✿; Cuatro
Gulf estaba despierto desde temprano, pero no se había querido levantar porque quería darle más tiempo a Mew para que durmiera. El día de ayer a pesar que su dueño paso por muchas crisis para aceptar que era un híbrido, a la final lo había aceptado y le había prometido que lo cuidaría y Gulf creía en Mew. Y cuando llegó la noche le había dado una habitación y Gulf estaba muy emocionado ya que llevaba años que no tenía un lugar propio donde pudiera andar en su forma humana.
Mew había llegado a su mundo para mejorarlo. Tantas estrellas en el cielo que observó durante la noche rogando por ayuda, por la felicidad y ahora la palpaba; tenía a Mew. Una sonrisa inmensa lleno su cara y ya con la inquietud corriendo por su sistema se levantó para buscar a su adorable dueño. La alegría de Gulf se debía a que Mew hoy le compraría ropa y la emoción lo invadía pintandole las mejillas, su cola se balanceaba y sus orejas se movían graciosamente.
Se dirigió a la puerta y la abrio y sin esperar mucho corrió con prisa hacía la habitación de su amado Mew. Con cuidado rodó la manilla y entró.
La hermosa vista le hizo latir el corazón a Gulf. Ahí estaba su Mewi abrazando la almohada y con el rostro apacible y sonriente. Su cabello negro se balanceaba enmarañado en la almohada y su blanca piel la iluminaban suavemente los rayos del sol.
Gulf apretó sus mejillas y retuvo su "Aww" su dueño era tan hermoso. La perfección hecha persona. Se golpeó sus mejillas rojas para despertar de su nebulosa y con paso dudoso se acercó a un muy dormido Mew. No quería arruinar su apacible sueño y que lo acusara de molesto, pero la emoción de tener un hogar, ropa y sus propias cosas personales lo hacían sentir tan feliz y hiperactivo. No podía calmarse por más que quisiera.
Se subió a la cama de telas azul marino y comenzó a brincar como un niño pequeño moviendo a Mew por los hombros. Este refunfuño y peleó para quitar las molestas manos que lo molestaban. Gulf no le hizo caso y se le medio encimo hablándole muy cerca del oído.
—Amo, amo, amo. ¡Despiertaaaaa! Ya es de mañanita y debes comprarme mi ropita—tarareaba Gulf.
Mew frunció el ceño y agarró la almohada tapándose la cara.
—No soy tu amo hasta cuándo debo decirlo. Déjame dormir—suplico con un hilito débil de voz.
Gulf movió su cola inquieto. Su dueño parecía una piedra por las mañanas, si un carro le pasaba por encima quizás ni se enteraba.
—Mewi, prometiste comprarme ropa—dijo.
Mew suspiro y se quitó la almohada de la cara abriendo poco a poco sus oscuros ojos. Mew quería seguir durmiendo, era su segundo día de descanso y solo quería hacerse uno con su cama, pero una promesa era una promesa y el no podía romperla. Su híbrido era un buen chico y merecía un buen amigo, algo así como una figura familiar para guiarlo y ya Mew había decidido que ahora que había aceptado a Gulf y viviría con él, debía cuidarlo.
—Esta bien—articulo y Gulf inmediatamente lo abrazo y le dio un beso en la frente y en las mejillas.
Mew se sorprendió un poco por el repentino afecto que sus mejillas de repente se sintieron calientes. Aún para Mew seguía siendo extraño que su tigre ahora vuelto humano y con cola y orejas le diera besos inocentes en la cara, era algo a lo que tardaría en acostumbrarse.
Gulf se apartó con una luminosa y preciosa sonrisa y ahora Mew pudo observar con atención que su ropa le quedaba un poco grande a Gulf. Definitivamente el híbrido necesitaba comer más y necesitaba ropa nueva urgente.
Se levantó y Gulf se adelantó corriendo, parecía rebotar de la emoción. Su cola se movía y Mew no podía apartar la mirada, era una reacción adorable.
Mew fue primero al baño, se cepillo y lavo su cara. Después bajo para preparar el desayuno, y ya Gulf estaba luchando con la cafetera para preparar café, pero con mucha determinación lo logro y Mew se sintió orgulloso del híbrido. Se dispuso inmediatamente a preparar el desayuno; que consistía en unos sabrosos panqueques. Cuando todo estuvo listo ambos en sincronía llevaron los platos, las tazas y la comida a la mesa y comieron en un agradable silencio.
El pelinegro tenía tiempo sin experimentar un cálido desayuno al lado de alguien, como era un hombre ocupado y la mayoría del tiempo prefería tener aventuras sexuales, en vez de amarrarse románticamente a alguien, por eso está cómoda comida al lado de su híbrido tenía a todo su interior sintiéndose cálido y feliz.
Quizás al principio pensó que tener un híbrido era el fin del mundo y que sería terrible haber encontrado ese tigre entre tantos, pero ahora lo agradecía al ver la sonrisa dulce y luminosa de Gulf mientras comía sus panqueques como si eso simples panqueques fueran el mismo cielo.
—Estuvieron deliciosos, cocinas muy bien mi Mewi—halago.
Mew no sabía cómo sentirse, estaba entre apenado y avergonzado. El sabía que cocinaba bien y muchas personas se lo habían dicho y siempre lo elogiaban, pero escucharlo de Gulf lo hacía sentir tímido y no sabía como responder, después de un rato solo pronunció "Gracias" bajito y asintio.
Cuando terminaron de comer, Gulf se ofreció muy feliz a lavar los trastes y Mew en ese momento aprovecho subir a su habitación para bañarse y vestirse. Tenía una promesa que cumplir, sonrió, no podía defraudar a Gulf.
A Mew bañarse no le tomo mucho tiempo unos 30 minutos lo mínimo. Busco algo casual que ponerse y optó por una camisa holgada con un logo de unas panteras y unos jeans. Peino su despeinado cabello y le dio una forma más decente. Con las llaves y su cartera a la mano bajo las escaleras y busco a Gulf.
Lo encontró en el sofá, sus orejas se movían mientras miraba fijamente una serie romántica. Mew quiso reír pero se contuvo, ya que su híbrido parecía curioso y más cuando la pareja protagónica comenzó a besarse. Gulf se tapó la cara y miro entre sus dedos, su cola abrazaba el cojín, a Mew le pareció adorable la reacción de Gulf.
Y al mirar el sonrojado rostro del joven, Mew se dio cuenta que Gulf aún no había experimentado el amor y quizás nunca lo experimentaría, porque era un híbrido y cualquiera persona que lo viera, lo subastaria o lo utilizarían de conejito de indias. Así que conseguirle una pareja era complejo y encontrar otro híbrido tigre sonaba aún más complejo. Y eso hizo sentir triste a Mew. Trato de apartar esa quemadura en su corazon y el mal sabor de su boca y camino hacia el sofá y se sentó al lado del híbrido y Gulf tan distraído como estaba pegó un salto tocándose el pecho.
—¡Amo vas a matarme!
Mew rió, pero a los minutos sus cejas se juntaron.
—Que te he dicho no soy tú amo. Ahora somos familia. Soy tu amigo.
Gulf suspiró.
—Es que a veces lo olvido. Los pocos híbridos que llegue a conocer que llegaron a tener dueños me hablaron que sus dueños les gustaba que los llamarán amo y los mandaban hacer cosas raras y eran tan crueles que ellos no les quedó de otra que escapar... Pero tú no eres así, eres maravilloso mi Mewi.
Mew sonrió con tristeza.
—No voy hacerte daño, Gulf. Yo solo quiero cuidarte y protegerte.
Gulf le brillaron los ojos y abrazo a su dulce dueño, aquellas palabras dulces de Mew le llegaron hasta el alma, su corazón revoloteaba. Restregó su cabeza en el cuello de Mew y el olor masculino y a canela inundó sus fosas nasales envolviendolo, suspiró y Gulf apretó muy fuerte los brazos alrededor de aquella delgada cintura. Gulf no quería soltar nunca a Mew, quería impregnarse y llenarse con su esencia. Cerró los ojos y comenzó a ronronear.
Mew rió enternecido y sus dedos tocaron aquellas hebras castañas acariciando en el proceso las suaves orejas. El sonido se hizo más fuerte, Gulf estaba complacido y dichoso en los brazos de su Mewi.
Mew siguió acariciando por unos minutos más las orejas y el sedoso cabello, pero después miro el reloj depositado en la pared del frente y cada minuto que pasaba era oro, debía comprarle la ropa y los objetos personales a Gulf, así que con dolor debía reventar la burbuja de su híbrido. Aunque no podía negar que amaba la sensación de tener a Gulf abrazándolo, lo hacía sentir cómodo y en paz, y no era una sensación tan rara como la de los besos en el rostro.
—Gulf... ¿Recuerdas el por qué me levanté temprano? Fue por tu causa y debo comprarte ropa—le recordó.
Gulf con un puchero se alejó. Abrazar a Mew le hacía sentir cosas bonitas y cosquillas en su estómago. El híbrido quería sentir esas embriagadoras sensaciones, pero entendía, él había sido quien levantó con insistencia a su dueño para que le comprará ropa, así que con dolor debía dejarlo ir. Aunque una idea iluminó su cabeza de repente.
—¿Mewi, puedo acompañarte?—pregunto.
Mew le acarició el cabello con cariño.
—No puedes, mi ropa te queda gigante, ¿y cómo haré para ocultar tu cola y tus orejas? Así que no, lo siento, Gulf.
Gulf se entristeció y se desparramó por el sofá abrazando el cojín.
—No me mires así. Sabes que solo quiero protegerte.
Gulf cambio su semblante dedicándole una pequeña sonrisa a su dueño, porque sabía que Mew solo quería protegerlo y salir al mundo exterior era peligroso para él. La protección de su Mewi lo hacía sentir tan cálido.
—Lo se, Mewi.
Mew se levantó del sofá y comenzó acercarse a la puerta, pero se detuvo de repente recordando que no sabía la talla de Gulf. Se golpeó la frente y volvió a la sala y quiso reír, porque Gulf no era rencoroso y ya estaba distraído de nuevo viendo aquella empalagosa serie romántica y soltando muchos "Awww, son tan bonitos"
—Gulf.
Gulf se sentó recto y miro a su dueño. Sus orejas bien levantadas.
—¿Qué sucedió, Mewi?
—No sé tu talla y por lo que veo tú tampoco debes saber.
Gulf negó. Tenía tiempo que no tenía ropa, había vivido tanto tiempo en su forma animal para protegerse que había olvidado un poco las costumbres humanas.
Mew no sabía qué hacer, no podía comprar sin saber la talla porque si traía la ropa o los zapatos a casa y no le quedaban a Gulf habría perdido el tiempo comprando. Bufó, que difícil, se sentía como un padre primerizo. Tener un híbrido era casi igual que tener un bebé; debía cuidarlo, protegerlo, orientarlo y enseñarle las cosas que desconocía.
Mew se quedó detenido en la sala de estar pensativo acariciando su mentón. Gulf hace rato lo había dejado de mirar y se concentró en ver su serie recién encontrada. Después de unos segundos una idea iluminó la mente de Mew y se dirigió rápidamente a su habitación, busco en su gaveta la cinta de medir y bajo las escaleras.
Se acercó a su tierno y rojo híbrido que estaba embelesado aún con la serie.
—Gulf, levántate, voy a medirte.
Gulf se levantó y miro con extrañeza a su dueño. ¿Medir? ¿Por qué su dueño lo mediría?
Sin perder mucho tiempo Mew se acercó invadiendo el espacio personal de Gulf, ocasionando que este se sonrojara y no era para menos, su dueño midió su cintura, sus piernas, sus brazos, su espalda, sus pies. Gulf estaba rojo y tembloroso. Sentía un cosquilleo en todo su cuerpo y su corazón no dejaba de latir. ¿Acaso moriría? Si pasaba igual sería feliz porque él que su dueño lo tocará lo hacía sentir especial y querido. Era tan extraña la sensación.
Mientras Mew hacía su trabajo de manera profesional no se daba cuenta de las sensaciones raras que estaba experimentando su bonito híbrido. Cuando Mew se sintió satisfecho se alejó sonriente hacia la puerta. Era hora de comprar.
El sonido de la puerta hizo eco, al igual que el sonido del motor del carro al partir.
Gulf se quedó estático en el mismo sitio, su mente viajando a muchos escenarios, su cuerpo sintiendo una corriente eléctrica dónde Mew lo había tocado. Tocó sus mejillas y cerro los ojos.
"Mi bonito dueño me hace sentir raro"
No sabía como sentirse con dicha información. Era la primera vez que le sucedía. Pero su madre siempre le dijo "Cuando un híbrido tigre elije a su persona especial es para siempre y sus ojos no miraran a nadie más"
Se tumbó en el sofá y la felicidad al saber que Mew le compraría ropa se evaporó en segundos. ¿Y si llegaba a florecer en su corazón sentimientos románticos hacia su dueño? ¿Qué haría? ¿Su dueño aceptaría sus sentimientos o le parecería raro que los tuviera?
Paso horas perdido en su mundo y viendo el techo. Abrazo el cojín y siguió pensando y pensando. Desde que quedó solo vagando por el mundo sin hogar nunca se preocupó por cosas como estas.
Su madre el tiempo que estuvo viva le hablo del amor y le explicó muchas cosas de ese pegajoso y bonito sentimiento, pero aún para Gulf seguía siendo un tema extraño y poco accesible. No entendía que le pasaba, solo había pasado una semana y la mayor parte de su convivencia con Mew había sido en su forma animal, pero en el fondo había amado cada segundo y se había sentido cálido al ser tocado por Mew y que esté no demostrara ni una pizca de miedo ya que Gulf era un gran tigre naranja.
Y las emociones y sentimientos lo hacían sentir raro, tenía tiempo que nadie lo había tratado como lo había tratado Mew. Con cariño, afecto y amor. Y ahora que podía interactuar con Mew y hablarle, todo su interior se sentía emocionado y feliz.
La confusión aún nublaba su mente, pero estaba decidido averiguar que sentía por Mew, porque quizás el cariño que Mew le había mostrado lo habían confundido y quizás ahora que conviviera con Mew en su forma humana se confundiria aún más, pero estaba listo para afrontar y sentir.
Gulf divago por horas olvidando su serie de la cual estaban dando una maratón especial. Tanto fue el tiempo que se la paso pensando que cuando escucho el sonido de la puerta se sorprendió un poco y se levanto encontrándose con la tierna imágen de Mew oculto entre miles de bolsas.
Una gran sonrisa llena de ternura iluminó la cara de Gulf y decidió ayudar a Mew, que le agradeció con la mirada. Juntos llevaron las bolsas a la habitación de Gulf. El híbrido se había olvidado de sus pensamientos confusos y estaba ahora saltarín revoloteando y queriendo abrir las bolsas.
—¿Puedo abrirlas?—el entusiasmo lo iluminaba como un faro. Zarandeo a su dueño—Por faaaa... Estoy ansioso.
Mew sonrió.
—Claro, Gulf, todo esto es tuyo.
Gulf sintió una alegría plantarse en todo su ser. La calidez lo embargaba y sin poderlo evitar abrazo a su dueño, estaba tan agradecido con él, porque después de tanto tiempo al fin tenia un hogar. La sensación era bonita.
—Gracias mi Mewi.
Mew le correspondió el abrazo a su híbrido y se vio envuelto en una hermosa calidez que hacía sentir a su corazón blandito. Sabía que haberse quedado con Gulf era la decisión correcta y sabía que desde ahora lo protegería.
Antes estaba solo en su desolada mansión y ahora su vida se había inundado por Gulf, y aunque aún para Mew era extraño convivir con un híbrido, estaba casi seguro que todo iba a funcionar, que su híbrido y el vivirían felices y aprenderían a entenderse.
Mew abrazó con más fuerza a Gulf y este soltó leves y suaves ronroneos transmitiéndole calma y paz.
(๑)
Ahora sí, vengo a saludar como se debe ¡Hola bellezas de este mundo! ¡Preciosuras de la galaxia! ¿Cómo están? Espero que bien. Hoy les di doble actualización para recompensar (soy buena gente 7u7)
Hace días tenía los capítulos listos, pero no los publique porque trato de revisarlos para que no tengan tantos errores, porque en algún momento mis historias las editare y no quiero que se me haga tan complejo. Pero en estos días no pude revisar porque estoy sufriendo de insomnio y eso me agota y mi insomnio se debe a que tengo alergias y no me dejan dormir :c así que espero pronto se me quiten.
Pero eso no quiere decir que abandonaré mis historias, seguiré publicando cuando yo pueda. Hay momentos que les regalaré doble actualización y en otras un solo capítulo.
Aparte de eso, quiero escribir una historia de cambiaformas osos super bonita. Porque siempre he tenido la ilusión de una historia con esa temática uwu así que deseenme suerte para ver si la inicio prontito.
Esta nota es muy larga kakshdk bueno solo quería explicarles... Les deseo un bonito día y se me cuidan ˖♡
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