E x t r a : Z a y n
I. Brisas de mar
Z A Y N
Corrí un poco más, el aliento me faltaba,las ganas de salir espantado del lugar eran inmensas, pero no podía, tenía que mantenerme firme, solo me había metido en todo ello y solo me tenía que sacar.
La brisa del mar chocaba a mi rostro, algunas gotas incluso se escapaban, levanté la mirada, aún era de madrugada, aún seguirían aquellas olas tan inmensa.
Me limpie las gotas con mi brazo, agarre un poco más la tabla y corrí con todas las fuerzas que me quedaban, me incline lentamente, jale el agua con mis manos, aceleré un poco más al ver que la ola se aproximaba. Coloque toda las fuerzas en mis brazos y me impulse, estaba por tomar la ola cuando está me gano, de un momento a otro me encontraba tirado sucio con toda la arena por todo mi cuerpo.
Un gemido de dolor escapó de mis labios en el momento en que trate de levantarme, mire en dirección a la zona afectada, de ella salia sangre, tenía una herida y con la arena y sal que tenía el agua hacia que me ardiera mucho más de lo que debería.
- joder... - maldije. Como pude me levanté tomando la tabla con una de mis manos, corrí al ver otra ola acercarse.
Aún no había nadie en la playa, lo único que se podía oír era el mar chocando contra las rocas. Me acerque a la pequeña casa que había allí, abrí la puerta sin mucho esfuerzo, deje caer la tabla, tome una toalla y fui al baño, deje que el agua limpiará la herida, una vez que estuvo limpia la vende. No me gustaba para nada la idea de volver a Los Ángeles, así que trataba de gastar mi tiempo lo más posible en las olas de Hawaii porque si de algo estaba seguro era que en Los Ángeles no había aquellas olas tan inmensas.
Una vez que el agua recorrió todo mi cuerpo, me coloque una sudadera y los shorts que había comprado recientemente. Me peine el cabello con las manos y sin más, salí de la casa.
El alba cada vez se acercaba, lleve las manos a mis bolsillos y continúe con mi camino. Estaba tan sumido en mis pensamientos que no me di cuenta cuando choque contra una persona.
Rápidamente levanté la mirada, esperando encontrarme con la de la persona, pero al ver a aquella indefensa chica algo dentro de mi volvió a revivir. Ella me dio una leve mirada con aquellos ojos verdes como las esmeraldas, para luego continuar con su camino.
-¿Estás bien?- dije sin pensarlo dos veces. Ella simplemente continuó con su camino ignorando mi pregunta por completo; lo dude un momento, pero al final lo hice.
Tome su brazo.
Y joder, cuando su piel hizo contacto con la mía sentí aquellas corrientes que sentía cuando estaba con Meredy, rápidamente la solté como si ella quemará. La chica me vio y entendí que se encontraba igual o incluso peor que yo.
- solo... Quiero estar sola - dijo en apenas un susurro casi inaudible. Asentí lentamente esperando que ella continuará hablando, pero no lo hizo, simplemente se alejó.
Sabia que tal vez estaba cometiendo la peor estupidez de mi vida, tal vez ella simplemente no quería tener a nadie cerca y mucho menos a un desconocido, pero sentía la necesidad de acompañarla.
-¿Acaso no entendiste? Quiero estar sola - está vez su voz fue mucho más potente y determinada. Detuve mi caminar justo en el momento en que ella lo hizo.
- el idiota que te hizo eso, créeme que no vale la pena - dije rompiendo el silencio que se habia formado en ambos.
- ¿Cómo lo sabes? Oh! Claro, a ti te rompieron el corazón de aquella forma - respondió ella limpiándose una lágrima que escapaba de su rostro.
- no, fui yo quien lo hizo - dije encogiendome de hombros. Ella me analizo un momento para luego sonreír, o bueno, tratar de hacerlo.
- al fin un idiota que lo reconoce - dijo ella con una sonrisa un poco más grande.
- no puedes juzgar sin conocer toda la historia. - respondí en broma. Ella me analizó un momento para volverse a acercar a donde yo me encontraba.
- cierto, aunque siempre quedaras como el malo de la historia. - dijo moviendo su cabello.
- siempre sucede si escuchas una parte, a boca de Caperucita, el lobo siempre será el malo - dije caminando junto a ella.
- resultó poeta - dijo soltando un bufido. Levanté la mirada y me la encontré rodando los ojos.
- no me jodas - se escapó de mis labios antes que pueda detenerlo. - solo estoy tratando de explicarte. -
- tienes razón, siempre sucedera ello. Me caes bien... - dejo la frase en el aire.
- Zayn Bladimof. - complete su frase.
- Zayn Bladimof. - repitió ella.
Y joder, cuando escuché mi nombre salir de sus labios toque el puto cielo.
- ¿Cómo te llamas?- pregunté con una sonrisa en los labios.
- averigualo, me tengo que ir - dijo ella empezando a correr.
Corrí detrás de ella sin importar que parecieramos dos niños. Ella aceleró el paso, pero no tanto como para que yo no la alcanzará.
La tome del brazo para alcanzar, pero una mala pisada hizo que cayera encima de ella. Coloque mis manos de modo que mi peso no cayera encima de ella, su mirada estaba fija en mi causandome escalofríos por todo el cuerpo.
- aléjate - dijo ella entre risas mientras luchaba con escapar de mis brazos. A pesar que mi brazo dolía por la herida que tenía, no deje que ella se moviera.
- dime tú nombre. - dije sonriendo. Ella negó con la cabeza mientras continuaba moviéndose.
- está bien, está bien - dijo al cabo de unos segundos. Sonreí para mis adentros al tener lo que quería.
- Dove, me llamo Dove - respondió.
- Dove... - prove su nombre en mis labios. Ella asintió levemente mientras sonreía conmigo.
Me moví y deje que ella se levantará, movió sus manos para quitar toda la arena y continuar con su camino. Y yo, aún no me movía, aún seguía viendo a aquel ángel.
-¿Cómo se que es verdad?- dije lo suficientemente alto como para que ella lo escuchara.
- ve a la fiesta de este sábado y pregunta por mí - dijo ella alejándose.
Simplemente moví mi mano en modo de despedida. Me levanté de la arena y continué con mi camino, solo que esta vez, si tenía un motivo por el cual sonreír.
No conocía a esa chica ni mucho menos su historia, pero sabia que no sería la última vez que la vería.
Estaba más que seguro.
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