11• Belleza.
Las clases por fin terminaron y yo no dudé ni un sólo segundo en salir del salón con tranquilidad a la vez, las miradas ya no eran para nada un problema.
Estaba empezando a dejar la vergüenza de lado yo solita.
—¡Emma! —volteé a ver quién era que me llamaba y reconocí a Loren, quién sonrió antes de pararse frente a mi.— te había estado buscando todo el día.
—¿A mi? —ella asintió y se alisó la falda que traía soltando un largo suspiro, antes de hablar.
—Sí, verás, recuerdas lo que hablamos por llamada?
—¿El evento?
—Si, eso precisamente, te buscaba para darte los datos importantes.
—Entonces, te escucho, pero, vamos a la cafetería, tengo mucha hambre.
—Yo también, vamos. —ella rió y empezamos a caminar al lugar.— mira, creo que Ale recién salió de su práctica.
Debería ser ilegal ser tan guapo...
¡¿Pero qué estoy diciendo?!
Mi mejor amigo sonreía como todo un galán despeinándose el cabello sin dejar de vernos saludando a algunos conocidos en el camino.
—No te parece que es lindo? —murmuró Loren en un tono bajo pero afectado sonrojada.
No pude evitar reír, no podía negar algo como aquello, mi mejor amigo era muy simpático en todos los sentidos, sus ojos te brindaban más que comodidad cuando los posaba sobre ti, era como viajar a otro mundo en su compañía y su sonrisa rompe corazones sólo era un extra del paquete.
Debería de dejar este tipo de pensamientos de lado.
Le respondí distraídamente a Loren evitando seguir embelesándome con el castaño.
—Sí, claro. —la incomodidad la percibí en mi propia voz, así que sin esperar más sólo giré y sin esperar a mi acompañante seguí de largo a la cafetería.
No estaba para dejar mi comida de lado por un momento extraño.
Loren ya me había dado todos los datos que necesitaba de aquel evento e incluso mencionó la participación de uno de los chicos del trío dinámico pero no especificó quién era y yo tampoco pregunté por qué no me llamaba la atención, la última clase ya había acabado, todo por completo, yo estaba tranquila, había quedado con cierto castaño para encontrarnos en el aparcamiento y básicamente despedirnos.
Porque yo me iría en mi auto no auto y él me debía el chocolate del día.
Sacando las llaves de mi bolso me di cuenta que mi celular tenía la pantalla encendida con una llamada que no había tomado en cuenta al estar en silencio, lo agarré con rapidez confundida.
Llamada entrante.
Mamá.
Leí y conteste con rapidez, manteniendo las llaves del auto en mi otra mano.
—¡Mamá!, hola.
—Cariño, hola, me habías preocupado, no respondiste a mis mensajes de hoy. ¿Estás bien?, ¿todo en orden?
Mamá siempre comunicaba conmigo a través de mensajes cuando no podía vernos o llegaba muy tarde del trabajo, una de sus tantas opciones en esos últimos meses habían sido sus mensajes a cada instante, preguntándonos cómo estábamos y cualquier cosa que se le pasará por la mente.
Era una locura, pero así lográbamos mantenernos al tanto.
—Estoy bien, mamá. Hola. —reí con suavidad escuchando su suspiro de alivio en la otra línea, suponiendo que se estaba relajando.— tenía el móvil en silencio, hoy tuve qué hacer mucho en clases. —explique saludando a mi mejor amigo con la mano cuando se acercó. —¿sucedió algo?, ¿cómo estás tú?
—Oh, menos mal, hija. Con razón. —ella rió y yo sonreí ladinamente.— de hecho, si, quería comentarte que cuando llegues a casa, Diana está con una de sus amigas estudiando, por si te preguntas.
El alma me volvió al cuerpo recordando que mi pequeña hermana me había llamado con anterioridad y asentí con suavidad sabiendo que ella no podría verme, Ale me miró confundido y yo suspiré.
—Estaré dentro de poco ahí, entonces podrás contarme eso que quieres hablar, mamá.
—Si, está bien, cariño. Nos vemos aquí.
—¿Todo bien?
—La verdad, no lo sé, dijo que tenía algo importante que contarme o así le entendí. —el castaño asintió con suavidad y yo me puse de puntitas para besar su mejilla sonoramente.
—Nos vemos entonces, florecita.
—Si, eso creo, ¿mañana o más tarde?
—Tú sólo llama y ahí estaré. —concluyó con una sonrisa mientras yo me adentraba a mi auto asintiendo lentamente, rodando los ojos por su guiño.
—Nos vemos, Ale. —me despedí por última vez antes de emprender el camino a casa escuchando música de la radio.
¿Pasaría algo con mi hermana?, ¿mamá tiene novio?
Son muchas preguntas para el poco tiempo.
Acomode el retrovisor suspirando notando un auto detrás de mi, muy cerca siendo exactos.
—Esto es raro... seguro va a pasar por mi lado. —me encogí de hombros y giré donde tenía que hacerlo respectivamente pensando que el auto iba a tomar otro camino, pero mi sorpresa fue tal cuándo este siguió detrás de mi.
El nudo en mi garganta se cerró y yo sentí la intranquilidad envolverme.
Pise un poco más el acelerador y cuando la calle de nuestra casa estaba cerca, pude respirar con calma. Seguro era un vecino o algo.
Ya más tranquila o eso quería aparentar, tome mi bolso del asiento del copiloto y salí de mi auto empezando a caminar a la entrada de la casa algo paranoica.
La música en la cocina me hizo arquear una ceja.
—¿Mamá?
—¡Tesoro!, pero que bueno que ya llegaste. —ella salió de la cocina con una amplia sonrisa en su rostro y en su mano un plato de galletas.
Mentira.
La boca se me hizo agua al percibir ese aroma dulzón que provenía de estas.
—¿Las cocinaste? —ella asintió contenta acercándose a mi tendiéndome una la cual tomé gustosa mordiéndola al instante, para después corresponder ese abrazo en que ella me envolvió.
Era extraño.
—¿Cómo te fue, hija? —preguntó ella con interés limpiándose las manos contra el delantal y yo le sonreí ladina.
—Bien, ma, todo normal.
—¡Que bueno, hija! —ella aplaudió dejando las galletas sobre la pequeña mesa de la entrada sonriéndome aún, no sabía si asustarme o sentirme en casa.
—¿Querías decirme algo? —ni yo misma sabía que otra preguntarle ni mucho menos cómo reaccionar, así que sólo la miré con curiosidad y ella asintió efusivamente.
—¡Tenemos nuevos vecinos!, y cenaremos con ellos esta noche. —me respondió muy emocionada adentrándose a la cocina la cual la seguí.
—¿Con los Colton?, ¿cuáles vecinos, mamá?
—Oh, hija. ¿Recuerdas que hace un mes y medio la casa de al lado estaba en venta? —¿lo estaba?, asentí recordando de inmediato aquello, hasta entonces sólo los Colton nos hacían compañía de cierta forma.— Bueno, hoy se mudaron los nuevos vecinos. Cariño, los Colton todavía viven aquí. —ella rió con suavidad lavando un vaso antes de servirse un poco de jugo de naranja.— también tenemos vecinos al frente, así que decidí invitarlos para conocerlos.
—Comprendo. ¿Los conocemos?, de casualidad.
—Por supuesto que sí. —temía preguntarles quiénes podrían ser los nuevos vecinos así que permanecí en silencio.
—Vale, eh, mamá, debo ir a estudiar, me avisas a qué hora iremos, ¿si?
—Claro, cariño, cuando llegué tu hermana iremos, ve a estudiar yo aprovecharé de ver mi novela.
Reí por su entusiasmo contagiándome al mismo tiempo subiendo las escaleras.
Mamá había estado esta semana muy alegre, y eso me gustaba, tenía tiempo sin verla contenta. Con el pequeño plato de galletas que ella me dió, me adentre a mi habitación dejando mi bolso en la silla junto a la puerta antes de tirarme sobre mi cama.
Mensaje nuevo.
Lis✨
Niña, sigo esperando que aparezcas.
5:45pm.
¡Hola, loquilla!
5:49 pm.
¿Cómo estás, bu?
5:50 pm.
Me tenías preocupada, ya casi salía a buscarte.
5:50 pm.
Exageras mucho, Lis. 😂
5:51 pm.
Ya decía yo que ibas a decir que exageraba. 😩
5:52 pm.
Pero antes que respondas ese no es el punto. ¿Qué vas a hacer más tarde?, ¿te apuntas para salir a una fiesta?
5:52 pm.
¿Fiesta?, ¿cómo?, no creo que pueda, Lis. Saldré con mamá, y espera, las fiestas no son lo mío cómo es que...
5:53 pm.
Larga historia, Em. Jaja.
5:53 pm.
¿Con tu mamá?, a ver, cuenta. 👀
5:54 pm.
Cuando te cuente mañana vas a entender a qué me refiero. Sí vas con Ale, procura que no haga twerking sobre la mesa 😂😂😂
5:55 pm.
Ok, no te preocupes, intentaré que no se caiga en el proceso de nuevo 😂
5:55 pm.
Cuídate, Em.
5:56 pm.
Eso haré, tú también cuídate, Lis.
5:57 pm.
Bloquee la pantalla antes de sentarme sobre la cama y abrir el libro de biología, empezando a tomar apuntes sobre el tema que veríamos mañana.
No supe cuánto estuve en lo mismo, pero sí me di cuenta que me quedé dormida cuando mi madre y hermana entraron a mi habitación.
—¡Emma!, hermana, despierta. —Escuché a Diana y una almohada impactando contra mi rostro, suavemente.
—Hija, tenemos que ir a la cena con los vecinos. —aviso mamá en un tono calmado regañando a mi hermana por lanzarme aquella almohada.
—¿Ya? —las miré con los ojos entrecerrados y ellas asintieron, me senté nuevamente sobre la cama tallando mis ojos con suavidad.— Bien, entonces voy a arreglarme. ¿Cuánto tiempo nos queda?
—Una hora y media, cariño.
—Colócate el vestido que compramos con esos tacones. —sugirió Diana señalando mi armario.
—¿El de flores?
—Sip.
—¿Pero no es una cena?
—Es formal, corazón. —añadió mamá antes de perderse por el pasillo.
—No te demores mucho, hermana mayor. —pidió mi hermana cerrando la puerta después de salir.
Cerré mis ojos unos segundos antes de levantarme a guardar mis apuntes y cuadernos listos dirigiéndome al baño.
•••
—Diana. —me quejé bajando la falda del vestido, no la recordaba tan corta.
—Emma, la falda te llega por encima de las rodillas, el corte es perfecto, te ves bien.
—Recuérdame no usar tantos vestidos porque...
—Te ves bien, hermana, tranquila. Tienes que relajarte. —respire profundo mirándome en el espejo completo, era cierto, me veía bien, al falda no era corta pero mis nervios me habían dominado.
—Siento que me falta algo... vamos a un restaurante y si es formal, me falta mucho para...
—Bien, vamos, todavía tenemos tiempo, voy a ayudarte con el toque final.
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☁️☁️☁️
¡Feliz año nuevo!
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