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02. Un idiota como vecino

Estiro mi mano para apagar la alarma. Cierro los ojos disfrutando un rato más de mi cama. Me siento cansada, todo el ajetreado día que tuve ayer me está pasando factura. Estiro mis músculos. Como todas las mañanas hago mis ejercicios de estiramientos.

Me levanto, suelto una sonrisa. Camino hacia el baño. Hago mis necesidades, después salgo y bajo las escaleras, entro a la cocina para preparar café. Reviso la hora en mi teléfono, son las siete de la mañana.

Hoy debo de tener muchas energías,  ya que tengo que terminar de desempacar todo, colocar los muebles, pintar y hacer muchas cosas. Pero claro que no lo voy hacer sola, mi amiga viene en camino para ayudarme. Aunque la realidad es que ella se va a venir a mudar aquí conmigo, somos esas amigas inseparables.

Saco la pequeña jarra de café y lo hecho en una taza. Como siempre coloco pan tostado con mantequilla y tocino.

Hoy la mañana se siente tranquila. Termino mi desayuno, subo las escaleras. Me baño y me coloco una sudadera que me llega hasta las rodillas y un short que no se me nota por la sudadera. Amarro mi cabello en un moño alto. Suelto un suspiro. Camino hacia el balcón de mi habitación.

Abrí las cortinas para que la luz del sol entre y le de claridad a la habitación.

Miro lo hermoso de este pueblo. Las pequeñas casas de madera, las montañas y el sol mañanero, es lo más hermoso que he visto. Esa es una razón por lo que había elegido este pueblo. La fauna, los animales, todo es hermoso. Y si hablamos de su cultura, de sus creencias. Todo te atrapa con solo verlo en las revista. Es un pueblo con mucha población y turismo.

Aunque queda lejos de la cuidad  no me importaba, siempre es bueno agarrar otros aires.

Termine de observar el paisaje. Volteo a la casa de mi vecino. Puedo ver el patio trasero junto con una piscina. Esa casa es más grande que esta, ni siquiera yo tengo patio trasero, solo un pequeño jardín al frente, que por cierto me pondré a plantar algunas flores.

Recordé lo que me dijo. Todavía recuerdo como se me erizo la piel con tan solo el susúrrame. Estoy cayendo muy bajo.

“Yo vivo al lado”.

De pronto recode las cortas palabras que me dijo mi vecino. Sonrió al verlo salir del agua. Se ve demasiado sexy. Su cabello negro mojado, su abdomen marcado, se nota que hace ejercicio. Sus preciosos tatuajes por todos sus brazos. Me quedo mirándolo por mucho tiempo. Agarra una toalla y se la pasa por la cabeza, agitando su cabeza de un lado a otro.

No puedo parar de ver lo atractivo que es mi vecino, él es un hombre guapo y sexy caliente bragas. Debo admitir. Me sonrojo cuando voltea su mirada a donde me encuentro. Aparto mi mirada, que vergüenza. Ahora va a pensar que soy una acosadora.

—Hola, vecina —dijo Aarón acercándose. Sentí un cosquilleo en el estómago, me apetecía sonreír pero no le voy a dar el gusto —. Que, ahora no me vas a hablar —Aarón me dedico una mirada de ahora no me importa tu opinión —. No importa —se dio la vuelta para irse.

Como podía dirigirle una palabra si estaba metida en mis pensamientos imagino muchos escenarios… Esto no está bien, soy una mujer comprometida. Me doy una cachetada mental. Abrí mi boca para formular alguna palabra, él se quedó quieto al escuchar mi voz.

—Hola, Aarón —hable con una sonrisa inocente.

—¿Por qué no me miras?, ¿soy muy sexy que no puedes verme? —lo dijo con burla.

—¿Qué?  —dije confundida, ¿no sé de qué habla?

—Soy tan sexy que tus mejillas arden —instintivamente me toque las mejillas, y si carajo, ardían como fuego.

—No seas tan idiota —rodé los ojos.

—¿Por qué? —se rio de manera sexy —. Hay vecinita, si eres inocente.

Aarón me mira con burla, se da media vuelta y se tira al agua. Hice una mueca. ¿Por qué los hombre de un momento a otro se comporta bien y después son unos idiotas?

Maldición, como se le ocurre hablarme así. Él puede ser muy sexy pero no que va. Cierro las cortinas molesta por cómo me hablo. El solo es un desconocido que me hace tener los pelos de puntas. El solo es un idiota que se cree más que lo demás.

Salgo de la habitación para bajar a la sala. Empiezo a desempacar y ordenar un poco mientras viene mi amiga.

Una hora después me encontraba limpiando algunos adornos de la sala principal. Escuché el timbre de la puerta. Deje las cosas en el suelo y corrí abrir.

Pegue el grito al ver a mi mejor amiga. La extrañaba demasiado. Me separe de ella por tres días y es como si fuera pasado un siglo.

Nosotras nos conocemos porque nuestros padres son mejores amigos, así que nosotras estábamos destinadas hacer mejores amigas. Siempre he dicho que Amber tiene sus defectos, su mal carácter pero igual la quiero y la respeto tal y como es; y si digo tal como es, porque Amber es lesbiana, ella se siente bien así y aunque lo descubrió a los catorce años, ella no le había dicho a nadie solo yo lo sabía.

Cuando ella cumplió la mayoría de edad, sus padres tomaron la decisión de casarla con un alemán, para qué favorezca en la empresa, claramente ella se reveló y le dijo toda la verdad sobre su sexualidad. Ellos al principio la echaron de la casa pero después entendieron su orientación sexual.

—¡Ay, Amber! —la abrace fuerte —. Te extrañe zorrita —las dos reímos fuerte. La ayude con sus maletas. Entramos en la casa.

Nos sentamos en el sofá. Le ofrecí café que Amber gustosamente acepto. —Bueno señora de la casa, ¿Dónde está el galán y dueño de usted? —dijo ella con burla.

Amber no le caía bien Roberto, aunque a veces tuvieras sus discusiones por la orientación sexual de Amber. Amber no le importaba sus cometarios machista, pero cuando se molestaba le decía muchas cosas, en algunas ocasiones tuve que intervenir. Amber fue la primera en conocer a Roberto, él se enamoró de ella, cuando Roberto le dijo lo que sentía Amber decidió decirle la verdad. Él se alejó y no le volvió a hablar hasta que llegue yo y se lo presente, obviamente yo no sabía nada. Amber al principio no pudo creer, pero tuvo que aceptar, ya que él se enamoró mío.

Le entregue el café y me senté al frente de ella. —Roberto está en la cuidad preparando algunas cosas para poder colocar el negocio del que te hable —le explique. Amber me miro y tomo su café.

—Así, tú me habías explicado hace tiempo. Bueno espero que no termine horita, se tarde un mes, así nosotras podemos ir a todas las fiesta de este hermoso pueblo —dijo con burla.

—La verdad es que no sé cuándo él va a terminar, según esta semana estaba de regreso ojala sea así, lo extraño mucho —me encogó de hombros. Amber solo hizo una mueca.

—Amiga estaba viendo unas casas por aquí y están bellísima, así que esta misma semana podemos ir a verla, es que tengo mucha curiosidad como va hacer mi nueva casa.

—Claro esta misma semana podemos ir.

Nos quedamos conversando un poco más. Hasta ella fue a la cocina y preparo algo saludable. Amber siempre a sido buena en la cocina, su madre es una chef profesional, así que desde pequeña ella le enseño.
Como yo no sé cocinar, Amber me prepara de todo, hasta inventa cosas y le salen riquísimas. Una vez le pregunta si algún día quiere estudias chef, pero me dijo que no.

Nos levantamos para empezar. Reviso la hora y me percato que hemos hablado casi toda la mañana. Coloco música y bailamos al rimo de la música. Me coloco un delatar para proteger mi ropa de la pintura. Empezamos a pintar, de arriba hacia abajo, así lo vi en un tutorial en YouTube.

Antes el color de la pared era rosado claro pero no me gusta mucho el rosado, por lo que lo pinto de blanco para que se vea más elegante.

—Todavía no puedo creer que la niña consentida por mamá se halla mudado a un pueblo bastante lejos —me sobresalto al escuchar eso. Una oleada de tristeza me invade.

Veo a Amber dejar la brocha encima del pote de pintura, mira al piso avergonzada de lo que acaba de decir.

Me duele mucho, pero ya quedo en el pasado, ellos algún día recapacitaran y se darán cuenta que cometieron un grave error.

Mis padres son las personas más anticuadas del mundo, ellos se quedaron en la edad donde tenías que llegar pura al matrimonio, si no es así ellos te echan de su casa y te ven como un error. Y no solo anticuados también machista. Mi padre es un gran empresario, siempre le roge para que me dieran trabajo en su empresa, lo conseguí, aunque él me colocaba mucho trabajo.

Mis padres no quieren a Amber, desde que se enteraron de su orientación sexual, la destetan. Por eso también me fui de esa casa, yo no podía escuchar un cometario despectivo de mis padre hacia Amber.

Cuando estuve de novia con Roberto mi madre hablo conmigo y me dijo que debía llegar pura al matrimonio para que el fuera el primero en todo, al principio le hice caso, pero no pude aguantar. Además él no me obligo, siempre fue paciente, pero yo en el fondo quería eso, necesitaba saber que era hacer el amor; y cuando mis padres se enteraron fue como decir que estaba embaraza. El tomo una furia hacia mí y también con él, nos dio una semana para largar me de su casa. Antes de cumplir la semana me fui a vivir con Roberto a una pequeña cabaña y pues lo demás ya lo conocen. Ahora estoy aquí pintado y recordando todo lo que mi padre me dijo.

No le guardo rencor, más bien estoy esperando que el venga y me pida disculpa por lo que hizo.

Me senté en el suelo, limpie algunas lágrimas que brotaron de mis ojos.

—Lo siento Kelly, yo nunca quise decir eso —mi mejor amiga se acercó y me miro a los ojos —. Pero creo que deberías olvidar eso —Amber me soba la espalda, eso es un método para calmarme siempre a funcionado —. A ver… —pensó unos minutos —. Vamos a una discoteca que queda cerca de aquí —dijo con entusiasmo.

—No. De ninguna manera —me negué.

—Ay, vamos. ¿Desde cuándo no sales a un club Ah?

—Hace un año—le dije ella mientras me limpia las lágrimas.

—Ves con más razón tienes que ir.

—Está bien, pero solo hasta las doces —me tape los oídos al escuchar el grito que soltó.

Me levanto y volví a mi trabajo de pintar. Acomodamos los muebles, ayer llegaron los televisores con las camas de invitados, por lo que también no encargamos de eso.

Descansamos un rato, Amber preparo algo rápido comimos apresurada. Las paredes están pintadas, así que lo importante es acomodar.

Para mi estoy empezando una nueva vida, una donde ya no dependo del trabajo de mi padre y tampoco tengo que seguir ordenes de nadie. Con el negocio que montaremos Roberto y yo podremos vivir bien, nada nos faltara, viviremos como una familia feliz.

A las siete de la noche cada una nos fuimos a nuestra habitación para arreglarnos.

Después de bañarnos y comer algo para no morir de hambre en el club, que según Amber sabe dónde queda.

Me coloque un vestido corto que me llega por el muslo la parte de atrás la sostiene unas tiritas súper delgadas, el vestido es brillante de color gris. También me coloque unos tacones negros, me amarro el cabello en una coleta alta, no dejo que ningún mechón rebelde se escape.

Mi maquillaje es sencillo, solo un poco de base, corrector, polvo, rubor, un delineado y un rosado claro en los labios.

Agarro mi mini cartera y salgo de la habitación. Me encontré con mi mejor amiga en el pasillo.

—No puedo creer que estés tan hermosa —me dijo con picardía. Siempre ella hace tipos de comentarios —. ojala fueras lesbiana para comerte hasta dejarte si nada —la mire con mala cara.

Como ya dije no tengo nada en contra las personas homosexuales, pero me desagrada que Amber diga esos comentarios, ella sabe que no me gusta y lo hace para enojarme.

—Cállate antes que me arrepienta —baje las escaleras molesta.

—Ay, perdón —la escuche decir.

No dije nada. Le quite el seguro al auto y lo aborde de copiloto. La puerta de se abre y puedo ver la cara de diversión de Amber.

—¿Nos vamos princesa?

Al llegar al club nos adentramos a la larga fila.

—Espérame a aquí yo sé que voy hacer —me quede en la larga fila esperando que mi mejor amiga viniera con buenas noticias. Ella siempre la dejan entrar a los clubes que íbamos en nuestro tiempo rebelde.

Unos segundos después Amber apareció jalando me del brazo para llevarla a la entrada. Mire alrededor buscando una mesa para poder sentarnos y pedir algo.

En el montón de personas pude encontrar una mesa. Nos sentamos.

—Voy a la barra a pedir algo, ¿Qué quieres?

—Tráeme un vodka.

Amber se alejó. Quede sola, mire mi teléfono y le mande una foto del lugar en donde estaba a Roberto. Supongo que debe de estar durmiendo ya que no ve el mensaje.

Unos minutos después veo a Amber con las bebidas en la mano. Nos tomamos una foto, después otra hasta que Amber decidió ir a la pista. Me arrastro, por lo que me moví con una canción de reguetón.

Tenía tanto tiempo que no bailaba, ya extrañaba esto, mi vida así sin ningún compromiso.

Cuando nos cansamos nos volvimos a sentar. La estamos pasando súper bien.

Amber está revisando su teléfono y tomándose algunas fotitos para subir a sus redes sociales.

De un momento a otro me queda paralizada al ver a mi sexy vecino entrar por la puerta del club. Se me olvida por un momento de que estoy rodeada de personas desconocidas y mi mejor amiga. Trago grueso. El cargan puesto unos vaqueros con una camisa de botones. Algunos botones lo tienen suelto. Su cabello negro desordenado, sus manos llenas de anillos y tatuajes. Me imagino lo que él puede hacer con esas manos.

El siente mi mirada, volteo a otro lado pero ya es tarde, el empieza a caminar hacia la mesa donde estamos nosotras sentadas. No viene solo, tiene a una chica pelinegra al lado. Una oleada de celos llego a mi mente, empecé a imaginar muchas cosas.

—Hola, señoritas —nos saluda con picardía —, ¿están solas? —pregunta.

Amber levanta la mirada y lo observa con cara de asco, después ella responde —: No, ¿por qué?

—¿Puedo acompañarlas? —me atraganto con mi propia saliva —claro, si no es molestia.

—Bueno está bien. Siéntese voy a buscar más bebidas —le dijo ella mientras se levantaba de la mesa.

—Oye chica yo te acompaño.

Amber y la chica desconocida se fuero por el pasillo lleno de personas. Ahora yo y Aarón estamos solos.

“trágame tierra”.

—¿Te pasa algo? —me pregunto el con un poco de preocupación.

—No —le respondí secamente.

Me siento nerviosa, el hacía que todo mi cuerpo tiemble, mis piernas están como gelatinas.

Agarro mi teléfono temblando y respondo un mensaje de Roberto. Cuando lo iba a enviar el agarro el teléfono y lo guardo en su bolsillo de atrás.

—Oye dame mi teléfono —grito con mucha molestia —. Cómprate tu propio teléfono con tu propio dinero—me cruce de brazos.

—Ay, vecinita —pronuncio lentamente. Se inclinó hacia mí —. Soy el hijo del gobernador y puedo mandarte a votar de este pueblo.

Por un momento pensé en reírme. Puede ser hijo del mismísimo presidente, pero no le da derecho a nada. Al principio Aarón era amable, pero ahora solo es idiota que se cree más que los demás.

—Bueno, bien por ti —le dije con desagrado. Le di el último sorbo a mi bebida.

—Pues gracias —me miro por un momento, detallando me —. Haber vecinita cuando me vas a dejar entrar otra vez a tu casa para comer esa salsa bechamel tan buenas que tu prepara —comento —porque quiero verte haciendo esa salsa con unas de mis camisetas.

Espera ¿qué dijo? Claro es una indirecta. Él quiere que yo tenga sexo con él.

—Jamás voy a tener sexo contigo —le dije, para que le quede bien claro.

—Yo nunca dije que tuvieras sexo conmigo, solo dije que quería que cocinara… —me levante de la silla, harta de esta conversación absurda.

Avance por el solitario pasillo. Llegue al sanitario de damas. Entro y camino hacia el lava manos. Me lavó las manos y me miró en el espejo. Arregle como pude el maquillaje.

Las luces se apagaron, sentí una voz por algún lado.

—Kelly, Kelly no sabes que estas en problemas —me dijo aquella voz desconocida.

Me asusto. Intente salir del baño, pero la puerta se encuentra cerrada. Me dio un ataque de tos. No sé qué hacer, en esta parte de club no hay mucha gente. Y alguien borracho no va a estar pendiente de quien grita, ellos van a pensar otra cosa.

—¡KELLY, LARGATE DE MI PUEBLO!—dijeron por algún lado del baño. pensé por un momento que quedaría sorda.

Tomo agua del grifo pero nada, la tos no se me quiere ir. Estoy empezado a tener una crisis de pánico. La tos, la puerta no quiere abrir y ahora que no puedo respirar bien.

—¡KELLY LARGATE, NO ERES BIENVENIDA A ESTE MUNDO!  —la voz desconocida empezó a reír muy fuerte.

Caí al frio suelo del baño. Pensé que tal vez iba a morir por una crisis de tos. Me agarre como pude del lava manos, estoy perdiendo fuerzas.

Todo a mí alrededor se volvió oscuro. Mis parpados empezaron a cerrarse. Me desmayé. Nadie iba a rescatarme.

Omnisciente:

—PERO QUE MIERDA HICISTE —le dijo  Heron al hombre que está comiendo su cena.

—Pues una probadita de su propia medicina —Heron cerró los ojos y lo vio.

—Que no vuelva a pasar —salió de la oficina tirando la puerta.


Las actualizaciones serán los sábados y se le dan mucho amor actualizo en la semana.

Voten y comenten si les gusto la historia.

Con amor gene... ❤️

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