
19.Sangre con sangre
Aarón inspecciona la habitación de Amber. La sangre en las paredes parece que la fueran pintado con una brocha.
—No solo fue uno —rompe el silencio. Su mirada está en las paredes, detallándola.
—¿Cómo así? —le pregunto arrugando las cejas.
—Por todo este desastre deduzco que fueron tres, el que saco la sangre, el otro pinto mientras que el último sacaba el cuerpo de Amber —me mira por unos segundos, después dirige su mirada a la cama.
—Tienes razón —camino de un lado a otro —. Puede que sea el mismo asesino de Roberto.
—Puede, pero no es seguro —sonríe de lado.
—Amber por más que me lo ocultara recibía cartas, no sé que decían pero una vez encontré una en el basurero, la saque y decía pronto de tocar a ti zorra lesbiana.
—Ella no debió guárdaselo —Aarón mira la habitación —. Debes darme las cartas.
—No sé dónde están —bajo la mirada.
—Hay que buscar.
Nos movemos por la habitación, aunque buscamos cajón por cajón no encontramos nada, ella las debió de guardar en un lujar seguro, donde nadie meta sus narices. Amber era así cuando algo le incomoda, nunca decía nada. Esa fue la parte en la que odie, pero aprendí a vivir con eso. Por más que le preguntaras no iba a saber que estaba recibiendo cartas.
Así que me acorde, Amber en su antigua habitación tenía un lugar secreto. Toque el piso, ella es astuta así que debió de hacer un escondite. Siento algo. Quito la alfombra, viendo como hay un escondite. Bingo.
Lo abro, hay muchas cosas. No le tomo importancia buscando algo que indique donde debe estar. Toco un cofre, lo saco. Siempre guardaba aquí las cosas que más le atormentaba.
Lo abro con cuidado. Todas las cartas amenazadoras están ahí.
Aarón las revisa, cada carta era imprimida, así que no dejaba huella de nada. Deje el cofre donde siempre.
—Bien Kelly, como no pudieron sacarla por la puerta principal, ni por la puerta trasera, lo hicieron por la ventana. ¿Cuándo entraste estaba abierta la ventana? —no estoy segura, ya que cuando entre me desespere. Pero igual asiento —, el asesino la saco por ahí.
Esto es más complicado de lo que pensé.
—¿Eres detective? —le pregunto con asombro.
—No, pero cuando era pequeño mi padre me enseño cosas como estas, el estudio algo relacionado —asiento con la boca entre abierta —. Debemos ir al bosque.
—¿Para qué?
—Nadie esconde un cuerpo de la noche a la mañana, así que lo más seguro es que la llevaron a lo profundo del bosque.
Asiento. Salimos directo para el bosque. Por más miedo a encontrar a eso indios, tengo que saber si dejaron a mi mejor amiga allá. Sin cuerpo no puedo decir que está muerta, así que en lo más profundo de mi, siente que está viva, aunque así no sea.
Tener una mejor amiga como Amber, es lo mejor. Se comporta como una madre cuando estás haciendo algo malo, te escucha cuando tienes un problema, siempre te dice que nunca te rindas en algunas meta que quieras trazar. Yo la extraño mucho. Ella es la persona más importante en mi vida, fue la única que no me dio la espalda cuando me estaba cayendo por el barranco.
Aarón aparca un poco alejado del bosque, así que caminamos. Nos adentramos al espeso bosque verde. Siempre diré que me encanta la naturaleza, la belleza que se oculta.
Caminamos por mucho rato. Me siento en una roca a descansar, los pies me arden.
—Sigamos —me ofrece su mano para seguir. Me levanto sola, no necesito su mano.
Caminamos por las hojas secas. Me paralizó al sentir una música.
—¿Lo escuchas? —le pregunto.
—¿Qué?
—El sonido de los tambores.
Caminamos escondiéndonos detrás de una roca. Son los indios. Están haciendo un círculo, en el centro de este hay un animal. Tienen artochas prendidas alrededor del bosque.
Eso parece un ritual satánico. Mis ojos recorre el lugar, hasta fijarme en los de Lana. La chica que conocí en la celda. La que me explico cómo funcionaba eso. Esta desnuda, tiene los ojos vendados, las manos amarrada con una cadena e igual los pies.
—Aarón —lo llamo —. Debemos salvarla.
Su mirada se dirige a la chica. Niega. Ella está en peligro, pueden quemarla viva, no lo voy a permitir.
—No. Tenemos que buscar nuestro objetivo —brama molesto.
—Ella me salvo cuando yo más lo necesite, no voy a dejar que la quemen o le hagan algo —mis lágrimas se acumulan en mis ojos.
—Si nos acercamos esos indios nos quemaran a nosotros, así que relájate. Además si quisieran quemarla ya lo fueran hecho —no despega su mirada del circulo de gente que está dando vueltas y cantando una canción en un idioma que no entiendo —. Primero busquemos a Amber, después pensamos como va a terminar esto.
Me agarra del brozo para seguir el camino. No quiero dejarla, pero Aarón tienen razón, si dejo que me vuelva atrapar no poder sacarla de ahí, además puede que no vuelva a salir.
Volvemos nuestra camina sin rumbo, ya que estamos buscando una sola cosa, el cuerpo de Amber.
Siento algo en el pecho, como un mal presentimiento, la piel se me eriza.
huelo un olor horrible, me tapo la nariz. Nos acercamos más al olor. Cuando estamos situados al frente del olor, mis lágrimas se convierte en sollozos. El cuerpo de Amber no se reconoce, esta tirado en medio de ramas y hojas secas. Su cabellera negra ahora es un nido de pájaros.
La destrozaron. Mis pies tiemblan, mis manos no las puedo mantener quitas. En el fondo desee que Amber estuviera viva.
¿Ahora quien prepara los ricos panques?, ¿ahora quien me despertara por la mañana con la fea música de maneskin?
Esta desnuda completamente. Tiene una pierna partida, sus labios están rotos, le falta tres dedos en cada mano. En su cuello se le marca una raja. Es por donde le sacaron toda la sangre.
Intento acercarme para tocarla, pero Aarón no me deja, me agarra de la cintura impidiendo que me acerque. El marca al policía.
Cierro los ojos sintiendo como mis lágrimas resbalan por mi mejilla. Esto es peor que perder a una mascota, es peor que terminar con el amor de tu vida, estoy hablando de Amber, la persona que me apoyo, que cuidó de mí, siempre me escuchaba sin nunca juzgarme.
La voy a extrañar muchísimo. Esto es muy fuerte, no creo poder aguatar una vida sin ella. Quiero desaparecer, irme a un lugar donde no hallan problemas, donde pueda vivir tranquila como siempre lo quise.
Unos minutos después llega la policía llevándose al cuerpo de mi amiga, ellos me pregunta pero mi cerebro no es capaz de catar las preguntas. Me dirijo a la patrulla acompañada de Aarón.
Llegamos a la comisaria. Hacen pasar a Aarón primero, después me llaman a mí.
Me siento en una silla fría.
—Bien señorita —habla el oficial —. ¿Cuéntenos que paso?
Mis manos todavía tiemblas.
—¿Dónde está Amber? —le pregunto sin mirarlo.
—Le están haciendo la necropsia —asiento.
—Bien, responda a la pregunta —me mira esperando a que diga algo; pero tengo un nudo en la garganta que no me deja hablar.
—Aarón y yo la encontramos tirada entre ramas y hojas seca —explico débilmente.
—Entiendo —anota.
—¿Qué hacían en el bosque? —sus grandes ojos marrones me mira esperando la misma respuesta que le dio Aarón.
No tengo la menor idea que fue lo que le dijo, pero a lo mejor estábamos caminado como pareja.
—Caminábamos —se rasca el cuello.
—¿Por qué?
No, no. Mi mente no maquina una conversación con este policía.
—Escuche, acabo de encontrar a mi mejor amigas muerta, no puede dejar esto para otro momento —mis ojos se vuelve a llenar de lágrimas —. No me siento bien.
El asiente. Salimos de la pequeña habitación. Me estaba asfixiando.
El camino a casa es corto, así que me dispongo a cerrar los ojos imaginando los momentos maravillosos que viví con Amber.
Aarón aparca en mi casa. Se baja hago lo mismo.
Madison y Avery salen corriendo abrazarme. —Lo sentimos muchísimo —hablan Avery y madison al mismo tiempo.
No digo ninguna palabra, no puedo tengo un nudo en mi garganta, que no me deja hablar. La tristeza que siento al perder a mi amiga a la única que he tenido a lo largo de mi vida, me hace derrumbarme y no seguir adelante a nuestro plan, a lo que teníamos planeado.
Asiento guiándola hacia la casa. Aarón se despide de mi diciéndome que mañana nos veremos, asiento.
No hablo. Madison me avisa que prepara una sopa para calmarme. Avery me lleva a mi habitación. Me prepara para un baño. Solo pienso mirando las paredes, se siente vacías, pesadas y sin un gramo de felicidad.
—Tranquila —Avery coloca una mano en mi hombro mirándome fijamente —. Estaremos aquí apoyándote —agradezco en silencio.
—Oye —mí voz sale en un susurro.
—¿Si?
—Puedes mandarle un mensaje a los padre de Amber y también a mis padre haciéndote pasar por mí —ella asiente agarrando el teléfono.
Teclea rápidamente.
—Listo —asiento en silencio.
Se aleja.
Quiero estar sola, quiero acurrucarme en su cama, para llorar y llorar, hasta que no tenga más lagrimas que derramar.
Voy hacia el baño cuando me indica. Me baño en menos de 15 minutos. No tengo ánimos, así que lo hago el menor tiempo. Me visto con una pijama que Avery coloco en el lavamanos. Me lanzo a la cama acurrucándome en la cama.
Avery sale de la habitación dándome privacidad. Llorar es lo único que quiero hacer, pero tampoco puedo perder las esperanzas, las fuerzas de atrapar el asesino de Roberto y Amber.
Minutos, horas, no se la verdad, pero escucho un toque suave en mi puerta. Ni siquiera digo una palabra, cuando la siento presencia femenina.
—Toma come —se sienta a mi lado. Me volteo para mirarla —. Hazlo, por lo menos dos cucharada. Vamos a dormir en el cuarto de invitados, por si no te molesta.
Niego, haciéndole entender que no me molesta. Se va dejándome la sopa a un lado por si quiero comer más tarde.
Me acurruco en mi sabana. Lloro silenciosamente para no despertar a los demás. Lloro hasta cansarme, hasta quedarme dormida.
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