Capitulo 11
-ATENCIÓN-
Pongan la canción cuando les diga. Los dejo que sigan leyendo.
-BYE-
Bella
Salimos del baño y nos dimos cuenta que nos nuestra última clase ya había terminado.
-Un momento- susurre levantando un dedo- ¿Y los demás?- vi cómo se daba vuelta para mirar a su alrededor.
-Princesa las clases de hoy ya acabaron- respondió tranquilo mostrándome la hora en su móvil.
-¿¡QUE!?- mi reacción de hizo reír- ¿Estuvimos más de 2 horas haciendo...haciendo- decía sorprendida.
-¿Tocándonos? Pues si- confeso apoyado en una parada y mirándome.
-....
-Ven vamos- dijo agarrando mi mano.
Todavía no lo podía creer, le había hecho sexo oral a Marco. ¡¡Y EN EL BAÑO DE LA ESCUELA!!
-¿En qué piensas?- me susurro pasando su mano por mi cintura.
-¿Qué?- dije mirándolo a los ojos- en nada- repetí.
Una vez que nos encontrábamos dentro de su coche, gire la cabeza para verlo. Amaba verlo, su perfil, su nariz, los labios que tanto me gustan, sus ojos los cuales me atrapan, estaba tan enamorada, tenía que disfrutarlo.
-¿Que tanto me miras princesa?- murmuro mientras soltaba el humo del cigarro que prendió antes.
-A ti- le solté de una.
-¿Te gusta lo que ves?
-Me encanta- confesé haciéndolo reír- Oye ¿Puedo probar?- pregunte.
-¿Qué cosa pequeña?- me respondió sin sacar la mirada de la carretera.
-Eso- dije señalando el cigarro.
-¿No lo has probado?
-Nop.
-Pero si fumas- dijo mirándome por un momento.
-Ojos en la carretera- le solté girando su cara hacia la carretera- Pero solo marihuana, nunca fume eso- le contentaste señalando nuevamente el cigarro que tenía en la mano.
-Vale. ¿Por qué empezaste a fumar?- me pregunto.
Saque la mirada de su perfil, suspire y le conté.
-Luego de salir del hospital tras el coma etílico en el que caí...
-Esa es otra historia que me tienes que contar- dijo cortándome.
-Otro día será- lo mire y continúe- Necesitaba otra forma de despejarme, pensé en muchas cosas, pensé en hasta tomar pastillas, pero no quería seguir dañando a mis padre, ya los había herido bastante- tome aire y seguí- Un día encontré a un chico de ultimo año fumando en el patio trasero, le pregunte si podía probar, me dijo que si, lo hice y bueno digamos que encontré la forma de despejarme.
-....- no dijo nada.
-¿Te deje sin palabras?- bromee.
-¿Bella por qué?- me pregunto tensando la mandíbula.
-Era la única forma más "sana" que encontré para no pensar tanto en eso- dije cabizbaja- Lo siento.
-No, no te tienes que disculpar, solo dime que no lo volverás a hacer tan seguido o a menos que este contigo en ese momento, no quiero que fumes cuando estés sola o en un lugar donde no conozcas a nadie- sonaba preocupado- te pueden llegar a hacer cualquier cosa, los tipos de ahora son un completo descontrol- me dijo.
-Pero no he fumado tanto desde que estoy saliendo contigo- solté sin pensar- ¿Creo que eres la manera que tengo de no pensar en Sara o el accidente?- conteste de forma dudosa.
-¿Sales conmigo?- pregunto con una sonrisa pícara.
-Emmm...pu-pues yo no-no lose, digo no es lo-lo que quería de-decir- respondí entrecortado.
-JAJAJAJAJAJA, tranquila princesa- me susurro poniendo su mano en mi muslo- Estaba bromeando- repitió haciéndome pequeñas caricias.
-Eres un idiota- le dije riéndome- ¿Dónde vamos?- le pregunte al notar que ese no era el camino hacia mi casa.
-Vamos por un café.
Una vez estacionados en la cafetería, desabroche mi cinturón y bajamos. Íbamos caminando a la entrada cuando sentí como Marco entrelazaba nuestros dedos.
Era una sensación hermosa, me sentía protegida.
Entramos, me guió a una mesa cerca de la ventana, note como me miro cuando vi donde nos sentaríamos, él sabía que me gustaban que las mesas estuvieran así.
Se acercó la mesera a dejarnos el menú. 10 minutos después me decidí por un cappuccino. Marco le hizo señas a la chica que nos había atendido y tomo nuestro pedido.
-¿Ya estas para ordenar?- le dijo con una sonrisa pícara al chico que se encontraba frente a mí.
-Si ya estamos- respondí rápidamente- Quiero un cappuccino con doble crema- le dije mientras miraba como anotaba en su libreta.
-Y ¿tu lindo?- su repuesta me hizo levantar la ceja.
-Quiero un café con dos croissant- le respondió secamente con la mirada fija en el menú.
-Ya te lo traigo- repitió la chica.
-Guau- fue lo único que solté.
-¿Qué?- me pregunto.
-¿¡No la viste!? Lo unció que faltaba era que te ponga los senos en la cara- dije molesta.
-Los únicos senos que quiero en mi cara y en mi boca son los tuyos- dijo con simpleza a la vez que levantaba sus hombros.
No dije nada, vi como en su boca se dibujaba una sonrisa pícara, al ver que no decía ni reprochaba nada.
-¿Ahora fui yo quien te dejo sin palabras?- me dijo divertido.
Apoye mis brazos en la mesa, sonreí pícaramente y dije- ¿Por qué en vez de decir lo que quieres no lo haces?
Su comisura derecha se levantó, apoyándose y quedando en la misma posición, en la que estaba me respondió- Princesa no me digas esas cosas si no quieres que te folle sobre la mesa de este bar, porque realmente ganas no me faltan- dijo apoyando su espalda en el asiento de él.
Estaba por contestar cuando la mesera volvió con nuestros pedidos.
-Tu cappuccino- susurro sin ganas- Tu café, croissants y mí número- volvió a decir entregándole un papel a Marco.
-Si, gracias, pero no lo necesitara- dije agarrando el papel que le daba- Está muy bien atendido- solté levantando una ceja- Ahora vete y déjanos tomar lo que nos trajiste.
-Agg- susurro con asco, para luego irse.
- ¿Te tengo que decir lo duro que me puso verte hablar así?
-Ya, no seas idiota- respondí tomando mi cappuccino.
Ya estábamos camino a mi casa, no podía despegar mi mirada de él. Mis pensamientos surgieron, como me sentía segura, podía ser yo misma, puedo contarle mis problemas y él siempre iba a ayudarme. Vi lo lindo que era, sus sentimientos, como poco a poco nos estábamos abriendo el uno con el otro, esas mariposas que sentía cuando me besaba o tocaba, como estaba tan metido en ayudarme a superar toda la culpa. En ese momento lo entendí me estaba enamorando de Marco.
Si solo hubiera llegado unos meses antes a mi vida, todo sería diferente.
-¿Princesa?- sentí su mano en mi muslo, gire la cabeza y vi que mi miraba preocupado- ¿Te encuentras bien?
-Si tranquilo- le conteste poniendo mi mano sobre la suya- ¿Qué decías?
-Te pregunte qué quieres hacer una vez termines el instituto- repito.
-Pues no lo sé, supongo que viajar algún lado antes de comenzar a estudiar nuevamente- le respondí.
-Me gusta. ¿Y qué quieres estudiar?- pregunto.
-Psicología- confesé- Siempre me gusto, no sé, supongo que ententenderia a todos- solté- ¿Y tú?
-Me gusta, es muy tu- me dijo, su respuesta me hizo sonreír- Literatura- susurro- Mi madre me paso su amor por los libros y creo que siempre supe lo que quería estudiar, quiero enseñar lo maravillosos que son los libros, las historias, sus portadas, las diferentes formas de expresarse que tiene el autor, todo- contó, en su mirada note ese brillo que tenía siempre que hablaba de algo que le gustaba.
-Es muy tu- le conteste de la misma manera que lo había hecho conmigo.
Quedamos en silencio nuevamente, Marco estiro la mano y encendió la radio, mientras el buscaba una buena canción, yo miraba a través de la ventada el cielo, el cual se encontraba nublado.
(Pongan la canción)
Minutos más tardes comenzó a llover, me gustaba los días de lluvia me hacía sentir tranquila, estaba por decir algo cuando comenzó a sonar "Adventure of a lifetime" de Coldplay. No pensé dos veces y hable.
-Para- le dije mientras me desabrochaba el cinturón.
Antes de bajar subí el volumen del estéreo, lo mire, sonreí y me baje. Sentí como el agua comenzaba a mojarme, se sentía tan bien. Sin más comencé a bailar, saltar, reír, estaba sola, hasta que fije mi mirada en él y le hice señas para que se bajase y venga a bailar conmigo, tardo unos segundo en hacerlo, una vez que bajo nos dejamos llevar por la canción, saltábamos, bailábamos, cantamos, gritamos. En ese momento no nos importaba nada, los problemas no existían, estábamos solo nosotros.
Note como se quedaba quieto, deje de bailar para poder mirarlo, puso sus manos sobre mi cintura, me pegó a su cuerpo, cruce mis manos sobre su nuca y solamente nos mirábamos, no podíamos despegar la mirada del otro, sin espera más me beso.
-Te quiero princesa- susurro sobre mis labios.
-Te quiero piojoso- respondí, para volver a lanzarme a sus labios.
Ahí bajo la lluvia, éramos uno, yo su princesa y el mi piojoso, nadie más.
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Nota de la Autora.
Bueno mores, quiero decirles que este capitulo me encanta. Siento que esta canción va muy bien con ellos.
En el próximo Bella la queen.
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Nos vemos el Viernes a las 22:10 (HORA ARGENTINA).
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