DESPEDIDO
Min Yoongi no amaba su trabajo, pero vaya que la paga era buena, y no se quejaba -tanto- porque ayudaba a mantener a una familia de siete. El creía que tenía la familia más hermosa del mundo y él esposo más maravilloso, tenían dieciséis años cuando conoció al que sería el padre de sus hijos; Jimin. Él gran amor de su vida.
En la preparatoria no era un alumno modelo, era bueno, cumplía con las tareas y tenía buenas calificaciones, pero lo suyo era hacer travesuras, se le había ocurrido la mejor broma de todas y eso involucraba al profesor de piano, pero no salió como esperaba cuando el profesor de piano termino empapado y él con un castigo; limpiar todos los salones de artes después de clases. No solo el de música.
Pero todo cambio cuando lo vio a él.
Llevaba unos guantes de hule rojos, y un carrito de limpieza que el conserje Jones le había prestado. Entro de espaldas al salón de baile, pero, paro en seco, cuando una suave música se escuchó y un joven de cabellos rosas bailaba al son de ella. Sus movimientos eran tan precisos, sus piernas se habrían sin dejar una curvatura de algún margen de error, daba vueltas sin necesidad de abrir los ojos. Daba movimientos oscilatorios, tan acertados y deleitables para los pequeños ojos del joven Min. Y eso que Yoongi no sabia nada de baile.
Él no tenía habla cuando esos pequeños ojos color miel lo miraban con duda, y esa voz ¿Podía ser más perfecto? Olviden la voz, esos labios, o no Min ya se imaginaba despertar y ver esos labios y unos buenos días, con esa dulce voz. Estaba tan embobando recargado en la escoba con la cabeza inclinada en ella viendo sus fantasías con el bello chico de en frente. Hasta que el niño de cabello rosa se rió. Yoongi salió de su fantasía.
-Perdón ¿Decías algo? - Yoongi pregunto con la voz con un poco de pena.
-Solo decía que ya me retiraba, disculpa las molestias, solo quiero que mi solo salga perfecto. – el joven de cabellos rosados le comentaba mientras limpiaba el sudor de su cuello, y Yoongi sentía que estaba muriendo, creía que sus hormonas estaban al tope, tan si quiera era posible excitarse con solo ver como alguien se limpia el sudor.
- ¡BROMEAS! ¡ESO ESTUVO PERFECTO! – bueno la idea de Min era decirle que su solo sería un éxito, pero vaya que el grito de emoción se le escapo.
El chico de los cabellos rosas, abrió los ojos por el tono tan alto y agudo que, empleó él chico desconocido. Solo rio y se sonrojo, creía que el chico de los guantes rojos y escoba en la mano era muy lindo.
-Me llamo Jimin ¿Cómo te llamas tú? – El chico se acercó más a Min.
-Vaya Jimin, soy el amor de tu vida, digo, Dios, lo siento, que pena. Me llamo Yoongi soy de último año, me castigaron por mojar al maestro de piano. -menciono de manera rápida y con palabras atropelladas.
- Yo soy de un grado antes. Mi taller es danza, y en el baile de primavera tendré un solo, espera. - Jimin se regresó corriendo a su mochila, y se agacho a sacar algo de ella, y de nuevo Min solo admiro la vista, y confirmando que el chico podía ser aún más perfecto. Jimin regreso a su lado estirando un boleto color beige. - Es un boleto para ir al auditorio Sun es este viernes, digo por si no tienes nada que hacer.
-Ahí estaré.- menciono con el rostro iluminado.
Solo eso basto para unir sus vidas. Eso y que a los veinte Jimin ya esperaba a su primer bebé.
-Min Yoongi te hablan en la oficina del presidente. – La secretaria Kim hablaba
Min salió dejando los documentos firmados, no sabía porque su secretaria se veía tan triste. Camino hacia la oficina del jefe Kim.
-Pasa Min, mira has sido muy bueno en el trabajo, pero lamentablemente la oficina paso por unos problemas legales, tenemos que cerrar la empresa, o si no, la multa será mucho mayor, aquí está tu finiquito, y de verdad lamento esta situación que fue tan imprevista.
-Pero señor, no hay manera de que -Ni siquiera me dejo terminar cuando el señor Kim alzo su mano pidiendo que parara, se le veía muy mal.
-No hay nada que hacer Yoongi, lo siento mucho.- asentí.
Salí de la oficina pensando que podía hacer en este momento como le podía decir a Jimin que había perdido el trabajo. Metiendo todas mis pertenencias a la cajuela, no quería llegar a casa con la caja en manos, no podría hacer eso con los niños allí, hasta que supiera que hacer.
Estaba dando vuelta al fraccionamiento donde estaba su casa, su casa era de dos pisos, recordaba que al principio vivían en un departamento, uno pequeño, el ahorro mucho dinero de sus sueldos. Su padre no estaba muy contento al saber que había embarazado a Jimin tan joven. Pero entonces, no había pasado ni un año cuando Jimin se volvió a embarazar, la verdad no tenía justificación, él no podía resistirse a esas piernas y ese trasero cuando llegaba a casa y lo encontraba entre las sabanas.
Pero entonces cuando nació Min Chae-min, el papa de Yoongi cayo rendido por ella, y no iba a permitir que sus nietos vivieran en ese departamento tan pequeño, donde no tenían en donde jugar. Les iba a dar una casa para que pudieran vivir más cómodamente, pero Yoongi era orgulloso y no quería aceptarla, su padre le dijo que lo pensara por Jimin y sus hijos, que el bienestar de su familia valía mas que el orgullo, y que el dinero que tenía ahorrado para la casa, lo podía invertir en un carro, y en el tercer bebé que venía en camino.
Llego a casa y un Jimin salía de la cocina con un delantal que tenía manitas de pintura y una frase en color blanco con letra apenas entendible "Soy un Min".
- ¿Amor? ¿Qué paso? – dijo acercándose a él para darle un beso en los labios.
Él estaba a punto de decirle que había sido despedido, lo jura. Pero lo que salió de su boca fue. – nos dejaron salir temprano, porque iba haber fumigación.-no sabía porque había mentido.
Jimin sonrió y se acercó aún más a su esposo rodeando su cuello con sus brazos y besándolo más.
-Significa que comerás con nosotros. – Jimin estaba muy feliz, su marido salía hasta las ocho del trabajo por lo cual solo llegaba a la cena, y a veces sus hijos más chiquitos, estaban ya durmiendo.
Yoongi iba a preguntar por sus hijos cuando escucho muchos pasos en la escalera y grititos.
- ¡Nunca me vencerás! ¡PIU PIU! – La niña de cinco años Nayeon hacia soniditos con la boca. Hasta que llego a la planta baja y vio a su papá en ella. - ¡PAPÁ!- dio un grito con entusiasmo y corrió hacia él.
Yoongi se separó de su pareja, para hincarse y cargar a su pequeña y a los otros cuatro niños que venían a saludarlo. Ahora solo tenía que pensar como le diría a Jimin que había sido despedido.
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