III. Vuelve

T Y L E R

Me mordi el labio sin entender porque estaba tan nervioso ¡Vamos solo era Mili! ¡Mi querida mejor amiga!

Me di una pequeña mirada en el espejo mientras esperaba que Mili llegara, faltaba menos de cinco minutos para que la volviera a ver después de dos años.

Joder, estaba nervioso.

Dos años no habían pasado por gusto, en dos años había aprendido demasiadas cosas buenas y malas, pero también habia aprendido que era valorar a la gente, aprendí que era estar sin Mili, era ser... Nada.

No había acabado la universidad, aún me quedaban tres años, pero no había aguantado verla, necesitaba verla, necesitaba saber cómo estaba. La amaba, la amaba tanto que no podía resistir un día más sin ella.

Espere un par de minutos, de un momento a otro ya me encontraba caminado en círculos esperando a Mili.

Estaba nervioso porque estaba más que seguro que todo terminaría.

- Tyler... - dijo ella sacándome de mis pensamientos. Levanté la mirada para encontrarme con sus hermosos ojos.

Había llorado.

Y me dolía, me dolía demasiado verla tan mal.

- amor...

Y antes que pudiera seguir hablando Mili me cortó.

- no Tyler, no me llames así. - dijo Mili con un hilo de voz. Trate de acariciar una de sus mejillas, pero ella se apartó.

- me voy, Tyler, me voy -

Y aquellas palabras fueron suficientes para que todo mi mundo se viniera de cabeza, para que todos mis planes cayeran.

Busque su mirada esperando ver alguna pizca de broma, pero no había nada. Mili seguía igual de dolida.

- ¿Que?- articule aún sin poder creerlo. Mili empezó a sollozar mientras le daba un suave beso.

- Me voy. Mañana sale mi vuelo y es injusto que estemos juntos si estamos separados - dijo ella separandose de mi.

- la distancia impide una caricia, un beso, pero jamás un sentimiento. - dije tomando sus manos. Mili negó con la cabeza.

- no Tyler, para mí las cosas no funcionan asi. - respondió Mili alejándose de mi mientras empezaba a correr hacia la salida.

No me importo que hubiera gente, no me importó que alguien nos estuviera viendo o siquiera que fuera un lugar público, simplemente actue.

- ¡Te amo Mili! - grite haciendo que ella detuviera su caminar.

Joder, como hubiera querido que ella dijera que también lo hacia y que lo intentaríamos, pero no, aquello nunca sucedió.

- Adiós Tyler-

Y con ello abrió la puerta y se fue dejándome allí, con el corazón hecho pedazos.

Y ahora me encontraba allí, en el mismo lugar en el cual Mili me dejó ¿El motivo? Ella acababa de llegar y estaba más que seguro que nos encontraríamos allí.

La campanilla del lugar volvió a sonar, levanté la mirada con la esperanza de verla y joder, ella estaba allí.

Estaba más radiante que nunca, llevaba el cabello recogido en un moño, tenía mechas rubias en su hermoso cabellos castaño. Sus esbeltas piernas largas resaltaban con el pequeño short que llevaba, llevaba un top hasta el ombligo y podía ver como un piercing se asomaba en su ombligo. Estaba radiante.

Se quitó los lentes y los guardo en su cartera, camino despreocupada por el lugar hasta formarse en la cola.

Era hora.

No lo dude demasiado y me levanté de mi lugar, camine hasta detenerme unos pasos antes de llegar. Tome una bocanada de aire y toque su hombro.

Casi al instante volteó con el ceño fruncido. Su mirada hizo contacto con la mía y fue como un deja'vu. Recordé la primera vez que la vi, había sucedido igual, le había tocado el hombro y ella había volteado con el ceño fruncido, pero quedó con la misma cara de confundida.

- ¿Qué haces aquí?- pregunto ella sin poder creerlo. Volvió a verme de pies a cabeza mientras parpadeaba una y otra vez.

- vine a verte. - dije encogiendome de hombros. Mili me miró mientras enarcaba una ceja.

- Tyler tenemos que hablar - dijo ella mientras tomaba mi mano.

Ambos salimos del lugar y caminamos hasta llegar al parque en el cual siempre pasábamos las tardes con Meredy más.

- No tiendo porque estás aquí o siquiera porque... - no deje que terminara hablando, la bese. La bese como nunca antes había besado en mi vida, olvidé todos nuestros problemas y simplemente trate de transmitir todo el amor que sentía en aquel beso.

Los segundos pasaron y Mili no contestaba el beso. Entre en pánico. Tome sus mejillas entre mis manos e intente con todas mis fuerzas besarla.

Esta vez si cambio, Mili contestó el beso. Aquel beso que había empezado como solo mío se había vuelto nuestro, aquel beso era nuestro.

- te amo... - susurro ella a milímetros de mis labios. Sonreí.

Sonreí como nunca lo había hecho en mi vida, joder, nunca me había sentido tan bien, nunca en mi vida me había sentido tan completo que cuando Mili dijo aquellas palabras.

La amaba. La amaba con locura, con cada parte de mi cuerpo.

- nunca deje de hacerlo. Te amo, te amo - dije dándole besos por todo su rostro.

Ella empezó a reír, tal y como lo hacía cada vez que pasábamos las tardes juntos. Su risa era como la melodía más hermosa que podías escuchar tu vida, y tocabas el cielo cuando sabías que tu eras la causa.

- te extrañe demasiado - dije dándole un abrazo. Escuché sollozos por parte de ella, la abracé mucho más fuerte tratando de transmitirle la paz que yo sentía por tenerla allí conmigo.

- nunca debí irme. Soy una idiota, Tyler ... Yo no te merezco. - dijo contra mi pecho. El corazón se me contrajo.

- no amor, no digas eso , eres la persona más importante en mi vida. Es obvio que estabas hecha para mi.- respondí limpiando sus lágrimas.

Tal vez no seríamos la historia más épica y única, al fin y al cabo, había sucedido lo que siempre sucedía: me había enamorado de mi mejor amiga, había caído perdidamente en sus redes.

Esta historia, no era única, pero era nuestra, era tan solo nuestra...

- prométeme que nunca te alejaras de mi. - dijo ella sacándome de mis pensamientos.

Sonreí.

- lo prometo - respondi dándole un beso a sus labios sellando la promesa que estaba seguro que no la rompería. La amaría por toda la vida, la amaría incluso si había una vida después de esta. No importaba donde fuera siempre estaríamos devuelta, siempre la querría devuelta.

El sentimiento duraría por siempre, yo sería su hombre y ella mi hermosa mujer, aquella a la cual no defraudaria nunca.