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Capítulo 4


Capítulo 4

A la mañana siguiente se levantó y se dispuso a llevar a su hijo al jardín y darle un cierre a un asunto que había creído que estaba ya cerrado.

Anoche cuando volvió a su habitación se encontró con su esposo durmiendo tranquilamente. Analizándolo fríamente se dio cuenta de algunas cosas. 1- No tenia barba, siempre le habían gustado los hombres con barba, ¿Por qué su esposo no tenia barba?, ¿Era porque cada barba que veía le recordaba a Germán? 2 – Su tono de piel es algo oscura muy diferente al tono de piel de Germán, 3 – Su voz no era tan profunda, aunque nunca había escuchado una voz tan profunda como la de Germán, 4 – Su trasero no era tan lindo como el de su ex amante pago, 5 – A Alexis no le gustaban las nalgadas como a Germán.

La bocina de un auto lo sacó de sus pensamientos, recordándole que estaba dentro de su auto, llevando a su hijo al jardín. Frenó en seco provocando que Santiago se asuste-

-¡Papi!

-Lo siento Santy, me distraje por un segundo ¿estás bien? - dijo dándose vuelta en su asiento para ver si como estaba, por suerte Santy estaba seguro en el asiento de bebes para autos.

-Mierda, si sigo de esta forma voy a provocar un accidente- susurró para sí mismo – ¿Por qué tuviste que volver a aparecer? ¿Por qué no te pudiste haber quedado dónde estabas? ¿Por qué? – Decía enojado mientras apretaba el volante del auto y trataba de tranquilizarse.

Logró llegar a salvo al jardín y dejar a Santy, y conducir al local tratando de no pensar en esa sexy barba que alborota su entre pierna, otro bocinazo – ¡Mierda!, esto ya se me está saliendo de las manos – pensó.

Al llegar al local, entró y se fue directamente al depósito; había llegado un empleado de la sucursal sur que al verlo llegar con cara de furia agachó la cabeza y siguió trabajando sin prestar atención a su jefe. Después de un rato en el depósito mientras leía algunos emails y realizaba reclamos a los proveedores, fue interrumpido por el empleado.

- Jefe le traje su café.- Tomás lo miró con algo de enojo, pero aceptó el café. Después de un sorbo todo su cuerpo se aflojó, - El empleado se alejó antes de que pudiera agradecer. Se levantó y con la taza en la mano salió al salón de ventas, el café le había cambiado el humor.

- Max gracias por el café, lo necesitaba, - Tom le dijo a su empleado que se encontraba ordenando los títulos de los juegos.

- De nada jefe.

- Y perdón por no haberte saludado hoy. Fue muy descortés de mi parte.

- No se preocupe, todos tenemos un día malo.

- Espero que este no sea el mío, espero que sea solo un mal inicio, creo que ya sé qué hacer para que las cosas cambien. - Tomás se acercó a su computadora, entró a la página de acompañantes masculinos donde encontró la fotos de Germán – hermoso – Dijo en voz baja. Anotó su celular y mandó un mensaje de texto coordinando una cita.

- Max, te vas a quedar solo - sin más que decir tomó sus cosas y salió del local con una gran sonrisa.

Al estacionar su auto enfrente del departamento de su ex amante pago, Tomás tuvo un sensación extraña que casi lo obliga salir de ahí, pero no podía tenía que darle un cierre y que alejar sus pensamientos. – Adelante – se dijo bajando del auto.

Aunque ya habían pasado tantos años, el camino al departamento lo sabía de memoria y todo a su alrededor seguía exactamente igual trayendo un montón de recuerdos a su mente y un gran miedo. Obviamente Germán no sabía que él había hecho la cita horas antes, ¿Cómo reaccionaría? ¿Le cerraría la puerta en la cara? ¿Se molestaría? ¿Se alegraría? ¿Lo trataría como un cliente más? ¿Sería muy cobarde si se va ahora? Al llegar a la puerta miró hacia la otra puerta ¿Cuántos habrán entrado a su casa? ¿A su cama? ¿Tendrá otra oportunidad de estar de vuelta en ese hermoso dormitorio? Tantas preguntas y una sola forma de responder todas ellas, tomó fuerzas y golpeó.

Germán quedó inmóvil al ver a esa persona enfrente de él, esa persona que desde hace un tiempo no podía sacar de su cabeza.

- ¿Hola? – dijo algo confundido – ¿Tú hiciste la cita?

- Si – dijo pasando por un costado entrando al departamento sin esperar invitación, se acercó a la mesita de luz y puso el dinero que habían acordado por teléfono.

- Espera no hace falta que me...

- Es tu trabajo, nada más, ya están corriendo los 60 minutos, apúrate, desnúdate – Interrumpió Tom mientras se desvestía.

- Espera ¿podemos hablar? ¿Podemos ir al departamento?

- Que parte de "quiero tu pija en mi culo" no entiendes, te pago para que me cojas no para hablar – Germán viendo que no iba a conseguir nada, por ahora, empezó a acercarse y a tomarlo por la cintura para besarlo – Sin besos - logro decir Tom, aunque ya ni siquiera sabía dónde estaba y si lo que estaba haciendo era lo correcto, Germán decidió obedecer esa orden, y empezó besando su cuello, él recordaba que esa es su parte débil. Luego fue bajando por su cuerpo hasta llegar a sus pezones y morderlos con fuerza, logrando sacar gemidos de su amante, Tomás se dio cuenta que Ger, todavía estaba vestido, y alejándolo un poco comenzó a desvestirlo lentamente- Mierda, los años lo favorecieron, esta mucho más lindo que antes – se quedó por un segundo contemplando su hermoso cuerpo que parecía mucho mas trabajado.

- Tu cuerpo también mejoró con los años – dijo Germán – ¿acaso lee la mente? – pensó un abatido Tom por lo que escuchó.

- Cállate, te dije que estoy aquí para que me cojas no para hablar. – Germán cerró y abrió los ojos, su mirada había cambiado, tenía una mirada perversa que lo asustó un poco, se acercó y tomó a Tom por la nuca, acercó su rostro al de él.

- Bien, si quieres que te coja, entonces te daré la cogida que jamás olvidarás.- Lo arrojó a la cama boca arriba levantando sus piernas dejando su agujero expuesto, se arrodilló y puso su lengua a trabajar, Tomás no dejaba de gemir, no recordaba si alguna vez Alexis le había hecho algo parecido – ¡No! Alexis es Pasivo – se acordó. La lengua de Germán se sentía tan bien, pero lo que se sintió aún mejor fue un dedo entrando a su interior y las mordidas que su amante pago le daba por toda la pierna dejando marcas, cuando estuvo a punto de protestar por ellas su amante introdujo un segundo dedo haciéndolo volar al infinito y mas allá, Germán se levantó y miró fijamente a Tomás, tenía tantas ganas de besarlo, pero pensó que lo mejor sería respetarlo. Escupió un poco de saliva en su mano para humedecer su pija y apuntó al ano ya dilatado de su Tom, - Ponte el forro – lo interrumpió Tomás antes de que pudiera penetrarlo, Germán lo miró confuso.

- Estoy...

- No me interesa, ponte el forro, en un momento confié en ti ahora no. – Lo interrumpió Tomás con una mirada firme – Ponte el forro – Volvió a exigirle con una voz mucha más fuerte- Germán tomó el forro que siempre tenía preparado y se lo puso y sin esperar un segundo lo penetró hundiéndose mucho más de lo que esperaba; movimientos fuertes empezaron una vez que sintió que ya estaba dentro del todo, mientras con una mano trataba de hacer equilibrio, con la otra apretó la garganta como queriendo ahorcarlo, eso provocó que una especie de electricidad corriera por todo su cuerpo llevándolo al borde de la locura, luego bajó su cabeza para morder sus pezones dejándolos rojos, Tomás sentía que le faltaba el aíre, esa sensación era única, quería que se detuviese que bajara el ritmo pero no podía su cuerpo exigía más atención y cada gemido que salía de su boca era para afirmar que la estaba pasando bien.

Germán soltó sus garras para poder cambiar de posición y formar un delicioso 69, Tomás toma la pija de Ger en su boca tragándosela toda y Ger hizo lo mismo, pero mientras le chupaba la pija le metió dos dedos en el trasero, logrando hacer soltar gemidos que eran silenciados por la pija en su boca. Tomás, como estaba en una posición más cómoda, mientras ambos se chupaban las pijas empezó a dar cachetadas a ese par de nalgas que tenía a su disposición. Ambos estaban en su punto justo a punto de acabar y aunque sabían que podían volver a tener otro orgasmo, Tomás no quería eso, logró sacárselo de encima poniéndose en cuatro apuntando a su trasero. Germán entendió la indirecta y sin pensarlo volvió a penetrarlo con más furia que la primera vez, besaba su cuello, su espalda, le daba nalgadas con mucha fuerza dejando la cola roja. Ambos estaban disfrutando, cuando el sonido de una alarma desconcentró a Germán, que miró para todos lados dándose cuenta que la alarma venia desde el reloj pulsera de Tomás.

- Se acabó el tiempo. – Dijo Tomás que ya a estas alturas le costaba respirar y se encontraba todo sudado.

- ¿Qué? – Germán estaba con confundido.

- Ya se cumplieron los 60 minutos - dijo alejándose, pero algo le llamó su atención – ¿No tenías en forro puesto?

- Tomás por favor necesito hablar contigo – Germán ya estaba desesperándose.

- Lo siento mi tiempo se terminó – Dijo mientras se empezaba a vestir, - aparte seguramente debes estar por recibir más clientes.

- Tom por favor – Tomás fue hasta la mesita tomó el dinero y se lo arrojó a Germán, haciendo volar todos los billetes.

- Soy una persona que tiene que irse a su casa y tu seguramente debes atender más clientes – diciendo esas palabras Tomás salió del departamento con lágrimas en los ojos.

Tomás decidió regresar a su casa, apenas pasaba del medio día sabía que en su casa no habría nadie hasta dentro de unas horas, necesitaba estar solo un rato y darse un baño.

Al llegar a su casa se llevó la sorpresa que se encontraba Alexis...

- Amor ¿Qué haces aquí a estas horas? ¿esas maletas? - Preguntó algo confuso

- Tomás tenemos que hablar – Alexis tomó asiento en la cama de su habitación, miraba fijamente a un Tomas muy mal arreglado, nada que ver con lo que había visto a la mañana, Tom sintió la mirada escaneadora de su marido.

- La universidad me ofreció una beca de último momento. Una beca que consiste en que me vaya del país... a Europa... por unos tres años- dijo Alexis sin rodeos.

- ¿Qué? – Tomás tuvo que sentarse porque todo su mundo empezaba a temblar.

- En tres horas sale mi vuelo, lo siento te lo iba a decir antes pero no tuve tiempo.

- No comprendo, ¿Alexis que va a pasar con nosotros? ¿y Santy?

- Solo serán tres años.

- ¿Estás intentando decir que te espere? – Tomas estaba muy confundido.

- Hablaremos por Skype todas las noches.

- ¿Estás demente? – Dijo irritado Tomás.

- Mirá Tomas, no puedo, ni quiero, dejar pasar una oportunidad así. Lo siento por ti y por el niño. Pero yo me voy y se me está haciendo tarde. Solo serán 3 años.

- ¿El Niño? Solo responde una pregunta ¿Alguna vez quisiste a Santy?

- Lo siento me tengo que ir se me va a hacer tarde, te llamo cuando llegue- diciendo eso se acercó a besarlo, aunque Tomás no respondió el beso.

- Esta semana te van a llegar los papeles del divorcio – Dijo haciendo que Alexis se quede inmóvil por unos segundos y luego siga su marcha.

Después de que Alexis se fue, Tomás se acostó a tratar de asimilar todo lo que había pasado. Viendo el reloj recordó que tenía que ir a buscar a Santy, - ¿Como le explico que no va ver más a su padre? ¿Cómo sigo ahora? Todo va a cambiar a partir de ahora.

