19• Sorpresas
—Bueno, me iba por la reacción de que me tirarás una almohada o un zapato, esto en cambio es... ¿Inesperado? —respondió en un tono burlón pero divertido, sentándose a los pies de mi cama.— mira, sé que tuviste una pelea con la almohada anoche.
En todo el tiempo que había comenzado a hablar, podía sentir mi ceño fruncirse más, hasta que se quedó callado y rodó los ojos.
—Hacer el tonto le queda a Chase, es la verdad. Lo intenté pero... no pude. —suspiró dramáticamente tendiéndome un ramo de rosas cerrando sus ojos como si se hubiese desmayado, levantándose rápidamente mientras yo cubría mis labios riéndome.
—Eres de todo pero lo gracioso, lo tienes de una forma muy extraña. —confesé con una pequeña sonrisa retirando los mechones rebeldes de mi frente. — gracias por las rosas. —murmuré tomando estas colocándolas en la mesa de noche delicadamente.
—Lo qué pasa, preciosa, es que soy un as en la materia de animar a las personas. —movió sus cejas de arriba a abajo, soltando una carcajada divertida al caer en cuenta en lo obvio— ¡Apesto en esto!
—Lo haces.
—¡Hey!, se suponía que debías decir algo bonito y comeríamos tranquilos a donde pienso llevarte.
—Querido vecino, no soy ninguna chica con líneas falsas.
Mi respuesta le había hecho sonreír, peine como pude el desastre que llamo cabello, acomodando las mantas más contra mi cadera, bostezando un poco, él en cambio se rió asintiendo.
—Por supuesto que no. —respondió sin perder esa sonrisa ladina, este lado nuevo de él era interesante.
—¿Y qué haces aquí?
—Bueno, he venido a pasar el día contigo, pensaba que Diana te lo había dicho.
—¿Ella te dejo pasar?
—N-Si... me costo una caja de chocolates completa, no tengo la menor idea de dónde sacarla pero, intentaré algo. —añadió pensativo lo último riéndose solo, peinándose el cabello hacía atrás antes de mirarme preocupado. —¿comiste?
—No, no mires así. —le señale con mi dedo índice negándome a mirar a donde él señalaba con su mano.
—¿Estás bien?
—Yo...
Repentinamente la mirada perdida y furiosa de Alejandro me erizo la piel, en verdad sentí miedo cuando él me había acorralado contra la puerta de aquella forma, me sentí tan estatua al no saber cómo reaccionar.
Vamos, se supone que es mi mejor amigo, quién siempre me ha cuidado desde que tengo memoria; pero...
¿En verdad tenía sentimientos por él?
Estoy tan abrumada.
—Oye, no llores, nena. —pidió en voz preocupada mi vecino limpiando las lágrimas que corrían por mis mejillas ahora que me daba cuenta, cerré mis ojos negando.
La incomodidad estaba ahí, me sentía terrible, no por la forma de actuar de mi mejor amigo, si no la mía, mi enredo mental, todos esos pensamientos dando vueltas en mi cabeza y el estrés de no entender qué demonios me sucedía.
Era increíble la capacidad que tenían los pensamientos para volvernos personas incapaces en pequeñeces que podíamos lograr en un abrir y cerrar de ojos, pero por los mismos terminábamos en un mar de incertidumbre.
—Emma. —me llamó Austin en voz baja sacándome de mi mente, me miraba atento, pidiendo permiso para poder rodearme con sus brazos, asentí con la cabeza y lo abracé.— shh, todo va a estar bien.
—Mientes a la perfección. —susurre contra su hombro con los ojos cerrados sintiéndolo tensarse.
—Mírame. —pidió tomando mi mentón alejándome de su hombro delicadamente, detallando su rostro pude detallar su preocupación y afligió, pero también un rastro de enojo.— él no merece tus lágrimas, no lo hace, lo único que merece es un buen reinicio de vida a las malas. —soltó y negué bajando la mirada, sus nudillos estaban rojos.
¿Había peleado con alguien?
¿Estaba mal si preguntaba?
—Tú...
—Estoy aquí. —me interrumpió volviendo a abrazarme, pero ya en esos momentos yo dudaba muchísimo sobre lo que le había sucedido anoche, quizás no quería tocar el tema, pero a mí me preocupaba. — no pasa nada. —volvió a murmurar y las lágrimas volvieron a salir.
No me importaba sollozar o llenar su chaqueta de lágrimas y mocos, sólo quería dejar ir todo eso que sentía ahogándome.
Sin palabras, sólo lágrimas.
[...]
—¿Hot dogs?
—No, muy temprano.
—¿Ensaladas? —asentí con los ojos entrecerrados, cubriéndome más con el edredón de mi cama mientras él permanecía tumbado en los pies comiéndose el resto de las palomitas y apagando el televisor.
Mucho maratón de CSI.
—Me tientas, pero quiero comer puré de vegetales y una deliciosa rebanada de tarta de limón.
—¡El apetito volvió!, pues entonces, vamos.
—Aus, vas a tener que esperar, voy a cambiarme, estas pintas atractivas son sólo para mi casa.
—¡Eh!, pero sí te ves fantástica con esa pijama.
—¿Unicornios y galletas?, ya, claro. —me burlé tirándole una almohada riéndome a carcajadas, me sentía mucho mejor que en la mañana, mi estado de ánimo pareció estar por mejor camino. Le saqué la lengua al castaño antes de adentrarme en mi armario, buscando algo cómodo de vestir pero no tan desarreglado.
—Hablando de galletas, te esperaré abajo.
—Valeeeee. —respondí remarcando la "e" tirando sobre el colchón unos vaqueros rasgados por las rodillas cintura alta, mientras él salía de mi habitación y cerraba la puerta detrás de él.
Volví a concentrarme en mi vestimenta optando por una blusa rosa claro aprovechando el clima caluroso que hacía, mis converse blancas y listo. Me apresuré en entrar a la ducha relajándome al sentir las gotas artificiales relajar mis músculos tensos, lo mantendría hasta el final, tomar duchas o baños era terapéutico.
Pensando bien en todo mientras me vestía, mi estado de ánimo en verdad que había tenido un cambio muy drástico, la noche anterior y todos los sucesos parecían estar bloqueados por mi misma mente momentáneamente y eso me parecía bien.
Necesitaba tranquilidad.
Solté un suspiro al observarme en el espejo tomando el corrector para empezar a aplicarlo con cuidado debajo de mis ojos sin exagerar, cubriendo las ojeras, en pocas palabras un poco de maquillaje para no tener una apariencia de zombie.
Terminando por el brillo labial y desenredando el último nudo de mi cabello, quedé conforme con el resultado, a la final sólo había escogido máscara de pestañas, un poco de polvo para sellar lo que había cubierto y labial, nada del otro mundo pero sí lo suficiente para tener una mejor cara.
Hoy era uno de esos pocos días donde recurría al corrector o polvo compacto.
Mi cabello estaba suelto, no tenía ánimos de recogerlo, así que lo dejé en su estado natural sin enredos con una goma para atarlo si me fastidiaba de aquella forma.
Mirando una última vez por la ventana, el día pintaba a ser entre caluroso y soleado, pero un clima fresco a diferencia de otros días.
Baje las escaleras de dos en dos cuidando de no enredarme y caerme en último escalón escuchando la curiosa voz de Austin a mis espaldas.
—¿Estás lista?
—Sip. —respondí con una mano sobre mi pecho intentando regularizar mis latidos por aquel susto de mi vecino.— permíteme decirte que te queda el trabajo de espantar a la gente. —añadí divertida abriendo la puerta de la casa saliendo con Austin siguiéndome a mis espaldas.
—¡Vaya exagerada! —se burló abriéndome la puerta de su auto, que permanecía estacionado frente a mi casa, fruncí el ceño mirando el mismo impresionada.
—Me dices exagerada cuándo eres tú quién tiene su auto estacionado frente a mi casa... —la única respuesta que obtuve del castaño fue una carcajada. — madre mía, planeabas sacarme de mi habitación desde mucho antes, ¿no?
—Por supuesto que sí. —me reí negando subiéndome al asiento de copiloto mientras él cerraba la puerta como todo un caballero, el aroma que desprendía el auto me atrajo, eran pinos del bosque con cierto toque cítrico, me gustaba.
Austin tocó la pantalla táctil presionando el icono de radio mirándome antes de empezar a conducir.
—¿Gustas poner alguna canción en específico?
—Primero, creo que me he enamorado de tu auto. —sentencie haciéndole sonreír con orgullo.— segundo, me gustaría. —le sonreí de vuelta buscando entre sus amplias listas de música alguna canción movida.
Happy de Pharrell Williams empezó a sonar cuando la encontré.
—Gracias y, perfecta melodía para el viaje. —bromeó achinando sus ojos sonriendo, sus hoyuelos marcándose en el proceso.
—Aus, tienes esa vibra de chico malo que cae cuando se te conoce mejor. —confesé tarareando la canción entre risas por cómo desafinaba cantando.
—La apariencias engañan mucho, tesoro. —me guiño un ojo manteniendo de nuevo la vista en el camino sin dejar de cantar conmigo y reírnos.
—Es un hecho.
[...]
—¿Patatas o fresas?
—Las dos pero helado de fresa. —añadí cerrando un poco mis ojos, el trayecto a dónde fuese que estuviésemos yendo era más o menos de unos veinte minutos, tiempo que habíamos aprovechado para conversar trivialidades, pero cuando cambiamos a comida, mi estómago ya empezaba a rugir.
—Menos mal que ya llegamos porque pensaba que me terminarías comiendo en el camino. —dijo él con una pequeña sonrisa ladina aparcando, le pillé mirándome con diversión y rodé los ojos con una sonrisa.
—Supongo que no estaría mal, pero no me va el canibalismo. —salí del auto cuando él abrió la puerta cubriéndome los ojos por el sol, deducía que estaba empezando el atardecer, pocas nubes cubrían el cielo, la brisa era un poco más fresca y eso me gustaba.—¿Llegamos?, ¿dónde es? —pregunte curiosamente al no ver ningún local por la zona, Austin sonrió y me señaló un punto detrás de mí.
—Si, es por allá.
—No me trajiste a un lugar donde asesinarme, ¿cierto? —bromeé girando sobre mis talones para fijarme una bonita cabaña de caoba con flores en abundancia como decoración.— ¡es hermoso!
—No tengo dudas sobre tu dramatismo, Em. —le escuche reírse negando, extendiendo su mano para tomar la mía.— ¿vamos?
—Vamos. —afirme empezando a caminar a la par que él sin soltar nuestras manos, mirando todo el lugar embelesada, las conocidas lluvia de luces caían por las paredes de la misma, incluso algunos faroles pequeños estaban sobre las mesas de madera en las que algunas personas comían con bastante tranquilidad.
—Por aquí. —nos guió hasta una mesa que se encontraba en el patio de la misma cabaña alejada de las personas, el toldo en el que esta permanecía era aún más precioso con todas esas flores en el techo y enredaderas.
—Nunca había estado en este lugar, es magnífico.
—Es uno de mis lugares favoritos. —Austin me regaló una sonrisa sincera y genuina mientras tomábamos asiento y él me pasaba el menú.— los dueños son conocidos de la familia, pero les considero como mis padres.
Abrí los ojos sorprendida por esa pequeña declaración sonriendo con ternura, Austin permanecía con la mirada en el menú, hasta que sintió que lo observaba, avergonzada por su mirada y el sonrojo en mis mejillas me concentré en los platos guardando cualquier comentario sobre lo dicho anteriormente por él.
—¡Austino! —levante la mirada del menú, encontrando a un hombre alto acercándose a nosotros con una amplia sonrisa, traía puesto un delantal de cocina y un gorro de chef, las canas se podían apreciar en su azabache cabello, al igual que en su bigote y barba, se veía en sus cuarenta sí podía deducir, casi rozando los cincuenta quizás.— como stai figlio? (¿Cómo estás, hijo?)
—Bene. Mi sono mancati tanto. (Bien. Los extrañé mucho)—respondió Austin en un perfecto italiano, sonriéndole al señor de ojos azules.— e mamma? (¿Y mamá?)
—Parlando con alcuni clienti, sai com'è. (Hablando con algunos clientes, ya sabes cómo es) —se ríe el señor y yo arrugo un poco mi entrecejo porque entiendo muy poco de lo que hablan hasta que se fija en mí.— e questa bella giovane donna? (¿Y esta hermosa joven?)
—Questa è Emma, la mia vicina e amica. (Esta es Emma, mi vecina y amiga) —lo miré sorprendida por la forma en el que el acento se le daba a la perfección, en cambio Austin tomó mi mano y me guiñó un ojo.— lei mi attrae. (Ella me atrae)
¿Que yo qué?
—Aspetta, figliolo. (Espera, hijo.) —el señor parpadeo varias veces como si lo que acababa de escuchar no lo creyera, para después sonreír y mirarme curioso.— La ragazza parla italiano? (¿La chica habla italiano?)
Eso sí lo había entendido con claridad.
—Molto poco, signore. (Muy poco, señor) —su sonrisa se amplió e hizo una pequeña reverencia sin perder ese carisma que le caracterizaba.
—Me disculpó por no saludarla con anterioridad, bella Emma. Mi inglés no es perfecto aún. —negué con suavidad devolviéndola una sonrisa.
—No pasa nada, señor...
—Santino Rinaldi. —se presenta amablemente, dando un aplauso en el aire antes de mirar detrás de su hombro cuando un pequeño estruendo se escuchó.— cosa farà la mia bella moglie? (¿Qué hará mi bella esposa?) —soltó preocupado.— Fiorella, amore mio, cosa sta succedendo lì? (¿Qué está pasando ahí?) —pregunto ya de camino nuevamente a la cocina creo, Austin negó con una pequeña sonrisa divertida y me miró a los ojos nuevamente.
—A veces Fiorella, mamma, aprovecha el despiste de Santino para ir a comer chocolate. —explica acomodando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja al mismo tiempo, me quedo hipnotizada por su mirada y carraspeó bebiendo del vaso de agua que un mesero trajo anteriormente.
—Son magníficos. —admito aunque no conozca aún la señora Rinaldi, más la conversación de ambos hombres se repite en mi cabeza una y otra vez.
Tenía que admitirlo, mi italiano definitivamente no era el mejor, pero sí me pareció entender que el castaño mencionó ¿atraerle?, no lo sé muy bien.
—No tenía ni la menor idea de que podías hablar italiano perfectamente. —añadí sonriéndole con sinceridad.— eres una caja de sorpresas, Aus.
—Como tú, preciosa Emma. —me guiñó un ojo, mientras yo me sonrojaba y él señalaba el menú como si nada.—El especial de la casa te encantará, es una delicia.
Ese tono de su voz hizo algo en mí.
—Sí lo aseguras, te creo. —sonreí ladina evitando su mirada, me sentía demasiado nerviosa.
—¿Sabes?, te ves hermosa. —mencionó, eso de haber escogido una mesa con la otra silla en frente empezaba a replantearme cómo pasar de largo estas situaciones, pues en verdad me tomaba desprevenida cualquier cosa que dijera. — pero cuéntame, ¿qué tan loco es el instituto?
—¿Gracias? —respondí titubeante, aclarando mi garganta.— pues, hay un poco de todo, quizás te guste o no, eso sí, si te toca con algunos profesores de la liga extrema, sufrirás con muchas asignaciones.
En cierta forma la tranquilidad llegó, Austin sonreía asintiendo, mientras lo miraba a los ojos era invadida por una especie de comodidad que me llevaba más allá de todo.
—¿La liga extrema?
—Sí bueno, así se le conoce a los cinco profesores más estrictos de todo el instituto, pareciera que hacen competencia por quién manda más tarea a diario. —añadí soltando una pequeña risa.
—¿Te crees eso?, podría subsistir o morir en el intento?
—Por experiencia propia, sólo te digo que la liga extrema si es real, el año antepasado me tocó con tres de esos profesores, por poco pensé que mi cerebro iba a secarse.
Le vi fruncir el ceño y empezar a reírse achinando un poco sus ojos.
—Es en serio, casi moría con tanta tarea, el estrés me podía demasiado.
—Es... oh, joder. —ahora se carcajeaba y era yo quién alzaba una ceja, él se obligó a respirar profundo antes de suspirar.— no me rió de ti, es sólo imaginar a esa pequeña Emma rebelde insultar a los profesores en su mente, y eso es algo que me gus... ¿no vas a responder? —cambio de tema al ver mi celular vibrar sobre la mesa con una llamada.
—No.
—Tranquila preciosa, contesta, de seguro es importante.
—No creo que...
La llamada volvió y me sonrojé apenada.
—Ve tranquila, preciosa. —me respondió esta vez serio, pensaba cobrarle caro aquello, a la persona que me estuviese llamando.
—Disculpa. —miré mi celular tomándolo, levantándome antes de atender alejándome un poco de la mesa.— ¿si?
—Bebé. ¿Cómo estás?
Me quedé en silencio sintiendo los latidos de mi corazón acelerarse más contra mi pecho, el rubor se adueño de mis mejillas.
—H-hola, eh, bien, ¿y tú?
—Perfecto, ahora. Necesito hablar contigo, ¿podemos?
Apreté más el celular contra mi oreja sin poder responder, toda la noche anterior volvía a pasarse por mi mente, me sentía frustrada por esa confusión.
¿Qué demonios haría ahora?
—¿Emma?, ¿estás bien?
No, no me siento bien.
—Sí, estoy bien, tranquilo, es sólo que me tomaste desprevenida.
Le escuché suspirar un poco intranquilo y traté en verdad de no pensar de más.
Huir no era la solución, sea o no lo que haga, no me va a ayudar en nada a resolver el nudo de mis pensamientos, cierro mis ojos pensando.
¿Por qué tienen que complicarse tanto las cosas?
—¿Podemos hablar?
Dudo en responder pero igualmente lo hago, sé que mis silencios empiezan a estresarlo.
—Mmmh, ¿estamos hablando?
Él soltó una pequeña risa.
—Lo sé, pero me gustaría verte, había ido a buscarte en tu casa, pero no estabas. —explicó en voz baja, mordí mi labio inferior nerviosa.— segura que estás bien?
—Salí de casa. —balbucee.— si, todo bien.
—Bien. —respondió no muy convencido, nos quedamos en silencio por unos instantes y escuché unas llantas rechinar de fondo.— sólo quería saber si... —se calló por unos segundos carraspeando.—estabas bien, nos vemos más tarde, bebé.
—Lo estoy, Jack. —una pequeña sonrisa apareció en mi rostro y me quejé.— no me digas bebé, Colton, esta bien.
[...]
—Entonces vimos a Santino tomar una botella y empezar a bailar sobre la barra cantando que era su vino favorito, luego me llamo y grito "mi hermosa novia" todos se giraron a verme —Fiorella era todo un encanto de persona.— mi familia estaba impresionada porque sólo éramos amigos en ese entonces.
—Amore, ¿cómo no gritarle al mundo lo mucho que te amo?
La pareja empezó a discutir entre sonrisas en italiano mientras Austin reía y mantenía su brazo sobre mis hombros.
—¡Que sí, que te amo más y punto!, venga, vamos a darles espacio. —añadió la mujer pelirroja con una sonrisa divertida besando con ternura la mejilla de su esposo.— tenemos mucho que ver adentro.
Ambos se levantaron de las sillas despidiéndose cuando vieron el reloj, ya era un poco más tarde.
El sol se había ocultado y en el cielo se podían apreciar las estrellas, ya no quedaban comensales, sólo nosotros.
Y mis nervios parecían querer traicionarme pronto.
**********
Hola mis aliensss, aquí me reporto con un nuevo capítulo. 🎡
*insertar aplausos*
En fin quiero darles las gracias por leer mis historias, les soy sincera soy muy nueva con esto de escribir de esta forma, pero... por algo se empieza. 😁
Un dato sobre mí es que puedo leer hasta tarde y no tener sueño prácticamente soy como un búho duermo en el día y en la noche no, a veces. De broma duermo como 5 horas 😂
Los quiero un mundooooo;
—Em.
💖🍫
2017/diciembre
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