Extra: despertar 🐺
Hola ✋
Alguien me había pedido este extra (de cuando Magnus despierta y sus pensamientos) y ya que ahora tengo tiempo, y antes de que pasen años y ya ni se acuerden de la historia, se los dejo. Espero que les guste y gracias a quien lea ❤
* * *
POV MAGNUS
Cuando creí que Alexander estaba en peligro, y acepté ir con Paul y Darren, fue horrible. La sola idea de Alexander herido, o peor, de un mundo sin mi Único, era insoportable.
Pero el momento en que Lydia sacó a Rafa y a Max de mi vientre, es algo que nunca podría explicar. El dolor no fue sólo por la operación apresurada y el nulo interés en mi seguridad, fue el vacío que sentí cuando me los arrebataron, esos pequeños que crecieron durante más de cuatro meses dentro de mí. La desolación al sentir sus pequeños latidos alejándose de mí.
Mi propio corazón latía lento mientras las sombras me arrastraban, no pude mantener mis ojos abiertos durante mucho tiempo. Ella se llevó a mis hijos y yo sólo confiaba en que Alexander lograra protegerlos como yo no podía hacer en estas condiciones. En algún lugar entre la consciencia y la inconscia, escuché el aullido de mi Único, de Alexander. El dolor desgarrador de su canto. Y estuve a punto de dejarme ir en ese momento. Él iba a salvarlos.
Pero resistí. Resistí hasta escucharlo, cuando estuve seguro: "Magnus. Magnus, por favor. Magnus, resiste por mí. Max y Rafa están bien..."
Era suficiente. Era sólo eso lo que me mantenía vivo. Cuando él lo dijo, sólo pude pensar y enviar un "Te amo" con mi último latido.
"Te amo. Perdóname por no ser fuerte".
* * *
No estoy seguro de cuánto tiempo sucedió. Días, semanas, meses. Antes de que volviera a ser consciente de mi cuerpo y de mi mente, no tenía control alguno, incluso mi corazón se sentía como impulsado, no como latiendo por voluntad.
No podía moverme, aunque lo intentara, mucho menos hablar o despertar.
Esperaba el momento en que lo que sea que hacía latir mi corazón se detuviera. Porque me sentía atrapado entre la vida y la muerte. Cuando sucedió:
Un latido que mi corazón realmente conocía perfectamente se acercó. Mi alfa, mi Alexander, mi Único, viniendo hacia mí.
Temí que fuera una locura. Que no estuviera sucediendo. Quería abrir los ojos y comprobarlo, pero no pude, nunca pude. Y entonces, otro latido, más débil, más lento, mi bebé, era uno de mis bebés. Y pude sentirlo, realmente pude sentirlo cuando Alexander dejó su cuerpecito junto al mío, nuestros corazones recordando los casi cinco meses que latieron juntos.
Pude sentir una lágrima resbalar mientras me esforzaba para sentir al otro corazón que nos faltaba aquí. Uno de mis bebés no estaba en la misma habitación.
* * *
No dejó de suceder. Alexander venía y me hablaba. A veces imágenes de él se filtraban hasta mi mente débil, no sé si él lo hacía a propósito o sólo sucedía, pero pude ver a un par de personitas, unos intensos ojos azules iguales a los de Alexander y otros muy parecidos a los míos.
Sentí sus corazones aquel día en que vinieron a mí y se detuvieron muy muy cerca.
Después el acelerado latido de mi Único mientras corría hacia nosotros.
Y luego la imagen que él me envió, tal vez sin saberlo: nuestros pequeños, Max y Rafa, de la mano, al lado de la cama, nuestra cama, ambas miradas tristes puestas en mi cuerpo destrozado.
-¿Papi?
Y sus voces. Sus vocecitas que escuchaba por primera vez, sumado al corazón roto que Alexander no pudo ocultar de mí, me hicieron agradecer a Catarina cuando se lo dijo a Alexander.
Yo no quería ser eso que hacía sufrir a mis chicos, que los hería en vez de hacerlos felices.
* * *
"...vuelve y rescátame de la muerte en vida, porque sin ti yo no puedo vivir."
Las palabras de Alexander dolían. Dolían tanto.
"Siento no haberlo hecho por ti, siento no haber llegado a tiempo para rescatarte también. Siento haberte fallado, mi amor."
¡No es tu culpa! ¡Nada fue tu culpa!
-Despierta, Magnus. Por mí, por ti, por ellos.
Pude verme, para nada como yo fui, a través de su mirada. Y dolía, dolía sentir su dolor y verme más muerto que vivo.
-¿Papi?
-Vamos a darle un beso a papi y dejarlo descansar.
Pude ver, de nuevo a través de sus pensamientos, a mis hijos acariciar y besar mi rostro.
Y después él, sentí mi corazón casi muerto latir desesperado por el dolor en sus palabras:
-Te amo, Magnus, cada segundo contigo valió la pena. Dejarte ir es lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida. Tú sabes, tienes que saber, que si no fuera por Max y Rafa, yo te seguiría, pero espérame. Espera por mí en la otra vida, porque la muerte no va a acabar con lo que siento por ti. Sólo...
Su voz se rompió.
"Espérame".
Por supuesto que voy a esperarte, mi amor, mi Único, en cada vida.
Había una especie de estática, sé que había personas, un coro de latidos que no reconocí.
Pero sentía a mis pequeños todavía cerca y después el aullido y el cambio en el corazón de Alexander cuando se transformó y comenzó a correr lejos de mí, del dolor.
Y estaba bien, él merece ser feliz, mi Alexander es fuerte y va a superar esto.
Sabía que era inevitable y conforme se alejaba de mí, empezaba a sentirme más muerto.
"Adiós, mis niños. Nunca pude decírselos, no viéndolos a los ojos. Los amo."
Sucedió todo a la vez:
Lo que impulsaba mi corazón se detuvo.
Hubo un aullido desgarrador y ensordecedor. Su presencia cálida cerca, tan cerca.
-¡Papi! -gritó uno de mis niños.
Mi corazón latía por sí solo.
Sentí la cercanía de la presencia de mi gran lobo, y los cuerpecitos de mis hijos acurrucados contra mí, antes de poder abrir los ojos. El hocico de mi Único golpeando mi mejilla, "Magnus, Magnus, Magnus volviste, estás despierto".
Pude sentir, más que ver, a mis hijos, mis pequeños, apretarse contra mí.
Pude ver aquellos lobunos ojos azules, tan enormes, cristalizados por las lágrimas, mirarme sin descanso durante horas, como si temiera apartar la mirada y que no fuera real.
Sentí a mis dos pequeños humanos y a mi peludo Único apretarse contra mí.
Y era perfecto.
No podía moverme. No podía hablar. Pero era perfecto.
"Magnus" gimoteo mi lobo, frotando mi mejilla.
"Alexander".
Y mi lobo lloró esa noche, mi gran Único aulló con dolor contenido. Mis hijos no se asustaron. Y mi corazón dolía, pero latía con un propósito, volver para ellos tres.
¡Espero que les haya gustado!
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