Estoy en la oficina del Distrito educativo esperando a que el Director se desocupe y pueda recibirnos a mi madre y a mi, el motivo de nuestra visita no es otra cosa que la solicitud de una beca universitaria para mi. Me siento bastante ansiosa ya que de ella depende el rumbo que tomara mi vida después de la escuela, yo humilde del verbo pobre y joven del verbo inexperta me siento a mis recién cumplidos 16 años agobiada por temas poco normales a mi edad.

La Universidad que no debería preocuparme sino dentro de dos años se me ha adelantado debido a mi buen desempeño académico poco habitual y estoy a razón de unos pocos meses para terminar la secundaria, en otras circunstancias yo estuviera mas que feliz de salir de la escuela, ya que me trae mas que harta, pero me veo nublada por la preocupación de no saber que pasara con mi futuro académico y que estudiare.

El reloj sigue marcando las horas y el director sigue sin aparecer, no valora el tiempo de los que esperan una cita teniéndolo a el como única esperanza de superación ¿por que será que los poderosos nunca se ponen en el lugar de los que esperan? Si Dios me ayuda a llegar algún día a un puesto parecido al que hoy ocupa quien deliberadamente me hace esperar juro que nunca voy a olvidarme de donde vine y podre entender así a todo el que me vea como única esperanza de superación personal y como único medio para ayudar a sus familias a salir adelante.

Ya ha pasado una hora y nada, en este momento no valen mis trofeos, medallas, certificados, calificaciones ni méritos, no valen porque una beca escolar a la que no califique así lo decidió. Resulta que seleccionaron unos jóvenes para una beca universitaria destinada a una prestigiosa universidad en la capital -Santo Domingo- y por convencionalismo del sistema yo no estuve dentro de dicha selección. Creyendo que debia ser un error me dirigí hacia la dirección de mi liceo donde me confirmaron que por 3 puntos por debajo del criterio de selección yo no aplique para la beca, justo ahí fue cuando todos mis méritos antes mencionados y mis galardones y olimpiadas ganadas a nivel nacional y distrital se fueron por el caño.

Llore, grite y patalie pero aun así nada paso, yo seguía sin beca y degradada emocionalmente. Ahora estoy aquí oprimida, aun con mi uniforme escolar y mi mochila esperando por alguien que se niega a aparecer .