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01. Bienvenida al pueblo maldito.

Lunes 26 de mayo del año 2020.

Kelly:

Que mejor que empezar la semana cargando las cajas para empezar una nueva aventura, una nueva vida.

Le entregue el sobre al señor de la mudanza, donde se encuentra su pago.

Llevo la última caja dejándola dentro de la casa. Aquí en este pueblo hace mucho calor. Quiero tomar un vaso gigante de agua fría. Creo que en el sol no hace tanto calor como aquí.

Coloco mis manos en jarra al ver el montón de cajas que aguardan para hacer abiertas. Me subo las mangas de mi sudadera para empezar con el trabajo, bueno para ordenar y que la casa se sienta un poco mejor.

Siento mi teléfono vibrar desde mi bolsillo de atrás. Dejo mi trabajo a un lado para agarrar el teléfono y contestar.

—Hola, amor —saludo.

—Hola, ¿Cómo estas lindura?

—Todo bien. Te extraño muchísimo —le digo quitándome el sudor con la sudadera.

Hacer viajes no es fácil, y menos si es de otra cuidad que dura un día entero en auto. Me siento súper cansada, quiero tomar un baño y tirarme en mi cama.

—Yo igual, pero sabes que la otra semana voy para allá —hice una mueca de inconformidad —. Pero sabes que aquí te estoy pensando, y comiendo tu helado favorito —dice con entusiasmo. Cambio para vio llamada. Lo veo levantar un pote lleno de helado de vainilla con chocolate. Me sonrojo aunque él no lo note.

Siempre soy cursi al demostrar mis sentimientos, así que esto me llena de nostalgia. Lo extraño.

—Gracias, por siempre apoyarme con todo esto —le digo con una sonrisa tímida —. Te amo Roberto, siempre apoyándome en todo, gracias por estar conmigo —mi prometido coloca su teléfono en un lugar fijo mientras come su helado de vainilla con chocolate. Me dedica una mirada tierna —. No te preocupes por mí yo terminare aquí mientras tu vienes —le digo con un poco de tristeza. En verdad extraño a este hombre  —.Te amo, nos vemos después.

—Yo igual te amo. —colgué. Me coloque las manos en la cara, mientras lloraba. Extraño a Roberto. Siempre estuvimos juntos, nunca nos hemos separados.

Extraño mi vida, extraño a mamá para que me de consejos, pero todo por su carácter tuve que alejarme de ellos. Bueno ellos me echaron de la casa, solo por sus ideas locas.

Roberto y yo nos pusimos de acuerdo para yo poder venir primero, acomodar y adelantar las cosas mientras él se acomoda.

Obviamente no estaré sola. Yo no puedo con todo, y todavía falta cosas por llegar.

Suelto un suspiro.

Un ruido se escuchó, un plato se escuchó caer. Pasos se escuchó por el pasillo de la casa.

Dejo mi teléfono de lado, al escuchar los pasos en el pasillo. Me levanto de un brinco, corro al closet para esconderme.

Mis manos tiemblan. Tengo miedo. El corazón se me quiere salir del pecho. Mi respiración es muy pesada. Me tapó la boca para que no se escuchen mis llantos.

Ni siquiera han pasado un día y ya me quieren… ¿robar?

No me siento confiada en este pueblo. Escucho el chillido de la puerta al hacer abierta. Por las rejillas del closet puede ver como se cuela la luz del pasillo.

Abrí más mis ojos para ver si encuentro o veo algo que los haga delatar. Puedo ver por la rejilla del closet que hay dos hombre y una mujer, todos vestidos de negros con la cara tapada con unas capuchas negras. Uno de ellos miro al closet por lo que rápidamente me pegue más a la pared. Mis lágrimas no paran de salir, mi respiración es muy pesada.

Al ver que no hay nadie mirando el closet, miro como buscan en la habitación sin hacer desorden. Pude ver mejor sus uniforme, es negro, tienen balas pegadas al pecho, y una pistola grande que carga en la mano. La chica lleva el arma más pequeña. Ellos agarra mi teléfono revisando.
Maldición, no lo bloque al venir a esconderme.

Esta chica es interesante —su voz es gruesa. Deja el teléfono en la cama. Menos mal que no vio mis fotos.

Aquí no hay nadie —habla la chica con amargura. Como si le fastidiara estar aquí.

Si hay alguien, puedo sentir su olor —dijo el otro chico.

¿Espera dijo olor? Eso lo escuche perfectamente. Será que son vampiros, no puede ser. Son personas si oficio, son personas que solo le quieren dar una linda bienvenida. Aunque solo son jóvenes que quieren robar algo o tal vez, sin son vampiros y no lo sé.

Mierda ya estoy pensado estupideces. Me limpio las lágrimas. Mañana mismo pondré una denuncia. Se supone que esto es un pueblo tranquilo.

No voy a caer en el juego.

Vámonos Heron —dijo la chica mirando todo con repulsión.

Cálmate —el chico la miro unos minutos.

Estuvieron unos segundos más, después dejaron la habitación.

Abrí lentamente la puerta del closet. Solté un suspiro cuando ya no se encontraba nadie. Me senté en mi cama, amarro mi cabello en una coleta alta. ¿Qué fue lo que paso?
Esto no se va a quedar así, mañana a primera hora voy a poner una denuncia. Esas personas pudieron robarme algo o hacerme daño.

Salgo de la habitación bajando a la cocina para ver si se robaron algo. Me paro en seco al ver las cajas abiertas, hay vidrio roto por el suelo. Maldición.

Todo es un desastre. Las cosas de vidrio están hechas trizas en el suelo. Busco la escoba para recoger todo el desastre. Recojo con cuidado a no cortarme. Mañana tengo más trabajo.
Me dirigió hacia el baño para lavarme la cara con agua. Todo esto es muy confuso.

¿Quién será el hombre que se llama Heron?

¿Quién será esas personas?

Me tiro en mi cama pensado en todo. ¿Qué mierda acaba de pasar?

Esas personas no entraron a robar, ¿a que vinieron? ¿Querían secuestrarme?

Me acobijo bien para no sentir frio dejo la lámpara encendía. Tengo miedo de que regresen. Cierro mis ojos pensando en otra cosa que no sea eso.

Al día siguiente me levanto no con todas los ánimos. En toda la noche no pude dormir, tenía la sensación de que me estaban observando.

Prepare un poco de café con leche y un pan tostado con mantequilla  y queso. Me senté en un banquito de la isla.

Mientras comía mi desayuno mire por la ventana. El cielo está despejado, el sol alumbra más. Sonrió a la nada.

Después de terminar, salgo de la casa. Como dije anoche esto no se va a quedar así. Enciendo el motor del auto. El GPS me indica a donde debo ir. Las calles de este pueblo son vacías, es como si nadie se levantara a trabajar.

Me estaciono. Es una comisaria pequeña. Este tipo de cosas me hace recordar a las películas de romance que se hacen en los pueblo.

Me adentro viendo a muchas personas. Nadie se dina a mirar, todos están absortos en su trabajo. Me acerco a la barra, una muchacha blanquita, cabello rizada, me mira con amabilidad.

—Hola, buenos días —me dedica una sonrisa contagiosa.

—Buenos días —digo —. Vine hacer una denuncia.

—Bien, espere por ahí —me señala una silla de gris. Asiento.

Me siento, viendo todo. Coloco una pierna arriba de la otra con elegancia.
Todo me parece aburrido, los teléfonos suenan cada segundo, los policías van de un lado a otro. Ciento un toque en mi hombro, me volteo de inmediato. Sonrió viendo al policía.

—Buenos días —me saluda. Me guía a su cubículo. Cuando estaba en la cuidad y trabajaba en las oficinas de mi padre, era más grande. Aquí no cabe ni una mosca.

Las paredes son grises, pero le dan un toque blanco, hay un cuadro de un paisaje, estantes repletos de papeles, un escritorio pequeño, pero perfectamente cabe una laptop, un cuadro de su familia, lámpara pequeña y un pote donde colocan los lápices. Dos sillones de cuero y uno grande donde él se encuentra sentado.
Por lo que veo en la placa su nombre es Willy. Él es alto, moreno, ojos negros.

—Bien, ¿dígame cuál es su denuncia? —agarra una hoja con un lápiz y lo coloca encima de su escritorio, listo para anotar.

—Quiero denunciar anallamiento e intento de robo —digo segura. Sé que no fue un robo, pero a lo mejor intentaron robar algo de valor.

Me mira anotando todo en la hoja. Le explicó brevemente lo que paso anoche. Le explico cómo fueron las personas que vi. Tengo miedo que esas personas vuelvan a mi casa.

—Bien, la llamaremos si necesitamos algo —me levanto de la silla. El me da la mano. Salgo de la comisaria. Abordo el auto y manejo por las calles del pueblo.

Estaciono el auto en la casa. El camión con las otras cosas llegaran dentro de unos minutos así que todo debe de estar un poco ordenado para que puedan poner las cosas.

Enciendo las luces. Subo el primer escalo cuando escucho, el timbre. ¿Ya llegaron? Me devuelvo por el pasillo.
Abro la puerta dándome cuenta que son unas señoras mayores.

—¡Hola, buenos días! —Exclamo una de las señoras—. Te trajimos esto —me enseño una canasta llena de bebidas y aperitivos.

—Oh, gracias no debieron en molestarse —dije con sinceridad—. Pasen, sean bienvenidas.

Las señoras entraron a la vivienda. Miraron todo. Me sorprende que alguien haya venido. No es que yo sea mucho de socializar, pero me parece demasiado tierno que alguien venga y me traiga aperitivos y bebidas. Cerré la puerta y lleve la cesta llena de aperitivos a la cocina. Salí de la cocina para dirigirme a la sala donde se encuentran las dos señoras.

—¿Cómo es tu nombre? —le pregunto la señora de cabello gris y anteojos redondos.

—Kelly, ¿y ustedes? —las invitadas y yo nos dirigimos a la cocina, ya que hay asiento, en la sala todavía están los muebles con las cobijas blancas. Prepare café mientras conversaba con ella.

—Mucho gusto, me llamo flor —se presentó una de la señoras. La señora flor tiene un vestido floreado con unas sandalias rosadas clara, su cabello esta corto y gris —, ella es mi hermana Camille —la otra señora Camille se ve más joven, tiene puesto un mono para el frio, una camisa maga larga, utiliza unos zapatos de tela de color negro.

—Pero que hermoso nombre. ¿Quieren algo de beber? —le pregunte mientras prepara café. Tal vez ellas quieren otra cosa.

—Sangre —deje el café en medio proceso. Me volteé mirándola extraño —. Cuídate la espalda, nadie de aquí es seguro —se levantó Camille de su asiento y me susurro —. Bienvenida al pueblo maldito —de inmediato mis manos empezaron a temblar.

¿El pueblo maldito?

¿Sangre?

—Lo siento mucho, Camille a veces dice cosas sin sentido —Flor la agarro por el brazo susurrándole algo al oído.
En mi trance no pude ni formular nada. Estoy estupefacta.

—¿Perdón? —le dije con confusión.

—No te preocupes, me estoy acordando que no se tomó su medicina —pronuncia con voz nerviosa. Por su mirada tiene miedo. ¿Pero miedo a que?

Dejo que se vayan. Me siento en los banquito con una taza de café pensando en lo que esa señora acaba de decir. ¿Un pueblo maldito?
¿Pero qué es lo que está pasando? Una de esas señoras menciono sangre como si fuera una gaseosa. Esa señora en verdad está loca.

Sacudí mi cabeza y subí las escaleras que daba a la planta de arriba. Saque ropa de una caja, entro a la ducha. Me relajó un poco, al sentir el agua bajar por mi cuerpo. Siempre me gusto bañarme con agua fría, ciento que relaja más.

Pienso un poco en lo que paso en este día, y lo peor es que apenas esta empezando el día. Si me vuelvo a cruzar con esa señora Camille le voy a preguntar porque me dijo eso, sé que tal vez está loca, pero nadie en su sano juicio dice una barbaridad como esa.

Me bajo del auto con todas las compras que hice en el súper mercado. Son casi la siete de la noche. Trato de que no se me callera nada, pero de repente todas las bolsas con la comida que compre están en el suelo. Solté una maldición. Me agacho recogiendo todo.

Siento unos pasos llegar hacia donde me encuentro.

—¿Te ayudo? —me pregunto una voz roca que parecía haber escuchado antes.

La voz se me parece tan conocida que hasta pensé que era el chico que estaba en mi habitación esa noche. Pero solo es una confusión.

—Yoo… este sí. —tartamudeo. El chico me ayudo a recoger todos los alimentos que por mi torpeza se me cayeron al suelo. Al terminar el me ayuda a cargar las bolsas para que no vuelva a pasar el accidente. Abro la puerta, enciendo las luces. Guío al chico a la cocina, donde coloca todas las compras.

—Me llamo Aarón —pronunció con voz varonil y roca.

Me quede embobada por un momento. Las facciones de este hombre son demasiado atractivo.

Cara perfilada, dientes perfectos, cuerpo musculoso, ojos grises, mirada que no te dice nada. En pocas palabras es perfecto.

—K-Kelly —tartamudeo. Me pego una cachetada mental por ser tan tonta.

Me dedica una sonrisa de lado.

—Bueno yo me voy —me dijo. Me muerdo el labio inferior.

Sacudo mi cabeza volviendo a la realidad. Aclaro mi garganta y hablo:

—N-no espera, quédate a cenar —le propuse con seguridad, pero a la vez con miedo.

El asintió con una sonrisa sexy.

Cocino una pasta bechamel. El me observa puedo ver por el rabillo del ojo. Siento nervios. Más con su mirada intimidante.

—Veo que eres nueva, hay muchas cajas por todo lados, no creas que soy un idiota que no conozco a nadie de este pueblo, pero he estado de viaje y no he tenido tiempo para ver quien es nuevo o no —su voz cambio a una más seca.

Trago grueso. —Sí, me mude ayer. —apague la hornilla y serví la pasta con salsa bechamel. Me sentó al lado de él.
Comimos en silencio. Después de unos minutos termine con mi pasta y la coloco en el la lava plato.

—Te quedo súper buena, cocinas muy bien, debería de venir más seguido a probar esta comida.

Espera esas simples palabras me hicieron tener un bajón de… ¿calor? Dios pero que le pasa a mi cuerpo.

Caminamos hacia la salida.

—Adiós Kelly —me susurro en el oído —. Yo vivo al lado, si quieres irme a visitar algún día —Me señala la casa de al lado.

Agito mi mano en forma de despedida. Entro a la casa. Me a pegó a la puerta, me tocó el brazo, tengo toda la piel erizada. Sacudo mi cabeza, esto no puede estar pasando. Apago las luces de la cocina y subo las escaleras para llegar a la planta de arriba.

Me cambio con algo más cómodo y me meto en la cama. Suena mi teléfono.

Es Roberto. Me arreglo un poco el cabello y contesto. —Hola, cariño. —Roberto me saluda con cariño.

—Hola, amor ¿todo bien? —le pregunte con cariño.

—Sí. Solo quería saber cómo fue tu día —me sonríe por medio de la cámara.

Le cuento brevemente, claro omitiendo los detalles de que algunas personas entraron y que la señora Camille me dijo eso a y también que Aarón me puso los vellos de punta.

—Tuviste una día ajetreado —me dice —. Para que descanse nos vemos en la semana, te amo. —Me dijo con ternura —, feliz noche amor.

—Igual, cariño —me despedí de él. Le lance un beso.

Deje mi teléfono en la mesa de noche. Mire el techo por unos minutos hasta que darme dormida.

Omnisciente:

—Pero si es una niña —dijo un hombre gordo y con barba. —. Encárgate Heron —le dijo el hombre mientras fumaba su tabaco.

—Esto será divertido —dijo Heron con mucho entusiasmo.

Holis, mis amores, ¿Cómo están?. ¿Cómo me quedo el primer capítulo? Quiero saber que piensan, y también saquen conclusiones de quién es ese tal Heron.


Esto es el principio de todo lo que se viene, así quédese quietos que cuando venga el salseo no pararan de leer.

Los quiero mucho.❤️

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Con amor gene.... ❤️

Portada hecha por: EmilyL888 gracias mi reina, te quedó hermosa ❤️❤️

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