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VI - Capitulo VI

A: ¶¿Por qué dejaste que te besara? ¿Por qué no me dijiste que eras un puto hombre? ¿Te estabas burlando de mí?¶

La sangre le hervía sintiéndose engañado.

A: ¶¿Querías aprovecharte de mí, de que no supiera nada? ¿En qué momento pensabas decírmelo?¶

¿Qué era lo que buscaba Luna de él en esos instantes?

Miles de preguntas rondaban en su cabeza, en su pecho su corazón quemaba y se encogía de remordimientos.

Él también estaba tomando ventaja de Luna a desconocimiento suyo, aprovechándose de su posición en el castillo y de la confianza que le tuviera el rey y la realeza.

Sin embargo... Se contuvo pues no iban a poder hablar a solas sobre lo que le interesaba. No lo haría frente al gato. Iba a confrontarle al primer momento en el que estuvieran tan sólo ellos dos...

¿Por qué todos se referían a él como Ella fuera del castillo?

Con cuidado puso sus manos en la espalda del mago. Aunque lo odiaba por no ser sincero, estaba ileso y era, cuanto menos, lo que podía agradecer. Le alejó de sí un poco para escrutar en esa mirada lila. Luna se notaba depresivo.

Araw: "Dime que no te pasó nada... Que no te hicieron nada." Enfureció regañándose por ser tan débil ante ese rostro lloroso que le devolvía una mirada llena de compasión, pero tuvo que contener su lengua... por el momento. Tenía que calmarse, recuperar la compostura y ser serio, hablar con sensatez si quería solucionar las cosas.

Luna sollozaba. En resignación, el elfo le acarició la mejilla al mago para calmarlo, esos suaves cabellos albinos se envolvieron en sus dedos y se los recogió tras la oreja. Ella le devolvía una mirada llena de amor imposible de creer...

Luna: "Estoy bien, Araw... Nuestro príncipe, digo, mi señor, ¿te hiz-...?" Tembló callando, dándose cuenta que no era prudente hablar.

El elfo confirmó aquella suposición negando con la cabeza, e hizo una ligera señal ladeando la cabeza hacia el gato. Como habían acordado en el bosque, sólo le perdonaría la vida si guardaba sus secretos.

El albino permaneció en silencio, asintió y entendió que debía actuar con cautela y miró a Rowan con un gesto de incomodidad. Retrocedió dejando de abrazar al elfo y se dirigió al cattvir.

Luna: "¿Qué asunto traes ahora...?" Cuestionó en resignación y descontento pues tendría que responder si traía alguna orden del príncipe y Rowan no era con quien quería hablar.

Rowan: "Ninguno, pero no me puedo ir sin él. Sólo está aquí para verte. Él va a regresar con el príncipe más tarde, pero tengo que quedarme cerca para evitar que escape." Informó y su voz estaba cargada de un triste sentir.

Rowan: "Aparte tengo que decirle las reglas del castillo, porque se va a quedar aquí."

Se sorprendió Luna, cuestionando en silencio la situación actual del elfo.

El rubio bajó la mirada molesto. ¿Quién se quería quedar en contra de su voluntad en ese hediondo castillo de humanos? Suspiró y se acercó a Luna para acariciarle la mejilla y acercándose a su oído...

Araw: "Espérame, huiremos juntos..." Dejó un ligero beso en esa mejilla para encubrir el susurro y el hechicero se conmovió temblando al sentir esa muestra de afecto...

Suspiró lleno de anhelo Luna, alegrándose con regocijo. ¿Iba a poder salir de ahí? ¿Huirían? Su corazón revoloteó en su pecho. Iniciarían una vida juntos... Araw parecía entender perfectamente lo que deseaba su corazón, y asintió conforme el rubio se alejaba para mirarle.

El rubio de otra raza supo por ese gesto que no se negaba a la idea, esa mirada estaba completamente llena de ilusión.

Araw: "Me alegro que no te hicieran más daño..." Luna ya no llevaba las ropas destrozadas de ayer y no había indicios visibles de heridas o daños, y tampoco desprendía el olor a sangre que el gatito sí.

Luna: "A-ahh..." Titubeó, sin querer mirar al chico gato, pero tenía que advertir a Araw acerca de quién era ese cattvir en realidad, que los había vendido ante el príncipe.

Luna: "Rowan... Shiv está herida..." En sus ojos húmedos había despecho.

Luna: "Se la llevaron y ahora no la puedo ver hasta que un experto trate sus heridas... Ha sufrido y no se lo merecía. Era la única compañía que tenía y lo sabes..."

Su voz se quebró a punto de llorar. Shiv era más que una simple mascota, era un alma pura, un ancla que le brindaba estabilidad emocional en los momentos de soledad.

Luna: "Puede que sea un fénix pero no se merece esto... Si se muere lejos de mí será tu culpa y no te lo voy a perdonar."

Al escuchar aquello, el gato se giró hacia él y se levantó la camisa oscura, manchada en sangre... Revelando todas las heridas y daños que había sufrido por parte de los guardias.

Rowan: "Y yo estoy de maravilla con todo esto, pero bueno, a tí nunca te importó lo que me hubiera pasado." Moretones y cortes en su piel se veían, que sangraban aún y algunas heridas penetraban hasta su carne. Se acomodó la ropa y tomó del brazo al elfo para llevárselo de vuelta.

Rowan: "Tenemos que ir hacia el comedor, ya casi es la hora de la comida del príncipe y tú tienes que estar con él."

Dudando, el elfo caminó unos cuantos pasos no muy impresionado por lo que había visto, sabía de su estado y se detuvo jalando la mano del gato antes de que salieran de la habitación.

Araw: "Luna... ¿Puedes hacer algo? Me hice la promesa de ayudarle así se negara..."

El mago miró al elfo, asombrado.

Luna: "¿Est-...?"

¿Estaba seguro? ¿Quería ayudar a Rowan? Habría hablado pero no era quien para interrogar.

Luna: "Aaah, bueno. Él... está así por mí culpa. Él decidió arriesgarse porque el príncipe se apiade conmigo. Soy un traidor, Araw... eso es algo que el príncipe no perdonaría nunca..." Se mordió el labio inferior en nerviosismo, sin mirar a ninguno de los dos...

Sin esperar explicaciones siquiera, Araw tomó del hombro a Rowan para que lo viese a los ojos.

Araw: "Escucha, soy un elfo, no un orco, y el código de honor de un guerrero es enfrentar a su enemigo de manera digna. Siempre mantuve mi palabra. Eres un guardia del príncipe, si vamos a pelear eventualmente, te convendría sanar aquellas heridas tuyas."

Luna oyó eso en asombro.

Rowan: "Hace unos minutos me atacaste sin que te hiciera nada. Te estaba trayendo con Luna aunque esto me rompiera el corazón. Por culpa de los dos estoy mal y soy un desastre." Reclamó angustiado y en enojo, no solo por los golpes que tenía sino por cómo se sentía en ese momento, no podía verlos juntos.

Araw: "Eres fácil de vencer, y te podría matar en cualquier momento. Muy bien te demostré el por qué, pero no quiero eso, no de ese modo, ¿entiendes? Sería una deshonra a mi nombre el que yo saque provecho de un modo tan indigno de cualquiera, incluyéndote a tí..."

Tembló un poco Luna, ante aquella amenaza. ¿El elfo quería matar al azabache?

L: ¶Rowan... Si hubiera sido alguien más, Rowan estaría muerto por culpa de mi estupidez...¶ Le había negado ayuda al gato cuando se suponía que vivía para ayudar a quien lo necesite.

Luna: "Araw..."

Rowan: "Me atacaste..."

Araw: "Lo hice adrede. Lo supe desde que te ví, cattvir. Se ve que eres reacio a que te ayuden y esto sólo confirma mis sospechas. Te habrías negado a que yo te ayudara incluso si estabas al borde de la muerte... y ese es tu problema."

El rubio se alzó de hombros sin quitar esa fría mirada de sus ojos.

Araw: "Tenía que actuar de un modo u otro para hacérselo notar a alguien tozudo como lo eres tú. Habría actuado de igual manera aún si no hubieran estado los guardias presentes."

No sólo le había atacado con el propósito de quitarle la espada. Tenía otros planes en mente para Rowan...

Luna: "¿Los guardias? Araw, podías morir..."

Araw: "Por favor, Luna, encárgate de curarlo. No tolero que ese príncipe inútil tuyo lo tenga de éste modo."

El alquimista no pudo creer que el elfo se hubiera puesto en riesgo pese a todo. Como sea, asintió, aunque estaba presente la confusión por lo que sea que haya pasado entre el elfo y el cattvir.

Rowan: "Luna, sólo acepto la ayuda porque lo necesito, pero como quiera no me agrada Araw. Nada más no puedo lastimarle, porque si lo hago no sólo el príncipe me mataría, sino porque Luna me odiaría y eso no puedo soportar."

Luna: "L-lo siento... ¿Me permites curarte?" Se acercó al gato y le tocó suavemente su muñeca.

El cattvir no pudo evitar sonrojarse un poco y ponerse algo nervioso.

Rowan: "Sólo porque eres tú acepto que me cures." Sus orbes azul profundo le contemplaron sintiéndose ruinoso.

Rowan: "Pero él se queda aquí. No puede irse. Si se va el príncipe me va a matar."

Luna miró de reojo al elfo, apretando de manera ligera los labios, y le dirigió una mirada luego al gato, asintiendo a sus palabras.

Luna: "Al menos llévense bien los dos... No quiero que Rowan muera o salga dañado como mi fénix..." Su voz se distorsionó afectada por el malestar en su alma, no quiso llorar aunque a sus ojos nuevamente se asomaron las lágrimas.

Araw: "No intentaré hacer nada malo. No quiero arriesgar la única oportunidad que tengo contigo, Luna..." Confesó y Luna le dirigió una pequeña y humilde sonrisa, su corazón revoloteó irremediablemente en su pecho.

Mientras, Rowan se sentó en una silla que estaba allí, cerca a la puerta.

El mago empezó a sentir una admiración aún más profunda por el elfo. Porque le importara en algo la salud de un extraño, aunque se tratara del culpable de que ahora estuviese prisionero en el castillo. Suspiró para inclinarse hacia el pelinegro, empezando a recitar entre murmullos un hechizo, impuso una mano sobre el pecho del gato y en sólo segundos una luz morada brilló bajo sus dedos haciendo que cada herida del gato cerrara.

En poco tiempo el pelinegro ya estaba totalmente recuperado. Ya no le dolía nada y ahora se encontraba bien.

Rowan: "Gracias..." Sonrió un poco de modo involuntario ya que le gustó ser atendido por Luna.

Rowan: "Tenemos que regresar con el príncipe. Les pido que no intenten nada ya que si se escapan me van a culpar a mí por dejarlos escapar."

El elfo enojó un poco. Claro, el gato tenía un buen oído los había espiado, había escuchado ese susurro. Esto sería una desventaja después. Supo que debía replantear sus opciones...

Luna: "Creo que... Está bien..." Receloso, bajó la mirada. Luna no creía nada... Era un esclavo y por eso calló. Su mente siempre se lo recordaba. Apretó un poco la mano del gato y luego se puso de pie para soltarle.

Luna: "Esto... De acuerdo, estamos en la misma situación después de todo, Rowan. Araw..."

Con un nudo en su garganta se dirigió al elfo.

Luna: "Rowan y yo somos propiedad del gobernante de Antares y estamos bajo sus órdenes. Si lo traicionamos nos matan..."

Luna: "L-lo siento..." Ahogó su llanto cerrando los ojos, conteniendo sus penas. ¿A qué situación había arrastrado al elfo? Se sentía horriblemente culpable.

Ahora el gato lo debía vigilar al estar en falta con el príncipe Reed, si intentaba algo moría al igual que el gato lo haría si no cumplía con su trabajo.

Araw: "No estoy a favor ni en contra de ese decreto, pero respeto tu decisión. Descuida... No puedo estar más orgulloso de tí Luna. No traicionaste a nadie..." Un tinte de bilis se entreveró en esas últimas palabras... Se acercó al mago a enjugar una de las lágrimas que apenas lograba humedecer su párpado. Lo hizo de un modo delicado con la yema de su anular.

