Capítulo 5
En la universidad, ya existían nuevos trabajos que reportar y venían la nueva ronda de exámenes, así que Sofía solicita nuevamente tutorías para los sábados durante la tarde y decide ir a buscar a Jorge a su departamento, para que estudien en su casa.
Cuando ve el lugar donde vivía Sofía, Jorge quedo maravillado y pensaba que algún día, él tendría una mansión como esa.
— Ya llegamos a mi humilde morada — anuncia Sofía, bajando del deportivo, mirando cómo Jorge estaba sorprendido.
Dos sirvientas los esperaban en la entrada, indicándoles el sitio donde la Señora Mydffai especificó, que estudiara su hija con su tutor.
Las sirvientas, ya habían dejado algunos aperitivos en la mesa de un comedor con amplios ventanales que miraba a los patios de un bello jardín con rosas blancas, todo para hacer más amena la tarde de estudio. Al marcharse las criadas, se quedó solo una de ellas, que toma asiento, apartada en un sofá.
— Este lugar es muy lindo — Jorge le susurra a Sofía, mientras sacaba los libros de su bolso — Esa chica, ¿se quedará ahí todo el tiempo?
Sofía ríe y habla fuerte, para que la sirvienta escuche.
— Así es. Como traje a un desconocido que es varón, mis padres me dejan una compañía, para asegurarse que estoy estudiando y no en otros actos lascivos, ¿verdad? — Sofía se lo dice a la muchacha que estaba en el sofá mirándolos, la cual asiente.
— Pero habías dicho que tus padres te daban muchas libertades.
— Ah, sí... pero no en este templo de pureza, cualquier otra cosa debe ser fuera de esta casa. Si te incomoda Jorge, podemos ir a otro sitio o ir a tu departamento.
— Claro que no, además que sirvieron muchas cosas sabrosas, prefiero quedarme aquí.
Sofía ríe cuando ve que Jorge comienza a sacar unos bollos y le untaba una de las distintas pastas que dejaron.
La tarde avanzaba y ya ambos tenían avanzado sus trabajos, solo les quedaba armar cada uno sus introducciones y conclusiones correspondientes, puesto que ahora continuarían con el estudio para los exámenes de la próxima semana.
— Jorge, estoy nerviosa. Sé que he avanzado mucho este último semestre, pero no sé si lograré pasar con mis anteriores calificaciones.
Jorge le sonríe, se saca los lentes y bebé un jugo.
— Tranquila, estás muy bien preparada, estoy seguro de que lo lograrás 10 en varios exámenes
— ¿Pero si no es así?... de seguro reprobaré
— Tu problema es tu falta de confianza, te quieres poco a ti misma, por eso siempre piensas que vas a fallar — Mira su reloj.
— Bien, continuemos, solo me queda una hora para seguir, tengo que trabajar esta noche.
Sofía comienza a reír, recordando los rumores que se decían sobre los trabajos nocturnos que realizaba Jorge.
— ¿Por qué te ríes?
— Nada, es solo que recordé los rumores sobre lo que dicen de ti en la universidad.
— ¿Qué dicen de mí? — pregunta sorprendido.
— Bueno, dicen que como no hablas con nadie y no tienes amigos, le trabajas a mujeres mayores como amante. Por eso no quieres hablar con nadie, para que no te encuentres con los hijos de tus clientas.
Jorge la mira con sorpresa y luego estalla de carcajadas.
— ¿Es en serio? Nunca me imaginé que opinaban algo así. Quizás trabajar en eso, no sería tan malo, ya no tendría que hacerte tutorías.
— Bueno, otros decían que saqueabas tumbas — seguía riendo Sofía
Luego de reír, volvieron a estudiar lo que les quedaba esa tarde.
Continuaron así durante las siguientes tardes de la semana y muy pronto, llegaron los temidos exámenes.
Sofía se sentía más preparada, había estudiado mucho, además de ser cierto lo que le dijo Jorge, ella no se tenía confianza y se quería poco. Siempre creía que era mediocre y nunca lograría nada por sí misma, y eso era debido a lo que le decía su padre.
Pronto los resultados estaban y Sofía logró sacar 8, 9 y en dos asignaturas 10. Hasta el momento, era su mejor récord y estaba orgullosa, así que se lo quería presumir a todo el mundo.
— Miren chicos, logré tener dos 10, estoy mejor que nunca.
— Te felicito Sofía. — responde con una sonrisa Triny — Lo que es yo, estoy muy mal, mi mejor calificación fue un 6, en todo lo demás deberé recuperar las anteriores calificaciones.
— A mí también — contesta Hernán — pero no podría encerrarme todas las tardes con el silencioso para estudiar, es mucho sacrificio
— Yo tampoco, además que no me gustaría que me vieran con él ¿Ya se está hablando cosas sobre ti Sofía?
— ¿Qué dicen? — pregunta sorprendida.
— Que están saliendo, y que por eso siempre se ven juntos e incluso se sientan juntos en clases.
— Además, dicen que él te entrega las respuestas de la prueba y que por eso te va bien, pero que se aprovecha de ti para que tú le pagues sus gastos — agregaba Hernán.
— Varios piensan que eres la tonta que ha caído para que lo mantengas, a cambios de buenas calificaciones.
— Pero qué estupidez. — Responde Sofía furiosa — No me importa, que se vallan al diablo, espero que ustedes no crean algo tan horrible.
— Bueno, no lo creemos. Pero es sospechoso que antes no sabías hacer ninguna ecuación, y ahora reapuntas tan drásticamente, por eso suponen que podría ser por algo así.
— ¿Pero nadie cree en el sacrificio que hay detrás de eso? Que digan lo que quieran, son unos envidiosos. Nunca pueden alegrarse por los logros de otra persona, por eso también inventan cosas de Jorge, la gente debería preocuparse de sí misma.
— Pero lo estás defendiendo, antes ni siquiera te agradaba. Eso hace sospechar que quizás te estás encariñado con él, y créeme, que en nuestros círculos sociales, no es bueno juntarse con el pobre de la clase — advertía Hernán.
Sofía estaba tan molesta, que no responde nada, tomado su bolso para marcharse.
— No te enfades con nosotros, somos tus amigos, solo te estamos diciendo lo que está pasando — dice Triny preocupada.
— Exacto bonita, tu vida social se va a morir si sigues así, ya ni siquiera te reúnes con nosotros...
Sofía los escuchaba mientras se marchaba, pero en realidad, nunca la vida social que sus amigos le mencionaban, le ha traído satisfacción, esa vida estaba completamente vacía, pero la cartola con sus calificaciones que llevaba en sus manos si lo hacía. Rápidamente, sale de sus pensamientos al sentir que alguien le toca el hombro.
— Te estaba llamando, ¿No me escuchabas? — pregunta Jorge, que estaba agitado por correr.
— Perdóname, estaba distraída y no escuché.
— Quería saber cómo te fue en los exámenes
Sofía le sonríe y le entrega la cartola
— Me fue bien
Jorge lo mira sorprendido y una sonrisa se dibuja en su rostro.
— Esto es más que bien. Aún nos queda un mes y medio para cambiar esos 8 y 9 por 10.
***
Sofía estaba motivada al ver que sus esfuerzos daban frutos, así que estudiaba con más ahínco que antes y Jorge estaba feliz de ver esos logros, aunque le molestaba que estuvieran hablando cosas a sus espaldas en la universidad, ya que Sofía le había tomado confianza como para contarle, cuáles eran los rumores que se propagaba sobre ellos.
— Jorge, algún día vamos por un Banana Split
— Pensaba que las niñas delgadas como tú se preocupaban de contar las calorías.
Sofía le hace un gesto risueño y sonríe.
— Nah... no me interesan esas cosas, ahora que soy una mujer del mundo de los negocios, puedo darme los gustos que yo quiera
— Pero le puedes pedir a tus criadas que preparen uno.
— No es lo mismo, tiene que ser con el auténtico "Gelato italiano". Cuando tengamos tiempo, acompáñame a comer uno en el centro, te va a gustar.
— Okay, pero ahora nuevamente te has distraído, aún no terminas de sacar la ecuación para las proyecciones.
Sofía risueña se coloca la mano en la frente como un saludo militar.
— A sus órdenes mi Coronel
Seguían estudiando los sábados por la tarde en casa de Sofía. La sirvienta que los vigilaba, cada vez está más aburrida al escucharlos, que ya habitualmente se dormía en el sillón que estaba en esa sala, pero se despierta súbitamente cuando escuchas unos tacones acercándose.
Martina Mydffai entra a la sala donde se encontraba Sofía y Jorge, a lo que ambos se colocan de pie.
— Hija, quería conocer a tu tutor — dice de manera sonriente la señora Mydffai, estrechándole la mano al joven que está al lado de Sofía.
— Mamá, te presento a Jorge, es el estudiante más avanzado de mi clase.
— Soy Jorge Iraná, es un gusto conocerla señora.
— Quería conocerte Jorge, has sido un muy buen tutor para Sofía. El año pasado contraté profesores para que la pongan al día en las materias, pero fue un gasto inútil de tiempo, paciencia y dinero.
Sofía estaba avergonzada de lo que decía su madre.
— Mamá, no cuentes eso.
Sin escuchar lo que dice su hija, Martina continúa.
— Pero tú has tenido la dedicación y ahora su libreta de calificaciones están demostrando realmente el esfuerzo empeñado, así que quiero que continúes ayudando a Sofía y te quiero recompensar.
— Oh, no es necesario, señora. Realmente Sofía se ha esforzado mucho ella sola... — Se lo decía mientras ve cómo la Señora Mydffai comienza a sacar su chequera.
— Dame tu lápiz — Martina se lo pide a Jorge quien le entrega el lápiz que estaba usando. — Tómalo como un bono. Mientras mejores calificaciones traiga Sofía, más cheques como este habrá para ti. Complétalo con tus datos. — Martina lo saca de la chequera y se lo entrega a Jorge mira sorprendido a Sofía y ella le devolvía la mirada para que agradezca el cheque y no diga nada más.
— Muchas gracias, Señora
— Tenemos un acuerdo Jorge, quiero ver más 10 en las calificaciones de Sofía — Se marcha sin decir nada más
— ¡Genial Jorge!, creo que mis padres realmente están felices — dice muy alegre Sofía.
— Pero no era necesario, ya me pagas por las horas de tutorías.
— Si no lo quieres, me puedes dar a mí ese cheque... podrías invitarme el Banana Split. — Sofía estira la mano para que le entregue el cheque.
Jorge le retira el cheque y comienza a rellenarlo.
— ¿Estás loca?, con esto pago el alquiler de este mes. — Jorge estaba de muy buen humor y su sonrisa no se podía borrar
Ambos hacen bromas y ríen un par de minutos, hasta nuevamente concentrarse en el estudio.
Todo se mantenía en calma, pero esto duró poco. Pronto se escuchó un estruendo afuera del salón donde se encontraban estudiando y muchos gritos, lo que sobresaltó a Jorge, pero que Sofía solo apretaba los ojos y los puños.
Los Mydffai estaban peleando nuevamente y se podía escuchar su conversación...
— ... IRTE CON LA RAMERA CON LA QUE TE ACUESTA... — gritaba la señora Mydffai
— SI, ESO DEBERÍA HACER... NO SE PUEDE VIVIR CON UNA BRUJA COMO TÚ — gritaba Federico Mydffai
— TE HE AGUANTADO TODO ESTOS AÑOS TUS HUMILLACIONES... NI SIQUIERA ESTÁS AQUÍ Y NI SIQUIERA VES A SOFÍA
— SIEMPRE SACAS A ESA MUCHACHA, QUE ES LO ÚNICO QUE ME AMARRA A TI. SI ELLA NO ESTUVIERA, YA NO ESTARÍAS EN ESTA CASA, USTEDES DOS, SOLO ME ARRUINAN EL HUMOR
— DEBERÍAS VER SUS CALIFICACIONES, HAN MEJORADO MUCHO
— QUE VAN A MEJORAR, SI ES TAN ESTÚPIDA COMO TÚ, NO SE PORQUE NO TUVE HIJOS CON OTRA, ASÍ TENDRÍA LA SATISFACCIÓN DE UNO QUE ME ENORGULLEZCA...
Los gritos continuaban y Jorge miraba como Sofía, apretaba con fuerza el borde de su cuaderno de apuntes y tenía los ojos vidriosos, que le volvían a mirar y da una sonrisa triste y avergonzada.
— Jorge, ¿recuerdas que me dijiste que, cada casa tenía sus propios ruidos? Estos son los ruidos de la mía.
Jorge estaba sorprendido, siempre pensó que la vida de Sofía era muy fácil, con muchas comodidades, pero ahora la entendía, era una chica que cada tanto era maltratada al escuchar esas cosas y cuantas otras más, sin que nadie lo viera. Decide guardar sus cosas y le dice a Sofía que también haga lo mismo, sabía que tenía que sacarla de ahí.
Luego de escapar por la puerta trasera, para no encontrarse con los Mydffai, Sofía lleva devuelta a Jorge a su departamento en su deportivo.
— Estaciónate aquí — Jorge le indica un lugar a Sofía antes de llegar al departamento. Ella lo hace sin cuestionar.
Ambos se bajan, y Jorge la lleva a una heladería italiana que estaba cerca.
Mientras Sofía se sienta en una de las mesitas del lugar, Jorge ya había pedido un enorme Banana Split para dos y se acerca con él.
— Bueno, al final si tendré mi Banana Split — reía Sofía, comiéndolo muy feliz.
Jorge miraba cómo Sofía reía, se dio cuenta de que, en realidad, lo hacía para que él creyera que estaba todo bien, pero sus ojos le delataban, estaba llorando por dentro.
Comieron sin decir nada, hasta que terminaron el plato.
— Uf... estoy llena, no creo poder ver el chocolate otra vez... — volvía a reír Sofía.
— Vamos a dar un paseo al parque que se encuentra ahí — Jorge le indica un parque con familias caminando, que estaba cercano a la heladería.
Mientras caminaban, hablaban cosas banales sobre cualquier tema. Cuando Jorge le vuelve a mirar, Sofía seguía hablando como si nada, pero tenía lágrimas en las mejillas
Sin aguantar el impulso, Jorge quería abrazarla para consolarla, pero Sofía lo detuvo.
— No me abraces, realmente estoy bien, ya sé me pasará. Si lo haces, ya no podré dejar de llorar.
Jorge toma sus manos que le empujaban y la abraza, para que Sofía pueda desahogarse, a lo que inmediatamente comenzó a llorar de manera agitada.
Luego de unos minutos se sentía más calmada, pero Jorge la mantenía abrazada, y Sofía se lo agradecía, ya que sentía el apoyo que muchas veces necesitaba.
Finalmente, decidieron pasear e ir al cine. Jorge le aseguró a Sofía, que ese día no tenía trabajo en el Bar, pero ella estaba segura de que era mentira y lo hacía para acompañarla, pero, aun así, no discutió con él.
Si alguna vez se les hiciera la pregunta a Sofía y Jorge, sobre cuándo se convirtieron en tan buenos amigos, lo más probable, es que ambos dirían que fue ese día.
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