Camino a casa me encontré con Ramón, un viejo amigo de la escuela, y le sonríe, de verdad y me alegraba verlo despues de tanto tiempo pero me hirió mucho cuando fingiendo no verme giro la cabeza hacia otro lado cuando paso a mi lado, yo se que el si me vio ¡coño que si! Pero ¿porque me ignoro así?   Hay personas así que como Ramón después de mucho tiempo conociéndote se apartan sin que le des motivo y luego al encontrarse por la calle fingen no conocerte. "Ramón que se lo lleve el Diablo" -dije sonriendo- ¿sonriendo? Si sonriendo, jajaja -comencé a reír vuelta una loca pero me vi obligada a parar
cuando descubrí a mi madre mirándome extrañada- de seguro y ha de pensar que estoy loca porque solo hace unos segundos, antes de ver a Ramón, estaba llorando. La cosa es que entendí que el mundo es mas simple de lo que creemos que es.

Llegamos a la casa y me quite el uniforme, me puse un vestido azul pálido y fui a visitar a mi tía Julia. Por el camino me percate de que me he estado tomando todo muy a pecho, me he querido ocupar de la maldad del mundo cuando eso es trabajo de Dios "por favor Dios que el director se caiga y se rompa la nariz" -dije entre risas- la verdad y tengo que aprender a relajarme, tengo que aprender a encontrar el sol en medio de las nubes negras.

"Gracias Dios por el milagro de la vida" -dije lentamente, como disfrutando cada palabra- Gracias Jefe pero renuncio, desde ahora dejo todo en tus manos y te paso a ti los problemas mundanos tales como el dolor, la depresión y la corrupción mundial y como liquidación solo pido aprender a ser feliz con lo que poseo y con lo que me hace falta también.

En ese momento mire al cielo y sentí como con la llovizna que empezaba a caer se iban mis penas y preocupaciones y aunque sentí ganas de llorar por la felicidad no lo hice porque ya basta de ser débil. No mas lágrimas.