Capítulo trece
Luego de buscar a Gyron llegamos a mi casa y lo primero que hice fue tirarme en el sofá, estoy muy cansada.
— Báñate y duerme un poco, dentro de unas horas te despierto— respondió Gy tumbándose a mi lado en el sofá.
—Está bien.
—Por cierto, no creas que me he olvidado de que me prometiste poder husmear en tu habitación — dijo apoyado sobre sus codos mirándome expectante.
Wow, creo que estas en un problema muñeca.
Conciencia deberías apoyarme.
—No lo recuerdo—respondí haciéndome la que estaba pensando.
Buena táctica.
—Pues yo estoy seguro que si, tal vez quieres que te lo recuerde—dijo con su mirada fija en mis labios.
No sé por qué, pero de pronto me entraron ganas de sentir nuevamente sus labios sobre los míos, seguro y es el sueño.
Justifícate con tus ganas de dormir.
—No gracias, ya recordé, pero será otro día porque ahora voy a dormir.
Subí a mi habitación y sentí mi iPhone vibrar.
Susana:
Recuerda que mañana debemos reunirnos Alis, a por cierto espero que te encuentres bien y hallas podido adelantar algo.
No pues bien de decir bien no es que me encuentre en este momento, creo que si cierro por un segundo los parpados me quedo dormida pero aun así le respondí.
Hola Susana, estoy más menos pues mis padres tuvieron un accidente, pero ya se encuentran mejor, no he podido adelantar mucho, pero trataré de hacer algo lo antes posible.
Se me ocurre alguien que te puede ayudar.
Creo que voy a tomar a cierta personita de ojos oscuros para que me ayude.
Buena idea, pero antes descansa que pareces una momia.
Le hice caso a mi queridísima y odiosa conciencia y me fui a duchar para luego descansar mejor.
Me dices odiosa porque te muestro la realidad.
Ya claro.
…
Sentí un leve movimiento en mi hombro y al abrir mis ojos observé a un muy risueño Gyron.
—Buenas de nuevo— respondió sonriéndome.
—¿Qué hora es?—pregunté enroscándome más en mis corchas.
—Hora de que te levantes.
No respondí pues el sueño se estaba apoderando de mí.
—No sabía que tenías un diario.
Esa última palabra hizo que me despertara completamente.
—¿De qué hablas?—pregunté preocupada.
—De esto—respondió sacando mi libreta detrás de su espalda.
—Dame eso Gyron— dije con mi mirada fulminante.
—Si las miradas quemaran ya yo sería cenizas.
—Que original saliste pues.
—Tengo ganas de saber que guardas bajo una llave.
Si, por suerte mi diario tenía un candadito que solo habría con una llave que tengo escondida.
—Si quiero puedo abrirlo— dijo mirando mi pertenencia con recelo.
—Dámelo y deja las idioteces.
—Tómalo—me retó
—No quiero volver a caer en el mismo juego.
—¿Por qué?, ¿A qué le temes?.
—A nada—respondí retrocediendo ya que se había acercado a mí.
—Segura—volvió a insistir y choqué con la pared en mi espalada.
—Estás atrapada estrellita—dijo riendo un poco.
—No puedes ser más imbécil de lo que eres.
Se acercó acorralándome más y cuando sentí que se me iba a acercar a mi rostro lo giré por instinto.
—No te voy a hacer nada fiera—dijo tomándome por el mentón.
—Sabes que estas invadiendo mi espacio personal.
—Ya claro, espacio personal.
—Sí, además esta es mi habitación.
—Pero si yo no estoy haciendo nada, no te preocupes que no muerdo.
—O por lo menos no muy duro.
¿Qué no muerde dice?
Tendrá que decírselo a mi cuello conciencia.
—Parece que tienes mala memoria.
—¿Por qué? preguntó intimidante.
—Porque si muerdes—dije señalando mi cuello a lo que él respondió con una sonora carcajada.
—Te puedo asegurar que eso no es nada, y no tengo mala memoria recuerdo muy bien lo ocurrido ayer.
—Idiota—murmuré sabiendo que se refería a nuestro encuentro por la toalla.
—Alis —susurró mi nombre saboreando cada letra.
Lo miré esperando su pregunta.
—Te reto a que me beses — dijo de manera intimidante.
—Estás loco—respondí riendo por su estúpida idea.
—¿Por qué haría eso?—pregunté al observar que no se estaba riendo.
— Porque si no lo haces perderás la guerra.
—Eso es trampa Gyron.
—Solo es un reto más Alis.
Quería que lo hiciera para subirle más su gran ego, pero en el fondo si quería, sentía esa gran atracción de volver a probar el sabor de sus labios.
Y si luego te arrepientes de no haberlo hecho.
Tienes razón conciencia.
Por estar hablando internamente no me di cuenta que ya Gyron estaba a punto de dejar la habitación.
¿Y si mañana te mueres y te quedas con las ganas?
Ya me enfrentaré luego a las consecuencias.
—Gyron— le llamé y en cuanto se giró caminé hasta él y lo besé, lo besé como si fuera la última vez, después de que él reaccionara me tomó por los glúteos obligándome a enroscar las piernas en su cintura, luego de unos segundos dejé que tomara el control profundizando más el beso, mordió mi labio inferior haciendo que me comenzara a volver loca, todo estaba bien hasta que dijo dos palabras que lo jodieron todo.
—Me gustas—susurró en medio del beso haciéndome reaccionar por instinto y separarme de inmediato.
—¿Qué?
—Me gustas desde que eras pequeña Alis, esta guerra solo ha fortalecido mi sentimiento.
No sé si creerle o no, solo sé que Gyron amaba jugar bromas y sabía mentir muy bien además de que yo no me voy a enamorar.
Segura ya no lo estas.
Este no es el momento para hacer bromas.
—Gyron, te estas dejando llevar por el estúpido momento, me voy a alistar para que me lleves al instituto.
—Tienes razón, me dejé llevar—dijo mientras salía con un apéndice de molestia y dolor en el rostro.
…
Llegué al instituto y nada más bajar del auto de Gyron este se fue sin siquiera despedirse.
Entré a mi salón y estaba la señorita Pierce de técnica en fotografía de la naturaleza explicando, al parecer llegué un poco tarde.
Me senté arlado de Susana para luego poder hablar sobre el proyecto.
Luego de dos horas de clase la profesora por fin estaba dispuesta a dar por terminado su turno.
Susana llamé a la castaña de mi lado para poder conversar.
— ¿Cómo siguen tus padres?—preguntó preocupada.
—Mejor, están aún en el hospital, pero mi papá no quería que faltara a clases.
—Ojalá y se recuperen pronto—respondió dándome una cálida sonrisa comprensiva.
—¿Qué hacemos con el proyecto?—pregunté.
—Ya tengo listas las fotos, para que el trabajo sea a partes iguales yo te las paso y tú las editas y arreglas todos los detalles.
—Está bien—dije apoyando su idea.
Editar era la parte que más me gustaba, pues puedes darles tu toque y estilo a las fotografías.
*A veces decimos tantas mentira que es imposible que nos crean las verdades*
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