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Capitulo 31

Noche del 30 de Agosto del 2019.

2 horas antes del mensaje.

Marco

Este estaba siendo un día de mierda ¿Por qué razón? Simple.

Uno, me había peleado con Bella la noche anterior.

Dos, volviendo de la casona de mi abuela se me había pinchado una rueda del carro.

Y tres, estuve todo el día sin señal.

Volviendo al punto uno y la pelea de anoche.

¿Se preguntarán porque no la llame? Bueno, es que todavía trato de entender porque quería que le prometiera eso.

Estoy seguro que nada pasaría entre nosotros, pondría las manos en el fuego por ello.

Luego, lo que dijo que no la conocía en absoluto, que solo conocía lo que ella quería mostrar, en parte era verdad.

El cambio de actitud que tuvo en los días siguientes a decirle lo de la lista, fui muy brusco. Y estas ultimas semanas estuvo bastante rara.

Pero no quería ponerme paranoico, ella me prometió que no haría ninguna idiotez y yo le creo.

Pasar todo el día sin hablar o estar con ella fue raro. La extrañe. Demasiado.

Termine de secar los platos que habíamos utilizado en la cena, tome mis cigarros y salí al patío trasero. Me senté en una de las sillas que había allí y prendí un cigarro.

Mi mirada se poso en el cielo nublado de esa noche, le di una calada al cigarro para expulsarlo lentamente, el ambiente de ese día había estado muy pesado. Había un vibra diferente a la de todos los días.

Suspire sonoramente y sentí unas manos en mis hombros, gire la cabeza para encontrarme con mi hermana.

-¿Qué haces aquí?- pregunte.

-Viendo porque mi hermano mayor estuvo todo el día con un humor de perros- se sentó a mi lado- ¿Me das uno? - señalo la caja de los cigarros.

Le di la caja y la vi sacar uno- Porque anoche me pelee con Bella- lleve el cigarro a mis labios.

-Uyy, su primera pelea- dijo soltando el humo- ¿Por qué se pelearon? - me miro.

-Me hizo prometerle que me volvería a enamorar si algo pasaba entre nosotros- confese mirando al frente.

-¿Y eso porque te enojo?- me miro con el ceño fruncido y una sonrisa sin gracia en su rostro.

-Porque, ¿Y porque tendría que pasar algo entre nosotros? No entiendo- explique moviendo mis manos.

-Marco eres un idiota- soltó de repente, estaba por responder cuando levanto su mano cortándome y volvió a hablar- A ver, son jóvenes, somos jóvenes, no sabes lo que va a deparar el destino, no sabes si van a terminar casándose y formando una familia- negaba mientras me miraba- No sabes si lo de ustedes va a funcionar, por ahí pasan tres años y se dan cuenta de que la relación no funciona mas o que se yo- suspiro- Pero lo que ella quería es que si eso llega a pasar o si se llegan a separar por alguna, x razón, te vuelvas a enamorar. Y tu como el terco que eres en vez de tomarlo de una buena manera te enojaste- llevo el cigarro a sus labios- No seas idiota y ve a su casa para arreglar esto- dijo.

-Primero me tengo que duchar- admití apagando la colilla y poniendo cara de asco- Estoy todo sudado, no puedo ir a pedirle perdón así- me señale.

-Pues ve maldito idiota- murmuro.

-¿Puedes dejarme de decir idiota?- pregunte caminando hacia la puerta.

-No- confeso- Es lo que eres- elevo sus hombros.

-Oye ¿Soy yo o el ambiente no está como siempre? - pregunte.

-Si, yo también lo noto diferente, tiene una vibra pesada- después de que dijera eso

Una vez en mi habitación mire mi móvil y solo marcaba como que tenía llamadas perdidas, borre las notificaciones, deje el móvil en el escritorio y me fui al baño para darme una ducha.

Mientras estaba en la ducha, se vino a mi cabeza lo que Isadora me había dicho hacia minutos.

