Capítulo 2
Sebastián
Al estacionar en la maldita veterinaria, me encontré con una chica de cabellera largo que sostenía en sus delgados brazos al pequeño pipí.
---- Vengo a retirar a la mascota de mi hermana. Mi hermano Maximiliano me envió ya que no pudo venir----. Dije, mientras la observaba de pies a cabeza. Tenía buen cuerpo por lo menos. Por su parte, ella me miró perdidamente ¿Acaso le pasaba algo?
--- ¿Estás bien?
--- Sí. Agárralo----.
----¿Cuánto es?----. Pregunté, luego de meter con todo el cuidado posible a pipí en el coche. Si fuese por mí, lo hubiera tirado por el primer puente que hubiera visto, pero sabía que era peor aguantar a Melisa sufriendo desconsoladamente por él.
---- Es... $100. Sí, $100----. Sacando mi billetera del bolsillo de mi pantalón, se lo entregué. El roce de nuestras manos hizo que sintiera una pequeña conexión, ¿qué había pasado? Rápidamente la salude y subí al auto para tomar el camino hacia mi casa más que confundido.
Micaela
¿Qué había pasado? ¿Por qué había sentido una conexión con él? Bueno, no se había presentado ni yo tampoco. ¿Cómo se llamaría? Supongo que sería un hermoso nombre porque era hermoso pero ¡qué estoy diciendo! Seguramente no lo volvería a ver. Acomodando mi bolso, salí rumbo a mi departamento y para mi suerte, se largó a llover ¿Faltaba algo más?
Llegando empapada de cabeza a pies a mi departamento, me llevé otra sorpresa. ¡ La luz se había cortado!
Pasada una hora, luego de bañarme y de comer algo, me fui a acostar. Y en el medio de mi aquella cama cuando mi cuerpo comenzaba a tomar calor, pensé que lo único lindo que me había pasado en el día de hoy era haberlo conocido, aunque jamás lo volviera a ver otra vez.
Sebastián
---- ¿Seba? ¿Seba? ¡¡¡Seba!!!----. Dijo mi hermana llamándome por milésima vez para hacerme reaccionar.
---- ¿Qué sucede?
---- Hace media hora que te estoy llamando para cenar, pero desde que has llegado como zombi, no me escuchas---. Haciendo una mueca, tomó asiento en mi cama.
---- Hoy conocí a una chica-. Confesé con mi voz casi apagada.
---- ¿Qué dijiste? ¡No te entendí!----.
---- ¡Qué conocí a una chica!
---- ¿Y? Dime algo que no sepa----. Contestó, rodando los ojos.
----Ella me ha dejado confundido----.
---- ¿Confundido?
---- Sí, ella es diferente.
---- ¿Diferente?----. Repitió para luego mirarme con una sonrisa de oreja a oreja.
----¿Qué sucede?----. Pregunté un poco asustado. Ella no era de confiar y menos cuando sonreía de esa manera.
---- ¡Te has enamorado! Sabía que este momento iba a llegar----. Agregó a punto de llorar.---- ¿Cómo se llama?----.
¿Enamorado? ¿No era muy rápido sacar esa conclusión? Melisa me golpeó el brazo al ver que no le contestaba.
---- ¡Auch! No sé cómo se llama, Mel----.
---- ¿Cómo que no sabes? ¡Te han enamorado y no sabes el nombre de tu enamorada!----.
---- ¡No tuve tiempo de preguntarle! Ya te conté lo que querías saber así que ahora déjame en paz!----. Exclamé para salir de mi habitación. Al llegar a la cocina mi hermano nos esperaba en la mesa.
---- Pensé que no vendrían nunca, la comida se está enfriando----.
---- Estaba hablando con Melisa, nada más----.
---- Con razón. Y dime, ¿cómo te ha ido con Mica?----.
----¿ Con Mica?
---- La chica de la veterinaria----. Aclaró. Al escuchar sus palabras, me atragante con el jugo que estaba tomando.----¿Estás bien?----.
---- Sí, no me pasó nada.
---- Sabes, Mica es bailarina como tú o es lo que yo creo. Pero más allá de eso, baila muy bien----. Pensando en sus palabras, dejé que siguiera hablando sobre ella.---- Tal vez concurra a una academia de baile o tal está buscando una... Debería hablar con ella----.
---- ¿Sabes dónde vive?
---- No, pero puedes ir a la veterinaria e invitarle a tomar algo, ya es asunto tuyo----. Dijo antes de levantar su plato e ir a lavarlo. Comenzando a comer, pensé en lo que había dicho Maxi, ¿Sería bueno verla nuevamente? ¿Ella se acordaría de mí? Al cabo de un rato, cuando tomé una merecida ducha, me acosté pensando en nuestro posible encuentro, había algo en ella que era adictivo y no sabía qué. Cerrando los ojos, me dejé llevar por el sueño.
Micaela
El molestoso ruido de la alarma había sonado, pero mis párpados pesaban como cada célula de mi cuerpo ¿Qué me había pasado? Bueno, es fácil predecirlo... ¡Gripe!
Tapando mi cara con la almohada, tomé a ciegas mi celular de la mesita de luz y marqué a la veterinaria para avisarle que hoy no iba asistir.
Cuando estuve libre de mi trabajo, me levanté lentamente y luego de darme un baño templado, me vestí para ir rumbo al hospital. De regreso con medicamentos y con la garganta roja e inflamada, lo único que atiné a hacer fue a tirarme en la cama, cayendo un profundo sueño que fue interrumpido luego de un incierto tiempo por el timbre. ¿Quién será?
Acomodándome mis pantuflas y arreglando un poco mi piyama y mi cabello, fui a ver quién interrumpía mi sueño. Al abrir la puerta me encontré con él. Ladeando mi cabeza me pregunté mentalmente si esto era real o era algo producido por la maldita fiebre.
----Hola.
---- Hola---. Dije tambaleándome un poco. Mi estado no era el mejor.
---- ¿Estás bien?
---- No lo sé, estoy engripada----. Tomando su mano, permití que me guiara a la cocina.
---- Estás caliente.... Es decir, tienes fiebre----.
---- No es nada----. Reí.
---- ¿Cómo que no es nada? ¡Estás hirviendo de fiebre!----.
---- Debería tomar mis medicamentos entonces----. Pidiéndole que me los alcanzara, los tomé y luego me dirigí hacia mi pequeño living donde me senté en el sillón para acurrucarme con una manta en este.---- Por favor, siéntate----. Tomando asiento, nos miramos durante un rato hasta que logré preguntarle.---- ¿Y qué te trae por aquí? ¿La mascota de tu hermana está bien?----.
---- Sí, eso te lo puedo asegurar----. Rodando los ojos, hizo que riera.---- Solo quería saludarte, ver si podía hablar con vos----. Dijo tratando de no sonar nervioso, pero eso era evidente.
---- Creo que en mi estado, no podemos hacer demasiadas cosas----.
---- Si quieres, puedo salir a comprar algo de chocolate caliente y algunas panecillos para pasar la tarde. ¿Qué te parece?----.
---- Me encantaría.
---- Por cierto, me llamo Sebastián, pero me puedes decir Seba----.
---- Qué lindo nombre----. Susurré lamentablemente en un tono poco bajo.
---- Gracias, tu nombre también lo es----. Acercándose, depositó un beso en mi mejilla.----Ya vuelvo----. Agregó para salir por la puerta de entrada. Tocando mi mejilla, suspiré mientras recordaba su nombre.
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