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•02 | Neko.




—Entonces, ¿Vas a visitar al rarito?—pregunta YoonGi, del otro lado de la línea.

Jungkook mira fijamente la entrada de los dormitorios donde yace Taehyung, con el corazón latiendo lleno de furia. Es demasiado temprano, aún faltan veinte minutos para las once, y él ya está más que ansioso por poder tocar aquella puerta que Taehyung le indicó antes de despedirse aquel día.

—Sí, ya te vi. Jungkook, en serio, sal de detrás de ese arbusto, pareces un jodido secuestrador—pide en medio de un suspiro.

—Lo siento—susurra, saliendo del arbusto y fijándose que su amigo está en la ventana de donde siempre espiaba a Taehyung. Lo saluda con la mano lleno de timidez—. Hola Hyung...

—Jodido mocoso... Si no fuera porque me llamaste, siguiera en mi maldito sueño en el cual era un playboy millonario que se jode bien duro al imbécil culón que el rarito tiene de amigo—refunfuña.

—¿A quién?—se gira hacia el pálido una vez más, y desde ahí puede identificar que sus ojos están ardiendo en llamas—. Das miedo, YoonGi Hyung.

—¡Es que! Ach.... El desgraciado de Park dijo que debo tener un pene tan pequeño, que debe pasar desapercibido como Kuroko, ¿No es un hijo de perra? Es que déjalo que lo tenga en cuatro en mi cama, le voy a partir el culo en veinte pedazos. Me lo voy a follar tan duro, que haré lo mismo que hace Saitama.

—¿Qué hace?

—¡Destrozarle el culo de un solo golpe!—ríe como demente ardiendo de ganas de demostrarle que nadie se mete con su pene y sale ileso de eso.

—En serio usted tiene un gran problema, Hyung—comenta con horror.


...


Diez cincuenta y cinco de la mañana, y Jeon Jungkook está frente a la puerta de la habitación de Taehyung.

Sus manos sudan más de lo que debería. Su garganta repentinamente se sienta tan seca como si llevara días sin haber tomado un mísero trago de agua. Bien, debe actuar como un adulto, posee veinte años ya, y no puede comportarse como un chico inmaduro... Aunque técnicamente eso es lo que es. Solloza internamente. No es su culpa que nunca haya tenido un novio, y que a duras penas a dado un beso por jugar la botellita. Rayos, no desea dañar este momento, en serio Taehyung le gusta, le gusta tanto que estaría dispuesto a decirle ''Onii-san'' O algo así fue que escuchó a YoonGi decir antes de colgar...

La puerta se abre de repente sin permitirle prepararse realmente para lo próximo. Y vaya que necesitaba ese tiempo, porque lo que aparece a continuación es una burla mordaz para sus hormonas. Orejitas peludas en acompañamiento de unas patitas de gato color negro. Por cristo y sus ángeles... ¿Qué es él? Su alma parece querer salir de su cuerpo cuando sus ojos toman posesión de su control, y se deslizan sin disimulo por todo ese cuerpo lleno de curvas.

—J-Jungkook-kun... T-Te esperaba—susurra apenado, comiéndose su labio inferior con los dientes. Jungkook sin poder dejar de mirarlo, distingue un segundo después una pomposa cola por detrás de su espalda que posee un lindo lazo rosa en la punta, y aunque no quisiera preguntarse aquello, en serio siente curiosidad de saber cómo es que dicha cosa se mantiene tan estable—. ¡E-Espero no te moleste este atuendo de Neko-chan! Es que... S-Siempre los fines de semana hago cosplay.

—Me gusta—asegura de inmediato, por fin siendo capaz de observar su cara.

Vaya, Jungkook verdaderamente no cree tener oportunidad con alguien como él. Taehyung es... ¡Es tan hermoso! Joder, sus padres tuvieron que hacerlo con demasiado amor para traer al mundo tan precioso chico. Sonríe con timidez hacia el mayor, sitiéndose repentinamente tonto. ¿Cómo siquiera pensó que podría llamarle la atención? Si es tan poco agraciado y siempre está solo.

—S-Se ve muy tierno de esa forma.

—¿Te gusta?

—Mucho. ¿Dijo que era de Neko-chan? Es decir, un gatito—Taehyung asiente en seguida con mucha felicidad que preste atención a todo lo que dice. Definitivamente Jimin tenía razón al decirle que ese era el atuendo adecuado para la ocasión... A pesar de que cree que las medias panties con caritas de gato justo por sobre el pequeño vestido peludo es demasiado—. Entonces me gusta que sea un Neko-chan, Hyung. L-Le queda fantástico.

¡Por Yato-sama, Jungkook-kun en serio se ve tan lindo utilizando palabras japonesas!

—E-Entonces... Es hora de abrir la puerta de la verdad como lo hizo Edwards Elric—comienza a susurrar con ojos brillantes de viva emoción. Eso es lo que necesitaba para confirmar que Jungkook era digno de entrar a sus aposentos—. En este momento abriré las puerta para ti Jungkook-sama, para que al fin puedas entrar totalmente en mi... Ah~ eso se escuchó tan mal—gimotea agudamente, cubriendo su boca con la patita de gato. No puede creer que su mente lo traicionara de aquella forma—. ¿Debería ser castigado por ser tan mal pensado?—se pregunta, moviendo un poco el rabito peludo de su disfraz.

—Yo c-creo que es mejor que termine de abrirse... ¡D-De abrir la puerta!—aclara en seguida, aun siguiendo el movimiento de aquella perfecta cadera que hace mover ese cola peluda.

Por todos los dioses del mundo, ¡Jeon Jungkook necesita averiguar cómo es que se sostiene esa cosa! Taehyung asiente dándole total razón, y abre la puerta finalmente para que pueda entrar. Cierra tras su espalda.

—Oh, por Dios...—gime el azabache, una vez pasa.

—Esto es... Umm... ¡Qué vergüenza! Solo Jimin-chan ha entrado aquí, por eso espero no te parezca tan excesivo. Esta habitación es... Es mi...—jadea un poco excitado de su mayor logro—, ¡Es mi pequeño gran secreto!—exclama más que feliz y orgullo de ser tan excesivamente genial en algo. Jungkook que aún no se ha movido ni un milímetro de su lugar, deja que su boca caiga abierta del asombro por todo lo que tiene que registrar—. Como puedes ver, hay un poco de todo, Seinen, Shonen, Shoujo, Gore, Yaoi, un poco de Yuri con hentai, Ecchi, Etc, etc. Entre todos estos CDs, poseo una colección exacta de 1356 animes divididos entre los diferentes géneros que acabo de mencionar, sin incluir las 896 series de anime que poseo de forma digital en diversos discos duros. Jungkook-kun... El camino para poder entrar a este mundo es un poco complicado al principio, pero no temas... A-Aquí está Onii-san para ti—comenta con nerviosismo sin dejar de morder su labio inferior.

Y Jungkook supo que jodidamente quería tirarse de cabeza a este mundo, si con ello tendría la dicha de poder apreciar a este hermoso Neko-chan todos los días.

—Por favor, no se contenga conmigo... O-Onii-san... Yo puedo tomarlo todo.



269 series después...



—¡No, esto es!—chilla Jungkook, lanzando al suelo su cojín de Kurama súper kawaii que Taehyung le regaló en su cumpleaños pasado.

Sus puños están apretados a sus costados, y su mueca frustrada es evidencia de que no le gusta lo que ve. Taehyung se mueve un poco con pereza sobre la cama para colocar investigar qué es lo que molesta a su pequeño. Si, Jungkook desde que inició en esto de las series de animes se ha vuelto un poco más susceptible que antes, y eso lo hace una ternura temperamental.

—¡Onii-san!—llama, pataleando el suelo en medio de un berrinche.

—¿Qué sucede?—inquiere, colocándose de pie junto a él para verificar como sus ojitos están un poco húmedos. Sus dedos rápidamente van a sus mejillas y acarician con suavidad, tratando de apaciguar la tristeza que sabe está sintiendo, él vivió lo mismo la primera vez que vio aquella escena—. Ya... No pasa nada, Jungkook-kun. Ellos ahora podrán jugar por mucho, mucho tiempo...

—P-Pero... Mereum y Komugi... Ellos—el mayor lo atrae contra su cuerpo y abraza con excesiva suavidad, reconfortándolo apenas lo hace.

Siempre es lo mismo. Cuando Jungkook está triste por alguna escena que coloca en peligro sus lágrimas, su mayor siempre lo toma en brazos y le brinda calor de comprensión. Es extraño, o fue extraño en un principio, tomando en cuenta que él jamás había llorado como un bebé ni siquiera por las películas de perritos y lo hizo cuando vio Zankyou no terror debido a sus condenados Ost tan magistrales.

Taehyung se ha convertido es mucho más que un amigo para Jungkook, hermano o compañero de series durante esos casi dos años que descubrió este espléndido mundo. Su mayor se ha ganado ese puesto de oro que solo una persona puede obtener durante su transitar en estos senderos desconocidos, el amor de su vida, está seguro que de ello. Con solo poder olerlo o sentir su calor, lo puede confirmar. Pero durante todo este tiempo nunca ha podido dar voz a sus palabras por miedo.

Miedo a ser rechazado.

Básicamente este temor nace al poder observar la grandiosa fuerza vital que, el ahora rubio, posee en su día a día. El notar como no siente ni un poco de vergüenza por vestirse muchas veces con trajes exóticos, que para los demás le parecen ridículos, pero que para él son lo más genial del mundo, y es así, Taehyung puede lucir cualquier tipo de cosa por su afinidad a los pequeños detalles, es dedicado y demasiado dulce para existir. El mundo no merece a alguien como Taehyung, y él mucho menos, siendo tan... Jungkook. Solo eso.

—Ven...—el rubio toma su mano con cuidado y lo obliga a acostarse en la cama para él poder tomar el otro extremo. La nariz del mayor rápidamente se pierde entre su cuello, y puede experimentar esa deliciosa sensación de placer con un tacto casi inocente—. No estés triste, no me gusta que lo estés. La idea de estas noches de maratón es divertirnos y compartir, no verte llorar.

—Es que... Me pareció tan triste—la mano de Jungkook se posa en esa curveada cadera, comenzando a dejar masajes de forma inconsciente. Las mejillas de Taehyung se tiñen de rosa—, las muertes siempre serán mi talón de Aquiles... ¿Recuerda cuando Itachi murió? ¿Neji? E incluso Nina, la niñita de Fullmetal Alchemist... Yo en serio pasé horas llorando.

Ante tal recordatorio, Taehyung se pega con más fuerza a él, dejando que sus ojitos cafés se queden más tiempo del necesario en los distintos afiches que han ido llenando la habitación de Jungkook en esos casi dos años. En los cambios que ha tenido su personalidad y esa forma de compenetrarse con él. Ahora son casi inseparables, duermen juntos, comen juntos, estudian en sus tiempos libres a pesar que sus carreras son completamente distintas, y ese nivel de confianza hace que su corazón lata desenfrenado en su pecho. Lo quiere. Taehyung realmente lo quiere, y siente que está perdiendo su tiempo con solo mantenerlo callado en su interior.

Debe decirle...

Quiere decirle...

Pero...

—Tae Onii—interrumpe el azabache su arrebato de valentía—, ¿Qué sucedió con Hoseok Hyung?—pregunta finalmente, dejando que la mano que antes estaba en la cadera contraria suba con cuidado por su brazo—. Llevo mucho que no lo veo junto a usted... Tengo entendido que las cosas iban bien—la sola afirmación de aquello hace que la tristeza de Taehyung crezca.

Hoseok era un amigo que lo estaba cortejando, y al cual Taehyung simplemente le seguía el paso para olvidarse del dolor que el desinterés de Jungkook le hacía sentir, pero como lo supo desde el principio, ellos no encajaban.

No como Jungkook lo hace.

—Jungkook—llama con suavidad. El azabache lo observa a través de sus cabellos color oro, completamente extrañado de que no utilice el honorífico que por defecto coloca al final de su nombre—. ¿Recuerdas a Naho y Kakeru?—el azabache hace un pequeño sonido de afirmación, dándole a entender que si lo hacía, sin terminar de comprender a qué viene eso al caso—. Estuve pensando en ellos hace unos días, al igual que hoy... Ellos... Todos estaban llenos de arrepentimientos por las cosas que no hicieron o dijeron, y yo... No quiero arrepentirme ¿Sabes?

—¿De qué tendría que arrepentirse?

—De las cosas que nunca dije—con demasiado cuidado se separa del menor, para poder fijar su temblorosa mirada en aquellos ojos oscuros que son como un misterioso agujero negro—. Las cosas con Hoseok no funcionaron... Porque yo nunca lo estuve observando a él, Jungkook. Yo solo tenía mi atención en ese chico que vio todo Sakura card captor conmigo, aquel que nunca dejó que quitara el opening de Kanon, que lloró como un niño por 5cm por segundo y vio la fortaleza que tenía Hotaru de Hotarubi no mori e al recordar a Gin... Solo en él, tenía mi meta.

—Todo eso lo vivió fue conmig...—sus palabras se cortan de inmediato y sus ojos se expanden ampliamente—. ¿Yo?

—Tú...

—Pero...-

Taehyung se lanza sobre él y junta sus bocas en un beso torpe. No, está cansado de todos esos comentarios llenos de dudas e inseguridades por parte de Jungkook, lo sabe, sabe que siempre rehúye de su mirada porque siente que no es lo suficientemente genial para merecerlo, pero, ¿Quién dice que no lo es?

—No digas ni una sola palabra para denigrar—pide una vez se separa solo un poco, y puede acariciar su nariz con la contraria con demasiado cariño. Su pecho va a explotar de tantos sentimientos encontrados—. Eres la persona más dulce y hermosa que he podido conocer, Jungkook-kun. Eres incluso más hermoso que Sesshomaru, mi esposo imaginario. No sabes lo bello que tienes que ser para que yo piense eso.

—¿M-Más que Kaneki con el cabello blanco?

—Más que el mismísimo Levi Ackerman.

—Wo... Entonces realmente soy lindo—susurra con asombro, y un poco de vergüenza.

Taehyung sonríe perezosamente, volviendo a juntar sus labios en un beso un poco menos torpe que el primero. En este, al menos Jungkook pudo probar sus dulces labios con demasiado placer y agrado, siendo totalmente perfectos tanto en contextura como sabor.

—Usted también me gusta onii—logra decir entre pequeños besos—. Lo quiero... Demasiado...

—¿Qué estás esperando para preguntarlo?—ínsita, una vez sube sobre sus caderas para acortar la distancia de sus cuerpos. Taehyung es tan cálido, calza perfectamente sobre su regazo.

—¿Quiere ser... Mi tierno otaku por toda la vida?

—Quiero.

Y tal como aquel capítulo al cual dejaron de prestar atención ante dicha declaración, vinieron más durante el resto de la madrugada, donde solo pequeños besos y susurros llenos de un naciente amor era lo que llenaba la habitación de ambos jóvenes.

Claro, sin contar que por fin Jungkook pudo descubrir cómo era que su Onii podía sostener el rabito de gato de tiempo atrás...




-Hany

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