, incapaz de decidir si estaba enojado, frustrado, dolido, impresionado o simplemente una extraña mezcla de todas que lo dejaba sin aliento.

— Jooin.

********
Bueno, pues Jooin anda modo Canis Lupus versión uke, nada que hacerle, es eso de: Quien con lobos anda, a aullar aprende.

Jajaja, veamos ¿Qué les parece el capítulo de hoy? ¿Qué creen que pase con Yahwi y Jooin ahora que vuelven a estar frente a frente dos meses después de toda la locura?

Si les ha gustado no olviden dejarme su estrellita y comentario, también, si tienen alguna teoría sobre qué pasará o alguna sugerencia sobre qué quieren que pase, déjenla con seguridad, yo escucho (leo) activamente a mis lectores.

En fin, espero que les haya gustado y nos leemos🤗🥰😊.

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