1
Capítulo 1 : Llamada
Otra chica más —pensé, salí de la cama, agarré mis calzoncillos y me los puse, bajé a la cocina a coger una cerveza. Necesitaba desahogarme y la chica que ahora mismo estaba en mi cama se cansó demasiado rápido que no pudo satisfacerme.
Otra vez ese dolor de cabeza que no me dejaba tranquilo, no podía dormir, me acabé la cerveza de un trago y tan rápido lo hice, lo lancé hacia la pared, viendo como se rompía.
Que mierda de vida
—Ahh!! —grité de rabia, todos las mañanas eran igual de frustrantes desde hace un año. Me puse mis tenis deportivos y una camisa con las llaves en la mano y salí rápidamente por la puerta, necesitaba lanzar puños a lo primero que veía delante de mí. Llegué al gimnasio donde iba todas las mañanas y sin pararme a saludar a nadie me dirigí al rincón de siempre, cogí mis guantes y empecé a descargar mi ira contra el saco de boxeo. Llevaba minutos así, cuando escuché la voz de Nathan acercándose hacia aquí, venía animado como siempre, mi gran amigo tan alegre como todos los días después de haber pasado una buena noche. Al verme así, sujetó el saco delante de mí y me animó a darle más fuerte, cuando ya me sentí más tranquilo, me detuve y le saludé con nuestro típico saludo de amigos, pero no era igual a los que hacían la mayoría, el nuestro era bastante original y la inventamos desde muy jóvenes, algo nuestro y de nadie más.
—Muy bien hecho amigo —empezó a hablar mientras me pasaba una pequeña botella de agua para hidratarme— mierda…Adam, te he dicho que debes comprarte las pastillas que te ayudan a dormir, mira como estás, tienes unas ojeras que se ven hasta Pekín —no dije nada solo tomé la toalla para reducir el sudor de mi cuerpo, nos quedamos dos horas más entrenando, todos los días como mínimo tres horas teníamos que estar derrochando esfuerzo y sudor, nunca sabrías que podía pasar y el mero hecho de un duro entrenamiento es una disciplina que nos inculcaron, nunca se puede descansar, siempre atentos y preparados a todo y para todo, una de las muchas cosas que aprendimos en esta vida.
Nathan Mackenzie, era el tipo más mujeriego que he llegado a conocer pero el mejor amigo y compañero, siempre hemos sido fieles el uno al otro y hemos podido resolver cada lucha y problemas juntos, formamos un gran equipo, los dos perdimos algo en la vida pero él sí pudo ser más listo e intentar pasar página, lo contrario a mí, era un problema que no tenía solución y él lo sabía aunque lo negara.
Salimos del lugar, después de que Nathan consiguiera otra cita en el gimnasio para la noche. Fuimos caminando, ya que no quedaba muy lejos, el chico a mi lado aprovechó que había un puesto en la calle, para comprar algo ya que no habíamos desayunado todavía. Asentía en silencio todo lo que decía pero en realidad no estaba atento a su conversación, al llegar, abrí la puerta y entramos, básicamente saltó hacia el sofá dramatizando su fingida muerte.
—Y esto que es…al parecer alguien también se divirtió anoche —tenía con la mano alzada el sujetador de la chica que se lo debió de olvidar, sabía que iba querer sacarme información, es un cotilla de lo peor que ni los detalles quiere perder, así que dije algo rápidamente para salir de la pequeña situación.
—Voy a darme una ducha, huelo horrible —solté lo primero que se me ocurrió aunque sí olía mal, pero bueno, subí hacia la planta de arriba y entré a mi habitación, me estaba desvistiendo cuando encima de la mesa de noche ví un papelito, me acerqué y la cogí, tenía escrito un número de teléfono y debajo ponía Besos, rodeé los ojos, arrugué el papel y lo tiré. Total nunca la llamaría.
Al entrar a la ducha me puse debajo y encendí el agua fría, me gustaba la sensación del agua fría en mí cuerpo, me despierta y sobre todo me espabila, sentía que las gotas que caían eran los problemas que pesaban sobre mis hombros y que se iban deslizando por mi cuerpo hasta llegar abajo dejándome en paz pero, al terminar, volvía esa misma sensación negativa de la que no quería ni pensar.
Abrí mi armario, y elegí unos jeans negros apretados, una camiseta blanca de cuello v y unas botas trenzadas, pasé varias veces mis manos por el pelo para poder acomodarlo pero solo se quedaba más rebelde. Bajé las escaleras y fui donde estaba Nathan, estaba en el sofá mirando un punto específico pero parecía no estar aquí en este momento, me puse delante de él y chasqueè mis dedos en frente de su cara, me di cuenta que estaba vestido y limpio con algo parecido a lo que llevaba puesto yo, él tenía alguna que otra ropa guardada en la habitación de huéspedes, que básicamente se apropió de ella. Cuando su presencia volvió a la Tierra, se levantó, estaba tenso y serio con su mirada dura y la mandíbula apretada, no estaba así desde hace tiempo, eso era raro en Nathan solo se ponía serio en casos concretos, en ese entonces me dí cuenta de que tenía su móvil en la mano al enseñarmelo.
—Nos llamaron —estaba confuso y él se dio cuenta —,era Mark —con solo escuchar ese nombre me tensé rápidamente, el tiempo pasa pero para mí parece que todo ocurrió ayer.
—No hace falta que vayamos —me miraba como sabiendo lo que quería hacer—, podría ser una de sus trampas, sabes como es, un manipulador de primera.
—Sabes que si llama ahora es porque algo importante ha ocurrido o puede que sea uno de sus planes pero… —me dirigí hacia la cocina y cogí la manzana que compré hace dos días y empecé a comerla —¿No tienes curiosidad? ¿No quieres ver como están las cosas después de tanto tiempo?
—No —intentó decirlo de manera más segura pero no funcionó—. Si piensas que te dirán sobre las respuestas que llevas tres años buscando, olvídalo porque no te dirán prácticamente nada.
Hubo unos minutos de silencio, antes de que suspirara exageradamente. Se acercó hacia mí y me agarró de los hombros.
—Está bien, vamos y escuchamos lo que quiere de nosotros, porque absolutamente quiere algo de nosotros porque o sino llamaría a unos de sus miles de hombres a su cargo, pero escúchame bien, como sea sobre algo que no esté relacionado con este tema, nos volvemos rápidamente.
Asentí, aceptando su propuesta, tenía razón, él pareció un poco satisfecho y cogió las llaves.
Cerramos la puerta para después adentrarnos en el coche, al arrancar me mira durante unos segundos, antes de que le haga la pregunta ya está señalando hacia mí de forma acusatoria.
—Si no es eso, volvemos —desvíe mi mirada poniéndome el cinturón para volver a aquel lugar.
Nunca pensé volver, al menos no por ahora, no estaba preparado para pisar este lugar o puede que solo no quería volver aquí por los recuerdos que me traían, este lugar para mí era mi hogar, mi familia fue parte de esto durante generaciones, todos en este lugar se consideran una familia, muchos familiares con apellidos poderosos salieron de este lugar, agentes que se convirtieron en grandes leyendas tanto individual como colectivo, como la nuestra.
Mientras caminábamos por los pasillos, la gente nos miraba asombrados, y lo entendía, es decir, nosotros entrando por la puerta después de todo lo que pasó, si tenía sentido que nos viesen así. Nathan y yo éramos los espías más jóvenes que lograron a formar parte de MARS, el equipo de espías más poderosa y fuerte del país, puede que del mundo, nunca nadie había entrado al equipo élite con tan sólo 19 años, se supone que a esa edad empiezas con misiones que para muchos son para principiantes, pero nosotros les mostramos que también éramos capaces de eso y más.
Caminábamos con paso firme y atentos a cualquier cosa que pudiera pasar, por lo que me había comentado Nathan, para muchos novatos éramos leyendas pero eso de la fama a mí no me importaba mucho. Al subir a la última planta, nos dirigimos hacia el único despacho que había allí y sin esperar a ser cordiales, abrimos la puerta.
Allí con un vaso de whisky en la mano y sentado, esperándonos llegar se encontraba uno de los agentes de espionaje y antiguamente coronel de uno de los mejores ejércitos, miembro más antiguo en este lugar y partícipe también de la generación de mi padre, Mark Hoffman.
—Mirad a quién tenemos aquí…. si son mis dos pequeños espías —estábamos frente a su mesa, no venimos a hablar pero si Mark llamaba era para algo—. Tanto tiempo chicos, pero sé que queréis ir al grano, así que acompañadme.
Se levanta de su cara y cómoda silla giratoria y pasa frente a nosotros, salimos del despacho y por el conocido pasillo, sabía que íbamos hacia la sala de operaciones, al entrar, se encontraba un chico rubio con gafas con una tableta en la mano que controlaba la gran pantalla que estaba al frente.
—Mark, sabes que lo hemos dejado —empieza a decir Nathan cuando nos sentamos, él tenía puesto sus piernas encima de la mesa con una de sus navajas en la mano, jugando con ella.
—No, no os habéis dado de baja porque si lo hubieseis dejado todas vuestras conderanciones se hubiesen ido a la mierda ...pero si os llamé y habéis venido sabéis porqué es importante —Mark es de las personas más inteligentes que existe, su gran inteligencia le hizo llegar al alto rango desde bastantes años—. Pero sobre todo es importante para ti Adam —me señaló, el chico con gafas puso una foto en la pantalla, dirigí mi mirada hacia la foto, y me quedé totalmente quieto al instante. Solo podía mirar la pantalla, no creía lo que veía pero… ¿cómo? y en ese momento esa presión en mi interior se volvió más fuerte que nunca.
—Se trata sobre tu hermano Adam, se trata sobre Bryan —continuó él al mismo tiempo que sentía la mirada de los tres hacia mí pero no podía dejar de ver la foto frente de mí.
—Sabemos quién lo mató, Adam, y puedes acabar con ellos —desde ese momento todo comenzó.
Solo de pensar en su muerte, la culpa volvía a mí como todas las noches. La imagen fue hecha el día de su muerte, lo sé por la ropa que se muestra, su pelo rebelde como el mío se apreciaba desde aquí y sobre todo los hoyuelos que se muestran cuando sonríe.
No mentiré después de escuchar eso, se me aceleró la respiración, se me sentía tenso, no escuchaba nada, no miré a nadie solo me quedé quieto con los ojos realmente abiertos. Cuando volvimos después de tanto tiempo pensé que nos mandarían a una nueva misión, le rechazaríamos y nos iríamos a tomar cerveza. Ahora no sabía qué hacer, no pude evitar pensar en la forma que Bryan me miró por última vez, y el momento en el que toda esta mierda pasó, volví a mirar a Mark, estaba esperando una respuesta pero no confiaba completamente en él como antes, después de cómo nos dió la espalda, no.
—Te pregunté muchísimas veces si tenías alguna pista, prueba o algo relacionado pero siempre dijiste que no y ahora que aunque llevo buscando alguna cosa para matar al asesino de mi hermano, me lo enseñas 3 años después.
Me iba acercando mientras hablaba, sentía rabia, porque seguramente algo tramaba. Lo nombró para que me quedara, de eso no hay duda.
—¿Por qué debería creerte Mark? Después de la última vez,¿ por qué piensas que aceptaremos? —endurecí mi mirada hacia él, estaba relajado todavía con su vaso de whisky en la mano, lo contemplaba mientras movía el líquido en él, Nathan se levantó de su asiento, también tenso, a él también le afectaba de alguna forma el tema de Bryan, también lo quería como si fuera su hermano.
—Primero de todo, aléjate, seas o no activo ahora, recuerda con quién estás hablando —se puso serio y su voz sonó mucho más grave que antes, y la verdad a nadie le gusta cuando Mark se pone serio, sus métodos son bastante horribles y aún lo recuerdo de primera mano, no voy a negarlo pero ya no me dejaría tocar—. Segundo, no sé porqué piensas que te engañaría, esta foto nos la trajeron hace dos días y queríamos estar seguros antes de llamarte y lo sabes. Tu padre es uno de mis mejores amigos y el que está enfrente de mí y el de la foto, sus hijos, ¿piensas que haría algo contra él?
Además…porque llevas mucho tiempo en querer venganza y ahora te estoy dando la oportunidad —bebió un trago largo antes de volver a hablar—. Adam te aprecio y te seguiré apreciando aunque no estés muy contento conmigo, pero sé que si yo te dejaba tú también acabarías muerto, tu padre y hermano te dejaron a mi cuidado y no solo a tu familia —se giró para dedicarle una mirada a Nathan, este rápidamente desvió la mirada hacia otro lado.
—Pero eso no tiene que ver…¡porque no hiciste nada en ese momento! —gritó Nathan después de unos segundos soltando lo que pensaba o al menos una parte, sabía que se estaba conteniendo, volví mi mirada hacia la pantalla, en la imagen, Bryan estaba vestido de negro, camisa negra corta que hacía que sus tatuajes en los brazos se viesen, jeans negros, botas militares negras, como normalmente iba en sus misiones, con su chaleco antibalas puesto, llevaba su pistola bien agarrada en su mano derecha, el mismo color de ojos que los míos brillaban pero esa vez de una forma especial, estaba de frente pero su vista iba hacia otro lugar, y su sonrisa burlona que tanto le caracterizaba, la cuál solo desaparecía cuando le hacían enfadar, eso que poca gente era capaz, lo extrañaba tanto, incluso extraño la forma en que se burlaba de mí cuando me cansaba en sus entrenamientos, y ahora que lo pensaba, seis duras e intensas horas de entrenamiento para que después acabase muerto en una simple misión.
Pero lo que más me sorprendía es con quien estaba en la foto y eso solo hace que se me ponga los pelos de punta.
—Mira…. —soltó un largo suspiro— Tanto tu hermano como tu familia eran grandes e importantes espías internacionales y tú también lo puedes ser... —volvió a soltar un suspiro antes de continuar— No es que lo puedas es que debes serlo y todos sabemos que sí, este trabajo es así, esta vida es así, y todos vosotros sabéis como va esto, él estaba en una importante misión, la más peligrosa que se pudo meter y gracias a él pudimos no sólo averiguar muchas cosas sino salvó a miles de personas por eso, pero lo averiguaron, no sé cómo pero lo hicieron y ahora sé que grupo fue pero no exactamente la persona que lo hizo porque pudo ser cualquiera de esos.
Mark tomó asiento, pero yo ya había escuchado demasiado, no sé si era una buena idea pero solo quería acabar con él quién fue, en una cosa tenía razón Mark, si Bryan no hubiese muerto por esa persona puede que después hubiese muerto por alguien más, porque lo que menos le faltaba a Bryan, eran enemigos.
—Acepto —dije sin más, Mark seguía hablando hasta que me escuchó, se quedó quieto pero al verme decidido sonrió, no confiaba en lo que estaba planeando pero yo solo quería una jodida cosa, vengarme de la muerte de mi hermano mayor y llevaba mucho tiempo queriendo respuestas y ahora que las iba a tener, o algunas de ellas, no lo iba a desaprovechar.
—¡¿Qué?! —Nathan me miró como si estuviera loco, me estaba metiendo en un terreno peligroso, si pillaron a Bryan que era de los mejores agentes como no iban a pillarme a mí, pero al menos tenía que intentarlo y poner adelante los suficientes huevos para hacerlo sin arrepentirme—. Hermano, estás empezando a pensar con la cabeza caliente.
Se acerca a mí.
—¿Por qué le vas creer, tres putos años queriendo averiguar algo, y te lo dice ahora? Sabemos que algo anda mal, muy mal.
Lo que todo el mundo sabe de Mark, aunque su inteligencia y estrategia son de las mejores, él es un hombre que le gusta mucho la manipulación, un hombre que escrúpulos es lo que menos tiene y tampoco le interesa tenerlos.
—Bien, te explicaremos todo lo que sabemos y lo que vas a tener que hacer, pero primero, decidme si vais a estar de nuevo en la organización —dirigió su mirada hacia ambos, el chico rubio con gafas seguía allí detrás de Mark como si fuera un espectador de cine, solo le quedaba las palomitas y mis puños en su cara por metiche pero solo desvíe la mirada de vuelta a Mark.
—Sí —Nathan asintió resignado, pero con duda— volvemos a MARS.
—Vuestros padres estarán muy orgullosos, además sois el menor de la generación O'Connor y Mackenzie, y los apellidos en la organización tienen que seguir. Traed lo necesario y os esperaremos aquí —se levantó para después salir de la gran sala. No perdimos más el tiempo y salimos de allí dejando al rubiales solo.
—¿Estás seguro de esto? Puedes confiar en mí de que te ayudaré, pero quiero saber si estás seguro —habíamos salido del gran edificio e igual como entramos las miradas estaban puestas en nosotros dos, ahora en su coche nos dirigimos hacia mí casa después de una mañana bastante larga.
—Siempre hemos querido saber, aunque sé que se metió en una nueva misión, quiero saber cuál es esa misión que ni a mí me quiso contar y muchas preguntas que me vienen a la cabeza además, no he podido dormir bien desde su muerte —tomé un largo respiro antes de seguir hablando—. Sé que hay algo más y quiero averiguarlo. Necesito averiguarlo.
—Está bien, pero algo planea Mark, ya no confío en él como antes— yo tampoco, pensé—. Además esto significa que ya puedes dejar de culparte por su muerte.
Eso era lo único que no podía hacer
—Tendremos un plan B por si acaso —no me iba arriesgar, Mark es una persona sumamente lista y al que no todo el mundo podía engañarle, al menos no lo que estaban vivos de su época como agente.
—Gracias Nathan, te espero en dos horas— me bajé del coche cuando estacionó frente a mi casa—. Recoge lo que necesites, no sabremos qué pasará ahora en adelante y no llegues tarde —y sin más me despedí para luego entrar a mi casa.
Tenía demasiadas cosas que pensar
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro