Sofía se realizó exámenes sanguíneos para evaluar niveles hormonales, el cual estaba en cero, pero aun así, el médico le comenta que no podía asegurar que no estuviera embarazada, ya que era muy reciente, pero a pasar de eso, le deja métodos de protección y próximo control en unas semanas, además de recomendar abstinencia por un tiempo y que hable con su pareja sobre esto, puesto que los anticonceptivos no funcionan inmediatamente.

Sofía estaba consiente que debía evitar los encuentros con Jorge, porque él en verdad deseaba tener un hijo, pero para ella, esa decisión era apresurada.

Carlos le avisa que no regrese ese día a la empresa, pues no hay nada novedoso y los directivos seguían trabajando en exclusiva con Jorge, cuando corta la llamada tiene nuevos mensajes que había dejado Jorge.

— Pilluela, no podré verte hoy. Tu padre y sus socios me están presionando, terminaré tarde.

— Tranquilo, nos veremos mañana en la oficina.

— Habla con Carlos, dile lo de nosotros y corta esa relación.

— No puedo hacer eso, ya lo sabes

— No quiero seguir siendo "el otro"

— Bye payasito.

Sofía estaba aliviada de no verlo durante esa noche, ya que al menos ganaba un día.

Durante los siguientes días fue lo mismo, los directivos estaban desesperados porque Jorge trabajara con ellos esa semana y el padre de Sofía se mostraba realmente preocupado, pero ni Carlos ni ella sabían qué estaba ocurriendo en esas reuniones, hasta que Marco el día jueves les informa lo que estaba sucediendo.

— Están insistiendo en que Jorge siga trabajando en la empresa.

— Pero, si ya ha dejado todos los proyectos, ¿para qué insistir en que se quede? — pregunta Sofía.

— Creo que es para asegurarse de que se mantenga en buen camino lo de la agrícola, casi todos tienen miedo de que les suelten las manos para que sigan, prefieren invertir en el asesor y sentirse tranquilos — comenta Carlos.

— Y tu Marco, ¿cómo sabes esto?

— Me pedían ver dineros para el contrato, van a pagarle mucho más, para que acepte.

Pronto le informaron a Sofía que una señorita necesita a verla, cuando se dirige a su oficina, descubre que era la ejecutiva del banco de Jorge. Le solicita su firma para dejarla como segunda a cargo de su cuenta, le entregó el pin, tarjetas y chequeras, en definitiva, ella tenía acceso completo a las cuentas de Jorge. Él realmente hizo lo que prometió y de cierta manera, esto le trajo tranquilidad a Sofía.

— Hey Sofí, nos están llamando la junta directiva — avisa Carlos desde la puerta de su oficina y se marcha apresuradamente.

Sofía guarda lo que le entregó la ejecutiva y va con Carlos. Al ingresar a la sala de reuniones, estaban los 4 CEOS, además de Jorge. Ellos informan sobre el nuevo contrato para el asesor y el requerimiento de él, de que se encuentren presentes en la reunión los que serán los nuevos gerentes de la empresa.

— Bueno Jorge, queremos que te mantengas al menos 6 meses más con nosotros, como ya lo sabes — habla con un tono agradable Federico.

— Federico, usted entiende que estoy comprometido a trabajar con otras empresas. Lo que puedo ofrecer, es realizar un asesoramiento remoto...

— No, no, no... nada de eso, queremos exclusividad.

Jorge mira a Sofía y Carlos

— Y ustedes que serán los nuevos líderes de esta compañía, ¿qué opinan?

— Creo que es una oportunidad que se mantenga con nosotros. Ya estamos próximo a la adquisición de la empresa agrícola y sería bueno que nos siga orientando — responde Carlos acomodando sus gafas.

— Y usted, señorita Mydffai, ¿qué dice?

— Creo que podría asesorarnos de manera remota si es que lo necesitáramos. Efectuó un buen trabajo y las pautas a seguir son claras — responde Sofía con seriedad.

— Tiene razón señorita Mydffai, ya el trabajo está hecho, creo que, con las habilidades de su equipo, estarán muy bien sin mí.

Federico mira con enfado a Sofía y esta baja la mirada al sentir el disgusto de su padre sobre ella.

— Ella no habla por todos nosotros, aún le falta experiencia y por eso dice cosas sin saber de lo que se está hablando. — responde rápidamente Federico.

— Pero su votación es importante, aunque no apoye a la mayoría, no hay un consenso entre ustedes, al menos que la señorita Mydffai cambie de parecer. — Sonríe Jorge y vuelve a mirar a Sofía.

Sofía siente como su padre le da una patada bajo la mesa, haciéndole daño en su pie derecho, realmente estaba de muy mal humor.

— Hem... yo no he dicho que estoy en desacuerdo con que trabaje con nosotros, solo que ha realizado un muy buen trabajo — responde agachado la cabeza.

— Ya veo... bueno, lo deberé pensar, pero creo que mi respuesta seguirá siendo no, al menos que la señorita Mydffai me convenza de lo contrario. Propongo tener una cena de negocios esta noche para que me dé a conocer este contrato, me expliqué los términos y pagos, opino que usted es la más elocuente para hacerme recapacitar — dice Jorge mirando a Sofía con una mirada y voz seductora, aprovechándose de la desesperación de la empresa por su asesoramiento.

Era obvio que esa cena tenía una doble connotación y solo alguien muy inocente no se daría cuenta de ellos. La situación era vergonzosa para Sofía, y es que Jorge con ese comentario no dejaba dudas a nadie sobre sus verdaderas intenciones, así que los directivos la quedan viendo fijamente y hasta el padre de Carlos le suplicaba con la mirada de que acepte.

— Estoy de acuerdo Señor Iraná, le presentaré el contrato esta noche.

Varios CEOS suspiran aliviados, lo que da por terminada la reunión. Cuando Sofía sale de la sala, inmediatamente su padre la toma por el brazo con violencia y la lleva a su oficina, cerrando la puerta con un golpe.

— ¡Eres tan idiota! ¿Cómo te atreves a decirle al asesor que no lo necesitábamos?

Sofía estaba asustada, su padre volvía a tratarla como una tonta.

— Esa no era mi intención, es solo que realmente creo que podríamos realizar esto nosotros mismos, sin pagar por el asesoramiento.

— ¿Y quién nos salvará el cuello si esto no surge? Es preferible pagar a un asesor, a que perdamos la empresa, niña estúpida.

— Perdón papá, no pensé que fuera tan importante para ustedes que los sigan guiando — Sofía temblaba, quería llorar.

— Ese es tu problema, no piensas. Así son las mujeres, llenas de hormonas y creyéndose autosuficientes. Todos los varones de la sala consideraban que estaba bien mantener el contrato, excepto tú.

— Papá, lo solucionaré, solo tengo que convencer al asesor de que se mantenga con nosotros y trabaje de manera exclusiva.

— Si, espero por tu bien que acepte. Si el asesor quiere cambiar alguna cláusula y no sepas cómo manejarlo, que es lo más seguro, me llamas... chiquilla tonta e incompetente. Ahora lárgate, cada vez me convences más de que no puedes hacerte cargo de la compañía, al menos eres bonita, creo que eso es lo único en lo que te ha ayudado.

Sofía sale de la oficina de su padre, respirando entre cortado y con las piernas que le temblaban al caminar.

En tan solos unos minutos, el hombre adentro de esa oficina destruyó su confianza y ya no sabía si realmente era buena en su trabajo, y si lo que ha conseguido, era solo porque otros la ayudaban por ser bonita. Ve que Carlos la esperaba en el pasillo, abriendo la puerta de su oficina para que ingrese. Cuando Carlos cierra la puerta, inmediatamente, Sofía lo abraza y comienza a llorar desconsoladamente.

— No llores, no hagas caso a lo que te ha dicho tu padre.

— ¿Escuchaste?

— Si... y todo lo que dijo es mentira, tú eres capaz, el proyecto era tuyo, y Jorge solo les da pequeñas orientaciones a los directivos, así que no sientas que tú no puedes manejar la compañía. Sécate esas lágrimas, que esta noche debes convencer al asesor — Sonríe Carlos, guiñándole un ojo.