Mi cuerpo está caminando entre unas plantas bastante altas. Hay una esfera que me acompaña, es un poco etérea, como muchas cosas de éste lugar. Su tono es azulado.

Me sorprendo escuchando mi propia voz. Hasta ahora no me había dado cuenta pero parece una voz de chica. Está hablando con la esfera sobre algo que no entiendo del todo. No me había parado a pensarlo pero el idioma que usa me resulta raro.

Aún así creo que puedo entenderlo

-¿Crees que hemos avanzado algo en la brecha?- pregunto

Una voz profunda que es imposible saber de dónde viene le contesta -más nos vale, si no hemos avanzado no ha sido por culpa nuestra. Has hecho todo lo que te he pedido y lo has hecho bien

-nunca hubiese imaginado que necesitaría saber dibujar. De qué me sirve aprender todo lo que he aprendido si luego fallo en lo más básico.- dije yo

-nunca había pasado que no se diese el enlace correctamente. Quizás por eso no se nos ocurrió lo de dibujar

-Tengo otra pregunta, ¿Cómo conseguiste encontrarme?

La esfera se quedó callada un tiempo. Cuando parecía que no iba a responder dijo -Crecí para eso, viví para eso. Creo que hay algo en mi que hace que presienta lo que va a ser. No es al azar. Estuve viajando por todo el mundo para poder descubrirte. Pero para ello necesitaba que la brecha hubiese empezado ya. Por eso no pude esconderte de los tuyos

-¿Porqué todos temen a la brecha? Es decir, hasta que despertó en mí solo había escuchado cosas malas. Y cuando lo hizo Todo se convirtió en una pesadilla. No quiero volver a estar encerrada. ¡En mí no hay nada malo!

-No, pero temen lo que no pueden controlar. Así son las cosas. En todas las sociedades ha sido igual. El bien común es suficiente para inutilizar o desvalorizar a quien lo ponga en riesgo. Y tú eres claramente una amenaza al todo. ¡Eres la brecha! Recuérdalo y evita que te capturen antes de que te hagas fuerte

Estábamos entrando en una explanada que, por alguna razón, me trajo sentimientos de odio y repulsa. Mi cuerpo se paró en seco y la esfera dijo sin detenerse, con su voz profunda

-Deberías empezar a acostumbrarte a éste lugar. El miedo para tí es infundado. Ninguno de los fenómenos que les suceden a quienes lo pisan te afectará a tí. Este es tu lugar, tu mejor defensa. Aquí puedes quedarte y dormir tranquila. Aquí puedes perfeccionar la brecha, es más, no hay mejor lugar para la brecha que éste. ¡Deja de ser niña y ven!

Era una especie de boca de volcán, gris y marrón, su luz es tirando a roja y escasea mucho. Parece uno de esos lugares de los cuentos de miedo. La vegetación parecen ser plantas de óxido. Algunas tienen sus hojas verdes, me recuerdan de alguna manera a los olivos más viejos que he visto, con troncos grises.

En el centro hay una especie de edificación, me recuerda a un torreón medieval pero el material no sé cuál es.

Después de dar el primer paso me acerco a ese torreón, se encuentra a unos 900 metros. Para llegar hasta allí tengo que seguir un camino casi desaparecido que va descendiendo entre precipicios y matojos. Parece un camino viejo, muy viejo. Qué siga existiendo es casi un milagro.

El interior del torreón se parece mucho a una biblioteca. Las paredes están llenas de libros, en el centro de la primera sala hay una butaca que me recuerda a las de hace 200 años. Todo está bastante lleno de polvo. En la esquina del fondo hay una cosa de madera que parece un torno para guardar cosas, está vacío. Al fondo hay otra habitación, mi cuerpo se acerca a ella. La esfera se ha quedado fuera de la torre, mirando desde la puerta.

En la otra habitación hay un cuarto para dormir y relajarse, con cama, armario y otras cosas. Me da un poco igual eso. En la pared de la izquierda empieza una escalera de caracol. La subo, es muy alta... Arriba me encuentro una especie de campanario con vistas a toda la boca del volcán. Voy a llamarla así. Abajo puedo ver la esfera. De mi boca salen unas palabras que parecen dirigidas a la esfera pero son tan silenciosas que no tiene sentido

-¿porqué no has entrado?

-Hay sitios en los que hasta yo tendría pesadillas y ataques, la torre es el lugar más peligroso, hasta para mí.

-¿y ahora qué se supone que tengo que hacer?

-De momento lo mejor es que te relajes y aceptes tu nuevo hogar. Ya hablaremos. Lo que te he dicho, aquí nadie podrá alcanzarte.

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Cuando desperté Laura me estaba mirando. Se encontraba en la butaca de la habitación.

-Los médicos me han dicho que te vas esta tarde

Al principio no sabía a qué se refería, luego recordé que estaba en el hospital. Mirando a Laura le pregunté:

-¿cómo sabias que estaba aquí?

No me respondió. En lugar de eso dijo:

-Acabas de tener otro susurro, ¿no? Tienes suerte de que los médicos crean que es solo sueño. Hace poco ha venido uno y al verte "dormido" ha decidido volver más tarde. Si supieran que es algo más raro empezarían a analizarte

-Eso ya lo he vivido, no creo que se repitiese

-no son los mismos médicos- dijo con una sonrisa burlona. Parecía que estaba deseando que alguien me estudiará de nuevo...

Laura me miró un rato y quedó callada. Daba la sensación de que quería decir algo pero no sabía cómo...

-Alet... ¿En serio tienes que poner cosas en tu blog como lo de tu madre y no se qué?

Por cierto -continuó Laura- me gusta mucho la manera que tienes ahora de transmitir los susurros. Creo que deja todo mucho más claro. El último, el de la cueva, me dejó bastante pensativa. Tengo mis teorías pero prefiero decírtelo un poco más adelantea

Me dió bastante vergüenza el descubrir que Laura había leído mi publicación. Estas cosas se me dan muy mal. No supe contestarle. Laura, si lees esto... Perdón. No mereces que te trate Así.

Jorge Misivo