Capítulo 33
Mica
-Yo... no sé por dónde empezar, Mica-. Murmuró, retorciéndose un poco los dedos.
-No hace falta que lo hagas, Sara. Lo que menos quiero es tener problemas-. Contesté, con ganas de terminar la conversación.
-Necesito hablar vos, así como lo hice con Sebastián-. Subiendo una de mis cejas di la señal que delataba mi curiosidad.- Ante todo, quiero decir que vos no tuviste la culpa de lo que pasó con mi bebé ni que mi relación terminara. Por eso...yo quiero pedirte perdón y está bien si no quieres perdonarme, pero necesitaba aunque sea decírtelo para estar en paz-. Mirándome un rato, bajó su mirada al pasar los minutos.
-Nunca pensé que este momento llegara, pero...-. Sin poder expresar la paz que sentía por dentro, la abracé.-Te perdono, Sara, aunque ya lo has hecho vos misma al venir acá y hablar conmigo-. Sonriéndole, limpié las lágrimas que habían caído por mi rostro.
-Gracias, Mica. También me siento más liviana al poder cerrar esta etapa en mi vida antes de comenzar con otra... lejos de aquí-.
-¿Te vas? ¿Por qué?-.
- Sí, debo rehacer mi vida, cuando sé que nunca seré parte de los planes de Sebastián-. Haciendo una mueca, comprendí que ella también lo había querido y que como yo, se había decepcionada.- Lamento mucho su forma de comportarse en el concurso. Creo que no le gustó mucho saber que haría esto. Tal vez si yo no le hubiera comentado no hubiera pasado lo que pasó...-.
-Él está ciego, Sara. No te culpes por sus acciones porque él no lo hará por las tuyas-. Permitiendo que comprendiese mis palabras, volví a abrazarla.-Te deseo lo mejor en esta vida que vas a comenzar-.
-Gracias, Mica. Yo también te deseo lo mejor-. Riéndonos, y llorando un poco, al no creer que esto estuviera sucedido, nos saludamos nuevamente para finalmente cada una tomar su rumbo. Me alegraba saber que ella se había redimido. Solo faltaba esperar el momento de Sebastián, aunque todos ya habían perdidos la esperanza de que tal cosa sucediera.
Respirando profundamente, entré a mi departamento, y me sorprendió cuando no encontré a Ana y a Harry allí. Yendo hacia la cocina, reí al ver que intentaban darle de comer a su hijo, quien reía por los malabares que realizaban para que este comiera la papilla.
-¿Y cómo te fue?-. Me preguntó Ana ni bien me vio.
-Mejor de lo que esperaba. Ella me pidió perdón-. Viendo sus caras que denotaban sorpresa, reí.-Sí, ni yo lo creía, pero así fue. Me siento más en paz ahora que logramos hablar de lo que pasó-. Suspirando pesadamente, me tomé el momento de volver a sentir aquel sentimiento de pura tranquilidad en mi interior.
-Me alegro tanto que haya sucedido. Es una señal más que debés seguir avanzando hacia adelante-. Sonriéndome, siguió con su tarea de dar de comer a Ed, aunque este se encontraba embobado mirando lo que hacía su padre.-Por cierto, te conseguí otro trabajo-.
- ¿Otro? Pero... No sé si pueda hacerlo. Además, ¡yo ya no sé ni siquiera sé cómo agradecértelo! Hacés tanto por mí y yo no hago nada por vos-. Sintiéndome derrotada, mi cara no tardó en reflejarlo.
-¿Cómo que no hacés nada por nosotros? ¿Recibirnos en tu casa y brindarnos tu amistad no es suficiente?-. Tratando de decirle que cualquiera podía hacerlo, ella siguió hablando.- Sé que estarás pensando que muchas personas lo harían sin pensarlo dos veces, pero ellos no serían sinceros. En cambio, vos me ofreciste tu amistad sin saber quién era y seguiste haciéndolo pese a todo. Entonces, ¿cómo puedes decir que no has hecho nada por mí? Eres mi amiga y eso es lo más importante para mí, Mica-. Sin saber qué responder, me acerqué para abrazarla y llorar un poco.- Todo está bien, Mica, así que debés aprovechar cada una oportunidad para seguir creciendo y demostrando lo que valés-. Dándole la razón, repetí varias veces la palabra "gracias", en tanto Harry junto a su hijo sonreía frente a tal muestra de cariño.- De igual, no creas que no te tomarán una prueba. Yo solo te recomendé-. Sintiéndome más feliz aún, volví a abrazarla pero esta vez predominaron las risas. Eso era la amistad.
-No tengo palabras para agradecerle todo lo que hacen por mí. Gracias a ustedes estoy cumpliendo mi sueño de bailar y de transmitir a los demás todo lo que provoca el baile. Desde el fondo de mi corazón, gracias-. Sonriéndole a Harry, este se acercó para abrazarme y después, posicionarse junto a su esposa y darle un beso.
-Eso es lo que hacemos, Mica. Y nos alegramos de cambiar tu vida-. Y tenía razón. A través del arte podíamos transmitir esperanza a los demás, para que no bajaran sus brazos y siguieran luchando por sus sueños.
-Ya que recibimos varías noticias buenas, esto amerita que la cena siga de pie, ¿no?-. Dándole la razón, hablamos de lo que podíamos hacer y mirando lo que había en la alacena, supimos que debíamos ir a comprar si queríamos hacer lo que teníamos en mente.
-¿Qué les parece que vaya al supermercado de la esquina mientras ustedes preparan el lugar? No vamos a hacer muchos, pero sería bueno tener un ambiente propicio para pasar una agradable noche-. Dándome la razón, se pudieron a pensar en cómo decorar la sala, en tanto yo me alistaba para hacer las compras, pero antes de ellas, decidí llamé a mi hermano para invitarlo a él y a Melisa, y en cuanto tuve una respuesta positiva, salí del departamento. Tomándome el tiempo de hablar con algunos vecinos en el ascensor, caminé hacia la calle, pero antes de siquiera poner un pie afuera, alguien me tomó del brazo. Asustándome frente a tal arrebato, me sorprendí el saber que era Sebastián. ¿Ahora qué hacía echo?
-Dime, ¿qué le hiciste a Sara para que saliera llorando? ¡Dime!-. Sobresaltándome, pensé en que había llegado demasiado lejos. Sin esperar un segundo más, me deshice de su agarre y con una dura cachetada, le respondí:
-No te incumbe lo que hablamos, pero ya que quieres saberlo, solo te diré que me vino a pedir perdón, algo que por lo visto, vos nunca harás-. Girándome sobre mis pies, retomé mi caminata como si nada hubiera pasado, pero él a intercederme.
-¡No te vas a salir con la tuya! ¿Me entendiste?-. Sacudiendo mis brazos, traté de alejarme de él pero en siento lo hice, caí al suelo, golpeándome en el proceso la cabeza. Sintiendo un profundo malestar, cerré por un momento los ojos y aguanté el dolor.
-Mica, ¿estás bien? ¡Contesta!-.
-¿Te podés callar?-. Grité, para poco después sentarme. Para ese momento, todos habían salido para ver qué sucedía y varios habían acudido a ayudarme.
-Debemos ir a un hospital. Levántate-. Mirándolo durante un largo rato, dejé que un portero me ayudara a levantarme.
-No, no lo haré. Sería una completa tortura pasar un minuto más a tu lado. Pero no te preocupes, seguiré viva para que sigas molestándome, pero esto ya fue suficiente-. Acercándome, lo miré fijamente.-La próxima vez que me hagas algo parecido, llamaré a la policía y no pararé hasta tener una orden de alejamiento-. Dejándolo sin palabras, comencé a caminar nuevamente hacia mi edificio, pero antes de dar un paso adentro de este, le pedí que me hiciera el favor de comprar los ingredientes. Poco después, ya me encontraba acostada sobre uno de los sillones mientras Ana llamaba a mi hermano para acompañarme a una clínica privada, pese a que me sentía mucho mejor. Tal vez nuestra cena se había sufriendo nuevamente, pero me alegraba de contar con mis amigos más cercanos para atravesar una situación como esta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro