Capítulo 1
Sin expectativas y sin ilusiones, era como se podía resumir la vida de Sofía. A pesar de esto, ella siempre se mostraba como alguien alegre y cariñosa, ocultando todos los problemas y disfuncionalidad que ocurrían en casa, y lo que ya había normalizado, puesto que no conocía otra realidad.
Sofía a sus 20 años, se había vuelto una chica despreocupada, que gustaba de las fiestas, salir con amigos y divertirse, olvidando sus obligaciones universitarias, que por poco, la hacen perder un año de la carrera de economía, en la Prestigiosa Universidad de Cardiff, donde solo se podía ingresar por medio de convenido de becas a estudiantes de excelencia académica o pagando una gran suma de dinero, por lo que, debido a sus altos requerimientos, mayoritariamente estudiaban chicos de la alta sociedad.
Su padre, era uno de los dueños de una compañía de exportaciones y exigía que Sofía fuera apta para ocupar el cargo más adelanté, por lo cual, la obliga a estudiar una carrera que no le motiva en esta exigente universidad, agudizando aún más su oculta depresión.
Al terminar la última clase de esa tarde, tres amigos comienzan a charlar en la parte trasera del salón.
—Vamos al cine o a beber algo —dice Triny, una chica bajita de cabello negro.
—Chicas, vamos a la playa, comamos mariscos... qué hambre tengo —responde Hernán
—Pero tenemos que hacer el trabajo grupal de metodología, necesito esa calificación —comenta Sofía de manera preocupada.
—Tranquila Sofí, siempre lo hacemos al final, y siempre nos va bien —responde de manera despreocupada Triny.
—Sí. Además, ¿de qué te preocupas? Si te va nuevamente mal, le dices a tu padre y le vuelve a pagar a los profesores para que te dejen pasar —Hernán se reía de manera burlona.
—Realmente estoy angustiada, siempre siento que las materias que vemos, me las hablan en griego antiguo.
—Preocúpate cuando sientas que te la hablan en chino mandarín —vuelve a reír Hernán, hasta que Triny le da un codazo malhumorada.
—No seas tan poco considerado. Sofía está asustada porque sus calificaciones no son buenas.
—Naaa... le va igual que a todos, pero no te preocupes bonita, esto se puede arreglar muy rápido.
Hernán comienza a mirar por el salón a las filas de adelante.
Sofía había decidió que ese año mejoraría sus calificaciones y sería el orgullo de su padre, puesto que aún le dolía lo que le dijo en esa oportunidad.
~ No te exijo grandes cosas, esto es por tu futuro y la reputación de la familia, solo te pido que te esfuerces un poco. Qué vergüenza tener que darle a la universidad una buena suma de dinero para dejarte aprobar ese ramo que te dejaría aún en primero, ahora todos saben que tengo una tonta por hija. Espero lo hagas mejor este año, o deberé reconsiderar si puedes hacerte cargo de la empresa.
Sofía regresa de sus pensamientos, cuando Hernán les hace una seña.
—Ahí está! —Hernán le grita a un estudiante que estaba alistándose para marcharse —Hey... Hey Silencioso...
Triny le da un jalón a su manga para que guarde silencio.
—Cállate, no lo llames. No quiero que se una al grupo
—Dijiste que querías que Sofía saque una buena calificación —Hernán camina en dirección al muchacho a quien estaba llamando.
A quien le llamaban el silencioso, era el notorio chico que ingresó a la universidad, gracias a sus excelentes calificaciones y la modalidad de becas por sus bajos ingresos. No se comunicaba con nadie, solo acudía a clases y se marchaba al terminar, sus compañeros de clases sabían que existía, solo porque era el de las mejores calificaciones.
Se corría varios rumores sobre él por no conocerlo. Lo que más se escuchaba, era que, al ser tan pobre, trabajaba en clubs nocturnos y era acompañante de mujeres mayores con buena situación para costear la carrera, por eso, no hablaba con nadie, pues podría toparse con alguno de los hijos de sus clientas y descubrirse la verdad. Todos los rumores se fundamentaban en que siempre usaba las mismas camisas y aceptaba realizar trabajos o tareas a los estudiantes que le pagaran por ello.
—Sofía... no me quiero juntar con ese chico, es rarito y pienso que nunca ha tomado una ducha —Triny estaba preocupada y se aferraba del brazo de Sofía.
—Se ve descuidado, pero si puede ayudarnos a hacer el trabajo o nos cobra por hacerlo, para mi está bien.
Hernán se acerca sonriente con "el silencioso", a lo que las muchachas lo saludan de manera cortante.
—A las 14 horas en la biblioteca —informa, toma su bolso y sale por la puerta.
—Okay amigo mío, ahí estaremos —se despedía de manera alegre Hernán al verlo marcharse y vuelva a dirigirse a sus amigas —Ya tenemos todo listo. ¿Lo ves Sofí? Con esto sacarás un 10.
A la hora acordada, los amigos se dirigen a la biblioteca para reunirse con el nuevo integrante para iniciar ese trabajo.
El silencioso ya los estaba esperando en una sala de estudio que entregaba la biblioteca para realizar actividades grupales, con un notebook y libros prestados por la universidad.
—Hola amigo, ya llegamos —saluda Hernán —como eres el que más sabes del tema, podrías organizarnos.
El silencio se acomoda sus gafas que cubrían sus grandes ojos negros y mira a los que habían llegado, quitándose un mechón de cabello castaño oscuro.
—Toma, puedes buscar información en este libro. Tú, busca las ecuaciones que se requieren efectuar para completar la proyección de la empresa —Indica a Triny y luego se dirige a Sofía, entregándole un cuaderno —Y tú, necesito que me leas la introducción y lo que debemos escribir que está en este libro.
Todos comenzaron a hacer lo que les decía el silencioso, mientras él confirmaba la información y escribía el informe. Por un momento, Sofía no quería acercarse a ese chico que escribía en la computadora, debido a todos los rumores que corrían sobre él y lo que le dijo Triny, pues pensaba que olería muy mal. Al aproximarse, vio que el bolso que usaba, estaba descuidado y la cremallera estaba rota, pero sus preocupaciones eran infundadas, ya que, al sentarse cerca de él, solo sentía olor a jabón y detergente de ropa.
Sofía comienza a dictar de los apuntes que este chico tenía, sentado a su lado y reflexionaba:
~Es increíble lo prolijo y específico de su cuaderno de apuntes, es tan claro lo que escribió en clases. Me encantaría tomar copias de esto, ahora entiendo por qué tiene tan buenas calificaciones... en mi cuaderno solo hay dibujos de flores y gatos...
Al minuto de comenzar, el silencio se da cuenta de que sus compañeros de trabajo, no manejaban nada de la información y eran más un lastre que apoyo. Se dedicó a explicarle pacientemente sobre conceptos y como llevar el caso, pero era un tema perdido, todos al cabo de una hora perdieron completamente la concentración, y ahora estaba trabajando solo.
—Ah... qué aburrido es esto —gimotea Hernán, echando la cabeza hacia atrás.
—Vamos por un café —invita Triny
—Sí. Me está dando mucho sueño.
Se hacen señas entre ellos para proponerle al silencioso pagar por el trabajo que realice, así que Hernán se dirige al chico en el notebook.
—Hey amigo. Nos dijeron que tú cobras por realizar los trabajos... ¿Es así?
Nuevamente, el silencio se acomoda las gafas y lo mira sin expresión.
—Si quieren que haga este trabajo por ustedes y coloque sus nombres, serán $50 por cada uno.
—Oh, genial. Vamos a buscar dinero y te pagamos —responde Triny feliz.
—Pero si te pagamos ahora, quizás no agregues nuestros nombres —cuestiona Hernán.
—Pagas ahora si quieres que haga el trabajo por ustedes. Si no confían en mí, entonces hagan su trabajo solos —responde el silencioso ya sin mirarlos.
—Pero no es justo, nosotros ayudamos a hacer una parte —reclama Sofía.
—¿Cuál? ¿La portada?
—Okay amigo, vamos al cajero y volvemos, espéranos aquí. —Hernán les indica a sus amigas que salgan.
—No me iré de aquí, vayan por el dinero, se nota que están muy preocupados por aprender y sacar buenas calificaciones —el silencioso lo dice con tono sarcástico.
Los amigos habían ido a la sección de cafetería y comenzaron a retirar dinero del cajero automático.
—Es bastante caro lo que nos va a cobrar, entre los 3 se llevará 150 —decía pensativa Triny.
—Pero te dará tardes de libertad, y para mí, esto no es nada y para Sofí tampoco ¿Verdad Sofí?
Sofía estaba de pie en frente del cajero y solo pensaba en lo que les dijo ese chico antes de salir de la sala, le recordaba a su padre cuando le habla, sería lo mismo que él diría.
—Yo no voy a retirar dinero —decide Sofía.
Luego de explicarles a sus amigos, regresa a la sala de estudio y le entrega el dinero al silencioso, que comienza a contar los billetes.
—Aquí solo hay $100 —dice mirando a la joven de cabello rubio cenizas, que estaba enfocando sus ojos color avellana en su cuaderno y tenía una delicada sonrisa.
Sofía miraba el cuaderno de notas del silencioso, quería llamarlo por su nombre, puesto que no lo recordaba, y lo busca en la portada.
—Es que yo sí quiero aprender y sacar buenas calificaciones, pero quiero hacerlo por mí. Así que seré tu compañera de trabajo... Jorge lraná.
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