Araw: "No quiero que te sientas mal."

A: ¶Ya hablaremos de eso después...¶

Luna: "Estaré bien, Araw..." Expresó en un murmullo y esbozó una sonrisa triste, descendió su vigía al suelo, y sintiendo su tacto, dejó que el elfo tomara su mano.

Rowan notó cómo Luna sonreía con el rubio y no pudo evitar sentirse más miserable...

El elfo no iba a renunciar, debía mantenerse calmado y brindarle el apoyo necesario, por ahora.

Araw: "Vamos entonces. Rowan..." Infirió girándose a mirar al chico gato y esperando que éste guiara el camino.

El azabache caminó hacia la puerta cuando el elfo se dispuso a seguirle y Luna caminó junto a ellos.

Rowan: "Bien, mientras regresamos te explicaré las reglas del castillo." Comunicó juntando la puerta al salir y caminó junto al elfo pero un paso atrás de éste.

Rowan: "Te explicaré las reglas. Tú puedes ir a donde quieras, pero serás acompañado por alguien. Supongo que seré yo quien te siga. Comerás 3 veces al día junto al príncipe. Podrás estar con Luna todo el tiempo que quieras, pero cuando ya sea de noche deberás ir a una habitación cerca de la del príncipe. No servirá que escapes, hay muchos guardias alrededor de todo el castillo. Si alguien intenta lastimarte yo o el príncipe te vamos a defender. Trata de no hacer mucho escándalo." Mirándolo, cuidaba sus espaldas para controlar sus movimientos y para que no escapara o haga otra mala gracia como la anterior.

El rubio no sabía qué fibra de él podía tolerarlo. Tener a Luna al lado suyo ya no era el ancla que lo calmaba. Estaba furioso y le quemaban las entrañas en rabia. Apretó más los dientes fulminado de reojo al gato detrás de ellos.

Araw: "Acatar sus órdenes... Acatarlas, dices... ¿Qué te hace creer que tan feliz las aceptaré? Hay demasiadas áreas grises sobre lo que se me está permitido, y te aseguro que por mucho que no me guste ser un rebelde estoy aquí en contra de mi voluntad y haré cuanto me plazca, así que no esperes un esclavo complaciente... Si te metes en problemas por mí que te maten..." Habló desafiante.

Luna: "Araw... prometiste..." Se dirigió a él dubitativo, apretando el puño de su túnica con la mano libre y temió. No deseaba ver a nadie morir, le dolía profundamente.

Además sintió que había algo, una especie de conexión cuando usó su magia en Rowan, pero no supo descifrar qué era ese sentimiento... Era una sensación más allá de su comprensión.

Dándose cuenta de sus propias palabras el rubio contuvo su respiración.

Araw: "Bien... Está bien... Tú tranquilízate. Pensaré en algo." Le acarició los cabellos de Luna que se asomaban por debajo de su capucha.

Rowan: "Supongo que mi destino es la muerte... Creo que será muy pronto." Informó con la mirada hacia el piso, con resignación y tristeza. Al parecer a nadie le importaba si se moría o no.

Rowan: "Así que si me voy a morir... ¿me permiten hacer algo? Es algo que siempre quise hacer."

Ambos adelante se detuvieron cuando el rubio lo hizo. Luna miró al elfo pero pasó desapercibida su intriga puesto que el contrario giró hacia Rowan prestándole toda su atención.

Araw: "¿Y quién soy yo para negarle un último deseo a un pronto difunto? Adelante." Suspiró cruzándose de brazos dándole paso para hablar.

Rowan: "Bien, muchas gracias." El gatito se acercó a Luna y lo miró con un rostro triste. Posó sus manos en sus hombros y se puso de puntas para poder besar a Luna en los labios. Era un beso, suave, inocente y tierno que era casi un roce pero para Rowan eso significó mucho. Mientras seguía pegado a sus labios no pudo evitar soltar una pequeña lágrima por miedo a lo que le podía pasar.

El elfo miró los actos del gato sin poder creerlo, se quedó congelado.

Luna abrió los ojos muy grandes y aceptando ese beso y aquella energía que lo envolvió, su corazón latió fuertemente, sin poder creer lo que estaba sucediendo en esos momentos. Luna se apartó en susto, empujándolo de modo tímido del pecho.

El elfo miró a Rowan con una mirada asesina.

Araw: "Te recuerdo que yo tengo tu espada animal pulgoso y no te la devolveré tan fácil, aunque tuviera que usar tu cuerpo como funda. ¡Primero te mueres!" Amenazó el rubio. Era su mago y estaba sobrepasando la línea. Aún peor, si Rowan hacía algo como eso corría el riesgo de que Luna cambiase su decisión de huir junto suyo. Estaba conteniendo como sea su enojo.

Antes de darse cuenta, Luna sintió cómo un vértigo iba drenando sus fuerzas y cayó abatido en desmayo.

Rowan: "¡Luna! ¿¡Estás bien!? ¿Qué te pasa?" Se acercó a él muy asustado y en preocupación.

El felino se inclinó junto a su cuerpo y lo tomó del rostro para que despertara, estaba tan concentrado en Luna que no se dió cuenta que alguien estaba acercándose hacia ellos, mirando todo lo que estaba sucediendo.

Araw: "¿¡Qué diablos le hiciste!?" Gritó al cattvir. Llevó la mano a la empuñadura de la espada robada pero fue interrumpido...

Reed: "Sólo se desmayó. Estará bien." El príncipe había regresado con un pequeño parche en la mejilla en donde lo había golpeado el elfo.

Permaneció en silencio el elfo, hallando más prudente el evitar confrontaciones ahora que su mago estaba en peligro.

Araw: "Reed... como se te ocurra hacerle algo..." Se interpuso a su paso evitando que se acercara más, dejando que el cattvir tras él se hiciera cargo del mago.

Reed: "No le haré daño. Deja de creer que te mataré a tí o a Luna." Se quejó acercándose a Luna sin importarle lo que pueda hacer Araw.

El rubio decidió ver qué era lo que Reed se proponía. Quería que Luna estuviera bien antes de actuar precipitadamente, miró a Reed con impaciencia y asco, la bilis en su hígado ascendía, su puño tembló muy cerca a la empuñadura de la espada que poseía. Suspiró profundo, nervioso por contener su ira.

Luna había languidecido de un instante a otro, Sus labios susurraron mudamente un nombre...

Rowan: "¿Luna, estás bien?" Le acarició el rostro mientras lo miraba de forma preocupada.

A sentir ese llamado, ese albino ser entreabrió con calma los ojos. Su mirada perdida se fijó hacia el cielo raso del palacio sin reconocer su entorno.

Luna: "Quizá..." Pensando que el curar al gato le quitó energía, interrumpió sus formulaciones.

Luna: "Estoy bien. Es sólo cansancio..."

Abrió más los ojos para encontrarse con los del príncipe pero su sorpresa fue mayor cuando vio tras éste a Araw... sujetando el filo de la espada en alto pronto a atacar a muerte al príncipe.

Luna: "¡Noo...!" Abrazó al príncipe de inmediato poniéndose de escudo para evitar que Araw lo asesinara...

Rowan: "¡BAJA EL ARMA!" Gritó a Araw y se interpuso también protegiendo al príncipe.

Bastó un segundo para que el elfo se retractara y retroceda un paso al ver cómo Luna estaba actuado.

No iba a desistir pero no iba a tomar sus riesgos con el mago de por medio. No bajó su guardia aún cuando el cattvir lo amenazó erizándose y sin armas, pues Rowan aún tenía sus garras.

El hechicero había interrumpido las acciones del elfo.

Luna: "No quiero ver sangre derramarse, no quiero ver al príncipe morir..." Externó temblando de terror al ver al rubio amenazante. No quería ver a Reed morir y mucho menos a manos de quien amaba.

Rowan: "¿Por qué lo atacas? ¡No te ha hecho daño! ¡No lastimó a Luna ni a tí!" Intervino sin entender muy bien lo que le estaba sucediendo al elfo para actuar así.

Al rubio no le extrañó que el pelinegro protegiera al príncipe cuando se interpuso pero no pudo hacer nada contra Luna que se aferraba al tirano con toda su alma...

Araw: "Suéltalo..."

Luna: "No, por favor... ¡Ya detente!"

La ira del elfo se acumulaba. Podía atacar al cattvir sin importar que se defendiera, pero no iba a poder hacer mucho contra Luna... Una traición, dos... Lo peor de todo es que le había prometido no hacerle daño al condenado gato.

Araw: "¡¡Aaarg!!" Gruñó en frustración recordando su estúpida promesa. A sus espaldas pudo oír los pasos de los guardias acortando la distancia.

Podían atacar a Araw en cualquier momento para salvar al príncipe pero esas no fueron sus órdenes...

A: ¶¿Dónde mierda está el Rey? Si esto no lo trae aquí ahora mismo ¿qué más lo hará?¶

Tenía que dar con las personas adecuadas. No sabía exactamente cómo dar con él o asegurarse de su paradero. Preguntar sólo haría más obvio sus intenciones evidentes.

Luna: "Por favor... No lo mates... Vivir aquí es lo único que tengo... Si matas al príncipe..."

Cerró los ojos y bajó la mirada. El elfo se alejó consternado.

Araw: "Luna... Tú... ¿Por qué?"

¿Acaso no odiaba a un tirano como Reed? Luna había arruinado su única probable oportunidad para escapar. Dejó caer la espada al suelo antes que la conmoción lograda atrajera más problemas.

Araw: "¿Por qué...?" Bajó la mirada. Su voz sonó grave, su flequillo ocultó su mirada ensombrecida...

Luna apretó las manos en su agarre alrededor del príncipe sin poder despegar la mirada del elfo, sin poder contestar, sin lograr pronunciar palabra siquiera.

Rowan: "Nosotros prometimos proteger al príncipe como nuestras propias vidas." Recuperó su espada y se puso en posición de defensa enfrentando al elfo.

Reed: "Ellos me van a proteger ante cualquier amenaza. No había necesidad de atacarme, no iba a lastimar a nadie."

El elfo negó, sintiéndose traicionado.

A: ¶Si el príncipe muere sólo serían ejecutados los culpables, todos los involucrados serían asesinados por ira del Rey...¶

Supo que se estaba precipitando y podía cometer un error irreparable.

Araw: "Adelante, arréstenme. Quiero estar a solas, si me llevan a un calabozo me da igual... Prefiero que lo hagan ya mismo..."

Optó por darse por vencido, por ahora. Ya iba a pensar una mejor manera de trabajar su camino de salida.

Guardia Real: "Mi señor..." Advirtió el más próximo esperando órdenes.

El príncipe miraba a Araw de forma seria. Quería tanto castigarlo y torturarlo ya que lo había atacado...

Reed: "Llévenselo a la habitación designada para él en el castillo, y que no salga... Rowan quédate vigilando la puerta." Era un hombre de palabra e iba a cumplir con lo que Rowan le había informado al elfo.

Rowan: "Sí señor." Obedeció un poco sorprendido por esa actitud, lo lógico era que el príncipe se llevara al elfo al calabozo.

Luna se puso de pie dificultosamente producto de su reciente desmayo y sólo vio al elfo alejarse, temió por que vaya a lanzarle una mirada de desaprobación, decepción y despecho... Pero fue peor..

Araw le miró con asco y desprecio antes que los guardias lo escoltaran.

Los labios de Luna temblaron queriendo pronunciar su nombre... Quiso acercarse, correr hacia él y disculparse porque sabía que era la única persona en quien el elfo podía contar dentro del castillo, sin embargo, le había fallado...

Sus ojos se cristalizaron al ver la indiferencia del elfo y lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas pálidas sentándose en el suelo, sintiéndose aún más débil... Lo peor de todo es que no podía decir o hacer nada de lo que deseaba mientras estaba el príncipe delante de ellos.

Antes de irse, Rowan vio un poco a Luna y se puso triste al notarlo así, quiso ir con él, pero tenía que llevarse a Araw a la habitación, y su responsabilidad obedeciendo las órdenes del príncipe era primero.

Reed: "Y recuerden no hacerle daño..." Ordenó mientras miraba cómo se llevaban al rubio; Rowan y una escolta de guardias. Mientras se alejaban giró para mirar el rostro del hechicero.

Reed: "Creo que ya no gusta de tí como antes."

Luna: "No..." Suspiró quejándose en un susurro muy silencioso.

Luna: "No es cierto..." Guardó silencio bajando la cabeza, sus pálidas manos temblaron arañando la piedra bajo sus dedos al cerrar los puños.

Su corazón estaba destrozado, había desilusionado a su única promesa de amor y libertad, y todo por cumplir con su voto hacia el príncipe. Lo único que apenas lo consolaba era que los guardias no iban a desquitarse con el elfo.

Reed: "Fue decisión tuya hacerlo... Pudiste dejarme morir y hubieras escapado con él. Pero no lo hiciste." Habló el príncipe muy cerca a su rostro, río y con los brazos cruzados se irguió mirándolo desde arriba. La mirada de Luna ascendió al frío enmoquetado.

Luna: "Reed, mi príncipe... Yo nunca... Yo nunca lo traicionaría. ¡Le debo la vida...!"

El príncipe no quitaba los ojos de encima de su mago principal.

Reed: "Tú me juraste lealtad. Sé que no me traicionarías. Pero algo me dice que una parte dentro de tí quería que me matara y a Rowan. Dime la verdad, ¿eso pensabas?" Inquirió inmutable y mirándolo con curiosidad. Quería saber si dentro de éste residía ese sentimiento.

Luna: "No... yo... No, yo jamás... Príncipe... Perdóneme... Jamás lo haría... Por favor..." Tembló ante el príncipe e inclinando la frente al suelo clamó perdón. Ya no podía más. Hace poco había recibido demasiado del gato y ahora el príncipe lo recriminaba.

Incluso empezó a dudar de sus propias y verdaderas intenciones. Suficientes motivos tenía para dejar que el príncipe muera.

Reed: "Levántate, te ves patético." Alzó la voz para que le viera y dejara de humillarse, sólo quería que sea completamente honesto.

Reed: "Sólo dímelo. No te mataré. Sólo quiero saberlo. Te juro que no te haré daño. De hecho mira..." Tomó su espada y la lanzó lejos para que viera que no lo iba a matar, y no lo iba a hacer. Necesitaba que fuera directo.

El sonido del metal chocando contra el suelo tomó a aquel por sorpresa.

Luna: "Yo... M-mi señor... es... la verdad..." Su corazón dolía asustado, y vio esa espada a lo lejos. Sentándose, desde su posición, levantando los ojos, miró al príncipe, con las mejillas bañadas en lágrimas.

Luna: "Por favor... Déjeme ir... Lo que le digo es cierto..."

Reed: "Veo que no quieres que te ayude." Infirió tomando su espada y dándole la espalda para irse.

Reed: "Retírate, si quieres ver a Araw puedes hacerlo cuando quieras." Empezó a caminar, alejándose de Luna para ir hacia donde estaba el elfo para poder hablar un poco con él.

Luna, tembloroso, se puso de pie cuando se marchó el príncipe y se retiró al jardín botánico. No deseaba regresar a su habitación en esos momentos. Sentía nervios y no sabía qué decir. ¿Podría ver a Araw? ¿Y si pasaban un día juntos? ¿No se iría a molestar el príncipe al descubrir que su relación era cierta?

No tenía seguridad de lo que el príncipe intentaba que hiciera pero parecía que no tenía elección, Luna no tenía nada de especial... y ahora el elfo lo odiaba.

---

Caminaban Araw y Rowan por el castillo. Los pasos de los guardias detrás resonaban asegurándose que el cattvir hiciera su trabajo sin contratiempos ni eventualidades.

Hasta hace unos momentos, durante el transcurso hacia la habitación del mago, Araw sólo había estado pensando en cómo iba a sacar a Luna de ahí y ahora...

Ahora sólo quería morirse antes que pasar más tiempo en el castillo.

No quería saber qué planes tenía para él el príncipe y prefería mantenerse enfocado en qué otras alternativas tenía. Se sentía solo, abandonado, frustrado... Caminó guiado por el gato y sin detener el paso. Tenía que buscar otros caminos para lograr sus propósitos. Si el rey no iba hacia él debían haber otras maneras y las iba a encontrar.

Araw: "Nada te hace sentir más satisfecho en estos momentos, estúpido felino... Alégrate por ahora de mi desgracia, te va a durar poco tal dicha..."

Al escuchar lo que replicó el elfo, éste se molestó un poco.

Rowan: "No, no te equivoques. Yo no soy tan malo como para aprovecharme de Luna que está pasando por un mal momento ahora." Lo seguía guiando a su habitación. Sólo podía pensar en esa tristeza reflejada en el rostro de Luna y lo mucho que estaba sufriendo en estos momentos. Era injusto...

Al llegar, le abrió la puerta para que entrara. Los guardias lo empujaron dejándolo dentro y salieron dejando a Rowan en la puerta.

Rowan: "Yo voy a esperar a gustarle tal como realmente soy."

El elfo no podía creer las agallas que tenía el gato en esos momentos.

Araw: "¿Te atreves a declararme una batalla?"

Enojado le lanzó al gato un jarrón, pero éste, al ser rápido, lo esquivó. ¿Quería quitarle el amor e incondicionalidad de Luna? No lo iba a permitir.

Araw: "¡Lárgate, fétido felino sarnoso!" Molesto, se adentró más a la habitación para empezar a tirar al suelo todo lo que había. Adornos, tapices, vajilla.

Rowan: "No me importa lo que me digas. A partir de ahora sólo veré por lo que yo quiero y lo que me haga feliz..." Infirió cerrando la puerta mientras escuchaba cómo aquel destruía todo en la habitación.

Si tan sólo el elfo supiera que por culpa del cattvir estaba ahí... Estaba tan fijado en sus objetivos que ni siquiera se lo había planteado.

El elfo maldecía su propia existencia. Dentro del castillo, con tantos guardias le iba a ser imposible lograr lo que quisiera. Necesitaba entender a Luna, estaba decepcionado con su actitud. En enfado hacía pedazos todo lo que sus manos tocasen dentro de ese cuarto, sin importarle la presencia del gato siquiera o si ya se había ido.

Afligido, dejó caer con fuerza los puños sobre una mesa destrozándola.

El chico gato rodó los ojos ya estando fuera, de brazos cruzados. No iba a permitir que el elfo se quede con Luna, no después de lo que había hecho con el príncipe Reed.

Pasaron pocos minutos hasta que el susodicho llegó a la habitación donde tenían al elfo. Le dirigió la mirada a Rowan quien le saludó con una reverencia al verlo pararse delante suyo.

Reed: "¿Está adentro?"

Ene se momento se escuchó el estruendo de cómo algo se rompía dentro de la habitación, parecía ser un espejo.

Rowan: "Sí alteza."

Reed: "Bien. Hablaré con él, no es necesario que entres, de hecho, te puedes retirar."

Rowan: "Como ordene, su alteza."

Dudó antes de alejarse pero se retiró acatando su orden. El príncipe suspiró y entró a la habitación abriendo un poco la puerta y quedándose en el umbral, quería saber si iba a poder hablar de manera tranquila con el elfo que tanto reclamaba el por qué lo había secuestrado.

Una silla salió volando a través de la ventana, rompiendo todos los cristales en ella... Todo cuanto se podía romper dentro de esa habitación estaba destruido.

El elfo supo, con su agudo oído, que la puerta tras de sí se abría y no le importó, pero sí se giró para ver al príncipe asomándose... Lo miró con odio, sin embargo no hizo nada contra esa efigie que tanto odiaba. Por extraño que parezca, en esos momentos Araw sonrió al Príncipe Reed con una sonrisa amable y pura.

Eso dejó confuso al príncipe, cuando vio ese gesto en el elfo se congeló ya que era la primera vez que le mostraba una sonrisa de verdad. Al contemplarlo, sintió algo dentro de su pecho una muy fuerte corazonada lo invadió.

Esa sonrisa permanecería en la pupila del príncipe pues era el primer gesto amable voluntario que el elfo le ofrecía.

Mas el elfo, dando un paso en dirección a la ventana, corrió para lanzarse a través de ella en caída libre...

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