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Capítulo 14- El sonido de la lluvia.

El tiempo es una cosa extraña, cuando se está sufriendo pasa lento y aplastante, si estás disfrutando es un veloz corredor y a veces, cuando estás en la espera de que algo ocurra, sea bueno o malo, sientes como si se detuviera en una calma estruendosamente silenciosa que te hace temer el segundo en que acabe. Así sentía Jihwa el paso del tiempo.

Había recogido todas sus cosas aquella misma noche, con Yahwi cargando sus pertenencias personales y él cargando a Makki, habían salido de aquel edificio sin mirar atrás. Deseaba con todas sus fuerzas poder taparlo todo con esa acción, hacer desaparecer el pánico azorante, pero la vida no funcionaba así.

Cuando llegaron al apartamento, Yahwi le mostró la habitación en la que se quedaría, enseñándole donde poner las pertenencias de Makki y dándole un corto recorrido por la casa. Luego de que todo estuviera en orden, Jihwa había dicho que se iría a dormir, sin embargo, las pesadillas sobrepasaron sus niveles usuales esa noche. El terror lo destrozó todo en su mente, allí dormido, donde no tenía como controlarlo, hasta que la fuerza de alguien abrazándolo lo sacó de su terror.

— No te estoy tocando— la voz firme y segura de Yahwi penetró en la nebulosa de su mente— No te estoy tocando.

Jihwa no fue consciente de cuántas veces Yahwi repitió esa frase hasta hacerlo salir de su pesadilla real. Lentamente fue haciéndose consciente del entorno, remitiendo el pánico hasta lo más profundo de su ser y percatándose de que era cierto, Yahwi no lo estaba tocando.

Lo había envuelto en una manta polar totalmente blanca y de esa forma lo había abrazado, su piel jamás rozó la suya y su calor envolvía su cuerpo tras la falsa seguridad de la tela, pero eso era suficiente para calmar a Jihwa.

Al día siguiente Yahwi no había hablado del tema y Jihwa se lo había agradecido silenciosamente. Pasaron el día solos en casa, sentados delante del televisor, comiendo comida rápida y pedida a domicilio mientras se rotaban para escoger cuál sería la siguiente película. No es que a ninguno de los dos le importara mucho, pero ayudaba a sobrellevar la situación.

Cuando la noche llegó, la escena se repitió y una vez más Jihwa despertó con la manta alrededor de su cuerpo y Yahwi suavemente afirmándole que no lo estaba tocando, calmándolo hasta que un sueño pacífico se apoderó de él y así se siguió repitiendo noche tras noche.

Salir a la calle había sido el reto más difícil, Jihwa no paraba de buscar en los rostros de todos los extraños a aquel hombre, temblando por la sola idea de sentirse observado, por eso Yahwi había adaptado su vida a una forma en la que no lo dejaba solo en ningún momento. Podía ser poco sano, pero ayudaría a Jihwa a sentirse seguro de la forma que fuera.

Ideó un itinerario, llenando sus tiempos libres como hasta el momento, yendo a clases tal cual hacían siempre y usando el tiempo restante para hacer proyectos escolares juntos, por lo que Yahwi se había visto compartiendo su espacio en el estudio.

Como todo, el tiempo había logrado aminorar la situación. No hubo más regalos ni encuentros indeseados, la policía había corroborado que sí había entrado al país, pero no lograban encontrarlo y eso ponía tenso a Jihwa, pero Yahwi siempre se las arreglaba para despegar su atención del asunto. Así, los días fueron pasando y esa extraña calma que precedía a la tormenta se asentó. Yahwi volvió a concentrar su cabeza en el proyecto, sintiéndose más seguro de la situación por las actualizaciones casi diarias que le daba Ae-ri.

El mundo siguió su curso, y Jihwa con él. Continuaron con las actividades, habiéndose visto haciendo turismo innecesario para Yahwi, participando en un concurso de “todo lo que puedas comer”, asistiendo al circo a las afueras de la ciudad y pasando por la feria.

Yahwi había observado atentamente todo lo que les rodeaba y a Jihwa en sí mismo, encontrándose sonriendo ante la imagen del adorable muchacho que pagaba para tres oportunidades en tiro al blanco con escopeta. Sorprendentemente, acertó los tres objetivos.

— No lo dirías por mi aspecto, pero soy un entusiasta de las armas de fuego— había sido la respuesta de Jihwa ante la atónita expresión de Yahwi, que había reído abiertamente por primera vez desde que se conocían cuando el muchacho recogió su peluche gigante de bebe Yoda, porque claramente no solo era un fanático de Marvel, sino que categorizaba como un freak total.

Fue ese día, viéndolo sonreír como niño, que Yahwi apreció que Jihwa estaba usando un suéter azul claro, en contraste con toda la ropa gris y negra que había usado desde que se conocían.

El resto de la feria había sido Jihwa alegremente cargando su peluche gigante, con Yahwi apartando a todo aquel que pudiera acercarse y observando al chico sonreír abiertamente mientras le explicaba su poco recomendable obsesión con los peluches o le mostraba sin necesidad de palabras lo mucho que le encantaban las hamburguesas y las brochetas.

Empezaron a hacer ejercicio, solo por buscar algo que los cansara lo bastante a los dos como para que las noches no fueran tan difíciles, así que corrían diariamente durante varias manzanas, escuchando música juntos y haciendo rotativa por día la elección de la carpeta musical que los acompañaría. Jihwa resultaba ser fanático de las canciones infantiles.

Incapaces de ponerse de acuerdo sobre las comidas, terminaron entablando un sistema muy sofisticado para elegir cada día acorde a las opciones que cada uno ofrecía. Lo dejaban a un juego de piedra, papel o tijeras en el que Jihwa usualmente perdía, aunque Yahwi solía ceder normalmente y terminar cocinando lo que él quería, aludiendo que había cambiado de opinión a último momento.

Por eso Jihwa pudo descubrir que Yahwi le gustaba leer durante horas, pero que no se enajenaba como para no prestar atención a su entorno, que era un obseso del control de alguna manera, pero no hasta un punto ilógico. Era sincero, en su propia medida, incapaz de decir directamente lo que quería, pero mostrándolo con cada fibra de su cuerpo, algo que hacía sonreír a Jihwa muy a menudo.

Descubrió que la sonrisa ocasional de Yahwi cuando se quedaba observándolo y pensaba que él no se daba cuenta era hermosa, pero que su risa era un nivel celestial superior a cualquier otra cosa, tan magistral y contagiosa que a Jihwa le costó creer que era real.

A Jihwa le encantaba lo detallista que Yahwi llegaba a ser, despertándolo diariamente con un café ya listo, aunque fuera a gritos desde afuera de la habitación, recordando cada detalle de su horario, manteniéndose atento a cuándo tenía exámenes y proyectos e incluso llegando a ayudarlo, a expensas de tener que desvelarse él para terminar sus propios proyectos.

Jihwa había llegado a sorprender a Yahwi acariciando a Makki y hablándole como si fuera una persona, aunque Jihwa nunca le había comentado al respecto porque sabía que Yahwi lo negaría totalmente.

Así, las pesadillas fueron quedando atrás, las noches en que Yahwi tenía que irrumpir en el cuarto de Jihwa para calmarlo disminuyeron y la primera noche de sueño profundo sin pesadillas se hizo presente. Yahwi decidió llevarlo a donde él quisiera para celebrar y Jihwa quiso ir a la playa, por lo que se tomaron ese fin de semana para hacer un largo viaje a Rockaway Beach, aun cuando el invierno ya azotaba en el clima.

Jihwa no quería nadar, solo caminar por la playa mientras el mar se embravecía ante el cambio de estación y Yahwi pudo apreciar que el chico amaba la vista del horizonte marino mezclándose con el cielo nublado de diciembre.

En ese viaje pasaron la noche en un hotel, la lluvia se hizo presente sin previo anuncio y todo lo que se escuchaba era su repicar contra las ventanas. Yahwi se había quedado en la sala de la habitación sentado en el sofá, leyendo un libro mientras Jihwa se había acostado, aludiendo al cansancio que lo marcaba, pero encontrándose a sí mismo sin poder dormir.

Caminó por los pasillos con sus pies descalzos sintiendo la alfombra del suelo y su pijama azul marino una talla más grande manteniéndolo cómodo en noches así.

— Pensé que estarías dormido— comentó Yahwi cuando notó su presencia en la puerta, sin levantar la mirada del libro.

— No podía dormir— admitió Jihwa, caminando dentro de la habitación y acercándose a Yahwi por detrás— Tienes el cabello largo— dijo con suavidad, su voz mezclándose con el ruido de la lluvia y sus ojos fijos en el oscuro cabello de Yahwi, que ya le caía hasta los hombros.

— El tuyo está más largo, lo traes por el nivel de la escápula en la espalda— repuso Yahwi, muy consciente de la presencia de Jihwa detrás suyo.

Su mente había perdido total interés en el libro desde que le había sentido entrar en la habitación. Jihwa asintió aunque sabía que Yahwi no podía verlo, era cierto, había descuidado el largo de su cabello.

— Me gusta más el tuyo— aseguró tranquilamente y Yahwi perdió el aliento, dejando de respirar en el segundo en el que sintió los finos dedos de Jihwa deslizarse por las hebras de su cabello.

No lo estaba tocando, Yahwi era dolorosamente consciente de que no tocaba su piel en ningún instante, y sin embargo, los dedos que recorrían el largo de su cabello sin forma exacta lo hicieron permanecer muy quieto, sintiendo su corazón aplastarse contra sus costillas de la velocidad a la que latía.

No supo cuánto tiempo estuvieron así, pero su cuerpo estaba entumecido cuando finalmente Jihwa dejó de jugar con su cabello, dando la vuelta por la parte posterior del sofá y sentándose en la esquina de este, con sus piernas flexionadas y abrazándolas.

— Su nombre es Lee Jung-Hwa— inició Jihwa— lo conocí en una reunión de amigos para beber, parecía el chico perfecto, atento, cuidadoso, alguien que jamás se fijaría en mí, un desojo humano despreciado por todos menos por su prima y a quien habían invitado porque sus compañeros de aula hablaron de la reunión con él enfrente, no dejando otra opción. Pude haberme negado, pero quería desesperadamente saber qué se hacían en esas reuniones, así que fui.

Yahwi permaneció en silencio, cerrando su libro y manteniendo la misma postura sentado, mirando hacia el frente y buscando no incomodar a Jihwa, quien finalmente decidía abrirse, independientemente de las opiniones que tenía sobre la forma de Jihwa referirse a sí mismo.

— Contra todo pronóstico, Jung-Hwa me notó entre todos los demás y me invitó una copa, pensé que sería algo normal entre chicos, hasta que se ofreció para llevarme a mi apartamento y me confesó su interés afectivo en mí, buscando que yo accediera a ir a una cita y así conocernos mejor. Admito que no estaba muy seguro, pero me caía bien, así que acepté.

Un temblor incontrolado se plasmó en las manos de Yahwi, quien se vio a sí mismo apretando los puños por el deseo de ir tras ese tipo y aniquilarlo lentamente, pero no podía.

— Al inicio todo era maravilloso, una relación perfecta en todos los sentidos, hasta que la primera crisis de celos apareció, seguida del primer regalo, que abrió el paso al primer golpe. Huí, pero me vi sin tener para donde mirar. Mis tíos me habían cerrado la puerta y me escondí en mi apartamento en los dormitorios del campus, pero para mí era imposible sostener el pago del dormitorio, así que accedí a regresar con él y que me diera un techo para vivir, de forma temporal.

La necesidad es la vía más autodestructiva de acabar con la vida de una persona, pensó Yahwi, recordando haberlo leído en otro lugar. Yahwi entrelazó sus manos enfrente suyo, buscando mantenerlas quitas y no brincar sobre Jihwa para abrazarlo y hacerle saber que todo había pasado. No lo hizo.

— Vivía con él y podía apreciar su violencia, distorsionando la imagen gentil que mostraba en sus inicios. Pronto fui un prisionero de golpes, insultos y humillaciones de todos los tipos, especialmente en las noches cuando llegaba excitado y yo buscaba la forma de no corresponder, negándome a que mi primera vez fuera de esa manera y con alguien como él.

A Yahwi le fue difícil mantener el rostro impasible y sostenerle la mirada a una de las figuras de porcelana de la estancia. La rabia bullendo dentro de él, siendo alimentada por sus propios pensamientos, notando que no había informe en el mundo que pudiese abarcar lo que Jihwa le narraba.

— Hasta que esa noche llegó muy enojado, se había enterado que me habían propuesto este viaje para participar en el proyecto por mis méritos en la universidad y estaba perdido. Me golpeó hasta que se cansó, luego, al verme inmóvil y sin fuerzas, me destrozó la ropa y me subió a la cama…for..forzándome a…

La voz de Jihwa se rompió, si lo pensaba, nunca había logrado decirlo en voz alta, las personas lo habían asumido correctamente por la manera en que hablaba, pero la palabra nunca había dejado sus labios. Yahwi sentía sus manos temblar de la fuerza con que se apretaban, poniendo sus nudillos blancos y haciendo que sus dedos se adormecieran.

— Cuando terminó, me dijo que era mi culpa y se marchó, asegurando que regresaría. El miedo de que eso pasara me superó, así que huí bajo la lluvia, buscando llegar al hospital para sanarme y poder alejarme de Corea tanto como fuera posible, chocando contra la persona que sería mi salvador poco tiempo después, aunque ninguno de los dos lo sabía en ese momento.

Ante esa frase, Yahwi no pudo evitar mirar en dirección a Jihwa, quien le sostenía la mirada con sus sinceros ojos cafés mostrándole la verdad. Lo había sabido desde hace tiempo y sin embargo, no le había dicho nada a Yahwi y él no sabía por qué, pero encontraba eso sumamente adorable.

Allí, con la lluvia golpeando contra las ventanas y la habitación tenuemente iluminada para una lectura amena, con la distancia que daba el sentarse cada uno en el extremo opuesto del sofá, sin mayor contacto que sus ojos fijos en los del otro, Yahwi sintió que estaban viviendo el momento más íntimo de su vida y se dio cuenta entonces, Jihwa le gustaba.

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PEQUEPINJYPITUFIBOLAAAAAAS, ¿qué opinan del capítulo?
Siendo sincera es uno de los que más he disfrutado escribir😊🥰 espero que sea igual para ustedes al leerlo, porque ya saben...PROGRESO.

Dejando eso de lado, les vengo a comentar que ya subí ni fanfic Chad x Ryan de High School Musical, sí, ya sé que es 2022 y han pasado más de 10 años, no me importa. Si alguna llegó a ver estás tres películas *cofcofcof* la 2da es la que sirve *cofcofcof* y quiere darle una oportunidad a esta escritora novata que da su mayor esfuerzo, se los agradecería. Les dejo la foto de la improvisada portada hecha por mí, que ni paint sé usar jajaja.

En fin, nos leemos pronto. Estaré actualizando tanto como pueda porque entro pronto en exámenes finales y allí detengo mis actualizaciones por al menos cinco días. Besitos. 🥰💖💚💙

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