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OneShot

No podía creer que me encontrara en esta situación.

La última vez que me vieron estaba graduándome de la universidad, bueno ahora estaba en casa de Chris, graduada desde hace varios años, discutiendo con él porque no quería contarle a mis padres nuestra relación.

—Sol, cariño..., es ilogico que le mintamos más a tus padres. Ellos deben saber algo, ¿cómo crees que no sospechan nada?— Chris intentaba razonar conmigo, pero yo no estaba convencida.

—Si les decimos que estamos en una relación, pensaran que me enredaste o peor aún..., que yo te enredé para que te dijaras en mi. Se molestarán mucho y no quiero que mis padres se molesten contigo o conmigo.

—No dirán nada. Ha pasado mucho tiempo y yo quiero que ellos sepan que siento cosas por ti. Estoy harto de esconderme y de esconderte. No me parece correcto.

Ese era el problema. No podiamos salir de su casa o de la mía nunca. Yo no vivía con mis padres, pero vivía en la ciudad, a unos minutos de su casa. Cuando venía a visitarlos, tenía que inventarme siempre alguna excusa para ir a ver a Chris. Esconderme para venir a visitarlo sin venir a casa de mis padres primero. A veces tenía que venir en taxi, para que no reconocieran mi carro.

Sabía que la situación nos iba a explotar en la cara un día de tantos, pero no estaba segura de la reacción de mis padres. Al fin de cuentas, yo era su única hija y mis padres consideraban a Chris como uno de sus mejores aimgos y vecinos.

—No estoy segura cariño...—dije con cautela.

—Solange, yo no puedo. Estoy cansado y me siento mal al mentirle a tus padres. Si no les decimos que estamos saliendo, pues entonces deberiamos terminar.

Wow..., esa era una reacción que no esperaba de él. Estaba sugiriendo que terminaramos. Lo que significaba que para él era realmente importante decirle a mis padres.

—Eres una adulta, tienes casi 30 años Solange..., no te van a decir nada malo. Tus padres te aman...

—..., y también te aman a ti. Ya sé que, es muy probable que les encante la idea..., pero tengo miedo de que no. Yo te amo y no quiero que ellos no esten de acuerdo con esto —mi voz había empezado a sonar cortada en algún momento de la frase y ahora estaba llorando.

—No llores cielo..., yo estaré contigo así a ellos no les parezca. Sé que tienes en mucha importancia la opinión de tus padres y yo también, por eso creo que ellos no se opondrán. Casi creo que es lo que ellos quieren.

Ahora estaba en sus brazos, el estaba consolandome y yo solo quería que el fuera feliz. Así que, si decirle a mis padres lo hacía feliz..., le diríamos a mis padres.

—Esta bien —dije mirándolo a la cara— les diremos el sábado por la noche. Haré una cena aquí en tu casa y los invitaremos.

Chris me miró con amor, esos ojos perfectos me miraron como si su vida terminara en la mía. Lo besé y eso llevó a más besos y a que metiera la mano bajo mi blusa y me acariciara los pechos.

Comencé a sentir el placer formándose en mi vientre. Lo dejé manosearme hasta que estaba tan exitada que quería gritar.

—Shhh, no hagas ruido —dijo tapándome la boca con una de sus manos

—Creo que vas a tener que mudarte —dije riendome bajo.

El placer que me daba siempre era inmenso y yo no podía dejar de expresar el gusto que me daba cada vez que me tocaba. Aquí en su casa no podía gritar porque mis padres estaban al lado y en mi casa..., no podía gritar porque mis vecinos pensarían que me estaban matando.

—Nos mudaremos a un lugar donde puedas gritar tan duro que me rompas los oídos de placer y que nadie más que yo te escuche —dijo comenzando a quitar cada pieza de mi ropa con rapidez.

Estaba exitado, el bulto que formaba su erección en el frente de su pantalón ya era demasiado evidente. Casi parecía doloroso y yo comenzaba a sentir que mi sexo se mojaba con solo la expectativa de lo que eso podía hacer conmigo.

—Vamos, te quiero en la cama —dijo alzándome en brazos y subiendo las escaleras.

Cuando llegamos a la habitación era evidente que pasaba mucho tiempo ahí. Habia ropa mía tirada por todos lados, maquillaje y cremas en el espejo que me regalo. Uno de mis zapatos deportivos quedó abandonado más temprano, cuando llegué y me trajo aquí en segundos. Aquella casa era la evidencia más profunda que había de que teníamos una relación desde hacia 3 años. Realmente desde hacía más. Aquella primera vez que vine aquí luego de conocerlo.

—Deja de pensar..., quitate las bragas despacio para mí.

Me había leído por completo, como siempre. Me bajé de la cama donde estabamos y me paré de frente a él. Las bragas de encaje era todo lo que había en mi cuerpo y entonces me voltee para que viera mi culo redondo, cosa que le gustaba.

Lo ví respirar hondo y sacar la erección que tenía aprisionada en sus pantalones de chandal negros. La única prenda que llevaba..., y babee.

Tomé las tiras finas de mis bragas que cruzaban mi cintura y fui bajandolas por mis piernas mientras sacaba mi culo hacia él. Sabía que podía verme el coño claramente y sabía que estaba pensando en penetrarme duro.

Lo sentí de tras de mí antes de verlo. Sus manos agarraron mi culo con fuerza y me tambalee hacia adelante. Entonces uno de sus brazos rodeo mi cintura y me pegó a su cuerpo, su erección quedó pegada a mi culo y su mano izquierda comenzó a recorrer mi monte de venus, buscando mi vagina.

—Eres tan perfecta cariño —dijo en mi oído con un susurro caliente.

Sentí su voz viajar desde mi oído hasta mi clítoris y supe que me había mojado entera.

Sus dedos alcanzaron mi centro y comenzaron a recorrerlo entero, abriendo mis labios vaignales y untando mi placer por todos los rincones.

—Me encanta cuando te mojas así— su voz sonaba ronca de necesidad.

—A mi me encanta cuando te tocas así, por eso me mojo— dije pasando una mano por su pelo.

—Abre las piernas Solange —dijo con aquella voz autoritaria que me encantaba.

Obedecí y abrí las piernas para que pudiera tocarme con mayor libertad. Sus dedos comenzaron a rozar mi clítoris con mayor insistencia, en círculos perfectos y con la presión exacta para volverme loca.

Traté de no gemir, pero era demasiado el placer que me profería este hombre.

—Cariño..., aunque me encanta que gimas de placer, el pacer que yo te doy, no grites así o tendremos problemas.

—Creo que tendrás que amordazarme para que no grite —dije desesperada.

En dos segundos estaba sobre la cama y Chris tenía uan de sus corbatas en la mano. Le encantaba amordazarme y lo hizo en segundos.

—Así evitaremos que tus padres se enteren antes de tiempo.

No tuve tiempo de pensar en nada, dos segundos después la erección perfecta de Chris; grande, larga, dura y caliente como el infierno, estaba dentro de mi. Completamente.

Mis pensamientos viajaron al placer que sentía y todo lo demás desapareció.

Comenzó a penetrarme duro y rápido. Sentía como entraba y salía de manera rítmica y perfecta. Mientras su cabeza bajaba hasta mi pecho y metía uno de mis senos en su boca. Lamía mis pezones con avidez y lujuría. Parecía que se amamantaba de mi y eso me ponía muy caliente. Lo cogí del cabello y presione más su cabeza, entonces comenzó succionar mis pechos con ganas. Primero uno, luego el otro hasta que mis pezones rosados estaban rojos de tanta atención.

Entonces, Chris me soltó los pechos y me dió la vuelta para que quedará boca abajo. Cómo le gustaba mi culo y sabía que lo buscaría en cualquier momento.

—Dios, es perfecto —dijo empezando a acariciarlo sin dejar de penetrarme— quiero regarme dentro de el Solange, dejame por favor —dijo en una súplica desesperada, quitándome la mordaza.

—Tú puedes hacer comnigo lo que quieras Christopher, soy toda tuya.

Esto lo elevó al próximo nivel. Ví como sacaba su erección de mi vagina y elevaba mi culo para poder introducirse en él. Sabía que dolería al principio. Siempre dolía, pero luego el dolor era convertido a placer infinito y eso era algo que me encantaba. Puso la mordaza en su lugar de nuevo y me dijo:

—Respira hondo Sol, voy a llevarte a otro mundo y tu cuerpo me pertenecerá completo.

Sentí la punta de su pene en mi parte trasera, y luego solo sentí calor y estiramiento. Se había introducido en un solo golpe, pero no se movía. Sabía que debía darme tiempo para acostumbrarme, antes de llevarme al extasis.

—Voy a moverme ahora y no seré gentil contigo cariño. Hoy será rudo.

Casi me riego en ese momento. Debería ser prohibido que este hombre me diga estas cosas tan sexuales.

Lo miré con ojos de suplica y el asintió mientras comenzaba a moverse. A moverse de verdad, la cama chirriaba sobre la moqueta y tuve que agarrarme a la sábana para mantenerme en mi sitio. Chris estab en modo animal, su único objetivo era darme placer y obtener placer, hasta que su semilla me llenara por completo.

—Dios Sol, esto es demasiado. Eres demasiado perfecta, te amo tanto.

Estaba en extasis. Chris balbuceaba cosas sin sentido y me acariciaba el culo mientras me penetraba con más fuerza, clavándome a la cama.

—Voy a regarme Sol, quiero oírte, solo promete que no gritarás.

Asentí con la cabeza, sabía lo que quería. Quitó la mordaza con cuidado y yo respiré un par de veces antes de comenzar:

—Eres perfecto, dame lo que quiero ahora Christopher. No me hagas suplicarte cariño —dije con la voz más sensual que pude. Pero mi voz sonaba ronca y necesitada.

—Oh sí cariño. No tienes que suplicar, te daré lo que quieras —dijo mientras comenzaba a empujar con más desespero.

Duró unos 3 segundos en llegar al orgasmo y mientras sentía todo su semen regarse dentro de mi y comenzar a chorear por mis muslos, llegué al éxtasis yo. Sentí que el mundo giraba bruscamente y tuve que recostarme un momento en la cama.

—Wow— fue todo lo que pude decir. Chris me besó la espalda y se levantó de la cama. Lo escuché entrar al baño y el sonido del agua comenzó a inundar todo el cuarto. De pronto sentí sus brazos rodearme y acomodarme en su pecho, su cara era de preocupación.

—Estoy bien cariño, no te preocupes. Creo que conocí un nuevo nivel de placer hoy— mi voz sonaba cansada.

—Creo que me pase contigo hoy— dijo con cara de asco.

—Oye, no digas eso, y quita esa cara. Acaso, ¿no te gustó? —dije preocupada ahora yo.

Me miró por un instante, su cara decía que no había comprendido la pregunta.

—Claro que sí.

—Entonces no entiendo porqué tu cara— dije consternada.

—Creo que te deje marcas en la cadera— dijo avergonzado, mientras me metía en la bañera de agua caliente.

Miré mi cuerpo y vi las marcas a las que se refería. Eran apenas visibles, en unas horas no se verían más, pero el estaba preocupado de verdad.

—Cariño mírame —dije cogiendo su cara con mis manos y atrayéndolo hacia mí— No pasa nada cielo, las marcas no son nada extraño en este momento. Fue rudo, pero fue hermoso y las marcas son muy pequeñas. Yo sé que no me querías dañar —dije como hablándole a un niño. Siempre había sido rudo con nosotros, pero creo que era la primera vez que me dejaba marcas así, no eran la gran cosa, seguramente fue por la fuerza con la que se sostuvo de mí, pero a él parecía perturbarlo.

—No quería dañarte...

—Lo sé Chris, nunca me dañarías a propósito y lo sé. Me encanta que seas rudo en el sexo, también me gusta cuando me haces el amor despacio y sin prisas. Siempre es perfecto, sin importar como sea.

Su cara se relajó y se metió en la bañera conmigo. Lo besé despacio y me subí en su regaso, viéndolo de frente. Tratando de transmitirle la seguridad que necesitaba.

—Te amo —dijo posando su frente en la mía.

—Lo sé y también te amo —dije besándole la nariz.

Gracias por los comentario que me dejaron en las ediciones pasadas de este Oneshot.

Debido a que se que les gusta mucho esta historia lo volveré una recopilación de Oneshots distintos sobre esta pareja.

Trataré de subir una a la semana, dependiendo de como vea que va gustando, así que voten y comenten si quieren más relatos de estos dos personajes.

Los quiero.

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