Y tenia razón, tenia roda la razón. No sabia que iba a pasar en el futuro, no podía adelantarme y decir que nada pasaría, todo podía pasar.

Ya estaba fuera de la ducha, regrese a mi habitación secando mi pelo con la toalla. Dirigí mi mirada a mi móvil que parpadeaba indicando que tenia un mensaje de voz.

Deje la toalla en el respaldo de la silla y lo escuche.

Era de Bella. Esa era su voz. Pero no sonaba como siempre.

*-Hola piojoso- sorbio su nariz- Quiero que sepas que todo lo que dije ayer era mentira, estaba enojada porque no me querías prometer eso- estaba llorando- Pero ya lo hiciste y ahora lo tienes que cumplir. Te amo tanto Marco- suspiro, mi corazón comenzó a latir más fuerte- No tengo palabras para agradecerte todo lo que hiciste por mí, solo gracias- mientras el mensaje se seguía reproduciendo yo negaba con mi cabeza- Gracias por reaparecer en mi vida. Te amo mucho, nunca te olvides de eso. Adiós piojoso de mi corazón- dijo para finalmente cortar el mensaje. *

Mierda, y mil veces mierda.

Eso sonaba como una despedida. Se estaba despidiendo.

Tarde unos segundos en reaccionar, salí de mi habitación como estaba, bajé las escaleras chocándome con mi hermana.

-¿Qué pas..- la corte.

-Bella. Ella pasa- grite.

-Mierda- escuche que decía.

Abrí la puerta y me dirigí a la casa de Bella corriendo. Estaba descalzo, mis ojos estaban llenos de lágrimas, en este momento no me importaba nada, solo llegar a su casa.

Mis piernas dolían al igual que mi pecho, no estaba respirando de la mejor manera, estaba tan asustado que eso no ayudaba a mi respiración.

Llegue a la puerta de entrada y entre como un loco, escuchaba llantos y voces en la plata de arriba. Sin pensarlo dos veces subí, llegue a la puerta de la habitación de Bella, y todo se desplomo.

Me quede en el marco de la puerta observando toda la situación.

Adrián hablando por teléfono, Carmen llorando y con el cuerpo de Bella en sus manos.

Sacudí la cabeza y entre, la tomé de los brazos de Carmen.

-Nonononono, vamos princesa-hable - Despierta pequeña- acaricie su mejilla, tome su pulso y volví a hablar- Tiene pulso, ¿llamaron a la ambulancia? – pregunte.

-Si, pero van a llegar en 10 minutos- hablo Adrián.

-No hay tiempo, hay que llevarla- dijo su madre entre lágrimas.

La levante en brazos y salimos de su habitación, Adrián tomo las llaves del carro, nos montamos en el y emprendimos camino al hospital.

-Princesa vamos, no me asustes- susurre - Quédate conmigo pequeña- mis lagrimas corrían por mis mejillas.

No sé cuánto tiempo tardamos en llegar a urgencias, solo recuerdo que baje de la parte de atrás con ella en mis brazos y enseguida me dijeron que la ponga en una camilla para llevársela.

Lleve mis manos a mi cabeza y suspire frustrado. Recordé que Chiara no sabía nada, tome asiento y marque su número.

*-Hola niño, ¿Qué pasa? – dijo.

-Be...Bella- susurre entre sollozos.

Tenía mi mirada clavada en mis pies descalzos.

-¿Qué pasa con ella Marco?- pregunto con miedo.

-Esta en el hospital. Entro de urgencia- sorbí mi nariz.

-Voy para allá- murmuro para cortar la llamada. *

Guarde mi móvil en el bolsillo delantero de mi pantalón, puse mi cabeza entre mis manos y llore.

Esto no podía estar pasando. Mi pequeña princesa.

En cuestión de minutos llegaron Chiara y Leo.

-¿Cómo esta? – me pregunto entre lágrimas.

-Se la llevaron- conteste limpiando mis mejillas.

Mas tarde la mayoría de la sala de espera estaba ocupada, habían llegados mis padres con mi hermana, a valentina la habían dejado con una vecina, también llegaron los padres de Chiara.

Veía como Leo sostenía contra su pecho a su novia, dejaba besos en su cabeza, gire mi mirada hacia los padres de mi novia, Carmen estaba llorando en los brazos de su esposo.

Mas tarde la puerta de la que era habitación de Bella se abrió dejando ver al doctor. Rápidamente todos pusimos de pie.

-Acá- dijimos los padres de ella y yo al mismo tiempo.

-Bien, soy el doctor López- se presentó- La señorita Sánchez ingreso con un grave caso de sobredosis de citalopram, son pastillas para la depresión- comento- Le hicimos un lavado de estómago, pero ingreso con un pulso muy leve y sigue siendo así- dijo- No les puedo decir que está fuera de peligro porque no es así, está muy grave- se aclaró la garganta- Si logra pasar la noche es un milagro- Carmen se tiro a llorar en los brazos de Adrián- Yo si fuera ustedes me iría despidiendo- murmuro para luego irse.

Trague el nudo que se había formado gracias las palabras que había dicho el doctor.

Mi padre palmeo mi espalda y mi madre junto a Isadora me abrazaron.

-Ella esta bien- susurro mi hermana.

Yo solo asentí.

Luego de que pasaran Carmen, Adrián y Chiara, era mi turno.

Tomé todo el aire que pude y entre a su habitación. Limpie rápidamente las lagrima que habían caído de mis ojos por verla en esa camilla conectada a un montón de cables y un tuvo en su boca. Suspire sonoramente y me acerque.

Me senté en la silla que había al lado, tome su mano, deje un beso en ella y solo la mire.

-No me hagas esto princesa- trague- Tienes que recuperarte. Me prometiste que no harías ninguna estupidez- dije- Lo tienes que cumplir pequeña. Las promesas se cumplen y tu lo sabes- se me nublo l vista por las lágrimas- Sabes que la pelea de ayer fue una idiotez- la miré- Estaba por ir a tu casa a arreglar esto Bella- negué- Así que tienes que despertar para que podamos arreglarnos- mordí mi labio- Por favor corazón- me temblaba la vos- No hagas esto- sorbí mi nariz- Te necesito pequeña. Tenemos muchos puntos de la lista que cumplir Bella- recordé- Todavía tenemos que conocer Italia juntos y hacer muchas cosas más- tragué- Por favor, no te vayas pequeña- pedí.

Apoye mi frente en su mano y no volví a hablar hasta que escuche la puerta.

-Señor, ya pasaron los diez minutos- dijo la enfermera.

Asentí sin mirarla, me pare deje un beso en su frente y le susurre.

-Te amo princesa mía.

Limpié mis lágrimas y salí de la sala.

Estaba en los brazos de mi madre mientras las horas pasaban. Todo mi interior estaba derrumbado, no podía estar pasando esto. Tenia que ser un sueño.

Pero no lo era. Er muy real.

Estábamos todos en silencio cuando escuchamos como la enfermera que nos había estado haciendo entrar grito llamando al doctor.

Mi pecho sintió una presión horrible, mis lagrimas amenazaban con salir, pero no las deje. Trague y solo espere a que no sea nada malo.

Unos minutos más tarde la puerta de la sala se abrió, dejando ver a un doctor López cabizbajo. Todos estábamos de pie escuchando atentamente, cuando dijo lo que menos queríamos escuchar.

-Lo siento, e...ella no lo logró.

Levante mis manos hechas un puño y las lleve a mi boca, aguantando las lágrimas que quería salir, no iba a llorar frente a todos, suena feo, pero no me gusta que la gente me vea llorar.

Sentí los brazos de Isadora a mi alrededor, escucho los gritos de la mejor amiga de mi pequeña, el llanto de Carmen.

No poda ser posible. Esto no podía estar pasando.

Ya en la mañana, estábamos por irnos ya que los Carmen y Adrián nos dijeron que vayamos a descansar y que no avisaron que día sería el funeral.

Íbamos caminando Leo, Chiara y yo, cuando nos alcanzo Lucas.

-Chicos, me acabo de enterar- tomo aire- Lo siento mucho- susurro mirándome yo asentí - Les tengo que dar algo- dijo mirando dentro de un sobre color madera- Lo encontré al entrar en mi casa esta mañana- comento- Fui a casa de Bella, estuve golpeando y una vecina salió para decirme que en la noche hubo sirenas de ambulancia frente a la casa- explico- Así que vine lo más rápido que pude.

-Está bien- hable- ¿Qué nos tienes que dar? – señale el sobre que tenía en las manos.

-Cierto- metió la mano dentro de el para sacar unas ¿cartas? - Me dejo que les entregara esto- cada uno recibió su carta- En el sobre esa escrito que se las diera hoy o después de que pasara- rio sin gracia.

-Pues muchas gracias- murmure mirando los tres sobres que descansaban en mis manos- Y gracias por cuidar de ella- palmee su hombro. - Nos vemos chicos- me despedí de ellos. Me acerque a saludarlos con un beso y un abrazo.

-Me duele tanto como a ti Chia- susurre en su oído.

-Losé- respondió casi sin fuerza.

Saludé a Leo y me fui. Me subí al carro de mis padres para dirigirnos a casa.

Apoyé mi cabeza en la ventana y sentí como Isadora apoyo la suya en mi hombro mientras entrelazaba nuestros dedos.

Cuando llegamos a casa, no dije nada, solo me encerré en mi habitación, tiré las cartas en mi escritorio, me senté en un pequeño sillón que tenia frente a mi ventana.

Esto fue en parte mi culpa. Si no nos hubiésemos peleado no hubiese pasado esto, ella estaría aquí conmigo, riendo de alguna idiotez. O si solamente me hubiese ido sin bañarme, todo sería diferente.

Las lágrimas que había estado reprimiendo durante todo el día por fin salieron.

No recuerdo en el momento que me acosté en mi cama, ni cuando dejaron de caer las lágrimas.

Escuche el sonido que, hacia la puerta al abrirse, para después sentir como al otro lado de la cama se hundía y unos brazos me rodeaban.

Era mama. Eran los brazos de ella.

Las lágrimas volvieron hacerse presente en mis ojos.

-Llora mi niño, llora- susurro mi madre- Sácalo cariño.

Y en ese momento en la oscuridad de mi habitación y en los brazos de mi madre me rompí.

Desperté solo, mama se había ido cuando me quede dormido, me pare, mire mi móvil y marcaban las 22.30 de la noche, desvié la mirada solo unos milímetros y me tope con las cartas, era hora de leerlas.

Tome la que decía mi nombre, una decía para "Antonia" y la "para cuando la encuentres".

Me acerque a la ventana y mire su estrella, solo había una grande.

Tomé coraje y abrí la carta.

Querido Marco.

Esta carta está siendo la más difícil de comenzar a escribir.

Primero que nada, gracias piojoso. Segundo ya había tomado esta decisión amor, ese día que viniste a mi casa y me dijiste lo de la lista, unos minutos antes ya lo había decidido, Cuando me dijiste de hacer la lista vi mi oportunidad para hacer lo que quería antes de irme. Y así fue. Puse las cosas que quería hacer, otras que solo las iban a cumplir ustedes y una que va a hacerse real cuando todos sean felices.

Esta carta es la última que estoy escribiendo y si, lo estoy haciendo luego de que te fuiste por esa puerta, después de prometerme que te ibas volver enamorar, fue nuestra primera y última pelea.

¿Quién lo diría no?

Quien diría que me iba a enamorar de esa manera. Que iba a pasar todo lo que paso. Tu fuiste mi alma gemela piojoso, pero yo no soy la tuya. La tuya está ahí afuera, esperando que se encuentren.

Yo ya sabia como esto iba a terminar, por eso te dije que me prometieras eso, y lo hiciste así que lo tienes que cumplir, es una promesa piojoso y las promesas se cumplen.

Nuestra historia comenzó cuando éramos dos niños inocentes, que jugaban juntos, que pasaban gran parte de la tarde juntos y terminamos siendo dos adolescentes enmarados hasta los huesos del otro, pero nuestras vidas tenían diferentes rumbos. No voy a entender nuestra historia de amor, solo voy a decir que fue una gran historia.

Antes de este día te miraba y me ponía pensar "¿y si no lo hago?" "¿Y si me quedo con el?", pero después entendí que no estábamos destinados, solo me quedaba pensando que en alguna otra vida íbamos pedaleando juntos.

Es impresionante como en estos meses te hiciste tan importante para mí. Como no bajaste los brazos conmigo y me hiciste vivir los mejores meses de mi vida, si solo entendieras que fuiste mi ángel. Mi verdadero ángel.

Me voy de la mejor forma piojoso, viví todo lo que tenia que vivir, pero yo no era yo. Si, mi cuerpo estaba aquí con ustedes, pero mi alma no, ella murió un 29 de Junio de 2018. No me sentía bien aquí. Ya no.

Ay piojoso mío, me duele tanto dejarte.

Siempre serás esa persona que en otra vida busque dentro de tantas otras, porque simplemente sos vos, mi piojoso.

Y si algún día me extrañas, solo va a bastar que mires a la segunda estrella a la derecha y ahí voy a estar yo, con Sara, cuidándote por siempre. Te lo prometo.

Ahora es tu turno de prometerme unas cosas.

Uno, quiero que conozcas Italia, pero no conozcas Venecia solo, hazlo con ella.

Dos, se feliz.

Tres, vuélvete a enamorar.

Vas a tener que tachar cada cosa que cumplas de la lista. Porque la dejo en tus manos, también te dejo la otra parte de tu regalo de cumpleaños. Sale el 2 de Septiembre. Tomate tu tiempo conociendo y disfrutando piojoso.

Y no te preocupes por mi, yo soy feliz, ahora soy feliz. Solo les queda que ustedes los cumplan.

Las otras dos cartas no las tienes que abrir, prométemelo, la que dice "Cuando la encuentres" la abrirás cuando sepas que es ella, te darás cuenta solo.

Y la ultima son unas palabras que le escribí, dásela cuando sientas que es el momento.

Bueno piojoso, tengo que terminar la carta, solo quiero volver repetir que estos últimos meses me hiciste la chica más feliz.

Te amo para siempre piojoso.

Con amor, tu pequeña princesa.

Pd: Se llama Antonia.

Levante mi mirada del papel y solté una risa, miré el cielo otra vez y ahí estaba una estrella a la derecha de la que ella decía era la estrella de Sara. Estaban juntas, ella era feliz.

Rei con lagrimas en mis mejillas, bajé la vista al pasaje que tenía en mis manos y negué.

-Ay pequeña- susurré- Eres todo un caso- reí.

Volví mi mirada al cielo.

-Te amo para siempre pequeña princesa- murmure mirando la estrella.

31 de agosto no lo vería como un día malo. Sino como el día en el que ella fue libre y feliz.

¿Iba a doler? Si, siempre, pero lo haría de la manera más bonita.

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Nota de la Autora:

Bueno mores les estoy escribiendo esto con lagrimas en mis ojos, este capitulo fue uno de los mas largos que escribí y mas emotivo. Me costo mucho escribir este capitulo, venia posponiéndolo porque sabia que iba a dolor mucho.

Se que hay cosas que dice ¿wft? pero las van a ir entendiendo con el 2do libro, quédense tranquilxs. 

Ya no falta nada para que termine, solo dos capítulos y se termina... </3

Quiero saber si lloraron....

Lxs quiero muchos mores...

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