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😾 06 😾

—¡Estamos en casa! —gritaron unísono, los dos adultos que estaban en la puerta de la casa Min.

—¡Papá, Mamá, bienvenidos! —se acercó el rubio menor saludando a sus progenitores, casi nunca estaban en casa.

Los dos hermanos habían sacado el color del cabello de su padre, rubio, mientras que su madre era pelinegra y de figura esbelta.

—Gracias, Taehyung —agradeció  la madre a su hijo menor, dedicándole un mirada llena de amor— ¿Dónde está Yoongi? —preguntó por su hijo mayor que no se encontraba recibiendo a sus padres.

—Mañana cenará en la casa de Jiminie-hyung y se está preparando—informó con anticipación el paradero que iba su hermano—. Es imperdonable...

—Oh, ¿de verdad? —la fémina se sorprendió un poco—. Jiminie es bastante extraño —dijo pero al ver la cara fruncida de su hijo menor, le explicó —. Yo nunca saldría con un chico tan odioso como Yoongi.

—¿Verdad que sí? —siguió el juego a su madre, recordando como Jimin siempre saludaba a Yoongi y éste sin interés alguno lo miraba—. Es tan antipático y Jiminie-hyung es un ángel...

—¿Qué? ¿Yoongi tiene novio? —preguntó esta vez el más alto de los tres, el padre de Yoongi y Taehyung, era un hombre muy alegre de por si.

La mamá de los chicos y Taehyung miraron al adulto confundidos al ver que éste no sabía que Yoongi y Jimin tenían una relación de cuatro años ya.

—Estoy en casa—avisó un hombre alto de cabellos negros, serio como casi siempre, según su esposa.

—¡Bienvenido! —dijo el único chico adolescente, sentado en sofá leyendo una revista casual.

—Oh, vaya, bienvenido a casa —la madre del pequeño Jimin, que era rubia, saludó a su recién llegado esposo para acercarse a él—. El baño está listo —informó a su marido.

—Cállate, ya lo sé —la miró serio para hacerle saber que siempre decía lo mismo.

—Y la comida también está lista —proseguía cómo todas las noches a repetirle todo lo que hacía.

—No es necesario que me informes de todo —no entendía el porqué de su esposa le daba detalles, ya era un adulto.

—Te serviré enseguida la comida —sonrió muy dulcemente enseñando una dentadura perfecta al mismo tiempo que sus ojos se hacían dos dulces líneas, al parecer característica de los Park

—Gracias... —dijo desviando la vista del rostro de la bella mujer con un leve sonrojo en las mejillas.

Jimin desde el sofá los miraba muy cariñosamente, veía a los dos adultos pelear por cosas insignificantes, aunque más bien veía solo a uno pelear.

—Dame tu maletín —habló delicadamente ofreciendo su mano a su esposo para que le dé el maletín.

—Cállate, no necesito tu ayuda, y me serviré sólo —dijo ajeno a la amabilidad de la mujer.

El pelinegro veía a sus padres muy pensativo, esa escena le resultaba muy familiar a sus ojos, pero de dónde la recordaba...

"Yoonie, vayamos a casa juntos"

"No me sigas, feo"

Oh ya recordaba de dónde había visto la escena, «Al parecer es de familia...» pensó al ver que la relación de sus padres, era igual a la suya.

El día siguiente llegó y estaba al frente de la casa de su novio, decir que los nervios lo consumían era poco, pero claro que no lo iba a demostrar frente al padre de éste.

Jimin lo recibió e invitó a entrar a la casa para después esperar en la mesa que estaba al costado de la cocina, todo era muy ordenado.

—Qué hay —dijo una voz que provenía de un adulto, no más de cuarenta años, venía casual para saludar al novio de su único hijo.

—Hola —saludo cortésmente pero sin mostrar emociones de más, no era la primera vez que hablaba con el padre de Jimin.

—Café para ambos, ¿verdad? —preguntó amable el pequeño Park a las dos personas que amaba mucho.

—Pues como siempre —le dijo su papá mirándolo—. No me preguntes cada vez, Jimin —su único hijo tenía la misma costumbre que su madre.

—Lo que sea para mí—respondió Yoongi ajeno a la petición de su novio.

—¡Muy bien, tardaré un minuto! —se fue hacia la cocina con una sonrisa y poniéndose su delantal rosa para servir a los de la mesa sentados.

Las dos personas que se quedaron en la mesa se empezaron a mirar  intensamente. Pareciera que pudieran comunicarse mediante miradas.

«¿Acaso mi hijo no está cada día más lindo?» dijo el padre de Jimin con una mirada hacia Yoongi sin dejar de hacerlo.

«¡Es un ángel!» "respondió" el rubio dedicándole la misma mirada al señor, los dos parecían estar en otro mundo, en uno propio, dónde solo podían hablarse así.

«Yoonie y Papá... Me preguntó que estarán pensando ahora... » se preguntó internamente el chico de cabellos negros mientras tenía en su mano una tela. Miraba con mucho interés a esos dos.

Algunas horas habían pasado desde la "charla" de las dos personas que parecía tratarse con miradas.

El timbre sonó, al parecer alguien tocaba la puerta de los Park, así que la madre de Jimin fue a revisar quien era el nuevo visitante.

—Hola, Young Mi-ssi—saludó la señora Min, que había venido a visitar a los padres del pequeño Jimin—. Traje un delicioso pastel.

—¡Oh, que bien!—respondió al saludo que le dio su amiga, tiempo que no se veían—. Muchas gracias, Eun Hee-ssi. ¡Prepararé un poco de té!

Las dos madres se daban la manos muy simpáticas, eran madres que se llevaban muy bien.

—¡Park-ssi! ¡Buen trabajo como siempre! —gritó muy enérgico el padre de Yoongi, éste respetaba de verdad a su jefe, el señor Park — ¿Vas a beber? ¿Puedo acompañarte? —agitaba las manos para llamar la atención de Park, admiraba al hombre— ¡Traje un poco de Kimchi! —persistía en su trabajo de llamar su atención.

—Ah... Gracias... Hyo Ahn —habló el padre muy incomodó por la excesiva atención que le daba su empleado.

—¡Eres increíble! ¡Muy increíble! ¡De verdad te respeto! ¡Eres el mejor jefe!

A simple vista se notaba que los dos padres no era muy cercanos, o bueno mejor dicho solo uno de ellos, al veces no lo soportaba.

Las horas pasaron y era el momento de irse, los Min se empezaron a despedir de los padres de Jimin e irse a su hogar.

—Bueno, creo que ya es hora de irnos—primero se despidió la señora Min a todos los presentes.

—Espero que la hayan pasado bien—dijo gentil la madre del pelinegro, para acompañarlos hasta la puerta.

—¡Baek Suk-ssi! ¡Por favor, bebe conmigo otra vez! —gritó eufórico para ver otra vez a su jefe.

—C-Claro... —respondió ajeno a la alegría del padre de la pareja de su hijo.

Los padres de Yoongi se fueron primero para dejar que su hijo se despidiera de su tierno novio.

—Yoonie, te acompañaré —propuso Jimin al ver que era de noche y no desea que nada malo le pasara a su novio.

—No es necesario, feo. No me sigas —lo miró con cara de pocos amigos, al veces no controlaba sus propias palabras.

—Pero está oscuro afuera —insistió con tono preocupado el pelinegro, su novio solo vestia casual y podrían robarle.

—No sigas, me das asco —respondía huraño mirándolo con desprecio—. No te molestes. Aléjate de mí.

El señor Park veía a esos dos tratarse muy feo, que en realidad, era el rubio pálido quien trataba muy brusco a su hijo.

—Iré a hablar con él. No puedo permitir que le hablé así... —exclamó con molestia por como le hablan a su tierno hijo.

—Ah, claro... —respondío la mujer apoyando a su marido con lo que iba hacer, pero cuando el mayor estaba parándose para ir hacia los adolescentes, le dijo amablemente—. Es tal como tú. ¡Así eramos cuando jóvenes!

El señor Park se quedó estático en su lugar mirando a su esposa y las palabras dichas por ésta, lo descolocaron.

—¿Qué?

—Así es

El mayor de los Park se acercó al rubio que ya estaba por irse, pero también debía despedirse.

—Espero que vuelvas pronto—dijo poniendo su mano en el hombro de Yoongi para así despedirse del novio de Jimin.

—¿Huh? Gracias...

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