Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 3: Cambios sorpresivos

Mis ojos viajan una y otra vez a la persona que tengo a mi frente, parpadeando repetidas veces, perpleja por lo que veo.

De acuerdo, sabía que Amy era hermosa, aunque parecía modesta y desarreglada, entendía que sólo necesitaba un asesoramiento de imagen para hacerle cambiar la apariencia.

Sin embargo, nunca pensé que sería un cambio tan drástico, tanto de vestuario como de peinado, donde dejaría a un lado a la chica tímida y callada, dando paso a la mujer que ya es (contando que cumplió la mayoría de edad hace unos meses).

Abro mi boca, pero las palabras no salen. No sé si es por el impacto o por intentar comprender la razón real de todo esto.

Amy tiene carácter, pero a la vez es de esa persona que al tomar una decisión importante es porque lo ha pensado durante días e incluso semanas, organizando en su mente los pros y contra hasta llegar a esto.

Sin embargo, no puedo encontrar el contra de esto.

A pesar de no comprender sus razones, pienso que el nuevo look le sienta de maravilla.

—¿Y? ¿No piensas decir nada? —sonríe, con los dientes tan blancos como nunca se los he visto.

No sé si es por el labial rojo que destaca su sonrisa o fue al dentista por un blanqueamiento dental.

—Tú... estás...

—Sin palabras, ¿eh?

—Estás preciosa, Amy —sonrío al fin, saliendo del impacto causado.

Hace unos días dijo que me daría una sorpresa, mas no pensé que se trataría de algo así, y menos venir a mi casa en mi resposo sólo para mostrarme su cambio.

—Ya sabía yo —su sonrisa se ensancha, sacando de su mochila una caja de chocolates.— Seguro ni te hacen falta, pero ya sabes como soy.

—¡Eres la mejor! —salto sobre ella para abrazarla, olvidando mi pie torcido.

Suelto un quejido que no pasa desapercibido por ella —¿Estás bien?

Asiento, notando que mi pie está rojo por el golpe. Es mejor ser más cuidadosa si no quiero pasar una semana encerrada y sin valer por mi cuenta— Tranquila. No pasa nada —respondo con naturalidad, aguantando el sufrimiento —Estás hermosa, Amy. No puedo creerlo, nunca te había visto así.

—Claro, siempre parezco un chico o una méndiga. —me ayuda a llegar hasta el sofá— Pienso que era hora de un cambio en mí, y decidí hacerlo a lo grande.

Se ve maravillosa. No hay más palabras para describirla.

A pesar de tener yo este estilo, siempre quise que Amelia fuera más abierta y más esplendorosa, pues ella tiene porte para serlo. Además que su personalidad alocada y fuerte es más cercana a este look nuevo; la Amy que conozco no es para nada la misma que se refleja frente a otras personas, por eso tengo tantas peleas con ellas al dejar que la pisoteen de esa manera, cuando puede simplemente decir uno de sus comentarios que los entre en una crisis existencial y listo.

—Pienso que es un cambio bastante drástico, ya que hace unas semanas estabas completamente negada a pasarte un pinche peine por tus cabellos —me recuesto del sofá, notando cómo sus mejillas toman color. Frunzo el ceño, deduciendo lo que pasa por su mente —Por favor no me digas que lo hiciste por él.

—Mi grado de lástima y baja autoestima no llega a tanto —responde como lo más casual, jugando con sus uñas al tomar asiento junto a mí.

—Puedes decirme lo que se te venga en gana, Cooper, pero yo te conozco, y sé que lo haces para llamar su atención.

—Claro que...

—No me niegues lo que yo sé —suspiro con pesar, llegando a mi mente el nombre de cierto castaño que no he visto en los últimos días —Y no es patético. Tal vez empieces con ese deseo, pero espero que termines amándote a ti misma como...

—Sí sí sí. Amor propio blah blah blah, optimismo y cariño por quien eres blah blah blah —hace gestos con su boca para verse más molesta, cosa que sólo me irrita —Ya me sé el cuento de nunca acabar, Kate. Cambiemos el tema y hablemos mejor de tu pata torcida.

Produzco un resoplido que le provoca gracia, aunque para mí no es así. Muy en contra de mi deseo por sacarle en cara lo ridícula que está siendo al querer engañarme, dejo el tema para después, centrándome en mi pie mal vendado.

—Bastante bien. Perdí mis muletas, pero las volví a recuperar.

—No logro comprender cómo le haces para ser tan despistada a veces. Eres sumamente inteligente para ciertas cosas, pero para otras...

—Cada quien tiene debilidades. Lo tuyo son las zanahorias y los gnomos, mientras yo soy distraída —suelto una fuerte carcajada, notando el color rojizo de sus mejillas.

—No es gracioso.

—Ambas sabemos que tu Matty es la debilidad del momento.

—Mejor no hablemos de él, porque al parecer prefiere las zanahorias en lugar del maracuyá —hizo una alusión que comprendí al instante.

—Nombre y apellido.

—Lo sabrás luego, cuando vayan todos agarraditos de mano como la parejita perfecta —rueda los ojos, a lo que yo río —No sé ni cómo se fijó en ella. No sabía que se conocían siquiera.

—Si no me das nombre, nunca sabré a quién se debe tu odio.— elevo la mirada a la entrada cuando escucho mi timbre sonar por enésima vez este día.

Si es Daniel prometo que voy a lanzarle un zapato.

Tal como lo pienso, tomo mi pantufla del suelo y la empuño como un arma. Amy me mira extrañada, pero no dice nada.

—Deberías centrarte en abrir a la persona que no deja de tocar. Ya comienza a darme jaqueca.

—Sólo espero que no sea quien creo. Vienes conmigo.

—Yo te defiendo, aunque no es necesario con esa arma tan poderosa —contesta con burla, al tiempo que nos levantamos juntas hasta la puerta.

Estoy segura que mi rostro refleja todo menos emoción por verlo en mi entrada por quintonésima vez este día. Hoy ha pisado mi casa más de lo hecho los últimos cuatro años.

—Muy bien. ¿Qué haces aquí?— me sostengo de la puerta sin afincar el pie.

Por alguna razón, Amy está escondida tras la pared junto a mí. Al parecer no quiere ser vista por Daniel aún.

—Primero que nada, baja esa pantufla. No imagino qué hubieras hecho para espantar a un ladrón con eso —apunta con desdén, notando la manera en que sostengo el objeto como si mi vida dependiera de eso —En serio, pareces la loca de los gatos.

—Al único ser que quiero espantar es a ti. ¿Qué no tienes nada que hacer hoy?

—Supieras que sí, pero no pienses que visitarte es de mis cosas favoritas.

—Cierto, tienes pasatiempos más interesantes, como acostarte con media escuela buscando una ETS.

Sonríe sin gracia, cruzando los brazos y recostándose de la pared junto a mí, acercando su rostro al mío —¿Celosa por eso? —mi risa hace que la suya se ensanche —No te preocupes, Kate. No todas tiene el privilegio de tenerme.

—Son pocas las que no. Ese es el privilegio.

—¿Están coqueteando acaso? —habla una tercera voz desde el interior de mi casa. La oigo maldecir por lo bajo antes de tapar su boca.

—¿Quién es? ¿Hay alguien contigo?

—No son tus problemas —hago el amago por cerrar la puerta, pero él lo evita.

—Amelia "ratón" Cooper. ¿Eres tú? —su voz antes coqueta cambia a una cantarina y risueña; claro que es sólo sarcasmo.

—N-no... Y-yo soy l-la...

—No se te ocurra meterte con mi rubia. O prometo que te voy a...

—Calma, Duff. Vine en paz esta vez —levanta ambas manos, como si le apuntaran con un arma—Vengo a hablar de nuestro trato. Una nueva idea.

—¿De qué trato habla? —la voz de Amy suena nuevamente. Sé que a Daniel le da curiosidad saber por qué no ha salido de su escondite, pero tampoco me importa mucho el responderle esa interrogante.

—Ya vuelvo— digo a ella sin más, ignorando las quejas de la rubia. El castaño sonríe, captando mi atención —Te escucho.

—¿Y tus muletas?— elevo una ceja con impaciencia, lo que logra comprender al instante— Iré al punto. Andrés insistió en que debía venir a ver cómo estabas.

—Estoy bien ¿Te vas?— pongo mis ojos en blanco.

—No. —decreta haciendome rabiar— También vine porque se me ocurrió tu siguiente deseo.

—Aún no doy el primero.

—Pues piénsalo rápido, porque no quiero hacer alguna tontería.

—No lo desperdiaciaría en algo sólo para hacerte quedar en ridículo —exhalo con fuerza, esperando que continúe su relato— ¿Por qué?

—No quiero arriesgarme a hacer algo vergonzoso, como dije antes.— se encoge de hombros, y extrañamente no me cuesta creerle.— Te ayudaré a conquistar al Hilton.

El impacto es notable en mi rostro, y estoy segura de que hasta Amy lo escuchó, porque su carcajada se escucha desde aquí. Me enojaría, pero no me sorprende que sea tan chismosa con mi vida como para oír la conversación sin permiso.

Volviendo a lo importante, no sé cómo Daniel se dio cuenta de ello. No es como si fuera tan obvia y mostrara ante todo el mundo mis sentimientos. Claro, somos amigos cercanos, pero no creí que sería tan notable que me gustaba.

Sin embargo, no dejo que ese comentario me afecte, o al menos lo intento cuando cruzo los brazos sobre mi pecho y musito con fingida naturalidad:

—No sé de qué hablas.

—Claro que sabes. Cualquiera con tres dedos de frente notaría que él te gusta. El único lo suficientemente ciego para ignorarlo es ese muchacho— se echa a reír, y estoy segura que es por mi sonrojo. — Además, no es como si fueras muy buena ocultando lo que sientes.

—No lo sabes. No me conoces lo suficiente.

—No hace falta hacerlo para notarlo. Admítelo. Te gusta el muchacho.

Resoplo con fuerza, atrapada. Aunque quisiera negarlo, ambos sabemos que es verdad. Dylan me gusta, y aunque no recuerdo haberlo admitido en voz, es una realidad imposible de negar.

—De acuerdo, lo admito. Él me gusta —reconozco al fin, y es como si una carga se fuera de mis hombros.

Mas la misma carga vuelve cuando noto su expresión. No es la mejor que he visto, pero tampoco muestra nada más allá de lo habitual: Hastío por la vida e inconformidad.

—Sí. —chasqueo la lengua, colocandose recto— Bueno, te puedo ayudar a salir con él y llevar las cosas a otro nivel.— declara con un toque de perversión, haciendo un baile de cejas.

Mis mejillas se iluminan, lo sé por el calor en mi rostro.

—Eres un puerco, Hudson.

—Este puerco es el único que puede ayudarte con Dular.

—Dylan.

—Es lo mismo.— ruedo mis ojos y él sonríe nuevamente.— ¿Entonces? ¿Tenemos un trato?

—¿Cuál es tu juego? Tienes algo más en mente. No te creo la historia de una solidaridad repentina.

—Prometo que no hay trucos en esto.— elevo ambas manos en rendición.

Por unos segundos, lo estudio a profundidad, como si eso me hiciera leer sus pensamientos, lo más profundo de su alma. Aparentemente así mismo lo siente él, pues noto sus nervios cuando la manzana de Adán sube y baja.

Sonrío, no recuerdo la última vez que vi a Daniel nervioso por un acto mío, y de cierta forma me gusta esa sensación.

El Hudson da un paso atrás, con intenciones de irse. —Tómalo o déjalo, Morgan.

No lo pienso más, asintiendo. Total, no es como si tuviera mucho que perder—Es un trato. Pero antes escucha la segunda condición.

—Vamos demasiado rápido y ni siquiera me has dado la primera clase.

—Yo no fio mis servicios, cariño —da un paso hacia atrás, sin afincar su pie contra el suelo.

—Tampoco yo, pero habla de una vez.

Suspiro nuevamente, negando con la cabeza y cerrando la puerta. No vale la pena gastar más tiempo con él.

...

Miro por enesima vez la tarea en la libreta que Amy me dejó con sus apuntes. Me sorprende que no sea la mejor de la clase cuando lo ha hecho todo excelente y en tan poco tiempo.

Agradezco que me quiera unir a una tarea que no hice solo para evitar que pierda puntuación, pero no sería justo ni leal de mi parte hacerlo, mas que una mentira como esa haría que mi credibilidad como buena estudiante se vea afectada.

Es sencillo, el tema es el problema para mí. Cada vez que veo el nombre de ese hombre en algún artículo u oigo uno de sus asesinatos, solo me provoca repulsión.

Y por supuesto, mi profesor de historia y filosofía no pensó un mejor tema de trabajo escrito que investigar sobre un asesino en serie cuya historia impactó los Estados Unidos. Hasta ahora, El Cirujano ha sido uno de los más temidos, luego de Ted Bundy y otro par del que leí minutos atrás.

Pude escoger otro, un poco menos actual y del que me asegure que está muerto, pero ¿cuál sería el interés si ya todo está escrito?

Echo un vistazo a las carpetas desperdigadas que tomé de la oficina de mamá. Tal vez no debería revisar su carpeta con casos del asesino más buscado de USA en la actualidad, y más si es información confidencial, pero me es imposible, la curiosidad puede más que yo, buscando los archivos del caso abierto.

—¿Cómo alguien puede hacer algo así? —pregunto en voz alta a la foto a mi frente, donde se nota a una chica con cortes en sus coyunturas.

Sé que no debería ver esto, y que posiblemente tenga pesadillas, pero supongo que la curiosidad por esto me hace olvidar las nauseas que me habría dado ver esta imagen en otra ocasión.

Niego con la cabeza, dejando los papeles commo estaban antes de tomarlos. Ver cómo el mundo se vuelve peor y el instinto destructivo que tiene este psicópata no hará que tenga alguna mejoría en mis calificaciones.

—Debería investigar menos sobre ese tipo— farfullo al dejarme caer sobre la cama, admirando los innumerables posters de mi techo.

Dejo el tema del asesino a un lado para enfocarme en la decoración poco convencional de mi alcoba. Mi habitación parece que fue vomitada por un comic.

Sin embargo, no pasa mucho tiempo cuando al dirigir mi vista al espejo lo primero que viene a la imagen de esa chica, llena de sangre pero con su rostro completamente limpio.

En mi cabeza se reproduce el nombre del responsable, o como se hace llamar.

El Cirujano es un asesino verdaderamente temible, no tiene piedad y en parte ha llamado mi atención saber su razón de ser. Pregunté a mi madre sobre el tema una vez, y su respuesta no fue lo que esperaba:

—Lo hace porque está loco. No sabe controlarse y quiere que todos estén tan temerosos y atormentados como él.

No vi fallas en su lógica. Además, es ella quien trabaja con la policía y tiene relación con los perfiladores. Yo sólo soy una aficionada, pero no me imagino en esa posición tan aterradora de saber que estás en manos de un fiero asesino en serie, sin saber si tendrás otra oportunidad de salir con vida.

Pego un respingo cuando mi teléfono suena con fuerza, retumbando en las paredes de mi habitación. Inhalo y exhalo hasta calmarme, no esperando la llamada de la persona a continuación.

—No puede ser, es que lo mato —me apresuro hasta mi armario, cuidando no afincar el pie y que sea nuevamente lastimado.

Tomo el primer suéter que hallo entre mis cosas y contesto la videollamada de forma casual. No me puedo dar el lujo de mostrar mis sentimientos y que él se espante.

Delano Hilton. Dylan para los cercanos.

Es el chico con el que he soñado durante el último año, volviéndose en el centro de mi atención el último tiempo. Su cercanía a mí me ha hecho considerarlo como uno de mis mejores amigos... aunque quisiera que fuera más que solo eso.

Sonrío intentando no ser muy obvia. Si Daniel lo notó, es posible que Dylan igual y no es lo que quiero... no aún.

—Kate, no me digas que te pasaste la mayor parte del día comiendo y mirando series —comenta en modo de saludo, sonriente como siempre.

—Supieras que hoy hice algo más productivo. Hice ejercicios.

—Del codo y la mandíbula. Debes estar exhausta —río con fuerza, permitiéndome ese hecho por estar sola en casa.

—Un trabajo arduo. Deberían reconocermelo.

Sonríe igualmente, acomodando mejor la cámara para ver su rostro.— ¿Cómo te sientes? He querido ir a tu casa para visitarte, pero ya sabes cómo son las cosas.

—Sí, tús padres no te permiten salir mucho. Es entendible.

Asiente a mis palabras, observandome en silencio.— ¿Viste la última tarea que nos enviaron?

—¿Hablas sobre investigar al asesino serial y hacer una especie de perfil según su comportamiento?— vuelve a asentir, por lo que añado— La estaba haciendo en este momento. Elegí al Cirujano como mi investigación principal.

—Teóricamente es trampa. Puedes tener acceso fácil a los documentos de perfiladores por el trabajo de tu mamá y ya tienes la tarea hecha. El resto de los mortales debemos leer con dedicación y romperse la cabeza para llegar a un aproximado.

Niego con la cabeza, sonriente. Es obvio que no buscaría ese tipo de información; un tanto contradictorio, ya que hace unos minutos me encontraba rebuscando entre los archivos del caso, pero no para hacer trampa y obtener la máxima puntuación.

Es curiosidad, buscar un motor, una razón para que alguien decida hacer actos tan cruentos y salir como si nada.

El mundo está lleno de personas malas, que matan por placer o simplemente hacen daño porque sí, pero es diferente cuando ves los extremos retorcidos a los que puede llegar una mente con demasiado ocio y un instinto de venganza y destrucción.

Él también debió ser niño, debió tener una familia, una madre o alguna mujer que lo quisiera... ¿entonces qué le pasó?

—Tierra llamando a Kate —Dylan chasqueó los dedos frente a la pantalla, haciendome volver a la realidad— Te ausentaste.

—Lo siento, estaba pensando...

—Sobrepensando querrás decir —sonrió nuevamente, haciendo que mi corazón palpite deboscado.

¿Cómo es posible que alguien tenga ese control en mí? Se supone que soy fuerte para resistir estas cosas.

—Me conoces bien.

—Digamos que le presto mucha atención a las cosas que valen la pena para mí... —antes de terminar la frase, mi rostro ya estaba convertido en un tomate, y él pareció notarlo— Q-quiero decir, eres una gran amiga, ¿no? Vales la pena para mí, es decir, que tu amistad y...

—Entendí bien, relájate, Hilton —río, más por no saber qué más hacer que porque la situación me cause gracia.

Se le ve apenado, tensando tanto los labios que los hace una línea recta.— C-creo que ya debo irme.

—¿Tan rápido?

—Sí. Tengo cosas que hacer. Nos vemos, Kate —y antes de responder, colgó la llamada, dejandome con la palabra en la boca y un sentimiento creciendo en mi corazón.

Totalmente, me gusta Dylan Hilton.

...

Necesito hablar con mamá sobre esto.

Es posible que me gane un gran regaño por hurgar entre sus cosas policiales, pero la curiosidad me ha carcomido, tanto que llevo más de dos horas dando vueltas al tema, el caso en sí es complejo y requiere tanta concentración, que apenas puedo manejarlo.

Bien, entiendo que El Cirujano es un hombre de poder y conocimiento, aparentemente estudiado; digo aparentemente, porque a pesar de la precisión en sus cortes, noto que hay ciertos errores que me extrañan no se haya notado.

No es tan perfecto, sin embargo puede asemejarse al corte de un cirujano, acostumbrado a operar a sus víctimas, por eso el nombre.

Imagino es un hombre de avanzada edad, ¿por qué? Supongo que simple intuición, entendiendo que si es militar (como según hacen conocer las autoridad) y tiene conocimiento avanzado de cirugía, debería ser alguien que, o tuvo un padre que se dedicaba a la medicina y aprendió, o inició la carrera pero no llegó a terminarla.

En algún momento de su vida tuvo tiempo para aprender tanto de la milicia, como de medicina.

Pienso que es un excelente perfil, dado el hecho de que soy una adolescente fanática de CSI y todo mi conocimiento se basa en lo que he visto en las series.

Bajo las escaleras con paso suave, no queriendo alarmar a nadie. Mamá comunmente llega bastante tensa y reflexiva de su trabajo, especialmente cuando se acerca el fin de semana, que es como si la taza de homicidios se incrementara.

En momentos así, debo acercarme con cautela, con una taza de té en mano y una buena historia que contarle.

Es forense, pero también es un ser humano que se quiebra cuando un caso le pega fuerte. Eventualmente también necesita que le cuente las cosas buenas de mi día, para recordarle que el mundo sigue siendo un lugar hermoso, a pesar de las muertes y el dolor que la rodea constantemente.

Antes de llegar a la cocina, noto dos figuras hablando. Mamá y Ben mantiene una conversación, o discusión según la expresión de Cristina, que no es la mejor que he visto en los últimos meses.

Muy pocas veces ella tiene esa expresión en su rostro. Una combinación de preocupación y molestia, que bien no había visto dirigir nunca hacia mi padre.

Este se nota igual de alterado, caminando de un lado al otro, con una de sus manos sobre su boca y la otra en su cintura.

—Esto es un tema serio, Cristina. Ni siquiera puedo hacer nada, no puedo dejarlo a su merced.

—Sería realmente irresponsable de tu parte hacer como si esto fuera solo un descuido. Benjamín, esta es una acción de la que no puedes escapar, no ahora que sabes la verdad— ella hace una pausa y se remueve el cabello, parece ofuscada.— ¿Por qué no me dijiste esto antes?

—Ni siquiera yo lo sabía.— Ben mira un papel en su mano, frustrado e impotente.— Lo supe hace un mes.

—Un mes es suficiente tiempo para hablar con tu esposa, no ahora que todo el problema está montado y no podemos hacer nada para arreglarlo. —mamá bufa y resopla como un toro, con sus brazos cruzados— Debemos decirle a Katerine. Esto no puede quedarse así.

Cuando escucho mi nombre, comprendo que debe ser un tema importante. Doy un paso atrás cuando ellos caminan hacia la puerta de la cocina, mas mis habilidades físicas no están muy bien por mi pie, por lo que termino chocando con un adorno y resbalandome, hasta caer sentada en el suelo, soltando un quejido de dolor.

—¿Katerine?

Ya valí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro