92
El día previsto al chequeo de Skyler llegó. Ambos apenas pudieron dormir la noche anterior y se levantaron muy temprano para ser los primeros en pasar con el doctor. Demian había tenido la brillante idea de primero ir a que le hicieran un ultrasonido para rastrear a través de ella y después análisis sanguíneo, con el fin de estar cien por ciento seguros de la respuesta.
Se alistaron rápidamente y a hurtadillas cogieron las llaves del jaguar negro de Eros y salieron a la calle cuando todos dormían. El alba apenas era perceptible en la lejanía. El cielo estaba rosáceo y celeste con destellos naranjas y oscuros. Algunas estrellas todavía estaban presentes, esperando el momento indicado para ocultarse.
Skyler se abrochó el cinturón de seguridad y fijó la mirada todo el trayecto en la ventana y en el cielo, suspirando de vez en cuando y siendo presa del escrutinio disimulado de su novio, que conducía a una velocidad moderada para poder observarla de reojo cada que podía.
-Voy a poner la radio, ¿de acuerdo?
Ella asintió.
Demian encendió la radio y la música relajó un poco el ambiente. Era clásica.
Y una de tantas, deslizó su mano derecha hacia la de ella y le dio un breve apretón, sacándola de sus pensamientos. Skyler volteó a verlo para dedicarle el fantasma de una sonrisa antes de regresar a su posición actual, pero sin soltarle la mano.
-Quiero que estés tranquila, cariño. No pasa nada. Te prometo que todo estará bien—añadió él al notarla más deprimida de lo normal. Se llevó el dorso de la mano de ella a sus labios, besándosela.
-Puede ocurrir cualquier cosa, Dem. Temo por lo que vaya a arrojar el resultado—se revolvió incómoda en el asiento.
-Ya te he dejado claro que sea el resultado que sea, a mí no me importa—gruñó, y le soltó la mano para mover la palanca de velocidades y luego colocó las dos manos en el volante como pretexto de no agarrarla, ya que se había molestado con la negatividad de ella.
-Aiden debe saber de esto—susurró—tú no tienes por qué cargar con esto...
De pronto, Demian pisó el freno de golpe y luego giró el volante hacia una cuneta para después apagar el motor con fiereza.
Apretó el volante con fuerza hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Skyler lo quedó mirando sorprendida por su arrebato de locura.
-Obviamente que me lastima demasiado esta situación. Me está carcomiendo por dentro—confesó, arrastrando las palabras con coraje y cólera—odio el hecho de que estuviste con otros aparte de mí, a pesar de que fui el primer chico en tu vida; y ahora no sabes si estás embarazada de Aiden Carrolw o de Clark Ravel. ¿Cómo quieres que me sienta? Deberías agradecer de que estoy haciendo mi mayor esfuerzo en afrontar esto. Volví a recuperarte, pero honestamente no esperaba esto—rio histéricamente y negó con la cabeza. Giró el rostro hacia ella con los ojos en llamas—mi amor por ti es tan grande que no me importaría criar a un niño ajeno por ti y darle mi apellido, maldita sea.
Skyler se mostró realmente asombrada y a la vez avergonzada. Se quedó en silencio, sin poder hallar ninguna palabra qué decir en ese momento.
Y de pronto, comenzó a sonar la canción de Somebody Else de The 1975; como si se tratara del destino o mala suerte para ambos, más para él.
Así que escuché que encontraste a alguien más,
Y primero pensé que era una mentira,
Tomé todas mis cosas que hacen ruidos, el resto lo puedo hacer solo,
No quiero tu cuerpo, pero odio pensar en ti con alguien más...
Nuestro amor se ha vuelto frio,
Estás entrelazando tu alma con alguien más...
Estoy viendo a través de ti, mientras tú miras a través de tu teléfono,
Y luego te vas con alguien más
No, no quiero tu cuerpo, pero estoy imaginando tu cuerpo con alguien más...
Vamos, cariño,
Esta no será la última vez que veré tu cara,
Vamos, cariño, lo sé
Dijiste que encontrarías a alguien que ocupara mi lugar...
Simplemente no creo que te lo hayas guardado porque nosotros seguiremos haciéndolo...
Y cada vez que comienzo a creer en todo lo que dices, me recuerdo que ya debería estar superándolo...
No obstante, Skyler apagó la radio de golpe sin que finalizara del todo tras percibir que Demian estaba llorando con el rostro estampado al volante. Sin duda, aquella canción había tocado un punto sensible no solo en él, sino también en ella.
Skyler se dio cuenta que también había comenzado a llorar. La canción había descrito muchas cosas que a Demian le venían como un anillo al dedo y ella era la culpable.
Él había decidido apoyarla sin importarle cuán difícil sería el final y ella se había portado como una idiota una vez más.
-Esa maldita canción es mi favorita—dijo Demian al cabo de dos minutos cuando ya estaba más tranquilo y sus lágrimas ya estaban totalmente secas en sus mejillas—no debiste apagarlo.
-Demian, lo siento.
- ¿Qué es lo que sientes realmente? –la miró. Los dos tenían aún los ojos llorosos y sorbían por la nariz.
-Siento todo lo que te he hecho pasar. Y por lastimarte en todos los aspectos—balbuceó—siempre seré una cabeza hueca que hace cosas y habla sin pensarlo dos veces.
El chico se limpió las mejillas con la manga de su camisa y esbozó una tenue sonrisa que la desconcertó.
-Deja que te apoye en esto más que nunca, solo eso te pido. No más.
Skyler abrió la boca para replicar, pero él la calló con un beso robado.
-Te está gustando callarme a besos—rio ella con mucho rubor en las mejillas.
-Sí así es la única manera de cerrarte esa hermosa boca, lo haré siempre, no lo dudes—le guiñó el ojo y reanudaron la marcha.
El cielo ya estaba totalmente iluminado por el amanecer y se podía apreciar el canto bellísimo de las aves, dándole los buenos días al mundo con alegría.
Se internaron al corazón de la ciudad hasta llegar al consultorio médico al que había hecho cita días atrás con anticipación. Eros, con ayuda del doctor Robert, les recomendó ese médico porque era de confianza y era servicio médico particular y confiable.
Bajaron del jaguar y enseguida se agarraron de las manos para entrar a la estancia. Había dos o tres personas más aparte de ellos y Skyler se preguntó si tal vez habían llegado a las 5 de la mañana o antes para pasar.
-Descuida, nosotros tenemos cita, así que no vamos a esperar—susurró Dem en su oreja y ella asintió, sentándose en una de las sillas de plástico con cojines.
-Skyler Newton—ambos dieron un respingo al escuchar a la mujer recepcionista y corrieron a acercarse.
-Soy yo.
-Bien, es tu turno—le dijo la mujer a Skyler, mirándola de arriba abajo al igual que Demian.
-Él es mi novio. Puede pasar, ¿no?
-Sí, acompáñenme.
Entraron al consultorio y se cruzaron con una doctora unos cuantos años mayor que ellos que sonreía de manera muy amable. En su bata blanca tenía escrito el nombre de "Irina Rafter". Parecía amigable.
La recepcionista cerró la puerta detrás de ellos y ambos se obligaron a saludar a la doctora.
-Buenos días—saludaron al unísono y Skyler le apretó la mano a Dem y este le devolvió el gesto, junto con un beso en la sien.
-Buenos días, siéntense por favor. Antes de empezar me gustaría platicar primero con ustedes, ¿les parece? –dijo. Su voz era muy suave y tranquilizadora, pero se mostraron intimidados ante la posible charla—Es parte del protocolo—añadió poco después al ver el desasosiego en sus miradas—tomen asiento en la camilla si gustan.
Obedecieron sin soltarse de las manos. Demian ladeó la cabeza al estudiar el físico de la doctora. Parecía de todo menos médico. Tenía el cabello rojizo y recogido en una cola de caballo, no traía maquillaje, pero eso no le quitaba la belleza de su rostro. Y menos de sus impactantes ojos grises que sonreían con amabilidad a pesar de tener ojeras gracias al cansancio.
-Son pareja, ¿verdad? –comenzó el interrogatorio y preparó una hoja de su bloc de notas.
-En efecto, sí—contestó Skyler un poco a la defensiva y para resaltar ese hecho, besó suavemente a Demian en la comisura de sus labios con una leve sonrisa. La doctora le devolvió el gesto divertida.
-Bien, ¿Cuándo comenzaron su vida sexual?
Esa pregunta dejó perplejo a los dos y se miraron confundidos.
-Es necesario que me den información para que cuando realice el rastreo de ultrasonido, me espere algunas cosas—continuó diciendo con calma.
-Tiene varios meses que comenzamos a tener relaciones íntimas, casi un año—respondió Dem con seriedad.
-Sin embargo, terminamos varias veces y tuvimos otras parejas a lo largo de ese tiempo que nos separamos—aclaró Skyler. Él se quedó anonadado al escucharla.
-De acuerdo—dijo la doctora mientras anotaba—entonces no solo tuvieron intimidad entre ustedes, sino con terceros. Bien. Ahora Skyler, recuéstate en la camilla y tu novio puede sentarse en mi silla en lo que comenzamos, ¿está bien?
Skyler asintió y observó a la doctora acercarse a unas gavetas. Aprovechó a tumbarse sobre la camilla y Demian se arrodilló frente a ella, besándole las manos y acariciándole el cabello.
-Vas a ver que todo está en orden, amor—le murmuró sobre sus labios y se besaron delicadamente.
Diez minutos después, Skyler yacía boca arriba con la blusa levantada hasta la altura de su busto con la mano de la doctora deslizándose en todo su abdomen con un aparato, en la piel le había untado un líquido transparente y frío que, según la especialista, ayudaría a mover con facilidad el aparato y así poder ver todo en la pantalla del monitor.
No obstante, en lo que la joven hacia su trabajo, Skyler apenas podía respirar con normalidad. Demian habría querido acercarse más, pero el espacio era algo reducido, sin embargo, se mantuvo demasiado pendiente.
Pasaron los minutos y ella no sabía que significaba la sonrisita de la doctora Irina cada que frotaba el aparato contra su piel. ¿Acaso estaba de verdad embarazada?
Pensar en ello la hizo tensarse completamente.
-Todo está en orden. No hay de qué alarmarse—dijo por fin la doctora, comenzando a limpiar el aparato y después el estómago de la chica—Skyler está en perfectas condiciones.
- ¿A qué se refiere? Necesitamos saber si...
A Demian se le quebró la voz y no pudo continuar.
-No hay feto ni ningún tumor maligno ni benigno. Felicidades.
Skyler soltó el aire que había tenido reprimido en sus pulmones y casi lloró de alivio. Se sentó en la camilla y le echó los brazos encima a Demian, pero este no parecía estar contento con la noticia.
-Pensábamos que había la posibilidad de que estuviera embarazada—objetó él, incrédulo.
Skyler frunció el ceño hacia él. ¿Qué diablos tenía Demian en la mente?
-Pues no es así. Fue solo una falsa alarma—concluyó la especialista, y siguió haciendo anotaciones en el bloc.
- ¿Y a qué se debe que no he menstruado? Es por eso que pensé que podría ser... —susurró ella.
La doctora Irina despegó la mirada de la hoja para mirarlos.
- ¿Han tenido cuadros de estrés o ansiedad? ¿O han estado cerca de personas irritables?
-Vivimos en un departamento con más personas. Con familia. Pero constantemente ha habido problemas y todos estamos irritables—confesó Skyler.
-A eso se debe—de pronto, el semblante divertido y amable de la doctora cambió a seriedad totalmente—les voy a recetar a ambos medicamentos contra el estrés y la ansiedad.
Sacó otro bloc, pero esta vez era de recetas médicas y redactó dos, una para cada uno. Se las entregó y les deseó buena suerte, entregándoles también una copia del CD del ultrasonido y las fotografías del mismo en una carpeta.
Demian pagó con la recepcionista y Skyler leyó la receta.
"Numencial, una pastilla cada 8 horas o 12 horas, dependiendo el ambiente que rodea al paciente"
Enarcó las cejas y se preguntó si eso les ayudaría.
Pero aquello no importaba.
No estaba embarazada.
No tenía por qué preocuparse.
Podía estar con Demian libremente sin sentirse culpable.
-Dem...
Intentó agarrarlo del brazo, pero él se zafó sutilmente e hizo una mueca.
-Oye, ¿te sucede algo? –lo enfrentó en la calle. Desde que escucharon que no estaba embarazada, algo en él cambió.
-Nada, no me pasa nada—replicó fríamente—vamos, regresemos al departamento.
En silencio, abordaron el jaguar y se dirigieron al departamento en completo silencio. Ella aferró la carpeta y la receta de ambos en su pecho, mirándolo por el rabillo del ojo cada que aceleraba o frenaba y pudo notar como apretaba las mandíbulas por el músculo que sobresalía de su mejilla.
-Bien, detén el maldito coche y hablemos, Say—le espetó, encolerizada.
Él obedeció gustoso y se estacionó de manera brusca y dramática a mitad del camino, justo al lado de la carretera que daba al bosque y a las montañas.
Ella lanzó los papeles a los asientos traseros y se quitó el cinturón de seguridad para mirarlo fijamente. Él desvió la suya sin dejar de apretar las mandíbulas.
-No me digas que deseabas que estuviera embarazada—le soltó con ironía.
-Ya me estaba haciendo la idea de ser papá—sentenció con molestia.
-Pero, ¿Qué demonios? –se quedó boquiabierta y horrorizada—ni si quiera iba a ser tu verdadero hijo. ¿Acaso estás loco?
- ¡Yo quiero tener un hijo contigo! –le gritó a la cara con desesperación.
- ¿Qué?
-Sí, Skyler. En verdad lo deseo—se llevó las manos a la cara.
-Hay demasiado tiempo para planearlo, no sé por qué te estás precipitando. No estamos preparados para eso todavía—repuso, con los nervios de punta.
-La vida da muchas vueltas, Skyler. Un día puedes estar bien y el otro quién sabe; además, a mi mamá le hubiera gustado mucho conocer un nieto suyo, pero no se pudo. Deberíamos darle ese regalo a tu familia, nena. A tu tía...—tragó saliva—digo, a tu mamá y abuelos.
Demian estaba actuando demasiado extraño. Y no sabía por qué. Y a decir verdad, Jack y Eros también estaban actuando raro desde el día anterior luego de que acompañaran a su tía a alguna parte porque le dolía un poco el estómago y se preguntó la razón. Su tía había dicho que tenía gastritis y que no había de qué preocuparse.
-Solo piénsalo. Estamos a tiempo...
Y en ese momento, Skyler sintió un escalofrío espeluznante.
Las palabras de Demian decían algo que ella no podía descifrar.
-No entiendo, a tiempo, ¿de qué?
-Escucha, nena, tener un bebé nos traerá momentos felices. Hará que todos nos unamos más como familia—sonrió débilmente y se negó a mirarla.
-Me estás ocultando algo, Demian y quiero saberlo ahora mismo.
Se pasó una mano por encima del cabello y suspiró. Meneó la cabeza en negación y chasqueó la lengua.
-Esto a mí no me concierne decírtelo. De hecho, no debería haberlo escuchado en primer lugar. Pero te enterarás a su debido tiempo.
-Por favor, ¡Dímelo! –insistió, desesperada.
-Te lo diré—resopló—solo si aceptas que tengamos un bebé.
-Está bien, pero después. Ahora dime.
-No. Comencemos ahora mismo.
- ¿Ahora mismo? ¿Aquí? ¿En el coche? –se horrorizó y a la vez le gustó la idea.
-Ahora mismo. Aquí. En el coche—repitió con los ojos iluminados de ilusión y esperanza, algo que ella no entendió.
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