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24• Recuerdos y peleas.

Jack Colton se encontraba frente de mí con aquel porte típico suyo de chico malo pero atractivo, ¿espera qué...

Mirarlo a los ojos no era problema alguno, pero ahora, era diferente... después de lo del sábado, se sentía así.

Pues mi desbocado corazón no paraba de latir rápidamente al punto de sentir que se iba a salir de mi pecho, repentinamente llegar a la clase pasa a un segundo plano, Jack es lo único que tengo en la mente.

Por muy loco que suene, me siento nerviosa con su presencia.

Hoy el lema fue:
"Que la mala suerte y lo inesperado te acompañen"

—Odioso. —Salude con nerviosismo, regañándome mentalmente, antes de carraspear. No mirar sus labios era complicado, teniendo en cuenta que me traían los recuerdos del sábado en la noche más frescos que antes.— no era tan difícil encontrarme...

¡Emma! ¡¿Qué te sucede?!

El pelirrojo alargó su mano tocando mi frente con su entrecejo fruncido.

—¿Tienes fiebre, bebé? —ese pequeño gesto por parte suya me hizo sonrojar, sentía un cosquilleo en mi vientre por la electricidad que me transmitía su toque.

¡Esto no puede estar pasando!

—¡N-No me digas bebé, Colton!

¿Acabo de tartamudear?

—Ya está, eres tú de nuevo. —una sonrisa burlona  aparece en sus labios, apenas toma distancia de mi lentamente, despeinando su rizado y rebelde cabello.— ¿Tienes química? —se atrevió a preguntar después de unos cortos segundos en silencio, su tono era curioso y no dejaba de mirarme, pero yo ya había empezado a caminar tratando de evadirlo. — ¿Ahora huyes de mí?

—Voy a llegar tarde. —murmure más apresurada por perderlo, pero él seguía a mi lado.

—En realidad, vamos a llegar a tarde. —le escuché responder en un tono burlón, caminando tranquilo, pero yo no podía dejar de pensar en el sábado.

En cierta forma sentía que iba a enloquecer.

—¿Desde cuándo... olvídalo, ya recordé que estamos juntos en química. —murmure entrando al salón tensa, por suerte aún no estaba la profesora, tomé asiento en una mesa y Jack se sentó a mi lado, creía que era más por fastidiarme que por otra motivo.

¿Por qué él podía seguir actuando como si nada?

¿Era su galantería?

—Trata de no quemar nada hoy. —se acercó hasta mi oreja provocándome escalofríos por el tono grave y seductor de su voz, ese que siempre lo caracterizaba.

—¡Oye! —me quejé cubriendo mis mejillas automáticamente—. No voy a quemar absolutamente nada, ese siempre eres tú, odioso.

—Sí sí, lo que digas, señorita perfección.

—Tonto.

—Enana.

—No tienes remedio.

—Sí lo tengo, pero no lo pongo en acción.

—¡Agh!

¿Por qué era tan...

—¿Intentaste audicionar para un zombie en the walking dead? —soltó divertido sin dejar de mirarme con los ojos achinados y una sonrisa socarrona. — déjame maquillarte y listo.

Ese era el idiota que conocía.

Adiós tregua.

—Eres... eres un... ¡un torpe-insoportable! —refunfuñe enojada por mi paciencia agotada, pero él en vez de hacer algo serio, sólo empezó a reírse con fuerza, llamando la atención de los demás estudiantes, pues nuestra discusión había sido en susurros.

—Y tú una experta en insultarme. —respondió riéndose aún. — ¿es en serio?, no es que no diga que no tienes creatividad, pero "torpe" e "insoportable".

—Eres insoportable, Colton.

—Eso no me dijste el sábado.

La luz roja del semáforo se quedó en trizas a mi lado.

Ese había sido un ataque sorpresa.

Y el idiota estaba sonriendo ampliamente con egocentrismo, muy bien sabía que había sacado a la luz lo que yo intentaba obviar.

—Colton. —le reproche entre dientes, pero sólo le hice sonreír más que antes.— no.

—Yo digo que sí.

—Que no.

—¿No extrañas mi cercanía? —vacila acariciando mi mejilla con suavidad como si temiera que mi piel se agrietara con su tacto, me estremecí y no pude ocultárselo.

—¿No crees que ya estás payaseando mucho?

No quería dejar de sentir su tacto, pero tampoco pensaba exponerme más de lo que ya lo hacía.

—¿Tú crees? —murmuro sólo para mí.— Quizás me falto hacerlo un poco más para verte sonrojar de nuevo. —la sonrisa de sus labios se ensancho apartándose de mi lado brevemente.— te queda fingir.

—Sólo cállate. —pedí apretando mis labios avergonzada, no por recordar el beso, sino el estar sonrojada y que él supiera que era la causa.

En los siguientes minutos nos quedamos en silencio, yo repasando la clase y él mirando a otro lado, hasta que nos encontramos observándonos de nuevo, sin importarnos el ruido que provenía fuera del salón, los profesores de química habían recibido una broma.

Desde meses atrás, siempre me he dado cuenta, que Jack tiene algo que no te permite dejar de mirarlo o admirarlo, todo en él resulta ser hipnotizante, lo tenía claro.

—No. —murmure para mi misma entre dientes suspirando, lo que estaba pasando fuera del salón, no era asunto nuestro, pues a pesar de haber visto aquel grupo de estudiantes correr apresuraros riéndose, nosotros no podíamos dejar de mirarnos fijamente.

Nada parecía interrumpir esa larga competencia con él, la química y conexión que existía entre ambos no se desvanecía con facilidad.

— Emma. —la forma en la que mi nombre se deslizó de sus labios, fue hipnótica, sin pensarlo nos acercamos, él me tomó de la barbilla sonriéndome burlón, — sé perfectamente lo que está intentando ese imbecil de Hardt. —admitió relamiendo sus labios despacio, mi garganta se secó por esa simple acción.— quiero que sepas, que no me molesta, es tu decisión a quién escojas. —acarició mi mejilla suavemente sin romper el contacto visual— pero quiero que sepas, que no voy a rendirme.

La campana sonó indicando el siguiente bloque rompiendo nuestro pequeño momento a solas.

Pues ahora era que me fijaba que habíamos estado solos.

—Te veo después, bebé. —me guiño un ojo saliendo relajado del salón dejándome embelesada.

¡¿Qué rayos acababa de pasar?!

Me cubrí el rostro cayendo en la realidad de todo y el calor obvio en mis mejillas.

—¿En qué momento se acabó la hora? —me pregunté a mi misma confundida, para segundos después enterarme en el camino a la siguiente clase con Lisa, que la profesora había tenido que irse de forma urgente, además del desastre de las bromas con los demás profesores, pues todos se habían salido de control.

Si, podía asegurar de todo corazón que el día de hoy iba a estar intenso.

...

Un suspiro de agotamiento se escapó de mis labios cuando guarde los auriculares apagando el reproductor de música, no tenía mucho de haber salido de educación física y ya me sentía cansada.

Lisa me miraba fijamente mientras procedía a comer su sándwich de atún, entrecerrando sus ojos.

—¿Qué te tiene con ese tipo de sufrimiento? —preguntó confundida tomando de su jugo de naranja.— ¿Emma? ¿Tierra llamando a Emma?

—¿Eh? —le preste atención a sus palabras confundida, disculpándome con mi mirada, ella bufo y se rió.

—Bien, algo paso que no me contaste. A ver, desahógate.

—Lis, no es nece... Oh. 

—¿Oh? —frunció el ceño pero antes que pudiese decir algo más, a su lado se sentó Chase sonriente.— ya veo, ¿se puede saber quién diantres eres? A ti ya te conozco, Alan. —lo señaló con su pulgar mirando al ojiverde confundida.— habla, extraño.

—Pero si ya me había presentado antes.

—¿Dónde y cuándo? —Lisa no daba su brazo a torcer tan fácilmente.

—Si que eres fastidiosa, ¿no? —se quejó de forma burlona el castaño— me presente en la clase de biología.

—Si, claro, supongamos que me acuerdo. —rodó los ojos y procedió a seguir comiendo su sándwich ignorándolo, Chase se ofendió y se quejó.— ¡con mis papitas no!

—Admite que me conoces.

—Que te dije que no.

—Pero si me senté a tu lado.

—Hola preciosa —dejé de enfrascarme en la discusión de mi mejor amiga y vecino, para mirar al hermano del último sonreírme.

—Hola Aus. —le sonreí sintiendo un beso en mi mejilla de su parte haciéndome sonrojar.

—Oops. Que lástima, pero yo me siento aquí. —Jack lo hizo moverse de mi lado sonriéndole falsamente para mirarme sonriente.— ¿me extrañabas, bebé? —pregunto coquetamente, ignorando que casi había tirado al suelo a Austin.

—¿Qué... olvídalo. —hice una mueca rodando los ojos divertida, cuando me hizo una mueca de vuelta para hacerme reír.

—Su nombre es Emma. No "bebé"

—¿Algún problema?

—Si. Su nombre es Emma. —se quejó Austin seriamente y Jack se rió en su cara, una sonrisa ladina divertida cruzando su rostro.— debes llamarla por su nombre.

—¿Te llame?

—¿Disculpa?

—Disculpado. —se giró a verme sonriente de nuevo tomando mi mano con seguridad, besando mis nudillos de forma escandalosa pero lenta.— ¿te dije lo hermosa que te ves? —yo sabía que lo hacía por molestar a mi otro vecino, sin embargo, me sonrojé cuando me encontré con su mirada sincera.

—Eh, no la toques. —Austin apartó las manos del pelirrojo de las mías, irritado, pero entonces antes que él se acercara a mi, Alan tomó mi mano y me hizo sentarme en medio de él y Lisa.

—El próximo idiota que se atreva a no dejar que Emma coma, se las verá conmigo. 

Y si, ya yo me encontraba acostumbrada a su tono frío, pero esta vez, me había transmitido hasta escalofríos por la forma en que amenazaba sin ser directo.

Todos nos quedamos en silencio, por unos minutos hasta que Lisa carraspeó y siguió conversando con Chase que ahora bromeaba estando en medio de mis dos vecinos.

Pero estaba claro que los hermanos no se llevaban nada bien con el pelirrojo.

Sólo esperaba que esas miradas asesinas que estaban dando cuando creían que no los veía, fuesen por tontería.

O eso creía, pues a pesar de nuestros intentos fallidos a que bromeáramos entre todos, se atacaban entre ellos, incluso más cuando los mejores amigos de Jack habían tomado los puestos restantes de la mesa.

Sin duda alguna, un extraño día.

Las siguientes horas no siguieron el resto de las clases, ya sin el inconveniente de las bromas, estábamos tranquilos, el profesor había asignado una investigación completa en pareja, así que ahora se encargaba de decir los nombres de estas.

—Chase y Austin Hardt. Harries y Jena, Richker con Lattwell. —El profesor siguió repartiendo el resto de los equipos hasta nombrarme a mí y Alan.— eso es todo por hoy, quiero la investigación no más tardar el jueves de la próxima semana.

—Que aburrido. —Chase bufo cuando el profesor salió, despidiéndose.— más tarea.

—Se supone que por eso estamos estudiando. —Austin se burló de su hermano terminando de guardar sus cosas haciéndolo quejarse más.— por lo visto parece que voy a terminar siendo yo sólo con esto —rodó los ojos al ver a su hermano mayor seguir con sus quejas.— ¿nos vamos?

—Si. Alan, ¿haremos la investigación en la tarde el mi casa.

—Me parece perfecto. —añadió mi compañero estirándose para después colgar su mochila de su hombro.— nos vemos ahí. —se despidió dejándome a solas con los hermanos.

—Ya que terminaron de ignorarme, los invito a unos batidos, ¿quieren?

—Andando. —Austin me espero en la entrada de la puerta con Chase.

—Tengo mucha hambre.

—Por esa razón, iremos a comer y tomar esos batidos.

—Y si.

...

—Estaba pensando seriamente sobre esos poderes que tienes para convencerme de probar estas cosas. —Chase admitió mirando de nuevo las palomitas de chocolate con menta, suspirando con disgusto.— no sé quién fue el creador, pero ya sé que no estamos en sintonía.

—No seas llorón, cométela ya. —reí metiéndome un puñado en la boca, sin pena alguna, mirando el libro de biología que estaba abierto en la mesa.

—Emma, a veces pienso en que vas a saber patear a muchas personas cuando termines de crecer en plan persona. —Chase volvió a hablar mirándome, deje de leer el libro y le sonreí de forma ladina— por cierto, esto esta horrible, ¿por qué arruinar el chocolate con menta? —hizo un gesto de disgusto suspirando— no me gustó.

—Por lo menos lo intentaste. —reí guiñándole un ojo, cerrando el libro para buscar a Austin con mi mirada— ¿se le caerían los cafés?

—Lo dudo, mi hermano es muy cuidadoso. —añadió el castaño quitándome la bolsa de palomitas para seguir comiendo— ¿qué? ¡Oye!, es que tengo hambre.

—Si, si, por supuesto, yo te creo. —me burlé palmeando su hombro, soltando una pequeña risa hasta que me encontré con el cabello despeinado de Alan.

—¿Ese no es Morgan?

—Alan, si. —asentí frunciendo al ceño cuando Hilary acariciaba su mejilla exageradamente.— wow, no pensé que le gustara. —admití sorprendida cuando él coqueteaba de vuelta con ella.

—Morgan siempre ha sido rato, ¿qué te sorprende? —Chase me interrumpió tocando mi hombro.— ¿encontraste a Austin?

—No lo vi. —suspire dejándome caer en mi asiento, escuchando el quejido del ruloso.

—Si no viene en cinco minutos, nos voy a ir a buscar la comida.

—Hecho. —asentí repetidas veces sonriendo.

—¡Emma!

—Hablando del burro. —el ojiverde rodó los ojos escuchando a su hermano, sonriendo falsamente— ¿reviviste o qué?

—De hecho necesito ayuda. —admitió y me miró— ¿puedes venir un segundo? Tengo que traer los platos —me explico sonriendo nervioso y yo asentí levantándome.

—Vamos, Aus.

—Hermano. ¿Qué te pasó?

—Chase, sólo no hagas burradas.

—Cállate, Austino.

Reí siguiendo a mi vecino entre las mesas hasta pasar por el lado de mi otro vecino.

—Al, hey, pasaba para decirte que... ¿a las siete?

—Hola, boo. Claro, ahí estaré. —Alan sonrió ampliamente, ignorando la mala mirada de mí para nada querida compañera de clases— ¿quieres que te lleve do... ¡Ey!

El frío era inevitable, Austin se había quedado estático menos Alan.

—Mira, Hil. Lograste cubrir su horrible rostro.

—¡¿Qué te sucede?! —Alan se levantó enojado reclamándole a Hilary, llegando a mi lado para limpiar el batido que bajaba por mi ropa de por sí.— ¿no ves que es de mala educación?

—De todo lo que esperaba que dijeras, eso es lo más idiota, Morgan.

Alan ignoró a Austin quien venía con toallitas, para ayudarme a quitar el resto de batido que de por sí bajaba por mi cabello.

—Esos celos no te sientan nada, querida. —Austin se dirigió a Hilary que se reía con sus amigas antes de mirarme— demostraste tu increíble coeficiente de niña de cinco años, ¡felicidades! —le aplaudió con fingida emoción.— gracias por añadir también más razones para no creer en la humanidad, me corrijo, personas inmaduras como tú. —su mandíbula estaba tensa y ella ofendida.

A Austin no parecía importarle escucharla, porque apenas se giró, ella dejó de reír e intentó discutir, no pudo hacer nada, pues él ya se encontraba frente a mi sujetando mis mejillas.

—¿Estás bien? —preguntó alejando a Alan de mí, cubriéndome con su chaqueta.— ven, vámonos, te vas a resfriar si te quedas así. —tomó mi mano mirando a Alan una última vez, diciéndole a Chase algo en otro idioma que no identifique por su rapidez al hablar.

—Ah no, con mi mejor amiga no te metes. —Lisa apenas venía entrando y no supe más porque Austin me hizo salir más rápido del lugar, abriéndome la puerta de su auto.

—No pienso permitir que Lis se meta en problemas. —negué, soltando su mano corriendo dentro del local donde Hilary luchaba contra la rubia que le lanzaba pan en el rostro.

—¡Tú! —chilló enfurecida cuando me encontró y antes de abalanzarse a mí una voz detrás de mí nos dejó en silencio.

—Se quedan todos quietos. —gruñó con seriedad.

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Los quiero 💖

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