A la mañana siguiente se levantó y se dispuso a llevar a su hijo al jardín y darle un cierre a un asunto que había creído que estaba ya cerrado.

Anoche cuando volvió a su habitación se encontró con su esposo durmiendo tranquilamente. Analizándolo fríamente se dio cuenta de algunas cosas. 1- No tenia barba, siempre le habían gustado los hombres con barba, ¿Por qué su esposo no tenia barba?, ¿Era porque cada barba que veía le recordaba a Germán? 2 – Su tono de piel es algo oscura muy diferente al tono de piel de Germán, 3 – Su voz no era tan profunda, aunque nunca había escuchado una voz tan profunda como la de Germán, 4 – Su trasero no era tan lindo como el de su ex amante pago, 5 – A Alexis no le gustaban las nalgadas como a Germán.

La bocina de un auto lo sacó de sus pensamientos, recordándole que estaba dentro de su auto, llevando a su hijo al jardín. Frenó en seco provocando que Santiago se asuste-

-¡Papi!

-Lo siento Santy, me distraje por un segundo ¿estás bien? - dijo dándose vuelta en su asiento para ver si como estaba, por suerte Santy estaba seguro en el asiento de bebes para autos.

-Mierda, si sigo de esta forma voy a provocar un accidente- susurró para sí mismo – ¿Por qué tuviste que volver a aparecer? ¿Por qué no te pudiste haber quedado dónde estabas? ¿Por qué? – Decía enojado mientras apretaba el volante del auto y trataba de tranquilizarse.

Logró llegar a salvo al jardín y dejar a Santy, y conducir al local tratando de no pensar en esa sexy barba que alborota su entre pierna, otro bocinazo – ¡Mierda!, esto ya se me está saliendo de las manos – pensó.

Al llegar al local, entró y se fue directamente al depósito; había llegado un empleado de la sucursal sur que al verlo llegar con cara de furia agachó la cabeza y siguió trabajando sin prestar atención a su jefe. Después de un rato en el depósito mientras leía algunos emails y realizaba reclamos a los proveedores, fue interrumpido por el empleado.

- Jefe le traje su café.- Tomás lo miró con algo de enojo, pero aceptó el café. Después de un sorbo todo su cuerpo se aflojó, - El empleado se alejó antes de que pudiera agradecer. Se levantó y con la taza en la mano salió al salón de ventas, el café le había cambiado el humor.

- Max gracias por el café, lo necesitaba, - Tom le dijo a su empleado que se encontraba ordenando los títulos de los juegos.

- De nada jefe.

- Y perdón por no haberte saludado hoy. Fue muy descortés de mi parte.

- No se preocupe, todos tenemos un día malo.

- Espero que este no sea el mío, espero que sea solo un mal inicio, creo que ya sé qué hacer para que las cosas cambien. - Tomás se acercó a su computadora, entró a la página de acompañantes masculinos donde encontró la fotos de Germán – hermoso – Dijo en voz baja. Anotó su celular y mandó un mensaje de texto coordinando una cita.

- Max, te vas a quedar solo - sin más que decir tomó sus cosas y salió del local con una gran sonrisa.

Al estacionar su auto enfrente del departamento de su ex amante pago, Tomás tuvo un sensación extraña que casi lo obliga salir de ahí, pero no podía tenía que darle un cierre y que alejar sus pensamientos. – Adelante – se dijo bajando del auto.

Aunque ya habían pasado tantos años, el camino al departamento lo sabía de memoria y todo a su alrededor seguía exactamente igual trayendo un montón de recuerdos a su mente y un gran miedo. Obviamente Germán no sabía que él había hecho la cita horas antes, ¿Cómo reaccionaría? ¿Le cerraría la puerta en la cara? ¿Se molestaría? ¿Se alegraría? ¿Lo trataría como un cliente más? ¿Sería muy cobarde si se va ahora? Al llegar a la puerta miró hacia la otra puerta ¿Cuántos habrán entrado a su casa? ¿A su cama? ¿Tendrá otra oportunidad de estar de vuelta en ese hermoso dormitorio? Tantas preguntas y una sola forma de responder todas ellas, tomó fuerzas y golpeó.

Germán quedó inmóvil al ver a esa persona enfrente de él, esa persona que desde hace un tiempo no podía sacar de su cabeza.

- ¿Hola? – dijo algo confundido – ¿Tú hiciste la cita?

- Si – dijo pasando por un costado entrando al departamento sin esperar invitación, se acercó a la mesita de luz y puso el dinero que habían acordado por teléfono.

- Espera no hace falta que me...

- Es tu trabajo, nada más, ya están corriendo los 60 minutos, apúrate, desnúdate – Interrumpió Tom mientras se desvestía.

- Espera ¿podemos hablar? ¿Podemos ir al departamento?

- Que parte de "quiero tu pija en mi culo" no entiendes, te pago para que me cojas no para hablar – Germán viendo que no iba a conseguir nada, por ahora, empezó a acercarse y a tomarlo por la cintura para besarlo – Sin besos - logro decir Tom, aunque ya ni siquiera sabía dónde estaba y si lo que estaba haciendo era lo correcto, Germán decidió obedecer esa orden, y empezó besando su cuello, él recordaba que esa es su parte débil. Luego fue bajando por su cuerpo hasta llegar a sus pezones y morderlos con fuerza, logrando sacar gemidos de su amante, Tomás se dio cuenta que Ger, todavía estaba vestido, y alejándolo un poco comenzó a desvestirlo lentamente- Mierda, los años lo favorecieron, esta mucho más lindo que antes – se quedó por un segundo contemplando su hermoso cuerpo que parecía mucho mas trabajado.

- Tu cuerpo también mejoró con los años – dijo Germán – ¿acaso lee la mente? – pensó un abatido Tom por lo que escuchó.

- Cállate, te dije que estoy aquí para que me cojas no para hablar. – Germán cerró y abrió los ojos, su mirada había cambiado, tenía una mirada perversa que lo asustó un poco, se acercó y tomó a Tom por la nuca, acercó su rostro al de él.

- Bien, si quieres que te coja, entonces te daré la cogida que jamás olvidarás.- Lo arrojó a la cama boca arriba levantando sus piernas dejando su agujero expuesto, se arrodilló y puso su lengua a trabajar, Tomás no dejaba de gemir, no recordaba si alguna vez Alexis le había hecho algo parecido – ¡No! Alexis es Pasivo – se acordó. La lengua de Germán se sentía tan bien, pero lo que se sintió aún mejor fue un dedo entrando a su interior y las mordidas que su amante pago le daba por toda la pierna dejando marcas, cuando estuvo a punto de protestar por ellas su amante introdujo un segundo dedo haciéndolo volar al infinito y mas allá, Germán se levantó y miró fijamente a Tomás, tenía tantas ganas de besarlo, pero pensó que lo mejor sería respetarlo. Escupió un poco de saliva en su mano para humedecer su pija y apuntó al ano ya dilatado de su Tom, - Ponte el forro – lo interrumpió Tomás antes de que pudiera penetrarlo, Germán lo miró confuso.

- Estoy...

- No me interesa, ponte el forro, en un momento confié en ti ahora no. – Lo interrumpió Tomás con una mirada firme – Ponte el forro – Volvió a exigirle con una voz mucha más fuerte- Germán tomó el forro que siempre tenía preparado y se lo puso y sin esperar un segundo lo penetró hundiéndose mucho más de lo que esperaba; movimientos fuertes empezaron una vez que sintió que ya estaba dentro del todo, mientras con una mano trataba de hacer equilibrio, con la otra apretó la garganta como queriendo ahorcarlo, eso provocó que una especie de electricidad corriera por todo su cuerpo llevándolo al borde de la locura, luego bajó su cabeza para morder sus pezones dejándolos rojos, Tomás sentía que le faltaba el aíre, esa sensación era única, quería que se detuviese que bajara el ritmo pero no podía su cuerpo exigía más atención y cada gemido que salía de su boca era para afirmar que la estaba pasando bien.

Germán soltó sus garras para poder cambiar de posición y formar un delicioso 69, Tomás toma la pija de Ger en su boca tragándosela toda y Ger hizo lo mismo, pero mientras le chupaba la pija le metió dos dedos en el trasero, logrando hacer soltar gemidos que eran silenciados por la pija en su boca. Tomás, como estaba en una posición más cómoda, mientras ambos se chupaban las pijas empezó a dar cachetadas a ese par de nalgas que tenía a su disposición. Ambos estaban en su punto justo a punto de acabar y aunque sabían que podían volver a tener otro orgasmo, Tomás no quería eso, logró sacárselo de encima poniéndose en cuatro apuntando a su trasero. Germán entendió la indirecta y sin pensarlo volvió a penetrarlo con más furia que la primera vez, besaba su cuello, su espalda, le daba nalgadas con mucha fuerza dejando la cola roja. Ambos estaban disfrutando, cuando el sonido de una alarma desconcentró a Germán, que miró para todos lados dándose cuenta que la alarma venia desde el reloj pulsera de Tomás.

- Se acabó el tiempo. – Dijo Tomás que ya a estas alturas le costaba respirar y se encontraba todo sudado.

- ¿Qué? – Germán estaba con confundido.

- Ya se cumplieron los 60 minutos - dijo alejándose, pero algo le llamó su atención – ¿No tenías en forro puesto?

- Tomás por favor necesito hablar contigo – Germán ya estaba desesperándose.

- Lo siento mi tiempo se terminó – Dijo mientras se empezaba a vestir, - aparte seguramente debes estar por recibir más clientes.

- Tom por favor – Tomás fue hasta la mesita tomó el dinero y se lo arrojó a Germán, haciendo volar todos los billetes.

- Soy una persona que tiene que irse a su casa y tu seguramente debes atender más clientes – diciendo esas palabras Tomás salió del departamento con lágrimas en los ojos.

Tomás decidió regresar a su casa, apenas pasaba del medio día sabía que en su casa no habría nadie hasta dentro de unas horas, necesitaba estar solo un rato y darse un baño.

Al llegar a su casa se llevó la sorpresa que se encontraba Alexis...

- Amor ¿Qué haces aquí a estas horas? ¿esas maletas? - Preguntó algo confuso

- Tomás tenemos que hablar – Alexis tomó asiento en la cama de su habitación, miraba fijamente a un Tomas muy mal arreglado, nada que ver con lo que había visto a la mañana, Tom sintió la mirada escaneadora de su marido.

- La universidad me ofreció una beca de último momento. Una beca que consiste en que me vaya del país... a Europa... por unos tres años- dijo Alexis sin rodeos.

- ¿Qué? – Tomás tuvo que sentarse porque todo su mundo empezaba a temblar.

- En tres horas sale mi vuelo, lo siento te lo iba a decir antes pero no tuve tiempo.

- No comprendo, ¿Alexis que va a pasar con nosotros? ¿y Santy?

- Solo serán tres años.

- ¿Estás intentando decir que te espere? – Tomas estaba muy confundido.

- Hablaremos por Skype todas las noches.

- ¿Estás demente? – Dijo irritado Tomás.

- Mirá Tomas, no puedo, ni quiero, dejar pasar una oportunidad así. Lo siento por ti y por el niño. Pero yo me voy y se me está haciendo tarde. Solo serán 3 años.

- ¿El Niño? Solo responde una pregunta ¿Alguna vez quisiste a Santy?

- Lo siento me tengo que ir se me va a hacer tarde, te llamo cuando llegue- diciendo eso se acercó a besarlo, aunque Tomás no respondió el beso.

- Esta semana te van a llegar los papeles del divorcio – Dijo haciendo que Alexis se quede inmóvil por unos segundos y luego siga su marcha.

Después de que Alexis se fue, Tomás se acostó a tratar de asimilar todo lo que había pasado. Viendo el reloj recordó que tenía que ir a buscar a Santy, - ¿Como le explico que no va ver más a su padre? ¿Cómo sigo ahora? Todo va a cambiar a partir de ahora.

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