Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7


Capítulo 7

Después de una semana de haberse presentado con el regalo para el Peque, como cariñosamente Germán lo llamaba, se había vuelto muy unido a este, cada vez que llegaba del jardín corría a los brazos de Germán, después de saludar a su padre.

Tomás no lo veía del todo bien, no estaba muy seguro de cuanto quería que esa amistad siguiera creciendo.

- Mañana viene los inversionista, si todo sale bien te darán el dinero para abrir más sucursales y volver nuestro pequeño local en una de las cadenas más grandes del mundo en venta de videojuegos. – Comentaba Luis muy contento.

- ¿Nuestro Local? ¿Más grande del mundo? ¿No estás exagerando?

- ¡Yo cuando me imagino las cosas me las imagino en grande!

- ¿O sea que te gustan las grandes? – Interrumpió Germán con una sonrisa.

- ¿Y a ti quien te está hablando, terminaste de barrer la vereda?

- Si, ahora estaba por limpiar los vidrios como el Sr Jefe me lo había pedido.

- Te lo pedí horas atrás, ¿Todavía no lo terminaste?, estas muy lento. Y sabes que no me gusta eso.

- Si Jefe – dijo mirando para abajo y yendo a buscar las herramientas para empezar con la limpieza de los vidrios.

- No entiendo a ese tipo, ¿Sigue con su otro trabajo? – Pregunto Luis.

- Termina las presentaciones para mañana, todo tiene que estar perfecto, voy a ir a buscar a Santy al jardín y de ahí me voy a ver con Marcelo, quiere que vaya a ver unas casas con él. – Dijo ignorando la pregunta de su mejor amigo.

- ¿y Die? ¿Por qué no fue él?

- Me dijo que no podía, en serio necesito una niñera.

- Recuerda Mañana viene los inversionista a la misma hora que sale Santy, lo va a poder ir a buscar.

- Sí, Me confirmo que si – dijo Tomás, tomando las cosa para salir a buscar a su hijo.

Cuando salió del local vio a Germán limpiando el vidrio, se veía tan malditamente sexy, muchas de las personas que pasaban por la calle se paraban a mirarlo, tanto hombres como mujeres, eso lo ponía un poco celoso.

Al día siguientes todos estaban corriendo de un lado para otro, tenia que tener todo listo antes de la llegada de los nuevos inversionistas, el local debía que verse lo mejor posible, Tomás estaba tan metido en los papeles de la presentación que ni en la hora se había fijado, si no hubiese sido por Germán que le hablo.

- Tengo un regalo para el Peque, espero que no te moleste.

- Para nada – dijo sin levantar la vista y atendiendo el teléfono que había empezado a sonar.

- ¿Hola? ¿Cómo?, ya voy para allá – dijo gritando, provocando que todos en el local se acercaran para ver qué pasaba.

- ¿Qué paso? – Digo Luis algo asustado.

- Tengo que ir al jardín, hubo un problema, un niño hizo llorar a Santy.

- No te podes ir, los inversionistas están por venir – lo freno Luis.

- Santy está en el jardín llorando pidiendo por mí, me importa una mierda los inversionista tengo que ir por mi hijo y hacerle pagar al niño que lo hizo llorar.

- Primero te calmas, segundo son niños ellos se golpean todo el tiempo y tercero los inversionistas no los podes mandar a la mierda, ¿si quieres voy yo?.- trato de tranquilizar Luis a un Tomás muy exaltado.

- Dios, ¿Qué voy a hacer?, no podes ir vos, te necesitó acá.

- Voy yo – Dijo Germán que estaba escuchando todo desde atrás, dieron vuelta a verlo. - ¿Qué? El peque me quiere, y me conoce, ustedes dos no pueden ir, soy su única opción.

- Sabes que no confió en este tipo pero tiene razón, no podemos irnos ninguno de los dos. – Dijo Luis con una mirada amenazante a Germán.

- Está bien, llamare a la escuela para avisarle que tú iras a retirar a Santy. – Aceptó Tomás de mala gana.

Después de recibir las indicaciones para llegar al jardín, Germán camino hasta su auto que se encontraba a varias cuadras del local, no había querido que nadie viera su nuevo auto, que obviamente con el sueldo del local no se hubiese podido comprar.

Al llegar a su destino estaciono en el estacionamiento justo cuando una mujer también estacionaba el suyo, un flamante auto rojo, La mujer al bajar le guiño el ojo y le regalo una sonrisa, no le prestó mayor atención estaba algo nervioso, nunca había ido a un jardín a retirar a un niño, nunca pensó hacerlo pero cuando escucho que alguien había hecho llorar al Peque se había puesto furioso casi tanto como su padre.

Al presentarse en la puerta fue llevado directamente a la dirección donde encontró a un Santy con los ojos completamente humedecidos que rápidamente fue a sus brazos y siguió llorando, lo intento calmar pero no lo lograba y eso lo enojaba mucho más.

- Disculpe, ¿Usted es el otro padre de Santiago? – dijo una señora muy mayor.

- Si soy yo.- Afirmo

- Soy la directora, por favor pase por aquí – la directora lo guio hasta su oficina, donde se encontraba la señora del flamante auto rojo con un niño muy sonriente en brazos de la misma edad de Santy.

- Ella es la Señorita Celeste y el su hijo - Presento la directora. – Su hijo le dijo cosas un poco desagradables a Santy.

- ¿Un poco? Mire como llora desconsoladamente – dijo Germán tratando de sonar calmado.

- Son niños a esta edad uno no puede controlar lo que dicen o hacen, estoy seguro que mi hijo lo siente y no se va a volver a repetir – Respondía muy alegre la señorita mientras miraba fijamente a Germán.

- Eso espero, ¿Puedo retirarme?

- Si adelante, nuevamente le pedimos disculpas y nos aseguraremos que esto no vuelva a pasar. – Mirando a las dos mujeres con el ceño fruncido y sin decir una palabra salió de ese lugar directo a su auto.

Cuando iba llegando a su auto con Santy en brazos recordó la conversación de Luis y Tomás – él niño era muy chico para recibir un castigo, pero la madre no.- sacando la llave que tenía en su bolsillo, paso por el flamante auto rojo y le dejo un rayón enorme de un lado, miro a Santy, que se había dormido en sus brazos y una rara sensación se instalado en él, pero tenía un problema - ¿Cómo llevo a Santy hasta su casa en este auto?

Después de varios minutos, Germán llegaba a la casa de Tomás, no vivía lejos, pero fue más lento de lo normal, ya que Santy venia sentado en el asiento de adelante para que nada malo le pase.

Al llegar se encontró con una casa bastante moderna y bien cuidad, al entra llevo al niño a su habitación y lo acostó tratando de no despertarlo, cosa que fue inútil.

- ¿Vos me queres? - Pregunto aun con lágrimas en los ojos.

- Claro que te quiero, ¿Por qué preguntas eso?

- Porque mi papi Alexis, se fue igual que mis otros papis, nadie me quiere, todos me dejan. – dijo poniéndose a llorar – Yo me porto bien. No quiero que te vayas. No me abandones, como todos – esto último lo dijo casi gritando. Germán lo abrazo con todos su fuerzas varias lagrimas habían empezado a brotar.

- Escúchame bien pequeño, tienes un papi que te ama con todo su alma, bueno hoy no pudo estar aquí pero ya debe estar por llegar. Pero lo tienes y a mi ninguno de los dos vamos a dejar que te pase nada malo. Ahora, vamos a preparar algo para comer.

Los dos se fueron para la cocina para prepara algo para comer, aunque ninguno de los dos sabia cocinar, por lo tanto decidiendo ir a comer afuera, pero ¿dónde?, se pregunto Germán. Después de meditarlo un poco decidió llevarlo al resto donde había ido con Tomás en su primera cita. Aunque rápidamente cambio de opinión era un lugar para adultos, aunque eran pasadas del medio día el lugar estaba lleno de borrachos y había mucho olor a cigarrillo, saliendo de ahí casi corriendo llamo a otro taxi, no había llevado el auto de el por qué no se sentía seguro hasta que no compre una silla para niños.

La segunda opción fue un restaurant enorme en el centro, pero cuando estaba en la entrada se sintió raro, comer aquí solo con un niño, ni siquiera sabía que le gustaba a Santy y si lo que servían aquí le iba a gustar, salió del lugar un poco frustrado.

La tercera opción fue una parrilla, pero tampoco le gusto la idea cuando vio a Santy hacer mala cara por el humo que salía de la cocina. – ¡Por dios! Que como un niño de esta edad – pensó y se dio cuenta que en todo el viaje a las diferentes opciones Santy había estado callado sin decir una sola palabra y con la vista muy perdida.

Se agacho hasta quedar a la misma altura

- Dime Peque ¿Qué quieres comer? – Santy lo miro medio asustado – vamos Peque soy nuevo en esto, y quiero que te sientas cómodo. Dime.

- ¿Hamburguesas? – dijo muy bajo y algo asustado.

- Tienes razón, ¿Por qué no se me ocurrió antes?

Tomás estaba muy ansioso por llegar a su casa, la reunión con los inversionista había resultado bastante bien, había logrado cerrar un gran acuerdo, pero él no estaría feliz hasta que no llegara a su casa y ver a su hijo y averiguar lo que había pasado.

Al llegar se encontró con un auto en la puerta que le llamo la atención, aunque se imaginaba de quien era.

Una vez adentro vio un gran desorden como jamás antes había visto, juguetes por todos lados y en la mesa había un montón de dibujos, y material para dibujo, uno le llamo la atención, estaba dibujado con un lápiz, era una retrato de Santy sentado en la mesa dibujando, era una gran imagen muy bien hecha parecía que un profesional lo hubiese hecho, nuevamente miro a su alrededor, no recordaba cuando su casa se veía de esa forma, empezó a sentir una sensación tan hogareña, Alexis siempre obligaba a Santy a levantar sus juguetes y a tener la casa lo más limpia posible. Se fue acercando al cuarto del pequeño y cuando abrió la puerta casi se desmaya, en la cama estaba acostado Germán y encima de este se encontraba Santy, una imagen hermosa, con una rápida mirada paso por todo la habitación se encontró con los almohadones tirados por todo lados – Tuvieron una guerra de almohadas – se dijo para sí mismo, acercándose más pudo notar que Santy estaba profundamente dormido con una gran sonrisa y en su mano un muñequito de esos que te dan en el lugar de comidas rápidas.

- Llegaste – Afirmo Germán.

- Hola, pensé que estabas dormido.

- Dormí algo, pero el Peque no se queda quieto – Dijo intentando levantarse sin despertar al niño.

Ambos fueron a la cocina, Germán tenía cara de estar enojado por algo.

- Escúchame, ese niño vale oro, no voy a permitir que sufra más de lo que sufrió – Dijo de forma amenazante a Tomás.

- No tienes porque decírmelo, lo sé muy bien, y no voy a dejar que nada malo le pase – Ambos se quedaron en silencio, hasta que el celular de Germán sonó.

- ¿Algún Cliente?

- Sí, tengo que irme, o tú quieres de mis servicios.

- No gracias, solo no te olvides de que mañana debes entrar a trabajar temprano.- sin decir nada Germán agarro su campera y se retiro.

Tomás con un nudo en su garganta se acerco nuevamente hasta la habitación de su hijo donde lo encontró despierto jugando con su nuevo juguete.

- ¡Hola!, papi, te quiero, Ger, ¿se fue? – El pequeño salto a sus brazos.

- Si, tenía un trabajo que hacer.

- ¿el va a ser mi nuevo papi? – pregunto sin dejar de ver su nuevo muñeco.

- ¿Qué?, no creo hijo, el puede ser tu nuevo amigo pero nada más por el momento.

- Papi, si me porto bien, ¿el puede ser mi nuevo papi?

- Jajajaja hijo, te quiero mucho – Dijo abrazándolo fuertemente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro