Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18• Confesiones.

—Dices que le pusiste picante a la sopa?, esa que era para Alejandro.

—Se merecía una buena broma después aventarme un globo de lobo. —bromeó empujando levemente el columpio donde yo me balanceaba.

—Sus bromas eran más pesadas que las que yo les hacía a ustedes.

—Nunca nos llevamos bien, esa es la verdad. —sonrió divertido sentándose a mi lado en el otro columpio estirando su mano para tomar la mía. —Emma...

—¿Mmm?

Yo dejé el columpio abrazando mi cuerpo mirando al cielo unos instantes hipnotizada por las estrellas, sentí su mano apoyarse en mi cintura y la otra en mi mejilla con delicadeza.

Lo miré confundida y curiosa de saber que era lo que quería decirme, pero sus ojos me tenían atrapada en la forma de mirarme, me sonrojé y evité verlo pero él lo impidió.

—Está noche fue increíble a tu lado a pesar del mal rato que te hice pasar. —confesó sonriendo ladino.— y sé que te lo he dicho hoy, pero para mi siempre te ves hermosa sin importar que uses o como te veas. —añadió acariciando mi mejilla con suavidad.— Emma...

—No juegues conmigo, Jack. —susurre temblorosamente.

—No estoy jugando, Emma.

Mi corazón latía con rapidez, demasiada para ser cierta, el calor de mis mejillas era el doble de antes, su cercanía me tenía nerviosa pero yo también quería seguir tentando aquello.

—Esto es una... muy mala broma.

Sin esperar más, me acerqué un poco mas y él unió nuestros labios finalmente, yo tarde en corresponder pro unos segundos hasta que lo hice, sorprendiéndolo pero a la vez rodeando su cuello colocándome de puntitas alcanzándolo un poco más.

Aquel beso nunca pasó a mayores simplemente se quedó en ese mar de emociones entre ambos, abrumadoras pero adictivas.

Cuando el aire nos hizo falta nos separamos y yo seguí rodeando su cuello con los ojos cerrados suspirando sonrojada.

—No ha sido ninguna broma nunca, Emma. —murmuró roncamente y yo abrí los ojos encontrándolo sonriente, mientras sujetaba mi cintura con firmeza porque en aquellos momentos yo me sentía como la misma gelatina.

—Yo...

—Está bien. —me miró comprensivo.— te pido disculpas si me pase, pero en verdad había anhelado un beso tuyo. —confesó sonrojado.

¡Que se pare el mundo!, ¡¿Jack Colton sonrojado?!, ¿mi odioso vecino nervioso?

—Vamos, voy a llevarte a casa, para que puedas descansar. —sonrió ladino y se agachó tomando nuestros zapatos colocándose los suyos antes de ponerme los míos con delicadeza tomando mi mano. Mi silencio no le molesto, es más se veía tranquilo.

Y yo me sentía feliz sin entender la razón.

Abandonamos el jardín adentrándonos a la gran casa con las manos entrelazadas, él se despidió de su hermano con una pequeña sonrisa desde lejos al igual que yo, los invitados también parecían empezar a retirarse.

Nunca vi al medio hermano de Javier y Jack ni mucho menos a la nueva esposa, fue una noche que no podría olvidar dentro de mucho. La felicidad seguía ahí, incluso cuando mi vecino abrió mi puerta y yo entré al auto acomodándome con una amplia sonrisa.

El resto del camino escuchamos música y reímos de nuestros recuerdos viejos, él tomó mi mano en par de ocasiones y esa felicidad crecía en mi interior.

Cuando aparco frente a mi casa yo respiré profundamente sin saber si me encontraría con mi madre o hermana esperándome, pero antes que diese un paso más a la entrada sentí su brazo envolver mi cintura y mis manos apoyarse sobre sus hombros.

Estábamos tan cerca que no lo dudamos, yo me acerqué más de nuevo y él volvió a besarme; esta vez no tarde en corresponderle, me sentía bien.

No supe cuánto tiempo pasó ni mucho menos como mis mejillas se sonrojaron hasta aquel punto pero tras un casto beso sobre mis labios por parte de Jack nos separamos.

—Buenas noches, quisquillosa. —susurro con una pequeña sonrisa alejándome de su auto en cual me había acorralado un poco, yo le sonreí también.— gracias por aceptar esa cita rara de hoy conmigo. —bromeó y nos separamos por completo, él metió sus manos dentro de sus bolsillos sin perder esa linda sonrisa.— mañana te vendré a secuestrar un rato.

—Si claro. —reí suavemente.— descansa, odioso. —me despedí con la mano.— gracias por lo de hoy. —susurre viéndolo guiñarme un ojo.

—Emma. —llamó y me giré.

—¿Eh?

—Esto. —beso mis labios dulcemente antes de alejarse de nuevo.— descansa, bebé.

—Igual tú, odioso Colton. —bromee sonriente entrando a la casa apoyándome contra la puerta tocando mis labios con suavidad.

Me sentía demasiado feliz como para negarlo, no me arrepentía de nada, aunque me sintiera confundida con todas esas nuevas emociones.

—Llegaste. —sentí escalofríos y encendí la luz rápidamente mirándolo sin entender.

—Hey, ¿qué haces aquí?

—Vine a verte. —confesó sonriendo amargamente.— no respondiste mis llamadas ni mensajes, así que me preocupe y quise saber si estabas bien. —se quedó sentando en el sofá y no me miró esta vez.— estabas perfectamente acompañada.

—A ver, si me explicaras qué ocurre podría entenderte mejor. —la sonrisa en mis labios desapareció.

—Resulta que te fuiste con él. —su respuesta me dieron escalofríos por el tono de su voz y cuando lo vi acercarse negué.

—Alejandro, estás ebrio. Cálmate.

—¿Por qué él, Emma?, ¿por qué?

—Ale definitivamente estás demasiado ebrio. —sentencié y él se quedó estático, no se movió de donde estaba pero sí me inspeccionó. — eres mi mejor amigo, pero no significa que te deba explicaciones. —murmuré con seriedad. — ¿qué demonios estás haciendo en mi casa en ese estado?

—Joder, Emma, yo te quiero. —su voz sonó adolorida pero no inmuté.— ¿por qué me lastimas de esta forma?

—Te pido que te calmes y le bajes a tus tonterías. —me aparte mirándolo seriamente.

—¿Por qué?, ¿por qué no me quieres como yo te quiero a ti?

—¿Eres idiota?, claro que te quiero.

—Si tanto me quieres entonces porque te besas con ese. —su tono enojado me sorprendió.— yo te quiero y no me ando besando con cualquiera. ¡Por lo menos me hubieses respondido las llamadas y los...

—¡Basta!, baja la voz, yo no te debo ninguna. Explicación. —abrí la puerta mirándolo mal.— deja esas escenas ya, por favor.

—Joder, ¡entiende que yo te quiero!

—Podrías dejar de comportarte como un idiota celopata?!

La puerta se cerró cuando el me acorraló contra esta, sujetando mis muñecas.

—No puedo, Emma. No cuando me siento jodidamente celoso.

—Suéltame de una jodida vez, idiota. —gruñí enojada.— me estás lastimando.

—No puedo, yo te quiero Emma. Estaba preocupado por ti...

—Suéltame y deja de comportarte como un idiota. ¡Tengo sentimientos por ti también, estupido! —solté y decidí que alguien me hubiese tapado la boca, el castaño me soltó sorprendido y yo lo abofeteé con impotencia.— ¡vete!

No hizo falta que lo dijera una vez más, mi bofetada pareció reiniciarle hasta el nombre porque salió murmurando una disculpa, yo cerré la puerta con seguro y me resbalé contra la puerta cubriendo mis labios.

No tarde en escuchar las voces de mi madre y hermana preocupadas, al parecer cierta persona hizo más que un escándalo.

—¿Qué demonios sucedió? —soltó mi hermana menor dejando el bate que tenía de lado para correr a abrazarme, susurrando que todo estaría bien.

—¿Qué fue todo ese escándalo?, ¿hija?, ¿estás bien?

—Si mamá, sólo fue un mal entendido. Todo esta bien.

En mi vida había visto la molestia de Alejandro hasta tal punto, su idiotez le había sobrepasado al máximo en cantidades desconocidas al igual que sus celos.

—Tranquila... estás bien. —susurró mi hermana acariciando mi cabello con suavidad, en algún momento mamá dijo que iría a hacer un té para que me sintiera mejor, pero yo simplemente estaba descompuesta emocionalmente.

¿Por qué había dicho aquello?

¿Tenía sentimientos por mi mejor amigo en verdad?

Mi celular sonó en algún momento.

—¿Quieres responder o contestó yo?

—Tú. —murmure cubriendo mi rostro respirando profundo.

—No, no es Emma, es Diana. Hey, si, ellas esta durmiendo, si, estamos bien, tranquilo. Si, mañana mejor, bien, nos vemos. —colgó y apagó el celular tomando mi mano con suavidad. —era Austin.

—¿Qué quería?

—Estaba llegando a casa y escuchó tu discusión, quería venir a verte pero le dije que mejor mañana.

—¿Lo escuchó?

—Así parece. —respondió un poco incómoda mirándome sincera.— no sé, por qué no me di cuenta del estado de Alejandro antes... perdóname, hermana.

—No tienes nada de que disculparte, Dian. No fue tu culpa. No sería capaz de hacerme daño, no antes de que yo lo pateara. —bromee evitando recordar por qué me había sentido de aquella forma.— no, en serio, la próxima vez no intento razonar. —ella negó.

—No habrá próxima vez, porque tendrá muy serios problemas con todas nosotras.

—Eso es lo que menos me preocupa ahora mismo, Dian. Estoy confundida, no quisiera recibir a nadie mañana, quiero estar sola.

—Vamos, tienes que descansar, hermana. —respondió ella ayudándome a levantarme del suelo comenzando a subir las escaleras cansada.

•••

—Si, los celos hacen que las personas se desconozcan a sí mismas, querida.

—Oh, mamá. —bufé y ella me tendió el té que acepte a regañadientes.— esto es tan complicado.

—Sólo porque así lo quieres ver, pequeña. —explicó y me pasó otra manta.— hiciste bien en defenderte.

Era domingo, no sabía nada del castaño pero algo tenía claro, si lo veía de nuevo iba a golpearlo por idiota.

—Supongo, pero... recordando, se veía extraño.

—¿Él?

—Si, como dolido, parecía que iba a llorar en cualquier momento y la verdad, no sé qué le sucedió.

—Bien, pues ya no lo pienses más, hija. Ahora sólo descansa, ¿si?, estaré abajo preparando el desayuno.

Asentí despidiéndome de ella suspirando con fuerza antes de cerrar nuevamente mis ojos, la confusión me traía mal.

Las llamadas a mi celular fueron rechazadas, apenas y comí la fruta que mamá me trajo.

Iban cinco llamadas pero cuando iba a leer el nombre del contacto la puerta se abrió.

—Buenos días por la tarde casi.

—¿Austin?, ¿qué haces aquí?

**********

No tengo palabras para describir este capítulo, nos leemos pronto.

🍫

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro