Los cambiaformas solo tenían un único  compañero, y tenían muchísima suerte  si lo encontraban.
(Bailey Bradford)

* * *

La muerte era el castigo que Lydia y su padre se merecían por haber atentado contra el Único de su alfa. Cualquiera lo sabía.

Y eso, sumado al par de lobos de la manada Bane que tenían encima, los tenía muertos de miedo.

Pero para Alec, el mundo dejó de importar de momento. Lo único que ocupaba sus sentidos era el lobo herido frente a él, el mundo a su alrededor se difuminó. Los dos lobos desconocidos ahora muertos, Lydia retenida por el lobo que sabía era Ragnor, y su padre por la gran loba blanca.

El crujido de sus huesos al revertir el cambio alertó a Magnus. Con gran esfuerzo sus ojos verde dorado se fijaron en el hombre desnudo que ahora caminaba hacia él. Las fuertes manos de Alec tantearon suavemente el costado de Magnus, sintiendo el daño, las varias costillas rotas, tenía que manejarlo con cuidado para no causar más daño.

Los lobos sanaban rápido, pero Magnus necesitaba reposo y tranquilidad para eso. Y tenían que tratarlo suavemente. Necesitaba volver a su forma humana, pero Alec temía que alguna de sus costillas pudiera causar algún daño interno como perforar un pulmón. Acercó su oído al pecho del lobo, subía y bajaba muy suavemente, pero no sonaba a que hubiera ninguna perforación. Al menos eso lo hizo respirar tranquilo. Sus manos recurrieron el suave pelaje de su lobo y acercó sus labios, besando sin importar la sangre y la suciedad.

Nada en su Único podría desagradarle nunca.

"Estoy bien", escuchó la voz de Magnus en su mente cuando lo beso, "Gracias por llegar a tiempo por mí.

"Vas a pagar cuando estés mejor", contestó Alec también en su enlace mental, mientas con cuidado tomaba al lobo en sus brazos.

Un cabeceo del beta de Magnus le indicó una camioneta.

Alec asintió y empezó a caminar hacia allá. Casi creyó escuchar al lobo reír ante sus palabras.

"No es broma", dijo molesto, "Me has hecho sufrir como nunca en mi vida, Magnus. Pensé que te perdía..."

Un gemido lastimero del lobo lo interrumpió.

"Lo siento".

"Bien", Alec intentó contener la rabia y el dolor de momento, "Voy a dejarte en asiento trasero de la camioneta. Necesito que cambies, necesito que sanes, te necesito..."

"Me tienes, Alexander."

Y así era. Por fin, se tenían. El milagro que todos buscan. Encontrar a su Único. Ellos se tenían.

CONTINUARÁ...

No me canso de decirlo, amo describir sus sentimientos y su vínculo como lobos :3